75 huelgas de presos políticos en Cuba: la resistencia cívica aumenta tras el 11J

Frente a un contexto de total vulnerabilidad, la huelga de hambre es utilizada por los presos políticos en Cuba, como mecanismo de defensa y, ante todo, como un gesto cívico para luchar por la libertad.

| Mundo | 01/02/2024
Lizandra Góngora presa política del 11j
Lizandra Góngora presa política del 11j. Ilustración Mary Esther Lemus

“Un huelguista está agonizando después del vigésimo día sin ingerir alimentos. (…) La debilidad progresa y se adueña del cuerpo dolorosamente. Aparecen los vómitos que deshidratan, al mismo tiempo que se experimenta frialdad, palidez y sudoración pegajosa. La vista merma de día en día y se convierte en una nube que distorsiona paredes y rejas. Las piernas parecen despegarse del cuerpo”.1

Observar a este nivel de detalle, cómo evolucionan en tiempo real las huelgas en las prisiones cubanas se hace imposible. Sin embargo, testimonios como estos de la década de 1980 nos permiten imaginar las circunstancias, el trauma del cuerpo, el peso apretado de la piel, las alucinaciones, las náuseas, las miradas vidriosas al techo, el revuelo de las moscas y la resequedad de la boca. 

Lo que sí se puede monitorear actualmente, con un poco de más claridad, gracias a la presencia de las redes sociales y el trabajo de los medios de prensa, son datos más duros y fríos. 

Tras el estallido social del 11 de julio de 2021 hubo un aumento importante del número de presos por razones políticas. Si en julio de 2018 la organización independiente Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) contabilizaba 120 presos políticos; para noviembre de 2023 la plataforma Justicia 11j registró 1568 encarcelamientos. Frente a esta cifra, el número de denuncias de huelgas de hambre dentro de las prisiones cubanas también aumentó, utilizada como mecanismo de defensa contra la vulneración de los derechos y, ante todo, un gesto cívico para intentar alcanzar la libertad. 

Un registro realizado para este reportaje analizó 75 huelgas de hambre ejecutadas por 47 presas y presos políticos cubanos —de los más de mil que fueron encarcelados después del 11J— entre julio de 2021 y diciembre de 2023. Estos (y estas) huelguistas darán cuenta del silenciamiento al que el régimen intenta colocar a los presos políticos, aprovechando la situación de extrema vulnerabilidad que se da en las prisiones.

huelgas de hambre realizadas por presos políticos del 11j
El 21% de las huelgas fueron realizadas por mujeres.

Vale la pena destacar, específicamente con la muestra de 75 huelgas que estamos analizando, que 56 de ellas fueron realizadas por personas arrestadas en el marco de las manifestaciones del 11 de julio de 2021. Y otro dato importante a señalar es que la mayoría de ellas (43), fueron realizadas por presos políticos que pertenecían a grupos de la oposición. Luego se puede conocer el rango de edad de los huelguistas de esta misma muestra. Entre hombres y mujeres este rango se comportaba entre 26 y 61 años.  

Por otro lado, de las 30 instalaciones carcelarias (en 5 casos fue imposible identificar el lugar donde se efectuó la protesta) donde se registraron las huelgas de esta muestra, fue la Prisión de Máximo Rigor Quivicán-Aguacate, donde más ayunos se llevaron a cabo con 11 protestas registradas. 

Y es que fue en esta misma prisión, en vísperas de la visita a la isla del alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, en mayo de 2023, donde más presos políticos (un total de 7) se sumaron a una huelga colectiva nacional exigiendo mejoras en las condiciones alimentarias y sanitarias en las prisiones para todos los reclusos, así como la libertad de los presos políticos. 

Yosvany Rossell García, uno de los 15 huelguistas2 que más tiempo estuvo plantado en el marco de la visita de Borrell, tuvo que ser trasladado el 30 de mayo al Hospital Quirúrgico «Lucía Iñiguez Landín», de la provincia de Holguín, tras sufrir un desmayo. 

Mailin Sánchez, esposa de Yosvany, después de visitarlo en el día 20 de su protesta, compartió a través de X (antes Twitter) un audio con la impresión que le causó: “mi niña me implora que la lleve a ver a su papá, pero yo no tengo corazón. Si ves a Yosvany te parte el alma. Está en el huesito. Es nada más ojos. Está muy débil. Yo vine descompensada (…) con la presión alta de verlo así. Yo no puedo dejar que la niña lo vea así, si ella lo ve regresa traumatizada como he regresado yo”. 

Rossell García es herrero de profesión, padre de tres niños, y cuentapropista al momento de su detención producida el 15 de julio de 2021, tras participar en las manifestaciones del 11 de julio en Holguín. Fue acusado por el delito de sedición y recibió una petición fiscal de 30 años. 

La Fiscalía General de Cuba argumentó en 2022, momento en que estaban teniendo lugar los juicios contra algunos manifestantes, en un artículo publicado en el Granma que se optó por acusar a algunos de sedición por «el nivel de violencia demostrado en las conductas vandálicas que de manera tumultuaria causaron lesiones y pusieron en peligro la vida de ciudadanos, funcionarios y miembros de las fuerzas del orden» y tuvieron el «deliberado propósito de subvertir el orden constitucional». La aplicación de este delito tuvo un objetivo ejemplarizante, y así lo hicieron saber diversas organizaciones de la sociedad civil como Justicia 11j. 

Yosvany Rossell García, fue condenado a una sanción de 15 años en la prisión Máximo Rigor Cuba Sí / El Yayal en Holguín. Y aunque su séptima huelga, que se alargó por 21 días, y la del resto de sus compañeros, tuvo resonancia en la prensa cubana y la internacional, Josep Borrell durante su visita a la isla sólo se limitó a decir en un acto donde estaban invitadas pequeñas y medianas empresas cubanas, que “se celebraría pronto un diálogo sobre derechos humanos, y que esperaba poder hacerlo antes de fin de año». 

manifestantes del 11j en cuba y huelgas de hambre
De las 75 huelgas analizadas, 56 fueron realizadas por manifestantes del 11 de julio.

“11J: nos quitamos el ropaje del silencio” 

El 11 de julio de 2021, miles de cubanos y cubanas, en más de 20 ciudades del país, se manifestaron espontáneamente en la isla. Las demandas que motivaron esta manifestación no sólo aludieron al cese de la inseguridad alimentaria y sanitaria, de los cortes de electricidad y del desabastecimiento generalizado en todo país, sino que buscaron frenar la política autoritaria del gobierno cubano y reestablecer derechos básicos como la libertad de reunión, asociación y expresión. 

Pasadas las 10 de la mañana de ese 11 de julio, la transmisión y posterior viralización en Facebook de una protesta en el parque de San Antonio de los Baños sería el detonante para que, en sólo unas pocas horas, el descontento de este pequeño núcleo poblacional de la provincia de Artemisa inspirara al resto del país. Sin embargo, hay que destacar que había ya un importante nivel de inconformidad en las calles, y que grupos disidentes y/o artísticos, como el Movimiento San Isidro, el 27N, la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), las Damas de Blanco, entre otros, ya habían construido, a través de las redes sociales y desde su activismo pacífico en el espacio público, significativos referentes emancipatorios. 

El apelativo “11J”, como se ha identificado a este levantamiento ciudadano, recoge no sólo las protestas que tuvieron lugar ese día, sino las que se registraron en las jornadas subsiguientes. 

De la concentración frente al capitolio de La Habana sucedida en esa fecha, trasciende la imagen de una mujer negra, de pelo cano, corto, que usa un nasobuco azul, a media barbilla, y que a viva voz grita en una Directa: “Vivimos más de 60 años en la mentira. Esto tiene que acabarse. Nos quitamos el ropaje del silencio”. 

Pero ¿por qué llamar la atención sobre las huelgas? Porque se ponen en tensión cuestiones medulares de una persona, como la vida y la libertad. Porque a través de ellas se visibiliza la existencia de presos políticos en Cuba frente a un ocultamiento sistemático por parte de la administración del Estado. 

También, porque se pone en evidencia el carácter político e ideológico de las manifestaciones del 11J y de la irresolución de las problemáticas que movilizaron a las cubanas y cubanos a salir ese día. 

María Cristina Garrido, poeta y activista del Partido Republicano de Cuba, condenada a 7 años de privación de libertad por participar en las manifestaciones en Quivicán, ha contado a sus familiares que, tras ser arrestada, el 12 de julio, “la llevaron para la prisión del Sida y le dieron golpes por la cara, y le apretaron contra el suelo para que gritara ‘Viva Fidel’, ‘Viva la revolución”.3

María Cristina Garrido es una de las 10 mujeres que, tras el 11J y en situación de presidio político, protagonizó una huelga de hambre. 

carta de preso político cubano en huelga de hambre
Ilustración con carta de preso político cubano. Imagen: Mary Esther Lemus

“Huelgas de hambre: pústulas en el cuerpo enfermo del castrismo”4

El abogado Yaxis Cires, entrevistado para esta investigación, nos comparte el concepto de presos por motivos políticos o de conciencia en Cuba, que maneja el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), del que forma parte. “Se considera, en un primer lugar, preso por motivos políticos o de conciencia en Cuba, a la persona detenida, acusada o cumpliendo sanción, que se le castiga por el ejercicio de cualesquiera de los derechos recogidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 (…). Y en un segundo lugar, aquella al que la prisión ha sido impuesta por razones políticas y/o de conciencia, aunque el delito imputado sea considerado un delito común, siempre que este no sea contra la integridad de otras personas (salvo en los casos de probada legítima defensa)”.

Para otorgar esta condición siempre hay que realizar una investigación exhaustiva sobre la trayectoria del recluso. Este concepto que despliega el OCDH se ha adecuado al contexto cubano “esto es, al modo de operación del régimen y a las experiencias prácticas de la oposición en la isla”, aunque pudiese entrar en contradicción, por ejemplo, con la definición que defiende Amnistía Internacional, que excluye de esta categoría a los presos que hayan incurrido en un acto de violencia. 

Partiendo del concepto del OCDH, se justifica la inclusión dentro de este análisis, por ejemplo, de las 16 personas de las 47 registradas —que han realizado huelgas, en distintas instalaciones penitenciarias, ya sean de máxima seguridad, mínima severidad, estaciones de policía o centros correccionales—, que cumplen sanción por el delito ‘desacato’.5

Por otro lado, aunque el Estado cubano no permite las inspecciones periódicas a sus prisiones de observadores de derechos humanos nacionales e internacionales6; a través de familiares de presos políticos, reportajes de medios de prensa independientes, proyectos de activismo y monitoreo, revisión de testimonios públicos de exreclusos, así como la comunicación directa con presos políticos por medio de llamadas telefónicas, se puede, actualmente, conocer cuáles son las principales motivaciones de una huelga de hambre —que es el objeto de estudio de esta investigación—, las condiciones en las que se realizan, y en algunos casos, también se puede hacer el seguimiento de la protesta. Además, se consigue señalar los castigos y amenazas que sufren los huelguistas por parte de los oficiales de prisiones, si el preso recibe o no asistencia médica, etc. 

De acuerdo con el mapeo elaborado por este reportaje, al menos 52 huelgas realizadas en este período tenían como principal objetivo la búsqueda de la libertad, que se traduce en el retiro de los cargos imputados, la excarcelación inmediata y el respeto a la pluralidad política. De estas 52 huelgas sólo 3 consiguieron su propósito, pero se trataron de detenciones de corta duración y en ningún caso estaban relacionadas con las manifestaciones del 11 de julio. 

Otras de las demandas que se repiten durante las huelgas son: cese de tratos crueles (13 casos registrados), mejora de los alimentos (7), búsqueda de apoyo internacional (7), asistencia médica (5), posibilidad de ingreso de alimentos (4), solidaridad con otros presos (4), acceso a comunicación telefónica (3), petición fiscal injusta (3) e inconformidad ante nuevos cargos delictivos (2). 

huelgas de hambre en cuba realizadas por presos del 11j
Demandas más recurrentes de los huelguistas en prisión

Hay que destacar que las huelgas de hambre, en los 75 casos monitoreados, no persiguen una sola demanda en sí mismas, el llamado de atención sobre el cese de los abusos en las cárceles, la libertad de los presos políticos, las malas condiciones sanitarias y la inseguridad alimentaria, están en la base de la mayoría de las huelgas documentadas. 

A estas exigencias enumeradas habría que sumar otras observadas en esta investigación como, por ejemplo, las huelgas en rechazo a la retención de la correspondencia por parte de los oficiales de prisiones, las relacionadas con el cese de los maltratos a familiares durante las visitas y las arbitrarias suspensiones de éstas, así como por la imposición de los “planes de reeducación”. 

La huelga de hambre se entiende como la abstinencia voluntaria de alimentos por parte de una persona o grupo, donde se expone al cuerpo, de forma transitoria, a límites que pueden resultar riesgosos, con el objetivo de incidir en una toma de decisiones o como último recurso para exigir el cumplimiento de ciertos derechos y demandas. La valoración de las mismas en el contexto del presidio cubano actual, según el cumplimiento de sus objetivos se hace bastante difícil, ya que en muchos casos se desconocen sus resultados, porque hay poca documentación al respecto, falta de sistematicidad, y más aquellas huelgas que han sido poco o nada mediáticas. 

Sin embargo, para los y las activistas, estas huelgas también persiguen la visibilización de un estado de inconformidad latente, y eso sí puede considerarse un logro a nivel simbólico. Por ejemplo, para el activista del Frente Antitotalitario Unido (FANTU), Carlos Ernesto Díaz González7, el realizar 76 días de huelga de hambre en episodios intermitentes, en la prisión Ariza de Cienfuegos, fue una manera para él de poner en evidencia el “apartheid ideológico” existente en Cuba. 

“A mí me llevaron primero para Villa Marista, de allí para el Combinado y luego para Ariza. Allí yo llegué plantado8 y me metí 15 días sin comer. Siempre les hice saber a ellos (los oficiales de prisiones) que la permanencia mía allí iba a ser de esa manera: bajo protesta. Yo utilizaba la huelga de hambre como una protesta. Yo les hacía ver de esa manera que no podían meterme preso a mí sólo porque yo no fuese comunista”. 

Carlos Ernesto fue apresado el 28 de mayo de 2022 y condenado a dos años y seis meses de prisión por los delitos de desobediencia y desacato, tras subirse en el muro de un parque infantil, en el boulevard de San Rafael de La Habana, y realizar un discurso en solidaridad con los presos políticos. Durante su encarcelamiento realizó “un total de 7 huelgas intermitentes con un intervalo de uno o dos días de recuperación”. Y aunque considera que en muy pocos casos se satisfacen las demandas que mueven a un preso político a una huelga, sí cree “que éstas hacen un tipo de presión que a las autoridades molesta bastante”. 

“A mí se me da la libertad, sospechosamente, cuando yo me planto con todos estos cubanos de FANTU9, que fuimos 16 en toda la isla. Ellos no me dijeron que fue por la huelga de hambre, sin embargo, yo salgo de libertad plantado”. Díaz González obtuvo la libertad condicional en junio de 2023 y actualmente se encuentra en el exilio en Estados Unidos. 

infografía de huelgas de hambre en prisiones cubanas
Prisiones donde hubo mayor incidencia de huelgas de hambre

Sobre la efectividad de las huelgas de hambre, la reconocida disidente Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, ha comentado a esta investigación: “no puedo decirte si las huelgas son eficaces o no, porque hemos usado o estamos usando, éste y otros métodos de lucha para tumbar la dictadura, y hasta ahora ninguno ha dado resultado”. 

Soler nunca ha realizado este tipo de protesta, aunque sí ha acompañado a huelguistas, e incluso ha ayunado en solidaridad con ellos. Por ejemplo, el ayuno que realizó en septiembre de 2021, cuando los disidentes y presos políticos del 11j, Félix Navarro y José Daniel Ferrer, protagonizaban en diferentes cárceles sendas huelgas de hambre.10

Ante la pregunta sobre las formas que tiene el régimen cubano de frenar una huelga, Berta comenta que son muchas, y que el huelguista tiene que ser consciente de ello y, ante todo, consecuente con su protesta. “El gobierno cubano siempre busca cualquier herramienta para desmoralizarte, por lo que sí recomiendo que cuando una persona decida realizar una huelga de hambre tiene que ser hasta al final, y demandar cosas que realmente se le puedan arrancar al régimen; porque si no el gobierno espera a que llegue el momento en que tu caigas en shock para llevarte al hospital, medicarte, y enviarte de nuevo a la casa o si estás en prisión, te dejan morir, como ocurrió con el caso de (Orlando) Zapata”, concluye. 

imagen de Orlando Zapata junto a infografía sobre huelgas
De las 75 huelgas analizadas, 43 fueron realizadas por miembros de grupos opositores

Al revisar más de una docena de artículos publicados en medios oficialistas como Cubadebate, La pupila insomne, Canal Caribe, Granma, entre otros, vemos que cuando las huelgas de opositores reciben cobertura, el tratamiento que se les da es completamente despectivo. 

Ante todo, nunca son llamados presos de conciencia, si se trata de huelguistas que están recluidos en una cárcel por razones políticas. Usualmente el lenguaje que se usa es deshumanizante y sesgado. Son llamados “contrarrevolucionarios”, “vendepatrias”, “mercenarios”, “antisociales”, “peones engañados”, “ignorantes”, “conservadores”. En algunos casos, cuando se trata de protestas mediáticas, los artículos que salen al paso redactan una biografía apócrifa, llena de insultos y agravios, sin evidencias periodísticas o utilizando la desinformación y la manipulación con un carácter defensivo frente a “los que pagan para subvertir el orden en Cuba: los Estados Unidos”. 

En otros momentos niegan la propia existencia de la huelga o dan cuenta de que si el huelguista “está vivo es gracias a la atención médica calificada que ha recibido sin importar su condición de mercenario”. Esta última frase fue usada en 2010 contra el Premio «Andrei Sajarov» y líder opositor, Coco Fariñas.11 

En este sentido destacan los textos relacionados con el fallecimiento de Orlando Zapata Tamayo, después de 86 días de huelga, en 2010, quien fue llamado por Max Lesnik en Cubadebate “un simple delincuente sancionado por delitos comunes (…) (que) jugó con su vida y la perdió”. Y en el mismo periódico, en el texto “Los Héroes del Cinismo”, Enrique Ubieta Gómez escribiría también sobre Zapata: “La inmolación es una opción poco frecuente en las filas de la contrarrevolución, y por lo general, sobreviene como accidente. (…) Ante tanta desproporción, se entiende el criminal entusiasmo de quienes estimularon la inmolación de Zapata Tamayo. Una muerte inútil, hecha a la medida del odio, para cínicos e incautos. También Zapata Tamayo es una víctima, de sí mismo, de sus auspiciadores”. 

Como se observa, en el artículo se anula la voluntad reivindicativa del albañil nacido en Santiago de Cuba, y devenido defensor de los derechos humanos, que fue Zapata. Siempre, por encima de cualquier cuestionamiento público que tengan los disidentes cubanos, el régimen coloca el fantasma de la sospecha. “¿A cómo sale la hora de `huelga’?” le preguntaron a la opositora Martha Beatriz Roque a través de un texto en Cubadebate.

Zapata quien formó parte del Grupo de los 75 disidentes que fueron condenados durante los arrestos masivos y ejemplarizantes conocidos como La Primavera Negra, al momento de su muerte se encontraba cumpliendo más de 30 años de privación de libertad. El motivo de su huelga era la mejora de las condiciones en la cárcel. 

“Aquí uno entra roto”12

10 mujeres presas en huelga de hambre

La escritora y expresa política, María Elena Cruz Varela, describe en la novela testimonial Dios en las cárceles cubanas, la entrada a la prisión Combinado del Sur, de uno de sus personajes, de la siguiente manera: “Vestida con una enorme faldapantalón y una blusa demasiado apretada, falda y blusa de tosca mezclilla, gastadas por otros cuerpos antes que el mío”. Veinte años después de la publicación de esta novela, la presa política Lizandra Góngora, se apoderará también del uniforme como símbolo, para declararse en rebeldía, en la prisión de Mujeres de Occidente ‘El Guatao’, ubicada en Artemisa:

“Yo tomo la decisión de que el 20 de septiembre de 2022 en la mañana entrego mi uniforme de presa común, y me vestiré de blanco para ser oficialmente una presa política en su totalidad. Un fuerte abrazo de resistencia.”

Después de este acto, Lizandra permaneció 5 días en la celda de castigo, sin tomar agua ni ingerir alimentos. Aunque su protesta no incluía la huelga de hambre, las autoridades la forzaron a ello. Al llevarla a aislamiento e impedirle acceder a sus alimentos y a sus pertenencias, Lizandra se negó a consumir la comida del penal. 

Ángel Delgado, esposo de Lizandra, después de una visita por esas fechas a la prisión, relataría a Radio Martí lo siguiente:  “La encontré bastante mal, nerviosa, me contó muchas cosas que han ocurrido desde que ellas decidieron plantarse. Ese día, en el destacamento donde se encontraban, las sacaron desnudas, las halaron por los pelos y luego ella, por temor a que continuaran halándole el cabello, decidió raparse. Le pusieron tan apretadas las esposas en las manos que incluso le provocó lesiones en las muñecas. Aún tiene las marcas«.

Lizandra cumple una condena de 14 años por manifestarse el 11 de julio en Güira de Melena. Tiene 5 niños menores de edad, y en abril de 2023 fue trasladada hacia un centro penitenciario en la Isla de la Juventud. Según la noticia, publicada por la organización Cubalex, este nuevo centro queda a 160 kilómetros del hogar de Lizandra y la única manera de visitarla es mediante barco o avión. 

Nombrar a las 10 mujeres que, como Góngora, han realizado huelgas de hambre en detención después del 11J, según el registro realizado por esta investigación, se hace necesario. No sólo por el riesgo personal que supone un tipo de desobediencia cívica como ésta, sino también porque no hay manera más efectiva de invisibilizar la existencia de cualquier problemática o de alguien, que dejándolo de nombrar. Pues, las otras 9 mujeres que en distintas prisiones han realizado huelgas son: Angélica Garrido Rodríguez (El Guatao), María Cristina Garrido Rodríguez (El Guatao), Yacqueline Heredia Morales (prisión Cuba-Panamá), Arianna López Roque (se desconoce), Raisa Alcántara Benavides (estación de policía La Oncena), Sissi Abascal (La Bellotex), Saily Navarro Álvarez (La Bellotex), Tania Echevarría García (La Bellotex), y Yunaiky de la Caridad Linares Rodríguez (El Guatao). 

Dentro de este grupo, hay sólo dos mujeres que no fueron sancionadas por participar en las manifestaciones del 11 de julio. Ellas son Raisa Alcántara, activista del grupo opositor cubano Unión Patriótica de Cuba, que cumplió un año de trabajo correccional sin internamiento por el supuesto delito de desacato, y la Dama de Blanco, Yacqueline Heredia Morales, quien se encuentra recluida en una prisión para pacientes de VIH-SIDA, desde junio de 2023. A Heredia le revocaron una causa de 3 años de prisión domiciliaria impuesta en 2022, por los supuestos delitos de desacato y atentado, tras un altercado con unos vecinos. 

En una carta escrita en febrero de 2023, Lizandra Góngora junto a otras presas políticas del 11 de julio, exigieron “al Régimen de La Habana que se respete y cumpla con lo dispuesto por el Máximo Pontífice de la Iglesia Católica, el Papa Francisco, quien, a través de su emisario, envió su deseo y ordenanza para nuestra liberación”. 

La carta salió a la luz firmada con 10 huellas dactilares manchadas en sangre. 

ilustración de mano de presa política firmando con el dedo
Ilustración de Mary Esther Lemus para este Especial sobre huelgas de hambre

Un paisaje al que nunca hay que acostumbrarse 13

Según el Reglamento del Sistema Penitenciario cubano, constituye una prohibición para los internos “negarse a ingerir alimentos, agua o asistencia médica, ante inconformidades, en posición de fuerza y demanda”. Es decir, realizar una huelga. 

Cuando un recluso adopta esta posición, para impedir el desarrollo de la huelga, las autoridades penitenciarias lo primero que hacen es privarlo de su derecho a las llamadas telefónicas y aislarlo. Las celdas para el aislamiento, según el artículo 20.1 del mencionado reglamento, se destinan para los internos que cometan alguna indisciplina, y también “para aquellos que, por sus características personales y conducta, no puedan convivir en los colectivos y se necesite preservar su integridad física, la de terceros y el orden interior”. 

Como la huelga de hambre es considerada una indisciplina grave, según Laritza Diversent, directora de la organización independiente Cubalex, no sorprende que de las 75 huelgas contabilizadas en al menos 35 casos se haya verificado la adopción de dichas medidas.  Por otro lado, durante la realización de 5 huelgas se documentaron golpizas propinadas por oficiales de las prisiones. 

Aunque las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos (Reglas Nelson Mandela), —reglas no vinculantes pero con las que el gobierno cubano se ha comprometido— dejan a discreción de las autoridades administrativas competentes determinar qué constituye una indisciplina, la duración de las sanciones disciplinarias, así como toda forma de segregación o aislamiento, no consienten tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. 

Ampliando lo ya descrito, y ahondando específicamente en el tema del aislamiento dentro de las prisiones, el informe de 13 organizaciones cubanas e internacionales, al comité contra la tortura en el año 2022, refiere lo siguiente: “los motivos para que un recluso sea llevado a una celda de castigo pueden ser muy variados y arbitrarios. Varios prisioneros políticos entrevistados describieron que fueron llevados a celdas de castigo apenas ingresaron al penal. Las huelgas de hambre, el reclamo de derechos dentro de la prisión, el activismo político, hacer denuncias telefónicas a medios independientes, a familiares o a los fiscales que visitan el recinto, sobre todo a los de Control a la Legalidad en los Establecimientos Penitenciarios (CLEP), también son motivos para que confinen a una persona privada de libertad. Luego de las golpizas, también es común que los prisioneros sean llevados a estos locales hasta que desaparezcan las marcas de los golpes”. 

Una muestra clara de ello es la reclusión por más 50 días en una celda de castigo, de la activista Angélica Garrido en El Guatao, infestada de “monilia, sarna y piojos”, según una denuncia publicada por su esposo, Luis Rodríguez en noviembre de 2022. Angélica, quien es miembro del Partido Republicano de Cuba, se encuentra cumpliendo una condena de 3 años de privación de libertad. En prisión sufrió una parálisis facial, sin embargo, no le ha sido otorgada ninguna licencia extrapenal. 

Una posición de fuerza

En diciembre de 2021, pocos meses después de las protestas del 11 de julio, durante un encuentro con integrantes de la iniciativa religiosa estadounidense, Pastores por la Paz, el presidente Miguel Díaz-Canel, negó que en Cuba hubiera presos políticos.

El 15 de noviembre de 2023, durante el Examen Periódico Universal (EPU) donde Cuba fue evaluada por los Estados miembros de la ONU, en cuanto a la situación de los Derechos Humanos en la Isla; Luis Emilio Cadaval, Instructor judicial del Departamento de la Seguridad del Estado del Ministerio del Interior (MININT), que formaba parte de la delegación cubana, volvió a aseverar que en Cuba no había presos políticos. Solo unos minutos después, el perfil de X de la Cancillería de Cuba respaldaba las palabras de su enviado, escribiendo: “No existen presos políticos. Nadie es condenado por su opinión política. Rechazamos los intentos de mostrar como tales a quienes cumplen condena por incurrir en delitos normales establecidos por nuestra legislación”. 

El no reconocimiento de esta situación por parte de las autoridades cubanas no sólo se entiende como un intento de borramiento de la inconformidad ciudadana que se palpó en las multitudinarias protestas del 11 de julio, donde se escucharon las frases: “No más mentiras”, “No tenemos miedo”, “Patria y Vida”, “Libertad”, “Abajo el comunismo” y “El pueblo unido jamás será vencido”; sino también es la comunicación internacional de un régimen de impunidad y una prueba de fuerza. 

ilustración de mujer en huelga de hambre
Ilustración: Mary Esther Lemus

Frente a esta situación de vulnerabilidad, los presos políticos cubanos no tienen otra opción que “poner el cuerpo”. Y aunque dentro de las prisiones, se hace imposible seguir las indicaciones de un opositor de experiencia, como es el caso de Guillermo Del Sol14, quien afirma que “el huelguista no puede ni debe estar solo, primero por la preservación de su vida y segundo por motivo de credibilidad; y que además debe estar presto para dar partes a la prensa y para atender a los que vayan a preocuparse por él”; es un hecho que los presos políticos cubanos continúan eligiendo las huelgas de hambre como un método de resistencia y de defensa de sus derechos. Esta elección no sólo se manifiesta en el amplio número de huelgas que se han observado en los últimos años y que sobrepasan los datos analizados en este trabajo, sino también al observar como un mismo preso político cuenta en su haber con 5 o 6 huelgas de hambre en menos de 3 años.

Poco de martirio y más de impotencia, tienen las huelgas de hambre que se hacen en las prisiones cubanas. Pese al aislamiento, los dolores de cabeza, las náuseas estériles, los escalofríos, las ensoñaciones, y el ansia de una campaña mediática y solidaria en su favor; es la idea de justicia y no la de morir, la que mueve a los huelguistas. 

En una carta de septiembre de 2022, firmada por Lizandra Góngora y las hermanas, María Cristina y Angélica Garrido, las presas escribirían: “Estaremos en huelga de hambre, exigiendo nuestra libertad y si de nuestra decisión dependen nuestras vidas (…) toda la justicia caerá sobre nuestros opresores”.


Notas

1 Testimonio del Dr. Alberto Fibla, tomado del libro de J.A. Albertini: “Cuba y Castrismo: huelgas de hambre en el presidio político”. 

2 En la lista de huelguistas que compartió Cuba de Luto, un grupo de familiares de preso políticos, se encontraban: José Rodríguez Herrada, Roberto Pérez Fonseca, Aníbal Yasiel Palau Jacinto, Maikel Puig Bergolla, Duniesky Ruiz Cañizares, Juan Enrique Pérez Sánchez, Manuel Velázquez Licea, Lidier Ramón Hernández Urbita, Nilo Abrante Santiago, Yasiel Martínez Carrasco, Carlos Ernesto Díaz González, Abel Lázaro Machado Conde, William Valera Suárez, Deyvis Javier Torres Acosta y Yosvany Rosell García Caso.

3 Dato aportado por Luis Rodríguez, esposo de la hermana de María Cristina Garrido, al medio Radio Televisión Martí. Consultar aquí.

4 Frase tomada del testimonio del expreso político Reinaldo Aquit Manrique, publicado en el libro de J. A. Albertini: “Cuba y Castrismo: huelgas de hambre en el presidio político”. 

5 Resaltando además que, sobre este delito en específico, la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) “ha sostenido en diversas oportunidades que las ‘leyes de desacato’ en Cuba (…) se prestan al abuso, como medida para acallar ideas y opiniones impopulares, con lo cual se restringe un debate que es fundamental para el funcionamiento eficaz de las instituciones democráticas”. Ver Comunicado de Prensa R152/18. Disponible en aquí.

6 Recuérdese que las últimas visitas que realizó el Comité Internacional de la Cruz Roja a las prisiones cubanas fueron en 1988 y 1989. 

7 Entrevista realizada a Carlos Ernesto Díaz González en septiembre de 2023. 

8 J.A. Albertini en su libro “Cuba y Castrismo: huelgas de hambre en el presidio político”, define varios tipos de plantados, el de amarillo, el de azul, el plantado en calzoncillos, y el recondenado. En la mayoría de los casos el plantado no acepta el trabajo obligatorio, no usa el uniforme de preso común, y no acepta el plan de reeducación. En otros tipos de presos políticos plantados pueden variar estas características. 

9 Se refiere a la huelga iniciada por el opositor Guillermo Fariñas el 26 de junio de 2023, a la que sumaron una decena de miembros de FANTU, así como activistas de dentro y fuera de Cuba, en solidaridad con los presos políticos. 

10 Ver post de Facebook aquí

11 Guillermo Fariñas Hernández, Coordinador General del FANTU, ha realizado 28 huelgas, en sus más de 25 años de disidencia política en la isla. La más reciente huelga fue realizada en junio de 2023, en la sede de FANTU, ubicada en la provincia de Villa Clara.

12 Tomado del libro “Dios en las cárceles cubanas” de María Elena Cruz Varela. 

13 Tomado del libro “Dios en las cárceles cubanas” de María Elena Cruz Varela.

14 Guillermo Del Sol ha realizado 14 huelgas de períodos prolongados por más de 10 días, según una entrevista concedida a la autora en 2023. 

15 Este Especial contó con la asistencia en la investigación de Nonardo Perea y con la participación de la ilustradora Mary Esther Lemus. Un agradecimiento especial por el acompañamiento a Clara González y María Silvia.

 

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