Reto en Facebook promueve un tipo de maternidad cuestionable

"Un reto en Facebook promueve un tipo de maternidad que niega que el propio hecho de criar a los hijos sea, en sí mismo un trabajo, algo que hace años viene disputando el movimiento feminista".

27/11/2023
Mujer negra trabajando junto a su bebé
Madre trabajando junto a su hijo. Ilustración: Alas Tensas

El otro día estaba yo paseando por Facebook y me tropiezo con un “reto” que circulaba en esa red social. Conforme rodaba la pantalla de mi celular constataba un número nada despreciable de personas conocidas que son madres y, desde ese lugar, al parecer se sentían convocadas a replicar el aparentemente ingenuo jueguito de Facebook.

El reto era una oda a una maternidad abnegada que jamás va a permitir que avancemos a un lugar tanto político, como simbólico, en el que ese trabajo de cuidados de la infancia pueda ser imaginado como algo compartido por todas las personas adultas y, principalmente, sustentado y apoyado por políticas públicas del Estado.

El reto no solamente es pésimo porque coloca a la maternidad en ese lugar de abnegación inevitable que torna imposible una maternidad más leve, amparada en la cooperación (induciendo culpa en quien no se identifique con esa abnegación absurda), sino que niega que el propio hecho de criar a los hijos sea, en sí mismo un trabajo, algo que hace años viene disputando el movimiento feminista y, particularmente, la vertiente teórica de la reproducción social1.

Aunque sé que no hace falta haber dado a luz para ser consciente de que criar a la descendencia es un trabajo (nombrado dentro de la teoría feminista marxista como trabajo de reproducción social), sé que los siglos que llevamos asociando esta labor a amor y entrega, acaban obnubilando su real condición de ser propiamente un trabajo que, por demás es demoledor para no pocas madres.

challenge en redes sociales sobre maternidad
Captura de un post de Facebook sobre el reto vinculado a la maternidad.

No es por casualidad que el challenge toca en ese punto de las renuncias, o sea, todo lo que se deja de hacer en nombre de una maternidad naturalizada como entrega absoluta, desgaste, pérdida de la autonomía. Todo eso, en nombre del amor. Como dice Silvia Frederici, eso que llaman amor, es trabajo no remunerado, si no pensemos en escenas reales, cotidianas de quien ejerce el trabajo de cuidado estando esa posición social de ser mamá:

  • Pensemos en las madres que cuidan solas de los hijos, sin redes de apoyo, sin soportes y tienen que desdoblarse para hacer puré y preparar otros alimentos, teniendo presente los tiempos de comida y biberón, expulsar gases. Lavar pañales, cambiar pañales, que si el llanto es de dolor de barriga o de otra cosa, que si le toca tal vacuna…
  • Pensemos en las madres que viven con el padre y aún así son ellas las principales cuidadoras y las que asumen toda la carga. El padre que dice ayudar ya no está ejerciendo la función de cuidado en ese lugar de padre. Porque si no asume la responsabilidad como propia, si cree que debe ayudar en lugar de estar compartiendo las responsabilidades, eso no es un ejercicio de paternidad. Al menos no lo es con la misma exigencia y abnegación que se espera de una madre. ¿Por qué será?
  • El padre que no sabe cuándo le toca el puré al bebé, que no hace el puré, que no sabe cambiar un pañal, dar un baño, no está siendo padre. El padre que no sabe cuándo son las consultas del bebé, que necesita asesoría para realizar tareas de cuidado, no está siendo padre, sorry. La maternidad en solitario también existe dentro del matrimonio.

¿Quién produce al trabajador?

Entonces antes de adherir frenéticamente a un reto de Facebook que tiene un carácter absolutamente conservador, pensemos con las feministas de la reproducción social. Inclusive pensemos más allá de ese trabajo de cuidados con la descendencia y aquí parafraseo y traduzco a Tithi Bhattacharya: “Si el trabajo de los trabajadores produce toda la riqueza de la sociedad, entonces, quién produce al trabajador? ?Cuáles son los procesos que permiten que el trabajador llegue todos los días a su puesto de trabajo para producir la riqueza de la sociedad? ¿Cuál es el papel del desayuno que el trabajador toma en la mañana, para estar listo para salir a trabajar?»2

Aquí podemos expandir las preguntas de Tithi Bhattacharya: ¿quién prepara el café, quién lava la ropa, quién prepara los alimentos del trabajador?

El punto clave de la teoría feminista de la reproducción social es precisamente ese, colocar en el centro del debate ese trabajo que es de todos los días y que es fundamental para producir nuestras condiciones más concretas y elementales de existencia.

Sin pretensión de adentrarnos en las aguas profundas que nos permitirían entender que inclusive sin ese trabajo de reproducción no se sustenta ninguna sociedad (no se sustenta inclusive ni la producción de bienes y consumos que dentro de una lógica conservadora es la única que cuenta como trabajo), baste decir, por el momento que el trabajo familiar, comunitario (que implica educar, ofrecer cuidados afectivos, realizar tareas domésticas entre muchas otras) principalmente protagonizado por mujeres no tiene nada que ver con amor y abnegación y mientras lo sigamos posicionando en ese lugar, estaremos más lejos de conseguir justicia social y erradicación de las opresiones inherentes al trabajo reproductivo. El silenciamiento y la desvalorización del trabajo de reproducción social es el núcleo del patriarcado y la garantía de su continuidad.

NOTAS:

1La Teoría de la reproducción social tiene entre sus autoras más destacadas a Lise Vogel, Nancy Fraser, Tithi Bhattachyara, Silvia Frederici, entre otras.

2 Fragmento retirado del libro (editado en portugués) organizado por Tithi Bhattacharya “Teoria de la Reproducción Socual: remapear la clase, recentralizar la opresión”, São Paulo, 2023

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Psicóloga por la Universidad de Oriente, Cuba. Máster en Intervención Comunitaria (CENESEX). Doctora en Ciencias Humanas (Universidad Federal de Santa Catarina). Investigadora de Post Doctorado vinculada a la Universidad de São Paulo, Brasil. Feminista, con experiencia en varias organizaciones y movimientos sociales.