Concepción Boloña y la mujer cubana

"Periodistas españolas residentes en Cuba en el siglo XIX, como Concepción Boloña y Eva Canel, también dejaron su impronta no sólo en el periodismo, sino también en otras formas de la escritura hecha por mujeres".

Cuba pintoresca, grabado de Mialhe
Grabado de "La isla de Cuba pintoresca", publicado en La Habana en el año 1838, de Federico Mialhe.

En las últimas décadas del siglo XIX hicieron aún más visible la presencia femenina en los diarios cubanos; a figuras pioneras como Gertrudis Gómez de Avellaneda, Aurelia Castillo de González, Domitila García de Coronado y Sofía Estévez les siguieron otras, quizá menos deslumbrantes, pero que continuaron marcando una firme presencia de la mujer. En este campo, uno de los casos más notorios fue, sin duda alguna, la revista Minerva (1888-1889), fundada por un grupo de mujeres negras, el cual llegó a tener corresponsales en Estados Unidos, pues esta publicación significaba un desafío tanto desde el punto de vista del género como desde el de la racialidad. Y otro lo fue el periódico de las prostitutas habaneras, La Cebolla, que, si bien fue de corta vida, representó los intereses de esa zona marginal de la sociedad. Valga esta referencia para subrayar que los primeros pasos en las reivindicaciones femeninas en la mayor de las Antillas fueron relevantes.

Periodistas españolas residentes en Cuba

Periodistas españolas residentes en Cuba, como Concepción Boloña y Eva Canel, también dejaron su impronta no sólo en el periodismo, sino también en otras formas de la escritura hecha por mujeres. Acerca de Eva Canel han aparecido algunos trabajos, entre los que destaca el de la historiadora María del Carmen Barcia Zequeira, Eva Canel: una mujer de paradojas.[1] No es el caso de Concepción Boloña, figura casi desconocida hasta el momento. No se sabe en qué momento llegó a Cuba desde su Barcelona natal. No aparece entre las figuras catalanas que descollaron en el periodismo o en otras zonas de la cultura insular. En el Diario de la Marina se ha localizado lo que parece ser uno de sus últimos trabajos, publicado el 8 de diciembre de 1929. Luego de esta fecha, su firma desaparece de las publicaciones periódicas cubanas. Carlos Trelles la incluye en su Bibliografía cubana del siglo XIX, pero este importante bibliógrafo no tuvo en cuenta su más importante folleto, La mujer cubana, publicado en 1899. No obstante, Trelles es el primero en referirse a ella:

Concepción Boloña: Álbum de postales de la Biblioteca Universal.
«Por la mujer». Directora: Coralia (seudónimo). Habana, Obrapía 68 altos, 1902- 1903.
Pensamientos de Coralia. Obsequio de a las suscriptoras de la revista Por la mujer. Habana, Imprenta de Bolaño 1902… se publicaron dos cuadernos.
«Por la mujer». En pro de la mujer cubana, por Concepción Boloña (Coralia).
La Creche O’Farril. Aptitudes de la mujer. Cargos que se le hacían a la cubana pobre en 1899.
«A la prensa de Cuba»: Los trabajos de la mujer deben ser remunerados; La mujer periodista en Cuba; La cubana en el templo; La mujer cubana como esposa, madre y patriota.
En este folleto se trata de la regeneración de la mujer y de la protección que debe dársele en general y en especial a la clase pobre en Cuba.
A la Virgen Santísima, Purísima e Inmaculada Concepción de María, Gloria del Carmelo, Patrona Excelsa del Mar Caribe. Habana. Imprenta La Razón, 1907.

En el Diccionario de literatura cubana la única alusión a Concepción Boloña es su labor como redactora de la Revista del Hogar, pero no aparece como figura específica. En el libro Los españoles en las letras cubanas del siglo XIX: diccionario bio-bibliográfico,publicado en el año 2002, Domingo Cuadriello la incluye con un mayor número de datos. Cuadriello dio a conocer la fecha y lugar de nacimiento, pero no hay datos acerca de su muerte. Tampoco existe información sobre su esposo. Sólo se sabe que en un momento dado firma como Concepción Boloña de Sierra y a partir de 1899, como Concepción Boloña, viuda de Sierra. Cuadriello señala:

Boloña, Concepción: (Barcelona, 1858). Periodista y pensadora feminista. En 1897 es redactora de la Revista del Hogar y en 1901 colabora en el Diario de la Marina con el seudónimo E.P. También colaboró en El Fígaro y en Galicia. Se estableció en Guanabacoa, donde aún residía en enero de 1926. Empleó con más frecuencia el seudónimo Coralia.
Bibliografïa: Pensamientos de Coralia, dedicados a las damas (1896) 110 p. // La mujer en Cuba (1899) 32 p. // Por la mujer. En pro de la mujer cubana (1905) 75 p. // A la Virgen Santísima Purísima e Inmaculada Concepción de María (1907) // Origen y advocación del Escapulario Azul (1910) Folleto // Pensamientos por Coralia (Guanabacoa 1918) 34 p. [3] ipsum dolor sit amet, consectetur a

Antonio González Curquejo incluyó a la Boloña en su Florilegio de Escritoras Cubanas, publicado en el año 1913 en tres tomos. Esta es la recopilación más exhaustiva de poesía femenina hecha hasta hoy en Cuba. Concepción Boloña aparece al lado de Gertrudis Gómez de Avellaneda, Aurelia Castillo de González, Nieves Xenes, Mercedes Matamoros y Luisa Pérez de Zambrana, entre otras importantes voces líricas de la isla.

En la Revista del Hogar, Concepción Boloña fue jefa de redacción y en esa publicación colaboraron Eva Canel y Luisa Pérez de Zambrana. La historiadora cubana Raquel Vinat de la Mata se detiene en esta revista, publicada en la provincia de Matanzas, en su trabajo “El tema femenino en el discurso social cubano en el siglo XIX”.  Al abordar un artículo de la Boloña en esa revista, “La emancipación de la mujer”, Vinat de la Mata considera que los criterios de la autora responden a una visión anquilosada acerca de la mujer y de su rol en la sociedad. No obstante, reconoce que la escritora española tuvo una gran influencia en las publicaciones periódicas de la época. Decía allí Concepción Boloña, citada por Raquel Vinat de la Mata:

Y debemos bendecir a los hombres que nos libran de tomar la pluma del fiscal… El día que la mujer ya emancipada (porque entonces no necesitará para nada del hombre) tenga que por obligación que salir a la calle a buscar el pan de cada día, a gritos pedirá la tranquila y feliz esclavitud del hogar. Es indiscutible que la mujer tiene inteligencia para abarcar los conocimientos del hombre, pero el día que la cátedra científica y las leyes la lleguen a proclamar con todos sus atributos, habrá sido la desgracia y la degradación del sexo, arrojándola del hermoso pedestal donde siempre ha sido admirada como ángel del hogar y modelo de sublimes aspiraciones.[4]

Portada de "La mujer en Cuba", libro de Concepción Boloña (Seudónimo: Coralia), publicado en La Habana en 1899.
Portada de «La mujer en Cuba», libro de Concepción Boloña (Seudónimo: Coralia), publicado en La Habana en 1899.

Feminismo en Cuba en el siglo XIX y los escenarios culturales de España Y Estados Unidos

Las ideas de Concepción Boloña, en mi opinión, son expresión de características específicas del feminismo de su época. El asunto es muy complejo. No puede estudiarse el feminismo en la isla sin tener en cuenta la influencia de dos escenarios culturales: España y Estados Unidos. La presencia de las ideas de Concepción Arenal, Patrocinio de Biedma, Concepción Gimeno de Flaquer, Carmen de Burgos y otras figuras del feminismo español, comenzaban a estar presentes en Cuba. Esto se evidencia en los trabajos periodísticos de Aurelia Castillo de González, en los que abordó el tema femenino, publicados en El Cádiz en España. Cuando Aurelia Castillo afirmaba que la mujer debe ser ilustrada para garantizar la educación de sus hijos y el progreso de la nación, coincidía con las ideas de Concepción Arenal, a quien aquella debió de haber leído a pesar de que no hay referencias a la española en los escritos de la autora camagüeyana. Pero no se puede desconocer que Aurelia Castillo de González era amiga personal de Patrocinio de Biedma, quien, a su vez, tenía también una relación de amistad con Concepción Arenal. Esa pudo ser una vía para que la Castillo entrara en contacto con la obra de la Concepción Arenal, pues al parecer estas autoras se conocieron de alguna manera, se leyeron tal vez, intercambiaron. Por otra parte, el feminismo, y más en aquella época, no era una tendencia compacta y unipolar, como no lo es en el presente.

Concepción Gimeno representó un feminismo moderado; había estado en Cuba en dos ocasiones, y su obra era bastante conocida en América; escribió en su libro La mujer española. Estudios acerca de su educación y facultades intelectuales:

“Las literatas tenemos en nuestra contra a los estúpidos, los ignorantes, los burlones de oficio, los pedantes de profesión, los poetastros, los entendimientos apolillados, los hombres de ideas rancias y las mujeres necias”[5].

Y más adelante afirmaba: “Pero queremos que la mujer enarbole la bandera del progreso dentro de la familia, porque fuera de ella es la mujer un ser incompleto”.[6] ¿Qué diferencias radicales hay entre esas ideas de la Boloña y esa afirmación última de Concepción Gimeno en relación con la mujer y el hogar? Carmen de Burgos es otra de feminista finisecular importante de España, periodista, narradora, ensayista e incansable viajera, se movió también en el marco de un feminismo moderado y estableció fuertes nexos con las mujeres feministas de Hispanoamérica. Lo hizo a partir de la Unión Iberoamericana, asociación española, que tuvo una importante proyección cultural. La ensayista española Ángeles Ezama Gil señala un dato de gran interés:

Carmen de Burgos […] estableció una fructífera relación con Hispanoamérica. En 1904 publicó dos artículos sobre Cuba: uno en El Diario Universal (1904) sobre el naciente periodismo femenino cubano, representado por Coralia (Concepción Boloña) y su hija Terina Sierra y otro en el ABC que incluye una carta de la primera de ellas en la que se refiere al sentimiento español vigente en la isla: “Tenga usted la seguridad de que las mujeres cubanas y de toda América Latina sienten la nostalgia española” […].[7]

Por otra parte, es totalmente cierto que muchas mujeres cubanas, obligada por las guerras independentistas, marcharon a Estados Unidos y al insertarse en ese otro contexto comenzaron a cambiar su mentalidad hacia un tono en cierto modo menos moderado. La mujer cubana emigrada transformó de un modo u otro algo de su proyección social. Cambió la forma de vestir, adquirió mayor independencia laboral. Pero las norteamericanas estaban en ese momento luchando por el derecho al voto y ese tópico no fue de interés de las cubanas sino hasta más adelante, ya consolidada la república. No hay, por eso, en sus textos, muchas referencias a mujeres norteamericanas feministas. Aurelia Castillo parece haber sido la única en aludir a la atmósfera en los Estados Unidos en sus crónicas de viaje. En esos textos reseña el cambio positivo de la mujer en los Estados Unidos, pero nada dice en relación con Cuba en cuanto a una posible repercusión de esas posturas. Es cierto que la Castillo coincidió con un Congreso de Mujeres en Estados Unidos, pero no participó, ni siquiera en calidad de corresponsal, como ha señalado erróneamente Julio César González Pagés. Quizás la norteamericana más influyente haya sido en ese momento Charlotte Perkins Gilman, quien fuera activista en la defensa de los derechos de la mujer, y cuyo libro más destacado en este tema fue Mujeres y economía: un estudio sobre la relación económica entre hombres y mujeres como factor de la evolución social, publicado en 1898. Pero no hay referencias a esta autora norteamericana en ninguna de las feministas cubanas del período. Tampoco la hubo en su momento al Manifiesto de Séneca Falls de 1848, considerada la fecha de arranque del feminismo norteamericano. La presencia de España, se revela en la época como más cercana de las mujeres cubanas que la de los Estados Unidos. Se trata de raíces identitarias. María del Carmen Barcia valora ese período finisecular de tal forma, que nos permite entender las afirmaciones de Concepción Boloña:

Al igual que en España, el discurso de la domesticidad condicionó en Cuba, de forma decisiva, la realidad sociocultural y ocupacional de las mujeres. Su proyección influyó, como en las expectativas y trayectorias de las trabajadoras en su ámbito laboral. Debe destacarse que este utilizaba como idea fundamental (..) sobre la división de las esferas, según la cual el varón tenía su papel social en la esfera pública de la producción y la política, en tanto la mujer debía desenvolverse en el espacio doméstico.[8]

En 1909 la Boloña publicó en el Álbum Ibero-Americano en Madrid un texto sobre Domitila García de Coronado. Esta revista estaba dirigida en ese momento por Francisco Flaquer, esposo de Concepción Gimeno. Es muy posible que ambas autoras se hubieran conocido en la estancia que el matrimonio estuvo en La Habana en 1887. La Boloña, al caracterizar la personalidad de Domitila García de Coronado, resaltó especialmente su énfasis en la necesidad de cambiar la situación de la mujer en la sociedad cubana: “Constituye la nota más saliente de nuestra autobiografiada su perseverante idea de elevar y realzar a la mujer, en todas las esferas y en todas sus aptitudes; para esto comenzó por ella misma, adquiriendo conocimientos tipográficos […] unióse a Sofía Estévez y Valdés para publicar un semanario dedicado a las damas, que vio la luz con el título El Céfiro”.[9] En 1886 la Boloña había publicado Pensamientos de Coralia. Dedicados a las damas, que puede ser considerado como el primer libro de aforismos publicados por una mujer en Cuba. Aurelia Castillo de González también escribió interesantes aforismos, pero nunca los dio a conocer en libro. Los de la Boloña habían visto la luz primero, ese mismo año en el Diario de la Marina, y seguidamente, también en 1886, los publicó como libro.

«La Boloña fue expresión de uno de los momentos más difíciles y, a la vez, menos estudiados de la historia literaria en Cuba: el final del siglo XIX. La urgencia por entrar en la modernidad y romper las ataduras de la metrópoli marcó contradicciones, posiciones ambivalentes, dudas y frustraciones históricas. Y la mujer cubana formó parte de ese tiempo«.

 La segunda parte de ese título son pequeños ensayos literarios dedicados a diferentes personas de la sociedad cubana de la época. Los aforismos tienen como temas a la mujer, el amor, el matrimonio, los deberes de las madres y los hijos, entre otros. Uno de los dedicados al amor materno expone: «Si las madres no dieran el ser, la Patria no tendría hijos. Por eso las naciones deberían erigirles monumentos a esas verdaderas mártires que sacrifican en holocausto de la Patria la sangre de su sangre».[10] La mujer en Cuba fue publicada en 1899. Este libro merece un estudio particular por las influencias de las pensadoras feministas españolas que en él se advierten, sobre todo de Concepción Arenal y Concepción Gimeno. Llama la atención, por su condición de española, que el libro esté dedicado a Máximo Gómez, a quien llama “héroe de nuestras libertades”. Pero lo que considero de mayor interés es que las ganancias de la publicación de este libro las haya destinado al asilo “Huérfanos de la Patria”, que en ese justo momento era dirigido por Aurelia Castillo.[11] Todo el texto de la Boloña gira en relación con la mujer y su derecho a obtener diversos tipos de empleo y mejor remuneración salarial. Fue la Boloña la primera en hablar de la mujer campesina y su participación en las difíciles labores agrícolas. Exigió diversificar los empleos, abrir talleres para que las mujeres aprendieran determinados oficios. En más de una ocasión, aludió directamente a las ideas de Concepción Arenal al respecto. Por supuesto que hay ambivalencias en sus postulados, pero como ya se ha expuesto aquí, estuvo muy marcada por su contexto epocal.

La Boloña fue expresión de uno de los momentos más difíciles y, a la vez, menos estudiados de la historia literaria en Cuba: el final del siglo XIX. La urgencia por entrar en la modernidad y romper las ataduras de la metrópoli marcó contradicciones, posiciones ambivalentes, dudas y frustraciones históricas. Y la mujer cubana formó parte de ese tiempo. Valdría la pena acercarse a ese período, pero sin dogmas y con la voluntad de salvar la historia de una Cuba que es de todos.


[1] Cfr.: María del Carmen Barcia: “Eva Canel: una mujer de paradojas”, en: Mujeres al margen de la historia. Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 2009.

[2] Carlos Trelles: Bibliografía cubana del siglo XIX. Imprenta de la Vda. De Quirós y Estrada, Matanzas, 1916, t. I, pp. 6465.

[3] Domingo Cuadriello: Los españoles en las letras cubanas. Diccionario biobibliográfico. Ediciones Renacimiento, Sevilla, 2002, p. 42.

[4] Concepción Boloña: “La emancipación de la mujer”, en: Revista del Hogar, 8 de agosto de 1895. Citado por Raquel Vinat de la Mata en su texto: “El tema femenino en el discurso social cubano del siglo XIX”, en: Contrastes, Revista de Historia Moderna, Vol. No 7-8, 1991-1993, Departamento de Historia Moderna, Contemporánea y de América. Facultad de Letras. Universidad de Murcia, España, 1996, p. 27

[5] Concepción Gimeno de Flaquer: La mujer española. Estudios acerca de su creación y facultades intelectuales. Imprenta y Librería de Miguel Guijarro, Madrid, 1877, p.214.

[6] Ibídem. p. 227.

[7] Ángeles Ezama Gil: “Tendiendo redes: la presencia de mujeres en la Unión Iberoamericana y el Centro Iberoamericano de Cultura Popular Femenina”, en: Pilar Fernández (Compiladora): No hay nación para este sexo. La Re(red)pública transatlántica de las Letras: escritoras españolas y latinoamericanas (1824-1936). Ed. Iberoamericana, Madrid, 2015, p.232.

[8] María de Carmen Barcia: “Mujeres en una nueva época: discursos y estrategias”, en: Mujeres al margen de la historia. Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 2009, p. 31-34.

[9] Concepción Boloña: “Domitila García de Coronado”, en: Álbum Ibero-Americano. Ilustración Semanal. Madrid, Año XXVII, No 41, 7 de noviembre de 1909, p. 3-4.

[10] Concepción Boloña: Pensamientos de Coralia. Dedicados a las damas. Imprenta “El Aerolito”, Salud No 4, de Canalejo y Xiques, La Habana, 1896, p. 29.

[11] “El cuarenta por ciento del producto líquido de esta obra la destino a los Huérfanos de la Patria y el resto […] a mi beneficio para sufragar los gastos que demanda la educación de mi hijo, por el que, como nacido en Cuba, espero hoy para él obtener la protección del pueblo cubano y de los españoles residentes en Cuba, toda vez que la unión y concordia la llama a mirarse como hermanos”. Concepción Boloña: La mujer en Cuba. Imprenta “La Prueba”, La Habana, 1899, p.5.

*La mujer en Cuba, pdf para descargar de la Biblioteca digital de Harvard: https://id.lib.harvard.edu/curiosity/latin-american-pamphlet-digital-collection/43-990026357190203941

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