(Cuba, 1981). Escritor y artista plástico. Sus manos han envejecido prematuramente por su antigua labor como restaurador. Sus manos han acariciado más la piedra de cantería, el yeso, la pintura mural, las rejas de hierro, que la piel humana. Le interesa lo escondido, recoger fragmentos, desechos, con ellos construye artesanías que después vende. Le hubiera gustado ser arqueólogo. Ha publicado, entre otros, los libros: Sombras del solo (Ed. Holguín, 2005), Peces en bolsas de nylon (Ed. Ávila, 2009), Música de fondo (Ed. La Luz, 2010), A la intemperie (Ed. Holguín, 2011), Vaciados (Ed. Aldabón, 2011), Esteros (Ed. Abril, 2013). Ha recibido numerosos premios entre los que se encuentran el “Premio Calendario” en Poesía, 2012 y la beca de creación literaria que otorga el proyecto “Torre de Letras”, 2016. En el 2018 publicó Óxido por Letras Cubanas. Recientemente ha salido a la luz País excéntrico, publicado por Iliada Ediciones.
¿Por qué la dictadura en Cuba aún se mantiene? Pregunta un artista cubano en Ecuador, mientras nos narra uno de sus días en el exilio.
Las mujeres contorsionistas que aparecen en las pinturas del ecuatoriano Cristóbal González nos hablan de una vida sin responsabilidades, en ocio perpetuo.
«Lo que fue ciudad» es un libro sobrio y distante porque ya se sabe, lo elegante tiene una buena carga de lo inalcanzable.
El teatro cubano como reflejo de su sociedad, y Cuba como un gran montaje teatral… Reflexiones sobre arte y disidencia.
«Toda mudanza es contrabando, cruce de fronteras, flujo, reflujo, adaptación más que transformación».
Mostrar al extraño tus partes íntimas es quizás menos íntimo que los posts sobre momentos felices o la muerte de algún familiar.
Un acto de discriminación transfóbica en la Basílica del Voto Nacional de Quito, Ecuador, genera manifestaciones de la comunidad LGTBQ+.
«Nunca imaginé que tu nombre estaría en los titulares de algunos periódicos del mundo, acusando».
«Mi relación con el Oriente de Cuba ha sido de permanencia y rechazo. Aprendí a alejarme de él desde muy joven…»
Ese día metí mi lengua hasta lo más profundo de tu garganta, queriendo encontrar el sabor de tu estómago, el de tu digestión.