Reseña literaria |»Lo que fue ciudad» un ejercicio de insinuación de Liyanis González

Una reseña sobre el nuevo poemario de Liyanis González que toma como centro a la ciudad, sus transeúntes, sus misterios y silencios...

| Escrituras | 17/04/2023
liyanis Gonzalez junto a su poemario Lo que fue ciudad.
Liyanis González (Pinar del Río, Cuba, 1971) junto a la portada de su libro "Lo que fue ciudad". Collage: Alas Tensas

La mujer esta vestida de negro, trae el pelo despeinado y luce un cerquillo amplio que le cubre la frente. A simple vista parece una joven de las películas del neorrealismo italiano. No es señorial, pero tampoco es sesentera. Es sobria, pero sin llegar a la solemnidad. Esa descripción bien se ajusta a la persona, la autora que escribió el conjunto de poemas que hoy presento.

Creo fervientemente que imagen y lenguaje son las dos caras de una misma moneda. Aunque también sé, que ella en este caso, la autora podría disfrazarse, aparentar ser otra, igual que cuando escribimos. Pero también sé que esa que describí hace un instante es en gran medida la persona que escribió Lo que fue ciudad.

La mujer cruza la calle, me saluda. Parece no importarle los edificios que están a su alrededor, digo parece porque ella tiene conciencia que la ciudad es ella misma, y más, está segura que la urbe es la visión que tiene ella de sí misma, y de su entorno. Por eso escribe y no hace fotos del entramado urbano.

Este fragmento de película me sirve para presentar la voz lírica que cuenta estos poemas, que en este caso se parece mucho al aspecto físico de la ciudadana Liyanis González. Lo que fue ciudad, su más reciente título publicado, es un anuncio desde el mismísimo nombre al pasado, «fue» como si en ese lugar donde hoy está enclavada la ciudad, hubiera existido algo muy diferente a lo que se aprecia en la realidad más inmediata. 

Liyanis González Padrón 

(Pinar del Río, Cuba, 1971). Poeta, profesora de literatura y examinadora académica internacional. Ha publicado en Ecuador, donde reside desde 1995, los libros de poesía Estaciones de sombraCofre de alquimiasCambios de nombre, Papeles nocturnos y Bajo la dulce agonía de la piedra. Actualmente trabaja en un volumen que reúne toda su obra poética publicada hasta la fecha.
Libro de Liyanis González Lo que fue ciudad
Lo que fue ciudad fue publicado por la editorial portuguesa On y va. Foto: Cortesía del autor.

En el poema que da inicio al libro, la escritora nos dice «sueñas que despiertas en otra ciudad».

Ya se sabe que las ciudades no cuentan sus historias, no las transmiten, las contienen, cargan con ellas. Nosotros por suerte, sí podemos olvidar nuestro pasado. 

La celebración de no decir en «concreto» cada vez le doy mayor importancia. ¿Por qué un texto debiera decir igual que como dicen las pizarras de las cafeterías, o como se anuncian las salidas de los aviones en los aeropuertos? El valor debe estar en la información velada, en el camuflaje de los vocablos. Porque no hay nada más existente que perderse, sobre todo si hablamos de un libro cuyo título es Lo que fue ciudad.

Si algo dicho quieres que perdure, cosa que sucede en raras ocasiones, ese algo dicho, debe ser escondido, acto seguido de lo expuesto. Se debe decir apenas, como si se asomara lo que se quiere insinuar, nunca decir (en el caso de este libro). Lo expuesto corre despavoridamente a refugiarse en una madriguera a unos cuantos metros bajo la tierra. Algo así sucede con los poemas de Liyanis.

¿Qué anécdotas hay detrás de cada verso? Quizás algún día la autora no los podrá decir. El exergo que utiliza nos da una pista, es del escritor cubano-italiano Ítalo Calvino del ya mítico libro, Las ciudades invisibles

El autor en ese libro sí describe los habitantes de algunas urbes, aunque ninguno de esos individuos tiene nombre, son gente, y eso no más, gente.

Decir con objetividad los hechos, en muchas ocasiones no tiene ningún valor. Sobre todo en la actualidad en la que casi todo nos exige ser prácticos, concisos, exactos. Decir desde la emoción para hablar de una tarde, de las horas soleadas en una habitación, del vértigo de un murciélago, una mujer que se asoma a la ventana.

Liyanis González lee 3 poemas de su libro Lo que fue ciudad.

Ejercicio de insinuación

Las ciudades que nos brinda Liyanis no se encuentran tan fáciles, ni siquiera leyendo su libro. Su ciudad es un enjambre, pero no de calles que de por sí ese enjambre es ya complicado. Su ciudad es un desbarajuste de sentidos, y digo sentidos porque no llegan a ser sentimientos. Los sentimientos se pueden clasificar: amor, odio, nostalgia….aquí en las ciudades de Liyanis las brújulas son inútiles. 

La cotidianidad podría contener lo más significativo de una existencia. Un libro de poemas es un diario, pero no para enumerar los hechos del día a día. Un libro de poemas es un diario donde se pude hilvanar el hilo del pensamiento de quien lo escribe.

Ahora la muchacha de la película entra a un café oscuro, cuelgan unas bombillas que desprenden una luz amarilla. Se escucha de fondo una música melancólica, es Fado. La muchacha se toma un café, se hace un moño con una liga que trae como pulsera en la muñeca de la mano. No puedo alejarme de lo elegante que son los poemas que conforman el libro. La autora y los posibles lectores del libro no conocen la ciudad de la que tanto el poemario habla, y es por eso que Liyanis escribe de ella (la ciudad). Escribir para caminar, para desandar por las calles que jamás te hubieras imaginado caminar. El gesto de hacerse un moño con la liga se repetirá durante las dos horas que dura la película. Tiempo que me demoré en leer el libro. Demás está decir que el filme es en blanco y negro.

Aún no hablo de los poemas aparentemente. Me gustaría pensar que el libro lo conforma un solo texto que la poeta ha fragmento, dividido en puntos finales y en títulos. Así como la naturaleza pone punto final a los días, a la luz, para dar paso a las noches, a la oscuridad. Pero todos sabemos que de lo que se trata es de una continuidad infinita. 

Un libro como Lo que fue ciudad yo no podría hacerle una valoración literaria si no fuera desde el mismísimo terreno donde fue concebido la poesía. Desde lo escondido, desde el misterio, ingredientes que al final son la misma cosa. 

Me place hablar del libro pero sin citarlo, para estar a tono al lenguaje que utiliza la autora. En el libro la ciudad no es solo espacio físico, habitado, con sus inmuebles patrimoniales, sus casas, sus barrios residenciales. Es más, lo construido no tiene la menor importancia, porque lo construido se va erigiendo en la medida en que se avanza en la lectura, y lo construido no utiliza ladrillos, ni bloques, ni cemento. El libro es una clara referencia al pasado, la autora nos dice: esto fue lo que fue la ciudad. 

Una acumulación de palabras, el aire frío que eriza los pelos de la nuca de un joven que tiene su barba sin afeitar y que espera a una muchacha, la ciudad, vestida de negro, y con esmalte color naranja en sus uñas. Sus uñas es el único tono alegre que le acompaña. Sin embargo la mujer sonríe al ver al joven. 

Así es el libro de Liyanis, sobrio y distante porque ya se sabe, lo elegante tiene una buena carga de lo inalcanzable. Por eso los afiches de las grandes marcas de moda, sus modelos, posan, la cámara capta las imágenes a contra picada, los modelos nunca ríen, su mirada es evasiva, para reforzar el deseo de conquista, de lo casi inalcanzable. Esa estrategia la utiliza la autora en su libro. Se lee., pero no se descifra del todo lo escrito. Se lee por el placer de las palabras, más que por el placer de entender algún hecho. En el libro no hay denuncia, ni reclamos, al menos no aparentes.

Estamos ante un excelente ejercicio de insinuación. Un ejemplo de simulación. Este libro es un libro para leer un día de lluvia, con una luz tenue, en un cuarto con cortinas. La sensación que provoca su lectura es la de una zozobra tímida, ensimismada.

Al terminar su lectura te vuelves a preguntar qué hay detrás de cada verso. ¿La ciudad existió en la vida real? ¿El sujeto lírico es el extranjero que observa, el que escribe los poemas? O por el contrario ¿la ciudad es quien cuenta la historia?      

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