Torticine: un espacio seguro y comunitario para mujeres LGBTIQA+

“Una de las metas de Torticine es utilizar el arte como medio para la emancipación y la movilidad social.”

| Opinión | 01/07/2024
Torticine, un espacio seguro y comunitario para la comunidad LGBTIQA+ cubana.
Torticine, un espacio seguro y comunitario para la comunidad LGBTIQA+ cubana.

Una pared blanca, rositas de maíz y cerveza es lo que necesita un grupo de mujeres lesbianas, bisexuales y aliadas, todas en busca de algo más que una simple película. Eso es Torticine, un proyecto iniciado por Lisy Romero, conocida como Dracarys, y Neus Pechero, que buscan crear un espacio seguro y comunitario en el contexto cubano, donde el cine LGBTIQA+ no solo entretenga, sino que también eduque y conecte a las personas.

Lisy es una activista lesbiana por los derechos de la comunidad LGBTIQA+ en Cuba. Lingüista de profesión, se define como una “tortillera a tiempo completo” y considera su activismo una extensión natural de su vida cotidiana.

En su labor como activista, Lisy se ha dedicado a la creación de espacios seguros y educativos para la comunidad queer cubana. Debido a su interés por hablar y discutir temas de género y sexualidad en el contexto cubano, decidió crear el podcast La Escuelita junto a Yennys Hernández Molina, un espacio que surge de una necesidad personal y comunitaria. “Allí intento cada día ser más consciente de mis privilegios y hacer algo al respecto”.

Desde hace un año maneja su propio negocio, Emporia, donde crea contenido para redes sociales con perspectiva de género. Esta experiencia la ha ayudado a reconocer la importancia de la educación en todos los ámbitos. “Se educa en todos lados, hasta en el mundo de los negocios”, afirma.

En ese camino, surgió un proyecto que fusiona su experiencia en la comunicación y la necesidad de crear espacios de comunidad para mujeres lesbianas y bisexuales. Su pasión por la lectura supera su interés por el cine, pero esta aparente contradicción se ha convertido en una motivación diaria para su proyecto más reciente: Torticine.

El cine como espacio seguro

Torticine busca establecerse como un evento regular.
Torticine busca establecerse como un evento regular.

El proyecto Torticine surge de una necesidad identificada por Lisy a través de su interacción con la comunidad LGBTIQA+ en sus redes sociales. “Desde que empecé a subir reels a Instagram, la comunidad creció y todo el mundo me preguntaba cosas”, comenta Lisy. Este interés la llevó a crear una sección llamada “Tu invertida de confianza”, donde la mayoría de las preguntas giraban en torno a cómo hacer comunidad y encontrar grupos de lesbianas. “Yo conocía muy pocos, así que lo dije en mis stories, pero prometí buscar soluciones”.

Desde hacía un tiempo tenía pensado proyectar películas LGBTIQA+ en La Escuelita para la región oriental de Cuba. Sin embargo, ante la escasez evidente de espacios seguros y de encuentro para mujeres lesbianas y bisexuales, decidió comenzar en La Habana. Con el apoyo de su pareja Glenda, Lisy compartió la idea en sus stories de Instagram. “Enseguida me dijeron que sí, que querían ver películas, hacer cosas juntas. Busqué un espacio, busqué una película e hice un grupo de Telegram”, de esta manera se conceptualizó Torticiene.

En la preparación del primer encuentro, Lisy no solo contó con la ayuda de Glenda. “Neus se sumó y me ayudó con la organización”. Neus Pechero es graduada de filología, pero ha ejercido como comunicadora la mayor parte del tiempo después de graduarse. Su afición por el cine, su cercanía con la literatura, y sus experiencias como mujer bisexual, la hicieron querer involucrarse en fundar un proyecto como Torticine, donde el cine fuese el nexo entre otras mujeres de la comunidad LGBTIQA+. Una de sus metas, no solo como profesional, sino también como persona, es utilizar el arte como medio para la emancipación y la movilidad social.

“Concertamos el primer sitio, hicimos carteles, compré palomitas y cervezas, y fuimos a la primera proyección”, relata Lisy. El primer encuentro fue en el Restaurante Grados y la respuesta fue alentadora. A pesar de la lluvia, asistieron unas quince personas. “Cuando terminamos ese día nos dimos cuenta de varias cosas”, reflexiona: “Necesitábamos un espacio así, seguro y sano donde nos conociéramos, viéramos una película y debatiéramos sobre ella, compartiéramos espacios y habláramos un rato”.

Luego de la primera experiencia, Neus se encargó de armar una identidad para Torticine, creando un perfil de Instagram y generando contenido para atraer a más personas. “Neus es una mujer bisexual y yo una mujer lesbiana, el complemento es perfecto. Es rápida y veloz para escoger la película perfecta. Yo gestiono los lugares y las palomitas, a veces la cerveza, y listo”, comenta Lisy, destacando la sinergia entre ambas.

Más allá de la diversión, la educación

Torticine, buscando historias que resuenen con la comunidad LGBTIQA+ cubana.
Torticine, buscando historias que resuenen con la comunidad LGBTIQA+ cubana.

Torticine no solo se trata de ver películas, sino de construir una comunidad inclusiva y diversa. “Los objetivos están bastante trazados, crear una comunidad para mujeres lesbianas y bisexuales, un espacio seguro donde se conozcan, compartan experiencias, se ayuden, se apoyen y vean películas LGBTIQA+”, explica Lisy.

Desde su primer encuentro en el Restaurante Grados, seguido por una segunda proyección en La Isla de los Niños, Torticine ha buscado establecerse como un evento regular. “Pretendemos proyectar cada quince días”, dice Lisy con entusiasmo. La elección de las películas no es aleatoria. En la primera proyección se presentó Blue Jean, una película que trata sobre comunidades lésbicas y la historia de mujeres en relaciones sáficas. La segunda película fue The Handmaiden. “Nos gusta divertirnos, pero siempre es un buen momento para aprender, deconstruirnos incluso”, explica Lisy, subrayando el componente educativo del proyecto.

Aunque el espacio de Torticine está pensado principalmente para mujeres lesbianas y bisexuales, Lisy enfatiza la inclusión de todas las mujeres aliadas. “Porque aún hay mujeres ‛enclosetadas’, con miedo, que merecen un espacio donde no se les juzgue”, explica. Torticine se presenta como un espacio seguro donde estas mujeres pueden encontrar apoyo, respuestas y validación. “Las mujeres lesbianas y bisexuales se debían un espacio así, de reconciliación y comunidad”, afirma Lisy.

Además, Lisy y Neus están en contacto con otros proyectos, como Calle Dominó, para futuras colaboraciones que amplíen el alcance de Torticine. “Estamos en contacto desde antes de Torticine con Calle Dominó, para hacer algo también, aunque la gente no sepa jugar, que vaya ahí y comparta un rato. Pero eso está en fase organizativa aún”, menciona Lisy, que busca un espíritu colaborativo y de comunidad para impulsar el proyecto.

Uno de los desafíos que enfrenta Torticine es la falta de recursos y el esfuerzo organizativo requerido. Sin embargo, Lisy ve en este proyecto un paso importante hacia la creación de un movimiento más grande para proyectar películas LGBTIQA+ en diferentes regiones de Cuba. “Quisiéramos que el espacio fuese más nómada, porque te permite moverte a comunidades donde nadie se mueve o sin recursos para irse para el Vedado a ver una película”, dice.

La selección de películas continuará siendo cuidadosa, buscando historias que resuenen con las experiencias de la comunidad lésbica y bisexual. La visión a largo plazo de Lisy es expandir este modelo, llevarlo a más comunidades y continuar la lucha por la visibilidad y el reconocimiento de todas las mujeres LGBTIQA+ en Cuba. “Torticine es un paso, de muchos, que espero me ayude a concretar todo lo que tengo pensado, y lo que surja en el camino también”.

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