Concha: activismo y postura crítica sobre la miseria en Cuba

A pesar del hostigamiento y las amenazas, a sus 75 años Concha sigue denunciando la miseria en Cuba y las problemáticas de la mujer negra. En el 2022, por su activismo, obtuvo el Premio Diversidad Plus .

Concha (la segunda de izquierda a derecha) junto a otras personas.
Concha (la segunda de izquierda a derecha) junto a otros activistas del Comité de Integración racial. / Imagen: Facebook de Marthadela Tamayo.

Entre los últimos días de diciembre de 2022 y principios de enero de 2023, Diario de Cuba y el Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR) publicaron la serie de cinco capítulos Cuba: Continuidad de la miseria. El título del audiovisual deja poco margen a la imaginación sobre su contenido, que no por ello deja de ser impactante.

Después de haber vivido en Cuba más de 40 años, una espera que las condiciones en que malviven muchas personas después de seis décadas de Revolución no la sorprendan. Y en realidad no es sorpresa lo que se experimenta, sino espanto, al constatar que la miseria es lo único que crece de manera exponencial en nuestro país y lo único que tienen garantizado las personas cada día.

Tampoco sorprende que la inmensa mayoría de esas personas que, en plena Habana, habitan chozas que amenazan con venírseles encima, sean negras o mestizas. Que esa mujer a la que le llueve dentro de la casa casi tanto como fuera, sea negra. Que lo sea la única cama que comparte con sus cuatro hijos.

Da rabia e impotencia, después de haber escuchado durante décadas que la Revolución cubana hizo a los negros personas, pero no sorprende.

Concepción (Concha) Hernández Barbón no es una activista de redes sociales

En este material, además del coordinador nacional del CIR, Juan Antonio Madrazo Luna, aparece una señora que acompañó a la organización de la sociedad civil y a Diario de Cuba en este recorrido por algunos de los barrios más marginados de La Habana.

Concepción (Concha) Hernández Barbón no es una activista muy conocida, por lo menos no en las redes sociales, donde tiene poca presencia. Sus últimas publicaciones en Facebook son de enero de 2022. Antes, había estado todo un año sin publicar en esa red social.

En este momento, no tiene WhatsApp. Para conversar conmigo, tuvo que ir desde su casa en Párraga hasta la de Madrazo Luna, en el Vedado.

Retrato de Concha.
Retrato de Concha. / Imagen: Madrazo Luna.

Durante muchos años, ha acompañado a las personas más necesitadas en gestiones individuales y colectivas ante las autoridades y ha contribuido a arrojar luz sobre los problemas que aquejan a las mujeres en las comunidades más pobres y marginadas de La Habana.

Ha impulsado la conexión entre el activismo y la base social y ha conectado a muchas personas de la academia con esos escenarios de desigualdad. Por ese motivo, el CIR le otorgó en marzo de 2022 uno de sus premios Diversidad Plus.

¿Para qué sirven en Cuba el esfuerzo e incluso la lealtad a la Revolución?

Como sospechaba, Concha es una de las tantas personas negras que durante mucho tiempo se sintió agradecida con la Revolución. Si cuando tenía 15 o 20 años, alguien hubiera dicho en su presencia que la Revolución había hecho a los negros personas, ella no habría podido estar más de acuerdo.

Hoy, con 75 años, cuestiona que “en 64 años de Revolución, como plantean ellos, vivan personas en tan malas condiciones de vida, que tengan tan poca garantía de su seguridad social”.

Aunque no se queja de su propia situación, quizás porque hay personas que viven en peores condiciones, ella misma vive en una casa con problemas constructivos, su refrigerador está roto y, pese a su título de economista, necesita ayuda de las amistades y de la Iglesia para vivir.

Su propia historia, que parece una novela, demuestra para qué sirven en Cuba el esfuerzo e incluso la lealtad a la Revolución.

Ver de cerca la Revolución cubana

Lo primero que parece sacado de una novela en la vida de esta mujer es que es hija adoptiva y sobrina biológica del primer pelotero cubano contratado en el béisbol japonés, Roberto Barbón.

“Con 21 o 22 años, mi papá fue seleccionado para jugar en Estados Unidos y después fue seleccionado para jugar en Japón, y mientras todo el mundo en mi familia se negó, mi madre (hermana de Barbón) le dijo ‘sí, tú vas a ir, porque ese va a ser el desarrollo de los niños’”.

Concha estuvo cerca de la Revolución cubana desde que era muy niña. Su madre trabajaba en la casa de José Alberto «Pepín» Naranjo Morales, quien luego fuera comandante en la Sierra Maestra y dirigió el Ministerio de Gobernación entre 1959 y 1961, hasta la constitución del Ministerio del Interior (MININT).

“Ahí se reunían todos los revolucionarios; a nosotros los niños nos mandaban para un cuarto que estaba al final. Cuando llegaban Ventura y todos aquellos que ellos decían entonces que eran sicarios, ellos saltaban por detrás de la casa y nos decían que nosotros no podíamos hablar”.

Concha: «¿Por qué el hijo de Fidel Castro iba a tener una casa con empleados para él y otros 13 o 14 niños, que eran privilegiados?”

Concha cuenta que a su casa iban Ramiro Valdés y Juan Almeida, y que ella nunca vio “altanería”. Pepín Naranjo incluso donó el dinero para el pasaporte de su papá cuando iba a viajar a Japón.

“Todo lo que vimos era bueno. Después, cuando triunfó la Revolución, el Ché (Ernesto Guevara) y Ramiro (Valdés) fueron a Poey e hicieron el primer círculo infantil. Después, mi mamá nos enroló en la Campaña de Alfabetización. Nos dijo ‘ustedes van a alfabetizar, porque es para la Revolución’. Mi hermano estuvo donde mataron a Manuel Ascunce”.

Fue luego, cuando se becó, que Concha comenzó a hacerse preguntas: “¿Por qué el hijo de Fidel Castro iba a tener una casa con empleados para él y otros 13 o 14 niños, que eran privilegiados?”

“Vimos cómo entraban personas que no sabíamos de dónde habían salido, que no habían ido ni a alfabetizar. Nosotros íbamos a todas las recogidas de café, a todos los trabajos voluntarios. Pero empezamos a ver los cambios, diferencias en las vestimentas, personas que entraban en la beca y no dormían el fin de semana.

«Veíamos como los escoltas de Fidel llegaban allí, a donde estaban todas esas niñas como, por ejemplo, una amiga mía que se llamaba María de los Ángeles, se casó muy jovencita con un escolta de Fidel. Ellos eran los que mandaban allí.

«Después, hicieron mi pre militar y tuvimos que pasar el servicio militar obligatorio, al mando del general William Gálvez, que no respetaba ni a los profesores de esa escuela”, cuenta esta mujer, que se fue a Rumanía, en una travesía de 18 días en barco, a estudiar Ingeniería en Petróleo y Gases. A los tres años tuvo que regresar a Cuba porque su madre se había quedado ciega.

Concha: estudiar Economía «porque el país lo necesitaba»

Concha tuvo la opción de estudiar Bioquímica y le habrían convalidado varias asignaturas. Pero ella y varios compañeros decidieron estudiar Economía, porque el país lo necesitaba.

“No sé si sabes que se había sacado de los centros de trabajo a los contadores, a los economistas, por aquella limpieza que se hizo. Decían que no hacían falta contadores ni economistas, una medida de Fidel. Entonces, nosotros fuimos los que reiniciamos esa tarea”.

“No estudié Economía para que me dieran un título ni para que me dieran una casa, un carro, ni para que me mandaran para el exterior. Yo fui a estudiar Economía porque el país lo necesitaba”.

Ya para entonces había fracasado en Cuba llamada «Zafra de los Diez Millones«.

Arriesgar la vida por la Revolución….

Concha cuenta que tuvo profesores brillantes en la Universidad, “personas que sí dominaban la economía”. A estas alturas, no entiende por qué no se contó con ellos antes de tomar tantas medidas que luego fracasaron.

Aunque ya para la década del 90, había sido testigo de injusticias contra miembros de su familia y amistades que terminaron abandonando el país, a Concha seguía impulsándola un amor por Cuba y el pueblo, e incluso por la Revolución, que la llevó a arriesgarse a morir víctima de una bomba.

“Fidel Castro hizo una convocatoria a través de Carlos Lage y otro viceministro, porque se estaban poniendo bombas en los hoteles. Nosotros todavía estábamos con la conciencia de que todo lo que ellos decían era bueno. Los mismos dirigentes del turismo nos dijeron que hacían falta personas para cuidar los baños de los hoteles.

«No estábamos en los residenciales de los hoteles, estábamos en los baños; nos pagaban el 60% del salario que teníamos en nuestro centro de trabajo. El 60% de los 250 pesos que yo ganaba en el MINREX (Ministerio de Relaciones Exteriores) son 168 pesos. Y teníamos que limpiar lo que usted no se imagina. Nos dieron esa tarea y nosotras estábamos contentas de salvar vidas.

«Pero a nosotras no nos tocaba esa tarea. Yo me pregunto hoy en día, con esta claridad que tengo, por qué el MININT no hizo esa tarea. ¿Por qué el MININT iba y se sentaba en las mesas, vestidos muy elegantes como extranjeros?”.

La sanción de Salvador Valdés Mesa

¿Qué condecoración, premio o medalla recibió Concha por haber arriesgado su vida en esa misión? Una sanción, impuesta “el 20 de octubre de 1998”.

“Roberto Robaina, Felipe Pérez Roque, Bruno Rodríguez Parrilla, Carlos Lage y todos los que trabajaban con Fidel allá arriba determinaron que había que botarme, porque yo había violado el código disciplinario y que ellos no sabían que yo estaba haciendo esa tarea.

«Yo llevo 25 años exigiéndole al gobierno de Cuba que hable y diga quién se equivocó, porque a nadie lo expulsan de un trabajo con un historial como el mío por un trabajo doble. Yo trabajaba de siete de la mañana hasta casi las ocho de la noche en el MINREX, llevando los inventarios del MININT y el MINFAR (Ministerio de las Fuerzas Armadas) y de todos los organismos.

«Y después, en el Meliá Cohíba, llegaba, me ponía el traje blanco que me daban ellos y estaba de 9 de la noche hasta el otro día por la mañana. Yo tenía una carta del jefe de la cadena Meliá, donde dice que mi trabajo fue excelente. La sanción me la puso Salvador Valdés Mesa. Y (Esteban) Lazo, que tiene relaciones muy estrechas con mi familia, dijo que no podía hacer nada por mí”.

La Güinera, el Moro, Párraga y La Timba: Continuidad de la miseria en Cuba

Lo que Concha ha visto en sitios como la Güinera, el Moro, Párraga y La Timba, un barrio muy cercano a la Plaza de la Revolución, va mucho más allá de lo que se ve en los cinco episodios de Cuba: Continuidad de la miseria.

Antes de contarme lo que ha visto en esas comunidades, me aclara que tiene mucho respeto por las personas las habitan. Sobre todo las del Moro, que fue de donde “salió la caminata del 11 de julio en Arroyo Naranjo” de 2021. Se refiere a los manifestantes que salieron de Mantilla, a la que se incorporaron muchos residentes de El Moro y llegó hasta Toyo.

Pese a la situación de las personas en esos barrios, las considera “gente de principios; gente que cuando dice ‘voy pa’lante, va pa’lante’, y yo pude participar con ellos (en las protestas del 11J)”.

Sin embargo, cuenta que los hombres maltratan a las mujeres. “La mujer no tiene ningún valor para ellos, es como decir la esclava. No sé si oíste hablar de las microbrigadas; la mayoría de las que trabajaron en las microbrigadas de la Güinera eran mujeres negras”.

Concha: «En el Solar de los Melquiades, que está ahí frente a la Plaza de la Revolución, ves como corren las aguas albañales…»

“Conocí muchas mujeres que tenían el cuerpo cortado por los mismos hombres que estaban con ellas (…). En el Palenque, recientemente, me llamaron porque un hombre que yo conocía, que iba a la iglesia, le estaba dando tremenda entrada de golpes a una muchacha y le sacó todos los dientes de abajo (…)

«En el Solar de los Melquiades, que está ahí frente a la Plaza de la Revolución, ves como corren las aguas albañales; gente que son muchos viviendo en un cuarto y sin nada para malamente cocinar los alimentos. No todos son negros, hay algunos blancos también.

«Había una niña, que se veía que el ojo lo tenía fundido. Por una gestión que hicimos Madrazo y yo, la llevamos a la Liga contra la Ceguera y al final hubo que extraerle el ojo y le pusieron un vidrio. La madre, jovencita, vivía con el padrastro y los tres niños. El padrastro era un poco ambiguo. Ella vivía con él porque le resolvía el problema de la vivienda, porque ella no tenía donde vivir”.

Concha: «En Párraga, por la zona dónde están los ríos, la gente no tiene ni agua potable…»

“Las condiciones de vida son infrahumanas. En Párraga, por la zona dónde están los ríos, la gente no tiene ni agua potable (…). Te puedo poner el caso de Yanet Estévez Oviedo, que vive en Calixto García, entre Santa Clara y Pinar del Río, muy cerca de mi casa. Ahí viven 18 en un cuarto, y con dos locos dentro del cuarto. Ella tiene cuatro niños de padres diferentes.

«Le han dicho que le iban a dar una vivienda, por lo menos a ella con los niños; está el albergue que le van a dar, pero el Gobierno de Arroyo Naranjo dice que no tienen fondo de materiales. Y se ha quedado así. Entonces, viene alguien y le pregunta ‘¿para qué pariste?’. Pero eso no hay que preguntarlo; todo el mundo no tiene el mismo nivel de conciencia.

«Hay veces que ellas, para mantener a los hijos, tienen que prostituirse. En estos barrios así, muchas de las mujeres que tienen varios hijos, se prostituyen de la forma más cruel. Hay que estar muy convencida para soportar, que antes de acostarte con un hombre, que te llene de golpes y que te corte, para después hacer el sexo. Hasta de eso tenemos tipificados casos en Arroyo Naranjo”.

La situación de las mujeres y la responsabilidad del Estado cubano

En este momento, asumo el papel de abogada del diablo y le formulo a Concha la pregunta que quizás alunas personas tengan en sus mentes: ¿Hasta qué punto la situación de estas mujeres es responsabilidad del Estado cubano?

“Esto es una cosa general de Arroyo. Por la carretera del Parque Lenin, las muchachitas van a prostituirse desde los 13 o 14 años. Muchas veces pasan los carros patrulleros y ni las quitan de ahí, y si las quitan, lo que hacen es llevarlas para el Capri y todos los policías abusan de ellas. Tengo dos denuncias hechas, una al coronel Frank, que es el jefe de la Policía de La Habana, y la otra al jefe de la Policía Nacional.

«Yo estaba en la estación de Policía para resolver un caso de mi hijo, y vi entrar a esas muchachitas, que yo las había visto afuera y pregunté qué hacían allí. (Los policías) me dijeron ‘no se preocupe, señora, que ellas están aquí por un problema que las cogimos en una calle’. Cuando salí, iban para un cuarto, con un policía, donde mismo meten a los presos cuando los detienen”.

“Me quedé afuera de la estación hasta casi las seis de la mañana y las vi salir con la ropa ripiada, golpeadas. Las montaron en un carro y las llevaron para sus casas. Esas cosas sí las puede resolver el Estado cubano”.

Concha opina sobre la Tarea Ordenamiento

Como economista, Concha puede opinar sobre la Tarea Ordenamiento, implementada por el régimen cubano en medio de la pandemia de Covid-19.

“Los economistas que hicieron los pasos de la Tarea Ordenamiento no cumplieron con todos los requisitos establecidos para poder extenderla en el país. Muchos datos que cogieron eran falsos. Con otros datos, no hicieron el trabajo social que tiene que hacer una tarea ordenamiento.

«En la misma declaración que hizo después Murillo, creo que, ante la Asamblea Nacional, él se dio cuenta de que se habían tomado datos erróneos, que no había llevado la preparación que lleva y fundamentalmente que se utilizaron cuadros económicos que no tenían suficiente conocimiento sobre la economía cubana”.

“Ellos pusieron de vicepresidente de los economistas a uno de los Cinco, el chino (Ramón Labañino), que no es que no sepa, pero estuvo mucho tiempo por el exterior y no está empapado de los problemas de Cuba. Tú no puedes alterar la balanza de pagos, no puedes establecer un sistema de ordenamiento sin saber qué te va a entrar y qué te va a salir. No puedes dejar de oír el criterio de la población”.

Concha: “Todo el mundo lo dice. En Cuba no hace falta construir tantos hoteles, lo que hace falta es balancear los recursos para establecer un ordenamiento en cuanto a las construcciones”

“Todo el mundo lo dice. En Cuba no hace falta construir tantos hoteles, lo que hace falta es balancear los recursos para establecer un ordenamiento en cuanto a las construcciones”.

“¿Después de esa tarea ordenamiento fallida, cómo está el país? Ahora sí no hay quien le meta mano. Pero parece que los resultados son buenos, porque ahora (Marino) Murillo es el jefe de Tabacuba, que tiene que ver con toda la exportación del tabaco. Aquí no se hizo ninguna tarea ordenamiento; aquí lo que se aumentaron todas las desigualdades sociales”.

Concha considera que nada que se haga en Cuba prosperará, porque el país ha estado y todavía está dirigido por personas que no saben de economía.

“Fidel Castro demostró no saber nada de economía, ni de balances ni de relaciones económicas internacionales, ni de planes”, afirma.

El activismo y la postura crítica de Concha hacia el Gobierno no han quedado impunes. Ha sido objeto de hostigamiento y amenazas. Como a muchos activistas en Cuba le han interrumpido el servicio de datos y hasta sufrió el robo de su celular por parte de un presunto agente de la Seguridad del Estado, según denunció en una de sus pocas publicaciones en Facebook en 2019.

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