Glosario feminista vivo | Epistemicidio y Necropolíticas

Epistemicidio y necropolíticas, son conceptos desarrollados por los estudios decoloniales, que denuncian el exterminio de saberes y el genocidio de determinadas poblaciones.

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Obra "Alma, Silueta en Fuego", de 1975, de Ana Mendieta. Foto: Galeria Lelong

Con este texto, Alas Tensas, gracias a la colaboración de Yarlenis Malfrán, y de otras académicas feministas da inicio a su Glosario feminista vivo, que busca hacer accesibles a un amplio público conceptos y nociones feministas decoloniales, “sin renunciar al rigor necesario que ayuda a ponderar las varias aristas de un asunto”. Se ha querido comenzar por dos conceptos esenciales, epistemicidio y necropolíticas, acuñados por los estudios decoloniales.

Epistemicidio y Necropolíticas: proyecto político de resistencia

Epistemicidio y Necropolíticas son conceptos desarrollados en el seno de los estudios decoloniales. Estos últimos constituyen un proyecto político de resistencia que engloba los procesos de lucha contra el colonialismo. Tal proyecto tiene como principales protagonistas a los pueblos africanos, afrodiaspóricos, indígenas, del tercer mundo, cuyas tradiciones de resistencia y reexistencia acumulan cerca de 500 años. 

Las autoras/es, activistas, artistas y otras figuras que abordan la colonización, analizan tanto los efectos materiales de las invasiones a los territorios colonizados, como la imposición de matrices simbólicas  que transformaron las culturas y modos de vida de los pueblos colonizados

En este sentido, la raza fue una de las categorías usadas en ese contexto, para cuestionar el estatus de humanidad de los colonizados. Quienes fueron despojados de sus saberes, de sus formas de vida, de su autonomía. Y han sido reducidos a cuerpos productivos y reemplazables, cuerpos desechables y susceptibles de ser matados. 

Esta última idea, de un cuerpo cuyo exterminio no genera conmoción, abre paso al concepto de necropolíticas. Este trata del abandono de determinadas poblaciones por parte de los Estados. Dichas poblaciones han sido y son sometidas a un estado de casi-vida, de destrucción física y de muerte.

En virtud de la colonización, los pueblos africanos y de América Latina fueron sometidos a genocidios y epistemicidios que conformaron las diásporas poblacionales en el cruce de las fronteras occidentales, inicialmente como esclavos, luego como migrantes en busca de trabajo y mejores condiciones de vida, ante el despojo capitalista de sus hábitats tradicionales. Los efectos de esta invasión se hacen presentes hasta los días de hoy. Esta cuestión que se refleja en el mantenimiento y reproducción de jerarquías económicas, cognitivas, religiosas, etc. Tales jerarquías han establecido una línea divisoria entre Europa (junto con Estados Unidos) y el resto del mundo. 

Sin embargo, junto con el exterminio que han significado los procesos de colonización europea, podemos identificar varias articulaciones políticas que tanto denuncian y analizan este estado de cosas, como organizan formas de combate frente a la continuidad de las lógicas coloniales. Es aquí donde se insertan los estudios decoloniales. 

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De la Serie Silueta, de la artista Ana Mendieta. Foto: Galeria Lelong

Epistemicidio

La decolonialidad, también conocida como “giro decolonial” o “proyecto decolonial” entiende que la colonización actúa sobre el territorio-tierra (mediante el saqueo, expropiación, invasión) y sobre el territorio-cuerpo de los colonizados (imponiendo matrices de clasificación racial, destruyendo sus culturas y cosmologías, etc). En este sentido la colonización implicó un exterminio de personas y de sus respectivas culturas

A tono con lo antes dicho, los estudios decoloniales han tenido como una de sus preocupaciones principales la pregunta en torno a las jerarquías del conocimiento: ¿quién puede formular un conocimiento científico considerado legítimo y quién no? A partir de aquí, se formula el concepto de epistemicidio, cuya raíz procede de los vocablos ‘episteme’ (conocimiento científico) y ‘cidio’ (cid, con el sufijo -io significan matar, cortar).

El epistemicidio se refiere al exterminio, inferiorización, desperdicio y apropiación de saberes de los pueblos del sur global y de otros saberes contra-hegemónicos. Estos son producidos por los movimientos de mujeres, movimientos feministas, antirracistas, movimientos indígenas, entre otros. 

Para identificar los efectos epistemicidas del eurocentrismo, Ud se puede preguntar: ¿Cuántas autoras negras están presentes en la bibliografía de las carreras universitarias? ¿Cuántas personas indígenas están referenciadas en la literatura reconocida institucionalmente? ¿Son personas del Sur global? ¿Cuántas son personas trans, travestis, no binarias? 

¿Cuáles libros son publicados por las editoras nacionales? ¿Cuáles producciones son difundidas en ferias del libro y otros espacios similares? 

Junto con la política epistemicida que procura subalternizar saberes contra-hegemónicos, los debates decoloniales han denunciado el modo en que los Estados son negligentes con determinadas poblaciones, provocando su exposición a condiciones de vida precarias. Esta cuestión puede ser comprendida por medio del concepto de Necropolíticas, acuñado por Achile Mbembe.

Necropolíticas 

Necropolíticas designa una forma de poder soberano que, basada en una visión instrumental de la existencia humana. Promueve la destrucción material, la exposición a la vulnerabilidad y la muerte de determinados grupos humanos. 

El necropoder es una forma negligente de gestión de la vida que coloca a los sujetos a condiciones de muerte, a través de diversos mecanismos estatales, jurídicos, etc. O sea, cuando se habla de necropolíticas no se trata de que los Estados literalmente toman armas y disparan contra determinadas poblaciones. Esta gestión se caracteriza por dejar a esas poblaciones “a su propia suerte”. 

Un ejemplo de necropolítica puede ser identificada en el contexto de la pandemia de Covid-19 en Brasil. El entonces presidente Jair Bolsonaro trató la pandemia como una “gripecita” y demoró la compra de vacunas, colocando en riesgo así a numerosas poblaciones.

Otra dimensión de esa necropolítica en el contexto pandémico brasileño podemos verla en el caso de las poblaciones inmigrantes y refugiadas que viven en Brasil. Según datos estadísticos de Agência Brasil, hasta 2021 un total de 1,3 millones de inmigrantes residen en Brasil. 

En un artículo publicado en 2020 por el diario digital Brasil de Fato, se informa que se desconocen las cifras de inmigrantes que han muerto por Covid en el país. También se agrega que: “hay dos documentos que componen los datos de mortalidad por Covid-19 en Brasil: los certificados de defunción y la Autorización de Ingreso Hospitalario (AIH). La nacionalidad no es un ítem obligatorio a llenar en ninguno de ellos”.1

O sea, mediante la no producción de estadísticas de muertes por Covid de la población extranjera se finge su inexistencia. Por tanto, el Estado no se ve obligado a promover acciones de prevención y cuidado de la salud dirigidas a este grupo. De esta forma se induce su muerte, al dejarlos “a su propia suerte”. 

1 Traducción libre de la autora.

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