¿Por qué quieren cortarnos las Alas?

| Documentos | Opinión | 02/05/2018
(Editorial from Alas Tensas magazine)

Quienes realizamos la revista feminista Alas Tensas, venimos sufriendo acoso y ataques sistemáticos durante los dos últimos meses. Sin duda quieren o necesitan que nuestro medio independiente, y autoproclamado feminista, desaparezca.

Como dice la feminista británica Mary Beard en su ensayo La voz pública de las mujeres: “lo que suscita los ataques no es lo que quieras decir, sino el hecho de que lo digas”. Nos recuerda Beard que un grito preferido del discurso patriarcal, y que ella también sufrió, es el “Cállate, puta”, cuando una mujer se atreve a rebasar los límites del espacio doméstico y tomar la palabra en el ágora. Así tratan de pedirte que te metas de nuevo en la cocina o a zurcir los calcetines.

Hemos experimentado demostraciones de fuerza por todos lados. Lo más reciente ha sido la prohibición de viajar fuera del país. No solo se viola nuestra libertad de movimiento sino también nuestro derecho a la superación: nos han impedido participar en cursos de formación feminista y talleres de periodismo con enfoque de género.

Ileana Álvarez, directora de la revista Alas Tensas, fue invitada a un taller de periodismo en Panamá (6 de abril), y a culminar una beca en el Instituto Simone de Beauvoir, la Escuela Regional de formación feminista con sede en México (22 de abril). No pudo salir del país en ninguna de las dos ocasiones porque en el Sistema Único de Identificación Nacional (SUIN) que maneja la Dirección de Identificación, Inmigración y Extranjería (DIIE), aparece “regulada por interés público”.

El diseñador Yaudel Estenoz tampoco pudo salir del país, cuando intentó viajar a Trinidad y Tobago este 22 de abril, para allí solicitar una visa de estudiante por una beca de estudios que ganó para realizar una maestría en los Estados Unidos.

Antes, el 24 de marzo, le fue decomisada su laptop al escritor, poeta visual y periodista Francis Sánchez, cuando regresaba al país, por la aduana del aeropuerto de Santa Clara, después que revisaron sus archivos personales y hallaron un trabajo sobre las elecciones y el machismo en la historia de Cuba. Sánchez supo que la misma “regulación” pesaba sobre él al intentar prorrogar su pasaporte.

Las prohibiciones de viajes son solo la punta del iceberg. Primero, fuimos interrogad@s o nos citaron a “conversaciones” —como ellos le llaman— con oficiales de la Seguridad del Estado. En esos encuentros, se recibieron graves acusaciones y amenazas. En fin, recortan nuestras alas.

Dentro del concierto de modos de expresión espontáneos, independientes —blogs, youtubers, el paquete, periódicos, casas productoras de música, video, cine…— que surgen últimamente pese a grandes trabas, somos la única revista cubana con la especificidad de autodefinirse “feminista”.

Esta ideología intentó extirparse de Cuba, por “burguesa”, tildándola en primer lugar de innecesaria, al decretarse de facto que con la Revolución quedaban abolidas todas las discriminaciones. Sin embargo, aquí estamos desde octubre de 2016. Nuestra realidad venía demostrando que, más allá de logros como el derecho al aborto, la ley de la maternidad, la equidad salarial o el acceso al estudio y al trabajo, hay serios problemas pendientes en Cuba, de los que no se habla, que se agravan, mientras siguen surgiendo otros.

Entretanto, medios estatales, inclusive algunos dirigidos al público femenino, callan. Para empezar, en Cuba ni siquiera se reconocen estadísticas de feminicidios. Ni existe una ley contra la violencia de género.

No es la primera vez que se pretende “desactivar” un proyecto y una revista feminista. Mujeres comunicadoras del grupo MAGÍN que pretendían cambiar la imagen de la mujer en los medios, fueron “desactivadas” en 1996 —habían comenzado a unirse solo tres años antes—, y su proyecto de revista nunca pudo ver la luz. Ni siquiera lograron inscribirse en el Registro de Asociaciones. Esta historia puede hallarse en los testimonios que rescatamos en Alas Tensas, como “Magín, sencillamente” o “Magín: Nunca dejes de sentirte estrella”. Obviamente, lo que molesta es “esgrimir la queja”, como diría María Zambrano, o sea, tomar el ágora.

Volviendo sobre Mary Beard, coincidimos en una causa de intolerancia patriarcal: “no es lo que quieras decir, sino el hecho de que lo digas”. Ahora Alas Tensas intenta también sobrepasar el ámbito de representaciones simbólicas que atañe al “querer decir”, saliéndose del pensamiento abstracto y del marco cerrado y más cómodo de la academia, para llevar la palabra a la esfera pública.

A pesar de hacer nuestra publicación desde una pequeña ciudad como Ciego de Ávila en el interior de Cuba, nuestro trabajo adquiere al parecer una dimensión social, internacional, que no nos toleran. La mentalidad del controlador —dígase también secuestrador— es mantenernos aislad@s, circunscript@s al espacio geográfico y mental que nos han trazado, para que la verdad, nuestra verdad, nunca se conozca o pierda relevancia.

Desde nuestro primer editorial: “Nace Alas Tensas en Cuba…” no dudamos en llamar a la sociedad cubana “machista y patriarcal”, porque así ha estado lastrada a través de siglos. Luego, hemos cometido el “pecado” de mostrar que en Cuba también hay mujeres que son asesinadas por la violencia machista, a manos de abusadores, y por falta de acción preventiva, así se revela en esta historia escalofriante: “El feminicidio hay que contarlo: Misleydis, asesinada a pesar de repetidas denuncias”. Cuestionamos, en fin, la tradición patriarcal, la hipocresía estructural y naturalizada, como en el artículo “¿Es el Día Internacional de la Mujer un día para festejar?”

Lo que publicamos, al ser digital, puede ser leído en cualquier parte. Nos permite entrar en contacto con feministas del mundo y ampliar algo que se llama sororidad: hermandad entre mujeres con conciencia de género. Quienes hemos hecho Alas Tensas —Ileana, Francis, Yaudel, más algunas integrantes del Consejo de Redacción— pertenecemos a LASA (Latin American Studies Association), y hemos participado en los congresos académicos de Nueva York (2016) y Lima (2017), siempre en el área temática de “Sexualidades, géneros y estudios feministas”. Resultados de nuestras investigaciones y los paneles preparados para tales congresos, se han publicado en nuestras páginas, por ejemplo “La poesía cubana actual escrita por mujer: rebeldía a través del etnos y la orientación sexual”, y “La Avellaneda en Martí: del juicio sombrío al testimonio de luz”. Asimismo, por cierto, debemos participar en el XXXVI Congreso Internacional de LASA previsto en Barcelona del 23 al 26 de mayo, pues integramos el panel “Historia, feminismo y representaciones feministas en Cuba. Los nuevos relatos”. Pero —lanzamos esta alerta a la comunidad académica—, no podremos asistir, si no se nos levanta la injusta restricción de viaje.

Nos han dicho que no es el “momento histórico” propicio para nuestra labor. Generaciones enteras han ido postergando sus sueños, su creatividad, autocensurándose en aras de que ese momento histórico llegue. Mientras… la vida pasa, y nos sorprende cansadas y envejecidas, con nuestros hijos desperdigados por el mundo, y a nosotr@s viviendo de sus remesas. En estos sesenta años la sociedad experimenta un constante dejà vu, repitiendo los mismos errores. La mayoría vive en un clima de miedo, cruzan hacia la otra acera cada vez que ven venir a alguien que ha “caído en desgracia” como lo fueron en “su momento” Dulce María Loynaz y Virgilio Piñera.

En Cuba, en estas décadas, hemos visto demonizar siempre la iniciativa civil: la no surgida por mandato oficial. Hoy nos ocurre a nosotr@s, a casi tod@s l@s periodistas y medios independientes. Nos acusan de cibermercenarios. Violan nuestra privacidad. Incautan nuestros equipos de trabajo. Bloquean nuestras páginas. Nos crean casos legales. Nos amenazan. Involucran a nuestras familias.

Así, los nombres de Alas Tensas se unen hoy a muchos otros también amenazados o restringidos. La lista de imposibilitados de viajar, actualmente, sigue creciendo.

Feministas que conocen que la categoría género se intersecciona con otros factores como raza, sexualidad, religión, economía, ideología… deben comprender que, en nuestro caso, el acoso que sufrimos por hacer periodismo no puede desligarse del hecho de vivir en Cuba, en una provincia del interior, alejad@s de la capital, escribir con enfoque de género y proclamarnos explícitamente feministas. Por tales razones, nuestra vulnerabilidad aumenta.

Debemos recordar que el primer ejemplo documentado de un hombre mandando a callar a una mujer aparece en el inicio de la cultura occidental, en la Odisea, cuando Telémaco recrimina a su madre, Penélope, por atreverse a expresar su deseo de escuchar un canto más alegre entre los bardos. Entonces, él le pide a ella que se encierre: “Madre mía —dice—, marcha a tu habitación y cuídate de tu trabajo, el telar y la rueca, y ordena a las esclavas que se ocupen del suyo. La palabra debe ser cosa de hombres, de todos, y sobre todo de mí, de quien es el poder en este palacio”.

Algunas personas, porque nos quieren y cuidan supuestamente —igual que Telémaco a la madre—, nos ruegan que, por nuestro bien, hoy guardemos silencio. En ese pedido en voz baja sentimos que se repite el grito “Cállate…” del poder masculino que viene desde arriba.

Abogamos por nuestro legítimo derecho a expresarnos libremente, a realizar periodismo apegad@s a la verdad y a ser un medio feminista. Y agradecemos a las personas de buena voluntad, de Cuba y el mundo, que nos acompañen en este reclamo.

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