Julita Osendi: «Sigan amándome u odiándome»

Alas Tensas conversa con la periodista y comentarista deportiva Julita Osendi sobre los prejuicios que ha tenido que enfrentar, sobre el deporte y la Cuba actual.

La periodista deportiva cubana Julita Osendi frente al mar, y con sombrero y espejuelos
La periodista deportiva cubana Julita Osendi frente al mar. Imágenes: Cortesía de la entrevistada

En Cuba no hace falta ser amante de ningún deporte para saber quién es Julia Osendi Díaz, Julita, como ella prácticamente exige que la llame, apenas contacto con ella. Cuando usted escucha o lee su nombre, como mínimo piensa “ah, sí, esa mujer que hacía periodismo deportivo”. Y esa es quizás una forma inevitable de pensar en ella, como una mujer que se impuso en un mundo de hombres. La única mujer que los cubanos vimos, durante mucho tiempo, haciendo reportajes y comentarios, polemizando, sobre deportes, en la televisión.

Esa, sin embargo, es una forma reduccionista de ver a Julita Osendi, quien ha sido mucho más que la primera periodista deportiva de la televisión cubana. Esta mujer, nacida el 16 de enero de 1954, ha realizado más de cincuenta documentales y trabajos especiales a lo largo de su carrera y ha cubierto Juegos Olímpicos y otros eventos multideportivos, además de campeonatos mundiales de atletismo, béisbol, baloncesto, a lo largo de una carrera, que, aunque oficialmente dio por terminada al jubilarse en 2014 y haya desaparecido de las pantallas de la televisión estatal de la Isla, no ha concluido, porque ella continúa escribiendo. Ahora, para mi sorpresa y quizás para la de muchos lectores, pueden leerse trabajos suyos en el medio independiente Cibercuba.

Si usted alguna vez, usted tuvo la impresión de que esta mujer era un poco autosuficiente y que tenía un ego altísimo, ella se encarga de demostrarle que tenía razón y que probablemente se quedó corto, en esta entrevista en la que habla de su pasión: el deporte. Una pasión que la llevó a cubrir un Campeonato Mundial de Atletismo en muletas. La misma con la que disfruta los éxitos de los atletas cubanos y con la que sufre el declive actual del deporte en Cuba.

Y como Julita Osendi vive en Cuba, también habla sobre su visión de la realidad de la Isla. Una visión que ha cambiado con el tiempo.

¿Por qué periodismo deportivo?

Soy una deportista frustrada. Era una gran velocista, específicamente de los 100 metros y por ser tan blanca no me aceptaban, aunque les ganaba a muchas. Decidí llegar al deporte por otra vía y lo logré. El deporte es mi vida y los deportistas cubanos, mi familia.

¿Considera que enfrentó obstáculos, prejuicios, a lo largo de su carrera por ser mujer?

Sí, fundamentalmente de atletas, entrenadores y aficionados; no de mis colegas. Los primeros, poco a poco, se dieron cuenta que lo mío iba en serio y llegaron a admirarme y respetarme. Rompí un mito, abrí un sendero.

De izquierda a derecha Jorge Luis Aguilera, Ana Fidelia Quirot, Julita Osendi, Alberto Juantorena, Caridad Colón, Yipsi Moreno y Javier Sotomayor. Todos los que acompañan a Julita son medallistas olímpicos.

¿Cuál ha sido el momento más satisfactorio de su carrera y cuál el más duro o más decepcionante?

Han sido varios muy buenos pero el más emocionante para mí, ver ganar a Ana Fidelia Quirot el Campeonato Mundial de Gottemburg 95 tras recuperarse de sus quemaduras. El peor, sin dudas, la desestimación que he percibido tras jubilarme; aclaro, no del pueblo ni de los atletas.

La desestimación es en todos los sentidos. No cuentan conmigo para nada. Desde que a mí no me invitaron al juego (de béisbol) cuando vino el presidente (Barack) Obama al Latino, acabada de jubilar, hasta actividades que les dan a las mujeres, hasta no poderme mencionar en el Noticiero Deportivo, del cual soy más que fundadora. Es una subestimación total hacia mi persona.

Pero en estos momentos me alegro. Me ha puesto en la dimensión exacta de lo que valen ellos y de lo que vale un ser humano como yo, que le he dado la vida al deporte cubano y al deportista cubano. Trabajaba como una yegua.

Una cosa importante, cuando yo me jubilé yo planteé que quería quedarme dándoles clases de manera gratuita a los jóvenes que venían detrás. No solo a estudiantes de periodismo, sino a los que comenzaban a trabajar luego. Solicité que me dejaran al frente de la videoteca deportiva, que yo la iba a organizar y terminar de digitalizar, cosa que hice. Yo he salvado mucho de la vida histórica del deporte cubano; todo lo demás se perdió.

Dije que por qué no me dejaban un noticiero deportivo, que ahora no hay quien lo haga, a la semana, y un noticiero dominical. Y yo con eso completaba los mil y pico de pesos que me pagaban. Y han llamado a cualquiera que se retire o han dejado a cualquiera que se ha retirado y sin embargo a mí no.

Me pude desentrenar en Cubavisión Internacional, gracias a mi colega Ivón Deulofeo, que me dio la oportunidad de hacer dos temporadas del programa Historias Deportivas. Ahí, poco a poco, me fui acostumbrando a la idea de que no iba a trabajar más en la televisión.

Es un aislamiento total. No me mencionan. Antes me felicitaban por la televisión en mis cumpleaños, en los juegos de pelota, en el deporte que estuviera al aire… Nada. Como si yo me hubiera muerto.

Lo que pasa es que, aparte de que tengo un ego que llega a la estratósfera y va más allá, el pueblo a mí no me deja sentirme mal. Ni la afición deportiva ni la gente normal en la calle, todo el mundo me pregunta “¿por qué te retiraste, si tú luces muy bien, si tú estás muy lúcida?” El pueblo es el que me ha permitido sentirme persona. Porque si es por los dirigentes del ICRT (Instituto Cubano de Radio y Televisión) yo no soy una persona, soy un trasto que se utilizó cuando era nuevo y que se echó a un lado, deteriorado, por viejo.

Estuve un mes ingresada por una caída que me di, en 2013. De la operación, por la rotura completa del cuádriceps, me fui para el Mundial de Atletismo con dos muletas axilares. Y fui, porque me dio la gana, porque era mi último Mundial y me invitó Lamine Diack, presidente de la IAAF (Federación Internacional de Atletismo Amateur) en ese momento. No le costé nada a este país. Fui a pedir dieta de bolsillo y el consejo que me dieron fue que no fuera. Al hospital fueron a verme tres personas, de 40 que trabajaban en el Noticiero del canal Tele Rebelde en ese momento.

Julita Osendi en la Olimpiada de Londres 2012.

Le confieso que me sorprendió ver entrevistas suyas en Cibercuba, que es un medio independiente, mal visto por el Gobierno cubano. Siempre la vi como una admiradora de Fidel Castro y de la Revolución cubana, por lo que el hecho de que ahora publique artículos en un medio independiente puede parecer una contradicción. ¿Qué la llevó a publicar en Cibercuba? ¿Esto le ha traído consecuencias negativas?

Este país es muy complejo, muy mal balanceado, en el cual no se respeta lo que un ser humano ha hecho a lo largo de su vida. Yo asistí a seis Juegos Olímpicos, además de Panamericanos, Centroamericanos, Mundiales de Atletismo, Básquet(f) y Béisbol, entre muchos eventos. He realizado más de 50 documentales y trabajos especiales… ¿y? Percibo un irrisorio salario que no llega a los 3.000 pesos cubanos. No soy yo sola por supuesto. Cibercuba me ha dado la oportunidad de subsistir y yo escribo, mayoritariamente entrevistas, en las que reflejo lo que opinan mis entrevistados. Yo, Julita Osendi, siempre estaré en deuda con Cibercuba, porque aún en los peores momentos de la pandemia, me mantuvieron en plantilla, me permitieron subsistir.

¿Qué opina del hecho de que los medios independientes estén bloqueados dentro del país?

Creo que se debería abrir el diapasón, que cada cual escriba lo que le plazca, mientras no apelen a la violencia o a la falta de respeto. Se puede criticar; de hecho, la crítica es un género periodístico, pero siempre con decencia. Hay mucha gente, nada seria, hablando boberías; otras, por el contrario, muy centradas. En la diversidad está la verdad. Yo antes no pensaba así, pero ahora sí, es pura dialéctica, es la verdad.

¿Por qué, en su opinión, se han disparado las fugas de atletas (incluso medallistas olímpicos como Ismael Borrero, Fernando Dayán Jorge y Yaimé Pérez) durante eventos en el exterior y las solicitudes de baja de las federaciones de los respectivos deportes, pese a que en 2013 el Gobierno dio luz verde a la contratación de atletas en el extranjero (y en abril pasado aprobó la inserción de los boxeadores en circuitos profesionales), además de que los medallistas mundiales, olímpicos y panamericanos reciben un estipendio por sus medallas, y se ha premiado a medallistas olímpicos con vehículos, y existe la medida punitiva de prohibirles entrar al país durante ocho años a los que abandonan delegaciones durante competencias internacionales?

Yo siempre quise poder comprarme un carro, poder aspirar a una casa en un barrio que me gustara, poder entrar a una tienda a comprarles a mis hijos y a mí lo que estuviera en mis posibilidades económicas. Nunca pudo ser. Llegué a ser la periodista más popular de Cuba por varios años y nunca lo pude hacer ni tener. Había que depender de lo que te dieran.

¿Qué significa que te den un carro que después no puedes mantener, que te paguen tus medallas ahora ni siquiera en MLC (Moneda Libremente Convertible)? Mis hijos se miraron en mi espejo y tengo a los dos mayores en el extranjero viviendo su vida, trabajando como bestias (como lo hice yo en lo mío), peroooooo… recogiendo el fruto de su trabajo.

Yo no fui a seis Juegos Olímpicos porque era linda ni porque me acostara con nadie ¡NO! Yo fui porque estaba apta, muy apta para realizar el mejor de los trabajos. Nada fue regalado… ¿Te digo más? Estuve agradecida por muchos años. Con esos viajes les di de comer a mis hijos, los vestí, los calcé… Nuncaaaaa los dejé detrás. Ahora me doy cuenta que con la mitad de lo que trabajé, tuviera una vida segura, sin estrés y sin dependencia de nadie ni de nada.

Abandonar una delegación, cualquiera que sea, no es algo que haya que premiar, aunque de veras las circunstancias en las que este país ha vivido, te mueven a eso y esta cubana no los critica. Y por supuesto, no estoy de acuerdo con esa sanción de siete años sin poder regresar. Esos atletas nos llenan de orgullo día a día. Mira la MLB (Grandes Ligas) con tantos buenos peloteros y ¿de dónde son muchos? ¡cubanos! ¿Cómo cerrarles las puertas?

Lo mismo hicieron con los que se fueron por el Mariel y ahora son los héroes a los que se les solicita inviertan en nuestra paupérrima economía.

Julita, creo que a estas alturas es innegable el retroceso que ha sufrido el deporte cubano. El béisbol (fuera de las olimpiadas pasadas por primera vez desde 1992, después de ganar tres medallas de oro y dos de plata) y el atletismo (sin medallas en el pasado mundial, peor actuación de la historia, además de la cantidad de lesionados en las pasadas olimpiadas) son ejemplos claros. ¿A qué se debe ese retroceso, en su opinión, y qué se podría hacer para revertirlo?

Mi respuesta es breve: cambiar el sistema social que tras casi 63 años demuestra su ineficacia. El bloqueo existe, las medidas recrudecedoras existen, pero es peor el bloqueo interno: que en cada tienda venga un producto distinto cada día y la gente tenga que matarse en las colas, que los derrumbes y los baches pululen sin que haya una solución, que la potencia médica no pueda distribuir los medicamentos más esenciales, que las calles estén cubiertas por los desechos de unos contenedores en quiebra, que al cabo de seis décadas se den cuenta que las termoeléctricas tienen fecha de vencimiento y los apagones se hayan apoderado de la Isla, etc., etc., etc. ¡¡¡Por favor!

¿Qué piensa de la separación de Yipsi Moreno de su cargo de comisionada nacional y, sobre todo, de la forma en que se llevó a cabo su separación, de la que ella se enteró por la televisión, según le contó a usted en una entrevista?

Es algo usual, no me asombra; le hicieron un favor.

Sé que le encanta el béisbol y supongo que le han disgustado los resultados de las selecciones nacionales a nivel internacional en los últimos años. Respecto al Clásico Mundial de Béisbol, en marzo, un grupo de peloteros que tuvieron éxito y otros que están triunfando en el béisbol de Grandes Ligas actualmente propusieron la idea de que un equipo independiente, integrado por peloteros que no pueden integrar el equipo nacional, conformen un equipo cubano independiente para acudir al Clásico y a otros eventos internacionales. ¿Qué opina usted de esa idea?

«Es lamentable que en estos momentos sobren los dedos de una mano para seleccionar jugadores de nuestra Serie Nacional que tengan algo que hacer en un equipo al Clásico»…

Es lamentable que en estos momentos sobren los dedos de una mano para seleccionar jugadores de nuestra Serie Nacional que tengan algo que hacer en un equipo al Clásico por lo que, para mí, inteligente sería dejar POR UNA VEZ, la política afuera y formar un seleccionado que integren los de más valía.

En este caso son los que están en la MLB, pero no sería justo con los de aquí que fueran solamente ellos. Aquí hay peloteros contratados por Cuba en el extranjero que pueden hacer el grado (aunque por lo general no rinden con las Cuatro Letras)

Aquí, hay, como dije, algunos pocos, que pudieran ser elegidos. O sea, un equipo de CUBANOS es lo mejor para representarnos. No es lo mismo que el 100% sea de la MLB a que ellos lleven el indiscutible peso del equipo.

Julita Osendi con dos de sus seis nietos.

Quiero aprovechar esta entrevista para decir algo. Yo he sido y soy una persona amada y odiada, creo que a partes iguales. Me entregué, entregué mi vida, mi pasión por algo que pensé era lo mejor para mi país, para mi deporte, para mi familia, para MIS HIJOS.

Ahora he palpado cosas inadmisibles: hijos y nietos de papá y mamá dando vueltas por el mundo, gerentes del turismo, funcionarios, dueños de paladares y establecimientos rentables. Todos en carro cuando el pueblo no accede ni a una sucia guagua. Nunca viví en la opulencia, siempre viví en el Cerro en una casa que se estaba cayendo y que poco a poco pude ir reconstruyendo. Tuve que vender mi Lada para invertir en la casa. O sea, yo no viví para nada de lamer botas, solo de mi trabajo y de lo que creía.

Perdonen, pero hacía tiempo que quería decir eso y por favor, sigan amándome y odiándome. Mi mamá decía: “hija, el caso es que hablen” y al carajo.

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