Caso Rubiales: siete partes de un criterio de impunidad

Este caso ha sido un ejemplo del criterio de impunidad que manejan a conciencia los agresores. La sociedad patriarcal los ampara, naturaliza la violencia y revictimiza a las mujeres, imponiéndoles un patrón de complicidad.

| Mundo | Opinión | 29/09/2023
Uno de los carteles en la manifestación de apoyo a Jennifer Hermoso contra Rubiales. Pone: Jenni, contigo se acabó.
Uno de los carteles en apoyo a Jennifer Hermoso. Foto: Europa Press

El Mundial de Fútbol Femenino de Australia y Nueva Zelanda 2023, hizo historia. Y aunque nos encantaría atribuir la afirmación a los triunfos de las jugadoras, a sus esfuerzos por poner el cuerpo y demostrarle al planeta que ese deporte también es cosa de chicas; una vez más vuelven a pincharnos la burbuja en el rostro cuando se nos dibujaba una sonrisa. Como siempre, el patriarcado con su nefasto dominio ha venido a recordarnos que no hay victoria que pueda cargar con él.  

Si bien a lo largo del evento se manifestaron las múltiples opresiones y desigualdades que afrontan las futbolistas para ejercer esa práctica; el final de la competencia pasó a ser justo el primer episodio de una saga machista, de esas a las que Hollywood le fascina versionar. Un filme lleno de absurdo y suspenso.

Como referí en un artículo anterior, la noticia del beso en la boca que el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales le plantó sin consentimiento a la jugadora de La Roja, Jennifer Hermoso mientras celebraba en Sídney su título de campeona, provocó una catarata de críticas hacia varias direcciones. Por un lado, al funcionario y por el otro a las feministas que condenaban el hecho. La polarización se agudizó a medida que fue avanzando la trama de esta película dividida en varias partes, que intentaremos analizar.

Primera parte

Posterior al incidente, durante los festejos en las áreas de vestuario, Jennifer Hermoso se mostraba eufórica junto a sus compañeras en una directa en Instagram. No era para menos: le acababan de regalar por primera vez a España el mayor trofeo con que cuenta el fútbol en su versión femenina.  Cuando alguien se refirió al beso, la deportista expresó: “No me ha gustado, pero ¿qué hago yo?” Así quedó apuntada su primera afirmación en torno al tema.

Luis Rubiales declararía luego: “(…) Es un pico de dos amigos celebrando algo, no hagamos caso a los tontos y a los idiotas”.[1]  

Con estas palabras añadía más peso a la caja de pandora antes abierta. Las opiniones negativas lo desbordaron.

A continuación, aparecieron unas supuestas declaraciones de Jenni, facilitadas por la RFEF a la agencia de prensa EFE, como un intento de restarle trascendencia al asunto: “Ha sido un gesto mutuo totalmente espontáneo por la alegría inmensa que da ganar un Mundial. El presi y yo tenemos una gran relación, su comportamiento con todas nosotras ha sido de diez y fue un gesto natural de cariño y agradecimiento. No se puede dar más vueltas a un gesto de amistad y gratitud, hemos ganado un Mundial y no vamos a desviarnos de lo importante”.[2]

Fotografía de la Marcha en apoyo a Jennifer Hermoso. se ven varias mujeres portando carteles y el hashtag Rubiales Dimisión.
Marcha en apoyo a Jennifer Hermoso. Foto: EFE

El siguiente paso del directivo fue aparecer en un video con el propósito de pedir disculpas. En dos minutos justificaba tibiamente su actitud, con la excusa de que dentro de la Federación se veía el gesto como “algo natural, normal, sin ninguna mala fe”.

Lejos de extinguirse, las reacciones de la opinión pública internacional se incrementaron. El hashtag #RubialesDimisión se volvió viral en redes sociales.

A los cuatro días siguientes al suceso, varios medios de prensa anunciaban una noticia alentadora: la Real Federación Española de Fútbol sesionaría de manera extraordinaria a la mañana siguiente. Rubiales iba a dimitir.

Todo parecía indicar que las exigencias del movimiento feminista se agenciaban la victoria. Sin embargo, cuando llegó el momento esperado, la burbuja nos volvió a explotar.

Segunda parte

Frente a un auditorio, compuesto en su mayoría por hombres, Luis Rubiales pronunció un discurso que dejó al descubierto el estatus quo del abusador desesperado. El típico artificio de posar como la víctima, porque ¡oh, sorpresa! fue a él al que abrazaron, alzaron en hombros, al que llamaron “crack”… fue él quien recibió un “piquito cariñoso” luego de proponerlo con la “mejor intención”.  

A través de esta artimaña no sólo responsabilizaba a Hermoso de la agresión, sino que se burlaba del mundo entero que había visto las imágenes de un hecho contrario a su nueva narración.

Aquí cabría cuestionarse ―tal y como reflejaron las redes― que si alguien es capaz de mentir con tanta convicción frente a la evidencia registrada en una ceremonia pública de alcance global como es la premiación de un torneo deportivo; qué quedará para los abusadores que perpetran sus actos en soledad, donde no hay más testigo que la propia sobreviviente. Este caso también ha sido un ejemplo del criterio de impunidad que manejan a conciencia los agresores, amparados por una sociedad patriarcal que naturaliza la violencia y revictimiza a las mujeres, imponiéndoles un patrón de complicidad.

Pero el absurdo no quedó ahí. Cuando Rubiales se refirió al “falso feminismo” como una gran lacra imperante en el país, los representantes de la Federación ―incluido el seleccionador de La Roja, Jorge Vilda― respondieron con aplausos. Con ello se manifestaba la verdadera esencia de una entidad deportiva a todas luces misógina, cuyo presidente encarnaba apenas la punta del iceberg.

Fotografía de Luis Rubiales en Asamblea Extraordinaria donde NO dimitió.
Luis Rubiales en Asamblea Extraordinaria donde NO dimitió. Foto: EFE

El speech del funcionario hizo gala, asimismo, de la instrumentalización de las figuras femeninas a su alrededor. Utilizó la presencia de sus hijas en el público para dotar de significado su performance de inocencia. Aprovechó la coyuntura para proponerle a la segunda entrenadora del equipo, Montse Tomé, un ascenso como directora deportiva y para anunciar, además, que la selección tendría una mejora económica. Proyectaba así una estrategia de sensiblería hacia las zonas de ciertas mujeres claves, como herramienta de socorro en su lavado de imagen.

El remate de la defensa ante lo que denominó un “asesinato en su contra”, llegó cuando afirmó fuerte y claro: “No voy a dimitir”. Repitió la frase cinco veces como para que no hubiera dudas. La asamblea se deshizo en aplausos.

Horas más tarde Jennifer Hermoso publicó un comunicado. “(…) Me siento obligada a denunciar que las palabras del Sr. Luis Rubiales explicando el desafortunado incidente son categóricamente falsas y parte de la cultura manipuladora que él mismo ha generado. Aclaro que en ningún momento se produjo la conversación a la que el Sr. Luis Rubiales hizo referencia y que, ni mucho menos, su beso fue consentido. De la misma manera quiero reiterar como ya hice en su momento que este hecho no había sido de mi agrado”.[3]   

Captura de pantalla del Post de Jennifer Hermoso en Instagram donde denuncia como categóricamente falsas las palabras de Rubiales.
Post de Jennifer Hermoso donde denuncia como «categóricamente falsas» las palabras de Rubiales.

En su post la jugadora reconocía, igualmente, las presiones ejercidas por la Federación sobre ella, su familia, amigos y compañeras, para justificar el acto cometido por Rubiales.

Las muestras de solidaridad fueron inmediatas. Las futbolistas del equipo nacional cerraron filas y mediante otro texto exigieron cambios estructurales reales. “Después de todo lo sucedido durante la entrega de medallas del Mundial Femenino, queremos manifestar que todas las jugadoras que firman el presente escrito no volverán a una convocatoria de la Selección si continúan los actuales dirigentes”.[4] Rubricaban la carta todas las campeonas del mundo, junto a otras deportistas.

La saga llegaba, de esta forma, a su Tercera Parte.

Tercera parte

Hacía rato que el panorama pintaba como un gran bochorno internacional. La FIFA, a quien no le convenía el zafarrancho, puso fin por un período provisional de 90 días al mandato de Rubiales en la RFEF y le prohibió, además ―no sólo a él, sino a cualquier empleado federativo― establecer algún contacto con Hermoso o con su entorno cercano.

Esta medida también lo afectó en la pérdida de su salario (de unos 925.761,81 euros), del vehículo oficial, el móvil, el ordenador y otros privilegios que le concedía la Federación.

“El relevo se anunció cuando Rubiales ya disfrutaba de su primer día de vacaciones en su pueblo, Motril (Granada), donde el Ayuntamiento, por temor a desórdenes públicos, terminó por no ceder el estadio en el que tenía previsto disputar un partido con sus amigos. Las asociaciones feministas locales habían anunciado su intención de acudir para manifestar su repulsa al dirigente granadino”,[5] publicó El País.

La convocatoria de tomar las calles se esparció por toda España, al poco tiempo de lo ocurrido en la asamblea extraordinaria. Plazas, parques y otros sitios públicos acogieron a cientos de mujeres que demandaban un deporte libre de violencia machista.

Sin embargo, estas no fueron las únicas señales de protesta alrededor del caso. La madre de Luis Rubiales, Ángeles Béjar, se encerró en la iglesia de la Divina Pastora, en Motril y se declaró en huelga de hambre, hasta que “la cacería inhumana y sangrienta contra su hijo” se solucionara. Mientras, unos 200 vecinos se congregaron ante el santuario para apoyarla y reclamarle a Jennifer que dijera la verdad.

Del mismo modo, Vanessa Ruiz Béjar, prima de Rubiales y portavoz de la familia, realizó declaraciones a varios medios de prensa: “La gente le tiene mucha envidia desde hace muchísimos años, y se lo quieren cargar y han aprovechado la tesitura. Se está llevando a cabo un linchamiento por el que se le tendría que caer la cara de vergüenza al mundo entero”.[6]

Tres días estuvo confinada y sin ingerir alimentos Ángeles Béjar, hasta que fue ingresada de urgencia en el hospital de Santa Ana en Motril, al sufrir una crisis de ansiedad.

fotografía de mujer sosteniendo un cartel donde pone Jenni, ¿por qué no dices la verdad? !stop cacería!
Cartel de apoyo a Rubiales. Foto: AFP

Vemos, así, como la instrumentalización femenina con distintas gradaciones ha sido una constante desde el inicio de este acontecimiento. Rubiales sabe perfectamente que en esa fórmula yace una variable cuyo valor simbólico lo beneficia y se abraza a ella.

“Aplica una estrategia de comportamiento machista: (…) triangular con terceras tras las que ocultarse. Hacer de esto ya no una guerra de sexos, sino una guerra de mujeres contra mujeres. De mujeres ‘buenas’ contra ‘malas’. A pesar de que la FIFA le prohibiera contactar con Hermoso, aparecen otras formas de presión. Y ahí entra la madre de Rubiales (que no el padre ni él mismo). Comienza la fase espectáculo[7].

Cuarta parte

Se ha filtrado un video nuevo en el que Jennifer se ríe con sus compañeras sobre el asunto del beso. El material lo ha difundido Alvise Pérez, un tuitero con un fértil historial de conflictos legales por divulgar imágenes e insinuaciones sobre figuras del escenario político español.

“El video ocurre en el autobús del equipo, supuestamente a las dos horas del triunfo en la final. En un momento, Jenni muestra un meme en el que se compara su beso con Rubiales con el histórico de Iker Casillas y Sara Carbonero. Con actitud bromista, todas ríen y hasta ella misma llega a decir: ‘Ay, como Iker y Sara’. Seguidamente, explica como ha ocurrido el momento diciendo: ‘¿No lo habéis visto? Él me ha cogido así’. Entre más risas, las jugadoras acaban coreando; ‘¡Beso! ¡Beso! ¡Beso!’, antes de que aparezca Rubiales diciendo: ‘Quitad, que me da vergüenza’”.[8]

Ahora diversas plataformas y perfiles en redes sociales le piden la cabeza a la Número 10 de La Roja. Titulares como “Varios medios ya sacan los vídeos de Jenni la oprimida Hermoso” pululan en internet. Gran parte de los juicios se cuestionan la veracidad de sus testimonios. Refutan su condición de víctima, rebaten cualquier posible estado de aflicción.

Y yo me pregunto: ¿Siempre están tan claras las condiciones en las que la violencia ocurre, como para que después de vivenciada se reconozca ipso facto? ¿Logramos con facilidad alcanzar la valentía imprescindible para encarar a un abusador en el momento en que agrede? ¿Una víctima tiene que, en todos los casos, aullar de dolor al ser atacada? ¿Cómo procede habitualmente la sociedad ante el ultraje de una mujer? ¿Se le comprende o se le juzga?

Las respuestas a tales interrogantes podrían explicar las causas de que en un primer momento la reacción de Jenni ―que experimentaba el frenesí inherente a ganar un Mundial― no fuera la de desafiar de inmediato a su agresor, quien era ―por demás― su jefe.      

“Porque está la indefensión aprendida cuando tu jefe hace abusos de poder a pequeña escala, pero sabes que defenderte no sirve de nada. Porque está la disonancia cognitiva, cuando asumes que algo no encaja pero quieres pasar página. Estamos educadas en agradar, en minimizar, en el ‘¿y qué hago?’ (…) Una vez que el feminismo logró que nuestras violencias fueran reconocidas por ley, el machismo tenía otra guardada. Su estrategia fue convencer de que el feminismo no fortalece a las mujeres, sino que las victimiza. Y así, ¿quién quiere ser víctima? Nadie”.[9]

Quinta parte

El Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) calificó de falta “grave” y no de “muy grave” el episodio del beso. Ello significa que Rubiales sólo queda suspendido (temporalmente) a instancias de la FIFA y no del Consejo Superior de Deportes (CSD). El Tribunal, compuesto por cuatro hombres y tres mujeres, no consideró que el incidente pudiera calificarse de “abuso de poder” al no tener “indicios suficientes”.

“Las consecuencias de esta decisión son que Luis Rubiales se enfrenta ahora a una sanción que podría oscilar desde una multa económica a un período máximo de inhabilitación de dos años ―frente a los 15 que podrían haber sido por falta “muy grave”― y que el CSD no podría suspenderlo de sus funciones por su cuenta (…) Además, Luis Rubiales podría volver a presentarse a la presidencia de la Federación el próximo año”.[10]

Contento con la noticia, Rubiales fue a celebrarla a Twitter o, mejor dicho, a X. “Siento que algo ha cambiado y ante una injusticia y juicio público tan espurio, el ciudadano de a pie, mujeres y hombres por igual, se han unido. Quiero agradecerlo aquí y ahora. Es el momento de darles las gracias infinitas por su inmenso apoyo, por creerme, por no dejarse llevar por esta campaña fabricada en mi contra”.[11]

Sexta parte

Jennifer Hermoso presenta una denuncia expresa ante la Fiscalía General del Estado contra Luis Rubiales. Después de tantas vueltas de tuerca, el escándalo se enfrenta a un nuevo escenario. La jugadora deberá prepararse para que la defensa del acusado tome el mismo tinte de sus discursos anteriores, en los que recalcó que el “pico” fue “espontáneo y consentido”.

Fotografía donde puede verse al Atlético de Madrid portando un cartel de Contigo Jennifer Hermoso.
Atlético de Madrid, antiguo equipo de Jennifer Hermoso, en apoyo a la jugadora. Foto: Europa Press

De todas maneras, el paso que ha dado demuestra su tremenda valentía. La decisión de retar el circo en el que se convirtió este caso, con un proceso legal que puede comprometer su salud mental y su futuro deportivo, ratifica aún más su título de CAMPEONA.

Séptima parte y no se avizora el fin

Luego de 21 días de iniciada esta trama que parece interminable, Rubiales vuelve a publicar un comunicado en X. Esta vez su dimisión. Paso al costado que demuestra cierto temor ante el riesgo inminente de un conflicto legal que podría tener consecuencias mucho más nefastas para su carrera.

La decisión debió costarle mucho cuando 16 días antes se negaba rotundamente a marcharse. Y lo más probable es que, si no hubiera sentido el miedo filoso inherente a una causa judicial, aún estuviera de reposo para volver a sus faenas al término de 90 días.   

Su renuncia trasnochada cuando no le ha quedado más remedio, es un ejemplo de lo seguros que se perciben los hombres en posiciones de poder, frente a cualquier señalamiento femenino. La sociedad les ha enseñado desde siempre que si una mujer los emplaza o los cuestiona, podrán valerse del gaslighting y revertir así el panorama. 

En estado de tensión se ha encontrado todo el tiempo el feminismo a lo largo de esta historia. Ha alzado la voz para exigir acciones, ha sido cancelado y ninguneado, pero también ha ofrecido una lección. Los tantos Rubiales existentes por ahí, quizás ahora midan un poco más la jugada porque conocen la furia que puede desprender la cancha.


[1] Alejandro Peinado: “Rubiales se pronuncia sobre su polémico beso en la boca con Jenni Hermoso: ‘No hagamos caso a los idiotas’”. Infobae.

[2] “Jenni Hermoso intenta zanjar la polémica sobre el beso de Rubiales: ‘No se puede dar más vueltas a un gesto de amistad’”. Infobae.

[3] Post del perfil de Jennifer Hermoso en Instagram.

[4] Post del perfil de FUTPRO | Asociación de Futbolistas Profesionales en Instagram.

[5] Ladislao J. Moñino: “La Comisión Disciplinaria de la FIFA suspende provisionalmente a Luis Rubiales”. El País.

[6]  “Alrededor de 200 vecinos se concentran ante la iglesia donde la madre de Rubiales sigue en huelga de hambre”. Onda Cero.  

[7] Ana Bernal Triviño: “Pasos para politizar el caso Rubiales”. El Periódico.

[8] Eduardo Cornago: “Reacciones al nuevo vídeo de Jenni Hermoso en el autobús”. La Razón.

[9] Ana Bernal Triviño: “Y el machismo nos explicó qué era una víctima”. El Periódico.

[10] “El TAD impide al Gobierno suspender a Rubiales: las consecuencias de considerarlo una ‘falta grave’”. RTV.es.

[11] Comunicado del perfil de Luis Rubiales en X.

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