Ederlys Rodríguez: «En Cuba habrá teatro por siempre»

Entrevista con Ederlys Rodríguez, una actriz cubana que cree fielmente en que "los títeres hacen lo que los actores no pueden”.

Trascendiendo la amistad que nos une, Ederlys Rodríguez, o simplemente «Ede», es de esas artistas escénicas que no habla de su desempeño profesional como algo conquistado al margen de su propia dinámica vital. No se ufana, simplemente habla con devoción de sus proyectos, como si pensara en voz alta, exponiendo sus estrategias y ardides sin reservas ni comedimientos. El resto de su histrionismo se le escapa involuntariamente, lo transpira, diría que es ella misma.

En su continuo desdoblamiento, pura práctica y alegría de vivir, hay sin embargo una clara y meridiana frontera —imperceptible para los demás— que separa la profesión de sus otros asuntos. En caso de violar semejante protocolo, pues muy poco de lo que lleva a la escena hubiese llegado tan lejos. Su arte es de esos loables ejemplos que hacen de la antigua tradición del teatro de figuras un arduo proceso de trabajo, meticulosamente programado y estudiado.

En poder de su barca, esa en la que más a gusto se siente, enrumba en la dirección de sus apetencias, sin perder de vista otros reclamos profesionales en los que sobresale con igual aire y rigor.

¿Cómo llegas a la actuación?

«Para hablar de mi formación profesional no puedo ignorar el ejemplo de mis padres, con esa desmedida entrega por lo que han hecho en la vida, además de la curiosidad y sensibilidad que sienten por la naturaleza. Con esos patrones llegué a la Escuela Nacional de Arte a estudiar teatro en 1993. Durante esos cuatro años de estudios lejos de la familia, pues soy espirituana, tuve la dicha de tener profesores y amigos excepcionales; sumado a una carrera que me llenaba de satisfacción.

Ederlys Rodríguez: «En tercer año de la carrera me sentí cautivada por ese género, y hasta hoy no he dejado de hacer teatro de figuras»

«En los comienzos nos presentábamos en salas de teatro y hasta llegamos a participar en festivales nacionales. En tercer año de la carrera, a partir del montaje de Pinocho, donde se recreaba el mundo de Don Polilla con títeres, me sentí cautivada por ese género, y hasta hoy no he dejado de hacer teatro de figuras, de títeres«.

¿Por qué llamaron La Salamandra al grupo que fundaron luego de graduarte?

«Las salamandras que viven en nuestras casas son singulares. Ya sé que estas que deambulan por el techo pertenecen a una familia de reptiles, no de anfibios, pero en Cuba las llamamos salamandras. Sin más, una noche te enteras que conviven contigo y puedes ver su evolución y seguir sus vidas. Desde pequeña mi papá y yo teníamos por costumbre, antes de dormir, acostarnos en la cama y velar a la salamandra de turno, que tenía por rutina ir hasta la lámpara del techo para satisfacer su hambre. No apagábamos la luz hasta verle la panza oscura, llena de insectos.

«Roberto Figueredo (Kiko), cofundador del grupo, también tenía una historia en su niñez con las salamandras. Resulta que su abuelo, como premio a cualquier buena acción en la escuela, le escondía en lugares de la casa huevitos de chocolates, diciéndole que había sido la salamandra quien se los dejaba en recompensa.

«Estas dos historias dieron lugar al nombre del grupo. Lo fundamos el 18 de julio de 2002. Al comienzo los espectáculos estaban destinados al público infantil. Tanto Kiko como yo, teníamos un marcado interés por los textos de René Fernández, dramaturgo y director del grupo de teatro Papalote, de Matanzas. ´La amistad es la paz´ y ´El burro y el perro´, los primeros textos que escribiera el autor con solo 12 años, fueron interpretados por nosotros.

«Luego quisimos incorporar varias técnicas titiriteras, de esta manera surge el espectáculo ´Media naranja´, con música en vivo. A partir de asumir la música como elemento importante dentro de los espectáculos, diseñamos un concierto con títeres; también para los infantes. A partir de entonces comenzamos a colaborar con varios trovadores como Edelis Loyola, Rita del Prado y el Dúo Karma, insertándonos en sus conciertos con nuestras canciones y los títeres».

Me comentabas que el romance con los títeres surgió en la ENA, en tercer año, ¿no?

«Sí, a partir de ese encuentro con los títeres en la escuela, no hubo nada más inquietante, como espectadora y como titiritera, que el teatro de figuras. Luego en el Instituto Superior de Arte, en el Diplomado de Teatro de Títeres y Para Niños (2002), concienticé una máxima de esta especialidad que me hizo ampliar las perspectivas de los espectáculos del grupo: ´Los títeres hacen lo que los actores no pueden´. Por otra parte, la diversidad de técnicas titiriteras permite que las obras tengan infinidad de posibilidades; y para el titiritero, que no se conforma con especializarse en una sola técnica, lo reta a comprometerse con las demás, incluso mezclarlas.

Ederlys Rodríguez: «El titiritero, actor y director, debe ser integral»

«El titiritero, actor y director, debe ser integral. Debe ser el gestor de sus funciones, a veces dramaturgo, realizador de los títeres, incluyendo diseño general, carpintería, atrezo, corte y costura. Es una dicha transitar por todos los procesos de un mismo espectáculo, desde los comienzos de su investigación, hasta el propio estreno».

¿De qué manera se las ingenia un artista para vivir y crear en Cuba?

¿Cómo expandes la profesión con lo cotidiano? ¿Cómo enlazas tu arte, con ese sentido del humor que te identifica, a esta rutina aplastante que cada día nos pesa más en Cuba?

«Desde que nacemos comenzamos a batallar por aprender a respirar, desde entonces se define nuestra esencia. Pero, ¡qué suerte tener una formación artística, apropiarse de sus herramientas, seguir enajenada ante las adversidades! Y poder crear, es la primera de las suertes. Sin dejar de mencionar que las miserias humanas y el hambre te frenan en seco, en la cara, todos los días. Ahí está la batalla.

«Aferrarme al humor es un mecanismo de defensa. Mi familia es una escuela de ello. Crecí entre juegos de mesa de todo tipo, chistes, cuentos populares, bromas, fiestas de disfraces y controversias entre repentistas con sus guitarras, laúd y tres. Esa forma de vida me ha entrenado para encontrar optimismo en todo lo que me rodea: el chiste, el doble sentido, lo sarcástico, lo bello, la inspiración».

…Y en eso llegan la radio, el cine y el magisterio

Marcela y yo escuchamos tus mensajes de WhatsApp con mucha expectación, como si fuera una antigua transmisión radial. ¿Cómo llegas a la radio? ¿Qué te ha aportado?

«Desde niña escuché mucho la radio. Siempre la disfruté, sin saber que algún día trabajaría en ella. Desde el año 1998 comencé como locutora y actriz en la emisora de Sancti Spíritus. Tuve la posibilidad de hacer programas infantiles, novelas, teatro, revistas humorísticas, policíacos, cuentos; todos muy diferentes a la hora de interpretar. Hay un eslogan que resume la esencia de la radio: ´sonido para ver´. Este es un medio de comunicación sin límites también. Puede recrear cualquier universo sin escatimar en recursos, pues la música, los efectos, las voces, construyen lo inimaginable.

«Desde el 2005 trabajo en la Emisora Habana Radio (106.9 FM), en la programación infantil, con un equipo maravilloso. Siempre he tenido esa dicha. De lunes a sábado, a las siete de la mañana, se trasmite un dramatizado destinado al público infantil de 28 minutos de duración, escrito por Enrique Pérez Díaz, Olga Martha Pérez, Jesús Lozada y Elena López. Algunos de los libretos son originales y otros son adaptaciones de la literatura universal y cubana. Contamos con realizadores como Verónica Pullés y José Luis Valdés. Sin olvidar a Melba García, quien fuera, desde la fundación de la emisora, la directora de dos de los espacios en la programación infantil. Contamos con un elenco de siete actores de generaciones y formaciones diferentes».

Esta pregunta se desprende un poco de la anterior, porque aparte de hacer radio, has hecho cine, te desempeñas como profesora en la Escuela Nacional de Arte, y llevas tu grupo de teatro. No es solo que sean diferentes medios sino también diferentes roles:

¿Esa diversidad ha llegado fortuitamente o la has propiciado? ¿En algún punto se imbrican estos espacios?

«Es cierto que cada medio es diferente en formas y estilos. Todo comienza con el trabajo de mesa, unos más breves, otros que te permiten una investigación más profunda y extensa; hasta llegar a ver el resultado en el mismo receptor. A veces, como es el caso de la radio, sin constatar la audiencia del trabajo, al menos inmediatamente, conlleva niveles de satisfacción que exigen de no poca experiencia.

«Pero en todos me dispongo siempre con total entrega. Disfruto cada personaje como si fuera el único. Cada cual con sus retos y posibilidades.

«Ha sido gratificante transitar por estos escenarios tan diversos; el más reciente como profesora de actuación con títeres a los alumnos de tercer año en la especialidad de actuación, en la Escuela Nacional de Arte. Es un proceso muy enriquecedor en el que compartimos lo que sabemos, y todos aprendemos. Mi reto está siempre en cautivarlos y adentrarlos al teatro de figuras. Si ellos se inspiran, será la primera de las satisfacciones. La experiencia en el cine ha sido en películas de las cuales estoy muy contenta de haber participado. Corazón azul, de Miguel Coyula; Candelaria, donde tuve el privilegio de compartir con Verónica Linn y Alden Knight, dirigida por Jhonny Hendrix Hinestroza; y Santa y Andrés y Vicenta B, del cineasta Carlos Lechuga. Todas con buena aceptación, tanto del público cubano y foráneo, como de los especialistas en diversos festivales internacionales».

Explorar otras formas de hacer teatro

Los dos últimos espectáculos de La Salamandra han modificado visiblemente su línea de trabajo. Para dicha del público mantienen he intensifican, diría yo, el buen gusto, la sutileza y el bordado trabajo de manipulación, además de una diversificación estética. ¿A qué obedece este giro?

«Desde los inicios del grupo, cuando hacíamos teatro para niños, siempre nos preocupó mucho la visualidad de cada espectáculo. En este primer momento el diseñador era Kiko Figueredo, el cual había tenido una formación musical como trovador y también como dibujante.

«A partir del 2014, junto al diseñador escénico Mario David Cárdenas, comenzamos a explorar otras formas de hacer teatro a partir de la técnica de papel y del teatro de objetos. La misma dramaturgia la concebíamos a partir de la narración visual. Así surgió ´Historias bien guardadas´, dos propuestas en un mismo espacio en el que cada personaje, a través de sus recuerdos, evoca su pasado. Fue un proceso donde conocimos historias interesantes de varias personalidades de la clase alta cubana a principio del siglo XX. Revisitamos la historia política del siglo XIX, y nos apropiamos de muchos aspectos de los personajes tipos que describiera Emilio Roig de Leuchsenring en su libro ´Artículos de costumbres´; todo con el fin de darle verdad a la historia que queríamos contar. Apenas se habla, todo el peso está en las acciones, y por lo tanto lo visual era preponderante.

«Después seguimos con ´El Encuentro´, un unipersonal que recrea la década de los años 50 en Cuba, contado desde la publicidad concebida para la tienda El Encanto, un ícono de la moda y el comercio de esos años.

«El más reciente espectáculo es ´Aventuras del soldado desconocido´, basada en la novela de Pablo de la Torriente Brau, junto al grupo Retablos. Aquí comparto roles con Christian Medina, y el equipo lo redondea Mario David Cárdenas».

¿Qué es el “Teatrino de Diego”? ¿Cómo nace este proyecto?

«Es una serie para la televisión inspirada en el poemario ´Soñar despierto´, del poeta Eliseo Diego. Su precedente fueron dos capítulos, hechos para las redes durante la pandemia, en pleno confinamiento, a partir de una investigación sobre la historia del teatro de papel en Europa, la cual cuenta cómo se hermanaron el teatro y las imprentas, creando uno de los juguetes de mayor éxito en Inglaterra. Editaban las obras de teatro como guía dramatúrgica, imprimían las imágenes de los personajes, y el plato fuerte: el teatrino, con su frontón, el proscenio, las bambalinas y las patas. Así nacía el Toy Theatre o Juvenile Drama.

«Con este punto de partida, nos gustó la idea de hacer algo con los versos de Jean de la Fontaine, pues cada historia muestra brevemente un prólogo, el conflicto y luego el desenlace, con una exquisita enseñanza, con un verbo delicioso y para nada común. Queríamos jugar al teatro desde esa literatura. Todos en casa se involucraron, mi mamá en la logística culinaria, Mario diseñando y creando cada elemento escenográfico, y yo en un dueto feliz con nuestro niño Diego Figueredo, quien fue el narrador de los capítulos titulados ´Fábulas de papel´.

«En ambos experimentos recreamos el teatro dentro del audiovisual, teniendo en cuenta las ventajas de la edición digital, pero sin perder la dinámica teatral.

«En ´El Teatrino…´ no fue difícil encontrar en cada poema una anécdota de la familia de Eliseo Diego a recrear. ´Soñar despierto´ es un poemario que describe como fue de imaginativa la infancia del poeta en Villa Berta. Nosotros solo jugamos a revivirla, unas veces desde el propio Eliseo niño, hasta su nieto Ismael de Diego. Fue una oportunidad inusitada de acercarme a la vida y obra de Eliseo Diego, a las ilustraciones y dibujos de Rapi Diego, su hijo, y la posibilidad de compartir con su hija Josefina de Diego (Fefé), a quien agradezco infinitamente toda su entrega al proyecto. Todo el proyecto fue transmitido íntegramente por la televisión nacional».

Ederlys Rodríguez: «El teatro en Cuba vive, a pesar de nada, y eso es significativo»

¿Cómo percibes el actual teatro cubano?

«El teatro en Cuba vive, a pesar de nada, y eso es significativo. Sin la complacencia de las instituciones, soy del criterio que pocos son los grupos con un trabajo trascendental. Pero hay mucha gente que se vuelca a las tablas sin cuestionarse como vive, porque esa es su esencia. Tenemos una tradición teatral de años, ya tiene sus raíces, y un público ávido, siempre a la espera de cada propuesta. En particular, el teatro de títeres tiene como creadores a titiriteros, directores y demás especialistas que viven prendados por lo que hacen. Así que me atrevo a decir que habrá teatro por siempre«.

De los nuevos proyectos te pediré alguna primicia. Ya sé que existe el mito de no adelantar detalles para garantizar la buena suerte, pero me atrevo a confirmar que eso va implícito en todo tu quehacer.

«Todavía exhaustos por las presentaciones de ´Aventuras del soldado desconocido´, ya estamos en la etapa de producción de otra serie para la televisión, a partir de ´El retorno del maestro´, del maestro poeta Raúl Ferrer. Tanto Mario David como yo, hemos tenido el placer de conocer a Pedro Luis Ferrer, músico poeta que admiramos desde hace muchos años, quien ha compuesto la música original para este proyecto, a partir de los versos de su tío Raúl. Una vez más estos procesos de trabajo nos sorprenden. Tener la oportunidad de conocer y compartir con Pedro Luis ha sido una enseñanza de vida.

«Para despedirme, quiero retribuir tus elogios y toda muestra de amistad en tu entrevista. Al igual que la oportunidad de compartir con el lector. ¡Gracias!».