Ser o no ser (madres) no debería ser la cuestión

La periodista María Fernández-Miranda comparte, desde su experiencia como profesional y mujer, las violencias que hay detrás de preguntas tan cotidianas como ¿Cuándo vas a ser madre?

Imagen de bocina llamando la atención sobre la decisión de cada mujer sobre su cuerpo
Imagen: Alas Tensas

¿Habéis pensado alguna vez en las preguntas que les hacemos a las mujeres? ¿Os habéis dado cuenta de que a ciertas edades la pregunta estrella siempre está relacionada con la maternidad?, ¿es acaso ser o no ser madre la cuestión?

Yo soy periodista, así que mi herramienta de trabajo son precisamente las preguntas. Y es más, hace unos quince años que desarrollo mi profesión en revistas femeninas, así que, en concreto, las preguntas dirigidas a las mujeres son mi herramienta de trabajo, y resulta que a mí como mujer esas preguntas que les estamos haciendo a las mujeres hace tiempo que me dejaron de gustar.

La primera vez que entré en la redacción de una revista femenina fue en el año 2003. Recuerdo que al poco tiempo de llegar le hicieron una entrevista a la actriz Maribel Verdú, y aquella redactora le preguntó, claro, que cuándo pensaba tener hijos. Maribel respondió con mucha naturalidad que Nunca, que no estaba en sus planes ser madre. Bien, pues aquella declaración tan simple se convirtió en el gran titular. Yo, que por aquel entonces tenía veintiocho años y cero instinto maternal. No lo entendí, porque me parecía que el hecho de que una mujer dijera que no quería tener hijos era una simple elección de vida. Esa era yo a los veintiocho años, y entonces no podía imaginarme cuántas veces iba a tener que enfrentarme yo misma a la gran pregunta: ¿Cuándo vas a tener hijos?

Vamos a avanzar un poco más. Año 2011, me caso, tengo otro trabajo en una revista femenina. Todo va genial. Un día voy a una revisión ginecológica y el médico me pregunta si quiero tener hijos o no, y yo le digo que bueno, que ya lo pensaré en el futuro cuando sea mayor. Y él me responde que Hombre, ¿mayor?, que tengo treinta y seis años, treinta y seis años y una enfermedad diagnosticada que se llama endometriosis, y que me va a poner las cosas muy difíciles si quiero quedar embarazada de manera natural. Por eso él me propone que me someta a una fecundación in vitro y que lo haga ya, porque el reloj biológico está sonando, tic-tac, tic-tac, tic-tac.

Lo hablé con mi marido, y decidimos que vale, que lo vamos a intentar. Porque, ojo, yo en aquellos momentos sigo sin saber muy bien lo que es el instinto maternal, sigo planeando en la duda, pero si hay algo que sí tengo claro porque lo he escuchado desde pequeña, y es que si yo no tengo hijos voy a ser una mujer triste, sola, egoísta, rara.

Me someto a la primera fecundación in vitro y a una segunda. Y esos óvulos que los biólogos fecundan en el laboratorio y que luego implantan en mi cuerpo en forma de embriones nunca llegan a prosperar. Así que sigo, tercera, cuarta, quinta, y quedarme embarazada, esa cosa que tampoco era el gran objetivo de mi vida, empieza a convertirse en el único foco de mi vida, en mi gran obsesión, y lo hago hasta una séptima vez. Y ¿por qué tanto empeño?, os preguntaréis, si yo entiendo a Maribel Verdú cuando dice en las entrevistas que no le apetece ser madre.

Pues supongo que en parte porque durante todo ese tiempo de inyectarme hormonas en la barriga, de entrar en el quirófano para que pinchen mis ovarios ―en fin, os ahorro los detalles porque es algo poco bonito de contar―, durante todo ese tiempo de ese proceso doloroso, que por supuesto, llevo en secreto porque pertenece a mi intimidad, casi todas las personas que están a mi alrededor me preguntan lo mismo. “¿Cuándo vas a tener hijos?”. Y si no, “¿es que no te gustan los niños?”. O mi preferida, “¿no ves que se te va a pasar el arroz?”

Imagen de Alas Tensas creada con IA. Madres
Imagen: Alas Tensas creada con IA

Yo no entiendo por qué toda esa gente está empeñada en aumentar mi dolor, hasta que un día me paro y me digo a mí misma: “Oye, espera un momento, tú eres periodista, tú trabajas en revistas femeninas, esas que se dirigen a las mujeres, ¿y qué estáis preguntando a las mujeres en las revistas?”. Esto es lo que estamos preguntando a las mujeres en las revistas, ¿por qué no quieres tener hijos?, ¿es la maternidad tu asignatura pendiente?, ¿te arrepientes de no haberlos tenido? Bueno, ya es para nota el caso de Jennifer Aniston, a quien se le dedica portada tras portada hablando de sus embarazos, y que se sepa, no ha estado embarazada nunca.

Ellas, las famosas, son las que más sufren este acoso, porque claro, no es lo mismo que te lo pregunten tomando una caña que frente a una cámara de televisión. Pero hay muchas mujeres anónimas teniendo que enfrentarse a estas preguntas. Una de cada cuatro españolas nacidas en la segunda mitad de la década de los setenta no va a tener hijos. Una de cada cuatro españolas de mi generación, unas porque no quieren, otras porque no pueden, son porcentajes similares a los que encontramos en países como Alemania o Reino Unido, y todas estas mujeres, insisto, casi el treinta por ciento de las mujeres de mi generación se van a tener que enfrentar a estas preguntas, ¿y qué podrían responder? Dejadme que os presente a dos no madres.

Las no madres

Esta es la actriz Katherine Hepburn. Katherine no fue madre por elección propia. Pero claro, Katherine era mucha Katherine, ella llevaba pantalones cuando las mujeres sólo vestían falda, nadaba en el océano Atlántico aunque nevase a todo trapo, nunca se dignó a ir a recoger los Oscar que le daban en la Academia del cine americana. Bueno, y una cosa que me encanta de ella es que cuando negoció su primer sueldo en Hollywood consiguió triplicar lo que solían pagar a las actrices debutantes, alegando que el hecho de ser mujer no tenía por qué convertirla en un ciudadano de segunda.

Murió a los noventa y seis años, así que tuvo mucho tiempo para responder a la maldita pregunta de por qué no has tenido hijos. Y esto es lo que le respondió en una ocasión a su biógrafo: “Habría sido una madre terrible porque soy un ser humano muy egoísta, aunque eso no ha impedido que la mayoría de la gente haya tenido hijos…”. A mí me encanta esta respuesta, gracias, Katherine.

Vamos con otra no madre. Esta es Claire Underwood, (muestra un fragmento de un video en la pantalla), bueno, en realidad es la actriz Robin Wright, caracterizada para su personaje en la serie House of cards, no sé si todos los que estéis aquí habéis visto esta serie, a los que no, os resumo rápidamente que trata sobre los juegos de poder en Estados Unidos.

En fin, que tenéis que verla porque es una serie muy buena. El caso es que los guionista de House of cards necesitaban una protagonista que fuera extremadamente ambiciosa, mala, egoísta, sola, con tendencias asesinas. Vamos, una mujer sin hijos de libro, y ella, claro, también tiene que enfrentarse a las preguntas, por ejemplo, en esta escena:

―¿Te arrepientes alguna vez de no haber tenido hijos?
―…
―Disculpa, es una pregunta muy personal.
―Y tú, ¿te arrepientes de haberlos tenido?

Creo que es el zasca más grande de la historia de la televisión, bien por Claire.

El problema está en las preguntas

Bueno, y ahora no sé cuánto tiempo tenéis, pero yo de verdad que puedo pasarme aquí toda la noche repasando buenas respuestas y cortes que se les puede meter a la gente que te pregunta por qué no tienes hijos, pero yo, la verdad creo que no merece la pena, porque yo pienso que el problema no está en las respuestas, el problema está en las preguntas.

Hace un año, después de pasar por todos aquellos tratamientos médicos estaba muy afectada, como os podéis imaginar, pero dejó de interesarme la pregunta de cuándo vas a tener hijos porque estaba claro que en mi caso iba a ser nunca. Sin embargo, me empezaron a rondar otras dos preguntas que me interesaban más. Una era, ¿puesto que no voy a ser madre, voy a ser una mujer infeliz, como la gente se empeña en repetirme? Y dos, como no voy a tener hijos, ¿voy a pasar por esta vida sin tener ningún tipo de trascendencia?

Para responder a esta segunda pregunta, la de la trascendencia, repasé las historias de ocho mujeres de otras épocas que no han tenido hijos y que sin embargo han dejado una huella imborrable. Mujeres como mi admirada Katherine, de la que ya os he hablado. Pero también Coco Chanel, Frida Khalo, Virginia Woolf, Oriana Fallaci. Supongo que estaréis de acuerdo conmigo en que todas estas mujeres sí han tenido una trascendencia.

Para responder a la otra pregunta, la de la felicidad, llamé a Maribel Verdú, estamos hablando de catorce años, catorce años después de aquella entrevista con la que comenzó mi historia, y a Maribel le siguen preguntando lo mismo: “¿Cuándo vas a tener hijos?”, lo mismo. Un inciso, los que tenéis hijos imaginaros que os paséis catorce años que todo el mundo os dice: “¿Pero estás segura de que has hecho bien teniéndolos?”, es ridículo, ¿no? Pues esto es lo que le pasa a ella.

Entonces yo le dije que quería hacerle una entrevista sobre su no maternidad, pero que no le iba a preguntar ¿cuándo vas a tener hijos? Que quería hacerle otro tipo de preguntas, preguntas como, ¿qué es lo que hace que te levantes por las mañanas?, o ¿qué te hace feliz?, o ¿cómo te gustaría trascender? Y ella me dijo que aceptaba. Estas somos Maribel y yo (señala una foto en la pantalla) hace unos meses en el mismo lugar, además, donde quedamos para hacer aquella primera entrevista, porque bueno, seguimos quedando de vez en cuando, y la verdad, es un alivio tener una amiga que como tú desconoce por completo el funcionamiento de un saca leches.

Imagen de Alas Tensas creada con IA. Madres
Imagen: Alas Tensas creada con IA

Las buenas preguntas son aquellas formuladas desde la empatía

Después de hablar con Maribel fui llamando a más mujeres famosas que no han tenido hijos, Rosa Montero, Sandra Ibarra, Soledad Lorenzo, Paula Vázquez, Carmen Ruiz, Mamen Mendizábal, Inka Martí, Almudena Fernández, Alaska. Les pregunté lo mismo, y ellas también me hablaron de su no maternidad, de cómo se sentían sin tener hijos, pero me hablaron no desde el ataque hacia las madres, por supuesto, ni tampoco desde el victimismo. Simplemente desde la creencia de que tener o no tener hijos no es lo que nos define como mujeres.

No somos ni mejores ni peores que las madres, me dijeron cosas como estas:

“No siento ningún tipo de nostalgia por no haber sido madre, porque he llenado mi vida con otras cosas.” (Soledad Lorenzo)

“Esa parte que hay en mí que no ha terminado de madurar es la que escribe.” (Rosa Montero)

Son declaraciones que forman parte de un libro que he publicado este año, y a raíz de esa publicación se han interesado por el tema de la no maternidad periódicos, radios, televisiones. Pero lo mejor de todo es que desde entonces hay muchas mujeres que me escriben a través de las redes sociales para decirme que han leído el libro y que les ha ayudado a sentirse mejor consigo mismas, a sentirse menos solas, a sentirse menos raras.

Fijaos, llevo quince años trabajando en revistas dirigidas a mujeres, y es la primera vez que las mujeres me dicen que lo que yo he escrito les ha ayudado. Y la verdad es que no he hecho nada del otro mundo, simplemente he cambiado las preguntas.

Decía Kapuscinski, maestro de periodistas, que el oficio de periodista sólo se puede ejercer desde la empatía, que es esa capacidad para identificarse con los sentimientos del otro. Yo pienso que no sólo los periodistas deberíamos hacer buenas preguntas. Todos los que estáis hoy aquí deberíais hacer buenas preguntas, que son, según la teoría de Kapuscinski, las formuladas desde la empatía.

A partir de ahora, cuando tengáis delante una mujer sin hijos os sugiero que recordéis la importancia de la empatía. No le preguntéis cuándo piensa tenerlos, no la juzguéis. Quizás no quiere, quizás no puede, y pensándolo bien, es algo que sólo debería importarle a ella. Si sólo os quedáis con esa condición de no madre os vais a perder todo lo demás sobre ella. Os vais a perder lo que a mí me contaron Maribel, Sandra, Almudena, Mamen y todas las demás. Yo os aseguro que son respuestas mucho más interesantes.

Como soy periodista, mi misión hoy aquí es dejar preguntas. ¿Qué tal si dejamos de definir a las mujeres por el hecho de tener o no tener hijos? ¿Qué tal si empezamos a verlas por lo que ellas verdaderamente son, exactamente igual que se ha hecho siempre con los hombres? Y es que no, ser o no ser madre no debería ser la cuestión. ¿Y vosotros qué me decís?, ¿cambiamos las preguntas que les hacemos a las mujeres? Gracias.

Este texto es una transcripción de la charla TED pronunciada por la periodista María Fernández-Miranda en TEDxBarcelonaWomen en noviembre de 2017. Las charlas TED son ponencias o conferencias sin ánimo de lucro en las que distintos tipos de profesionales, emprendedores, científicos, activistas, entre otros, conversan sobre temas políticos, artísticos, o de divulgación, con el objetivo de promover ideas y puntos de vistas significativos. Otra de las charlas TED que Alas Tensas ha promovido, ha sido “Todos deberíamos ser feministas”, de la escritora nigeriana Chimamanda Gnozi.

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