Menopausia: reescribamos la narrativa

“En lugar de considerar a la menopausia como sólo el fin de la capacidad reproductiva, debemos explorar cómo esta transición puede ser una fuente de empoderamiento y crecimiento personal.”

La menopausia es un proceso natural en la vida de las mujeres que a menudo se ha estigmatizado o minimizado. Sin embargo, es crucial abordarla desde una perspectiva de género que la reconozca y celebre como una etapa de transformación femenina. En lugar de considerarla simplemente como el fin de la capacidad reproductiva, debemos explorar cómo esta transición puede ser una fuente de empoderamiento y crecimiento personal.

La menopausia es el momento que marca el final de los ciclos menstruales. Su diagnóstico está asociado a la continua falta del período menstrual durante al menos doce meses. La menopausia puede traer consigo una serie de desafíos físicos y emocionales. Las fluctuaciones hormonales pueden dar lugar a sofocos, insomnio y cambios de humor, lo que puede afectar la calidad de vida de las mujeres.

Además, la sociedad a menudo perpetúa la idea de que la juventud es sinónimo de belleza y valor, lo que puede llevar a la pérdida de confianza en sí mismas durante esta etapa de la vida. Es imprescindible reconocer, por lo tanto, que las expectativas culturales y sociales sobre la apariencia y la juventud pueden afectar de manera desproporcionada a las mujeres en la menopausia.

Menopausia: una transición natural

La menopausia es un proceso natural en la vida de una mujer. Esta etapa marca el cese de la actividad de los ovarios, es decir, la falta de producción de óvulos. Por lo general, ocurre entre los 45 y 50 años y se suele identificar después de un año sin menstruación, a pesar de no estar embarazada o no tener una causa biológica que lo justifique. Es importante diferenciar entre la menopausia y el climaterio. Mientras que la menopausia es el cese de la actividad de los ovarios, el climaterio comprende todas las etapas que atraviesa una mujer hasta terminar su vida fértil.

“Celebrar la menopausia como una transformación femenina es fundamental para redefinir la imagen de la mujer en la sociedad”.

Cada vez se hace más necesario llamar la atención acerca de que a pesar de los desafíos, la menopausia también ofrece oportunidades de empoderamiento. Es una etapa en la que las mujeres pueden centrarse en sí mismas y en su bienestar en lugar de en las responsabilidades de la crianza de los hijos. Esto puede ser un momento para redescubrir intereses personales, invertir en la salud y explorar nuevas facetas de la vida. Además, muchas mujeres encuentran que su sabiduría y experiencia aumentan durante la menopausia, lo que les permite desempeñar un papel más significativo en la comunidad y la familia.

Por otra parte, la menopausia también puede ser vista como una reafirmación de la identidad femenina. En lugar de definirse únicamente por la capacidad reproductiva, las mujeres pueden abrazar su feminidad en su totalidad. Esto implica reconocer que la mujer es mucho más que su capacidad para dar a luz, y que su valor no disminuye con la llegada de la menopausia. Celebrar la menopausia como una transformación femenina es fundamental para redefinir la imagen de la mujer en la sociedad.

Dolencias y síntomas comunes

La menopausia se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y osteoporosis, debido a la disminución de los niveles de estrógeno, la hormona con propiedades protectoras para el sistema cardiovascular. Y trae consigo una serie de síntomas y dolencias que pueden variar en intensidad y duración entre las mujeres. Los sofocos, sudores nocturnos, sequedad vaginal, cambios en el sueño, cambios de humor, aumento de peso y pérdida de densidad ósea son algunos de los más comunes.

Es importante destacar que no todas las mujeres sufren de estos síntomas, y que existen otros muchos que han pasado al imaginario colectivo como verdades que ya la ciencia ha negado que lo sean.

Algunos mitos y realidades respecto a la menopausia son:

Por otra parte, durante la perimenopausia, que significa “alrededor de la menopausia” y se refiere justamente a estos años que la circundan, sigue siendo posible el embarazo. Es recomendable, en caso de que se quiera evitar, el uso de anticonceptivos hasta que se haya terminado el período de un año. Después de la menopausia, la posibilidad de embarazo sin recurrir a tratamientos de fertilidad con óvulos donados o embriones previamente congelados es muy improbable.

Además, durante la perimenopausia y después de la menopausia, las infecciones de transmisión sexual, incluyendo el VIH, aún pueden contraerse a través de relaciones sexuales desprotegidas, aumentando el riesgo debido al adelgazamiento de la pared vaginal que puede causar lesiones y desgarros. Por lo tanto, es fundamental mantener prácticas sexuales seguras y estar consciente de los riesgos relacionados con las infecciones de transmisión sexual en esta etapa de la vida.

Estadísticas de la Menopausia

La menopausia ocurre generalmente entre los 45 y 55 años, con una edad promedio de alrededor de 51 años. Puede durar en promedio de 7 a 18 años, aunque algunas mujeres experimentan síntomas durante un período más corto o más largo. Se estima que aproximadamente el 75% de las mujeres experimentan síntomas de la menopausia, mientras que alrededor del 25% no experimenta ningún síntoma significativo. La menopausia está asociada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y osteoporosis. Además, puede influir en la salud mental y emocional de las mujeres.

“Compartir información, eliminar el estigma y brindar apoyo son pasos importantes para ayudar a las mujeres a transitar esta etapa con confianza y bienestar.”

En conclusión, la menopausia es una etapa natural y significativa en la vida de las mujeres. Su visibilización es esencial para promover una mayor comprensión y apoyo a las mujeres que atraviesan esta transición. Compartir información, eliminar el estigma y brindar apoyo son pasos importantes para ayudar a las mujeres a transitar esta etapa con confianza y bienestar.

Un día internacional para la menopausia, pero…

Cada 18 de octubre se celebra el Día Mundial de la Menopausia, que busca crear conciencia sobre los desafíos y cambios que experimentan las mujeres durante esta etapa de sus vidas. La elección de esta fecha se realizó en conjunto por la Sociedad Internacional de Menopausia (SIM) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), y no es aleatoria. El número 18 simboliza el promedio de años que una mujer pasa en la menopausia, lo que destaca su duración significativa y su impacto en la vida cotidiana.

La iniciativa surge por la evidencia demográfica de que en los próximos años habrá más de mil millones de mujeres en el mundo que tengan cincuenta años o más. Y plantean que esto implica la necesidad de un tratamiento más especializado y un mejor servicio de ginecología. Habría que añadir el apoyo emocional y la educación que al respecto debería ir impartiéndose en otros grupos etarios que terminarán pasando por este proceso.

Para que la menopausia sea una etapa de transformación positiva, es esencial proporcionar apoyo y educación a las mujeres. Los profesionales de la salud y la sociedad en su conjunto deben estar capacitados para comprender los desafíos específicos que enfrentan las mujeres en la menopausia y brindar el apoyo necesario. No obstante, además, de fomentar la educación y la conciencia sobre la menopausia en las mujeres, para que estén preparadas para esta transición y puedan tomar decisiones informadas sobre su salud y bienestar, también es imprescindible crear infraestructuras que se lo permitan.

“Debería existir un conjunto de posibilidades de acceso económico, por ejemplo, para que la mujer, si así lo desea, invierta en sí misma y en su crecimiento”.

El acceso a la medicina y la educación, así como al trabajo comunitario, no son suficientes si en este momento de su vida una mujer toma la decisión de implementar otras tareas que le permitan sentirse mejor consigo misma y no tiene la posibilidad. Hablo no sólo del apoyo en el trabajo y la familia, también de que debería existir un conjunto de posibilidades de acceso económico, por ejemplo, para que la mujer, si así lo desea, invierta en sí misma y en su crecimiento.

Mientras escribo, no puedo dejar de pensar en mi madre, en tiíta, en las mujeres de mi familia y en una de las mujeres que más he admirado en mi vida, y no puedo dejar de escuchar su

Hablo de Cuba, a la altura del tiempo en que la generación de mis padres ya trabajó lo suficiente, y las mujeres de mi casa ya han tenido que vivir una menopausia silenciosa, sólo apaciguada cuando podían ponerse enfrente de un ventilador.

Cierro este texto celebrando el hecho de que al menos todas son las mujerazas que son y que, como promueve la sabia tradición nativoamericana. “En su primera menstruación, una mujer descubre su poder. Durante sus años menstruales, practica su poder. En la menopausia, se convierte en ese poder”.