Manual de Autocuidado Femenino

Autorretrato del artista cubano Nonardo Perea
Las actividades de autocuidado son cruciales, no solo para la salud física, sino también para nuestra salud mental. Foto Nonardo Perea

Una forma propia de cuidarse

La Teoría del autocuidado fue creada por Dorothea Orem, enfermera, profesora e investigadora estadounidense, que en 1994 la definió como ‘’una actividad aprendida, dirigida hacia nosotros mismos o hacia los demás, con el fin de conseguir un bienestar’’.

Las actividades de autocuidado son cruciales, no solo para la salud física, sino también para nuestra salud mental. Al fin y al cabo, nos permite reconocer nuestras necesidades, tanto físicas como mentales y emocionales.
Poner en práctica el autocuidado nos ayuda a promover pensamientos más positivos y a potenciar una mejor relación con uno mismo, lo que mejora considerablemente la autoestima.

En la cultura patriarcal, las mujeres nos sentimos culpables y egoístas cuando pensamos en nuestras necesidades o en nuestro placer. Nos enseñan que una mujer de verdad es aquella que piensa más en los demás que en sí misma, una mujer que se entrega sin pedir nada a cambio y sin perder la sonrisa.

Ese es el problema, pero tenemos una solución. La solución se llama autocuidado.

El autocuidado para la autoestima femenina: aprender a querernos bien a nosotras mismas no solo mejora nuestra calidad de vida, sino la de todo el mundo a nuestro alrededor. Si nos queremos bien a nosotras mismas, podremos querer bien a los demás: el amor es una energía que se mueve en todas las direcciones, y que cuanto más se expande, a más gente llega.

Las mujeres, como todo los seres humanos tenemos  necesidades y a través de nuestra conductas buscamos una satisfacción que al ser cubierta nos crea otra nueva. Este es el circuito de la mejora, el de las etapas de la evolución.

Las mujeres tenemos pues que controlar nuestros propios sesgos inconscientes, nuestro propio “patriarca interior” nuestros miedos

●    al ridículo
●    al reproche
●    al castigo
●    a no ser comprendidas
●    a no ser escuchadas
●    a la soledad
●    a que no las quieran
●    a que sepan cómo somos “realmente”
●    a la muerte de seres queridos
●    a que pase el tiempo
●    al sufrimiento
●    a que me exijan más
●    a que todo se termine
●    a lo que dirán

Nuestra reflexión pues sería la siguiente:
1.    ¿Tienes claridad sobre cuáles son tus necesidades emocionales y cómo puedes satisfacerlas?
2.    ¿Tienes claras tus prioridades?
3.    ¿Te das un espacio para ti cada día, ya sea para relajarte o distraerte de algún modo?
4.    ¿Practicas algún deporte o técnica de meditación que te ayude a relajarte?
5.    ¿Tienes algún hobby que te haga sentir bien y te brinde alegría?
6.    ¿Te fuiste de vacaciones o hiciste algo para desconectar de tus rutinas el año pasado?
7.    Para los próximos meses, ¿tienes planeada alguna actividad que desees realizar con entusiasmo y muchas ganas?

Identificación de tus  necesidades emocionales.
¿Cómo puedes satisfacerlas?

Es una pregunta que tienes que responder sí o sí. Si no sabes qué necesitas, no podrás conseguirlo y sentirte realizada, tranquila y feliz.

●    Dedica unos minutos a responder esta pregunta.
●    Haz una lista de necesidades.
●    Desarrolla un plan que para satisfacerlas.
Por ejemplo: si necesitas reírte, llama a alguna amiga de esas que sabes que acabarás con la mandíbula desencajada. O con una que transmita energía.


Tenemos que buscar nuestra propia fórmula
“El bonus de la autoestima”

●    Reconociendo tus logros.
●    Aceptando los elogios que recibas. Nada de «qué guapa te ves hoy» y responder «bah, pues no será por lo bien que he dormido». Gracias y una sonrisa.
●    Agradeciendo sin excusas las críticas constructivas que te permiten crecer como persona.
●    Recompensándote cada día por los avances que realices en tu vida.
●    Manteniéndote consciente de ti misma y de las necesidades que tienes que satisfacer para sentirte bien.
●    Durmiendo bien.
●    Aliméntate adecuadamente
●    Practicando algún ejercicio.

 Coge un papel y un boli, o tu grabadora del móvil y lugar haz una lluvia de ideas con todo lo que ya estás haciendo en tu vida para nutrirte y cuidarte:


●    en lo físico
●    en lo emocional
●    en lo mental
●    en lo espiritual

¿Qué hubiera sido de la vida, si no hubiéramos tenido el valor de intentar algo nuevo?
Si lo ves en tu mente, lo tendrás en tus manos.
Entrena tu mente para ver lo bueno de cada situación.

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