¿Una teoría del feminismo en la Cuba de los sesenta? (primera parte)

"La historia de la mujer cubana y su participación en la lucha por sus derechos no comenzó en 1959."

| Opinión | 25/06/2024
Delegadas al Congreso Nacional de Mujeres visitan el asilo del Vedado en 1928.
Delegadas al Congreso Nacional de Mujeres visitan el asilo del Vedado en 1928.

La historia de la mujer cubana y su participación en la lucha por sus derechos no comenzó en 1959. Hacer semejante afirmación es poner de relieve el desconocimiento, no solo de la mujer en Cuba, sino también de la historia y la cultura del país.

A lo largo del siglo XIX una serie de hechos culturales y políticos dan la medida de cómo la mujer en la isla ganaba espacios en diferentes esferas de la vida social. Así, al llegar el período republicano a partir de 1902, las luchas de las mujeres fueron una continuidad, claro que más radical, del siglo anterior.

Federación Democrática Internacional de Mujeres

Importantes acontecimientos como los Congresos de Mujeres Cubanas, llevados a cabo en la década del veinte, las luchas de figuras como Ofelia Rodríguez Acosta a través de la prensa y de su propia literatura hasta Ofelia Domínguez, que tanto apoyó, desde la abogacía, a la mujer en sus reclamos sociales caracterizaron aquel tiempo.

Ofelia Rodríguez Acosta, escritora cubana.
Ofelia Rodríguez Acosta, escritora cubana.

En 1945, el mismo año que terminó la Segunda Guerra Mundial, se fundó en París la Federación Democrática Internacional de Mujeres. Esta organización tuvo como objetivos, en sus primeros años, la lucha por la paz y la erradicación de toda manifestación de nazismo, además de pronunciarse contra el colonialismo y cualquier forma de racismo. Pero no es hasta cinco años después que la Federación incorpora a las mujeres latinoamericanas. Esto significó una radicalización de la Federación, que a partir de ese momento sumó a sus objetivos la lucha por la niñez, el antiimperialismo, la defensa de la paz y de la maternidad.

Cuba estuvo presente en esta organización desde los primeros momentos y participó en todos los congresos. El investigador brasileño Guilherme Machado ha señalado que: “Las militantes de la Federación tenían una visión feminista e internacionalista de izquierdas y crearon modelos de solidaridad internacional entre mujeres de distintas partes del planeta”.1

Comisión Interamericana de Mujeres

Por tanto, la infeliz afirmación de Vilma Espín acerca de que en Cuba no ha habido nunca feminismo es inadmisible, como ya he afirmado en otro texto.

En 1928, en el marco de la VI Conferencia Pan Americana que se celebró en La Habana, en el recién estrenado Capitolio Nacional, participaron mujeres cubanas y estadounidenses para reclamar sus derechos. Entonces, en un primer momento, la palabra les fue negada porque no eran delegadas.

Pero las mujeres se lanzaron a las calles habaneras y echaron a volar 200 palomas en señal de paz. Ante la presión de la prensa y de las propias cubanas, la directiva del cónclave no tuvo otra opción que darles la palabra. Ellas solo querían que todos los países de América Latina firmasen un tratado que defendiera la igualdad de derecho de las mujeres en el continente.

De esta forma, en La Habana de 1928 y como resultado de las presiones de mujeres cubanas y norteamericanas (estas representantes del Partido Nacional de la Mujer), nació la Comisión Interamericana de Mujeres.

Loló Soldevilla (La Habana, 1901-1971).
Loló Soldevilla (La Habana, 1901-1971).

Las mujeres que formaron parte de esta Comisión, con cargos importantes dentro de ella, fueron Dolores (Loló) Soldevilla, que ya era una artista visual y narradora reconocida en aquel momento; Nila Ortega que era militante del Partido Socialista Popular; Herminia del Portal, una destacada periodista; así como Mercedes Alemán y Ullarica Manos. Y aunque la figura fue detestable y odiosa, no se puede ignorar que Edith García Buchaca estuvo presente en la constitución de esta Federación en Europa y la apoyó desde entonces hasta 1959. Fue ella una de las primeras en denunciar la política imperialista de los Estados Unidos contra toda la América Latina.

Primera Conferencia de Mujeres Latinoamericanas

En 1954 se celebró en Río de Janeiro la Primera Conferencia de Mujeres Latinoamericanas. Para ese evento las cubanas, organizadas en la Federación Democrática de Mujeres Cubanas, crearon academias de aprendizaje de corte y costura, y hasta grupos para la enseñanza de idiomas extranjeros. Era la única forma de evadir las prohibiciones de Fulgencio Batista, que impedían reuniones con más de diez personas. Así, no solo se hacían las actividades previstas por las mujeres, sino que también se conspiraba contra la tiranía batistiana.

Después del Congreso de Río de Janeiro, la lucha por los derechos de las mujeres tomó caminos más radicales. No se trataba ya solo de la igualdad, sino también de la defensa de la maternidad, la creación de instituciones que cuidaran a los hijos mientras ellas laboraban, entre otras cosas.

Este era un reclamo que, en el caso de Cuba, tiene sus antecedentes desde fines del siglo XIX. Concepción Boloña, periodista española radicada en la isla, en su libro La mujer cubana, se refirió a esta problemática y exigió el derecho, para la mujer trabajadora, de que se crearan las condiciones necesarias para la atención de sus hijos. La periodista afirmaba que era necesario hacer algo a fin de evitar que los hijos de las trabajadoras acabaran como delincuentes u otras formas de perversión en las calles. La novelística de Carlos Loveira, y antes la de Ramón Meza, dan testimonio de estos hechos delincuenciales.

Sara Gómez (La Habana, 1942-1974), cineasta cubana.
Sara Gómez (La Habana, 1942-1974), cineasta cubana.

Pero todavía en 1973 el problema seguía en pie y quedó reflejado en el impactante documental Mi aporte, de Sara Gómez. La Espín había mandado que se hicera y, después de verlo, lo censuró. Estuvo largos años prohibida su exhibición y nunca se ha estrenado en salas de cine en Cuba.

Después del Congreso celebrado en Río de Janeiro en 1956, las mujeres cubanas continuaron sus actividades. No se olvide la fecha, porque este es el año en que se recrudecen las represalias de la tiranía batistiana contra la nación. En sus relatorías acerca de las iniciativas que llevaron a cabo las mujeres en la isla,2 las cubanas mostraron su labor en relación con la literatura infantil. Quizás este comentario no sea creíble para quienes desconozcan que la literatura infantil no nació, como generación espontánea, en 1959.

Fomento de la literatura infantil

No es posible hacer un recuento aquí, pero desde el siglo XIX y mucho antes de La Edad de Oro, circuló la revista La Infancia. Era un semanario que José Martí debió conocer, porque muchas de las secciones de La Edad de Oro son las mismas de este. La Infancia comenzó a circular en 1872. Sus páginas dan información de cómo tuvo suscriptores no solo en La Habana, sino también otras partes de la isla, especialmente, en Puerto Príncipe (hoy Camagüey). El director era Carlos Genaro Valdés, villaclareño radicado en La Habana, donde abrió una imprenta y fue el redactor de esta interesante revista. Algunas de sus secciones eran: “La llave de la ciencia”, otra dedicada a los cuentos que no siempre nombraba a sus autores, “Palabras y frases mal dichas”, “Las nobles artes” y “Variedades”, entre otras.

Dora Alonso (Matanzas, 1919-2001), escritora cubana.
Dora Alonso (Matanzas, 1919-2001), escritora cubana.

También Antonio Sellén fundó una revista antes que Carlos Genaro: El Amigo de los Niños, en 1872. A Esteban Borrero y a Aurelia Castillo se les debe también obras dedicadas a la infancia y la juventud. Incluso, sirvieron de lecturas con la de otros autores, también cubanos, en los libros de textos para la enseñanza primaria y secundaria, hasta 1971. No es posible, reitero, hacer un recuento, pero sí es necesario recordar que en la República también hubo autores como Dora Alonso y Renée Potts. Esta última, maestra que no solo hizo poesía y narraciones para la infancia, sino también obras de teatro para ese público. Y, por último, Nora Badía, quien escribió también teatro para niños y organizó concursos y hasta una comedia musical para los infantes. El Teatro Guiñol, fundado por los hermanos Camejo, no emergió de la nada. La labor de ellos había comenzado desde 1949 aproximadamente.

Asociaciones femeninas antes de 1959

Por tanto, que la Federación en Cuba se preocupara por difundir una literatura para niños estaba justificado. Las mujeres de la directiva cubana involucraron a una serie de entidades como a la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana, al Colegio de Enfermeras, la Liga Cubana por la Higiene Mental, así como a profesionales que quisieron apoyarlas dada su posición en la sociedad cubana de la época. Me refiero a abogados, periodistas, y hasta la Comisión de Censura de Radio. Las mujeres alcanzaron a reunir a todas esas personas en La Habana para intercambiar opiniones sobre el tema de los programas de corte infantil, con el fin de que estos ganaran en calidad dada la población a la que iban dirigidos.

Toda esta labor cambió, como era de esperar, en 1959. En la isla había una serie de asociaciones femeninas en diferentes áreas de la vida social. Algunas de ellas fueron las de mujeres católicas, enfermeras, la Alianza Nacional Feminista, entre otras muchas. Manuel Ramírez Chicharro, en su ensayo “El activismo social y político de las mujeres durante la República (1902-1959)”, en relación con las mujeres negras que habían tenido un activismo muy importante en los primeros años republicanos, afirmó:

Junto a la persistencia de la marginalización de la población afrocubana, las emergentes élites afrocubanas comenzaron a crear sus propias asociaciones de cultura y asistencialismo mutuo, donde las mujeres participaron en actividades literarias y culturales. Asociaciones como Club de Atenas, Atenas Occidental, Hijas de Maceo, Adelante, Asociación Procultura y Justicia,o Antilla Sport Club, contaron con un alto índice de participación femenina y en ocasiones crearon clubes de mujeres dentro de sus estructuras.3

Hubo otras asociaciones como la Asociación del Auxilio al Niño del Pueblo Español, el Club de Mujeres Auténticas, la Unión de Mujeres Socialistas Democráticas, etcétera. Pero este asociacionismo de la mujer en la isla terminó el 23 de agosto de 1960, cuando Fidel Castro fusionó todas las organizaciones femeninas en una sola: la Federación de Mujeres Cubanas, con su presidenta Vilma Espín de Castro, que así se firmaba en aquellos carnets de federadas.

Vilma Espín y la Federación de Mujeres Cubanas

Vilma Espín habla a milicianas cubanas.
Vilma Espín habla a milicianas cubanas.

Es importante saberlo: las mujeres cubanas, una vez casadas, firmaban con su primer apellido y un de que añadía a su nombre el primer apellido del esposo. Eso se consideró un rezago pequeño burgués que ella misma prohibió, pero la Espín siguió siendo de Castro.

En aquel discurso, Fidel Castro dijo:

Y hoy se reúnen las mujeres y constituyen esta Federación de Mujeres Cubanas, unidas en esa palabra: cubanas y unidas en esa bandera que llevan en sus manos. Y se han unido para trabajar, para trabajar y para luchar; se han unido para todas las tareas que la Revolución nos trae; se han unido para la lucha y el trabajo; se han unido para ayudar a la patria en cualquier circunstancia.
Y también hay que estudiar todos los problemas de las mujeres cubanas, hay que estudiar los problemas de las mujeres que tienen que trabajar y no tienen donde dejar a sus hijos. Hasta ahora las creches son insuficientes, y no puede esperarse que todo lo haga el municipio o el Estado porque tienen recursos limitados.4

Por tanto, según Castro, las mujeres tendrían que estar dispuestas a cualquier cosa en aras de la revolución, esa entelequia. Y, ¿qué haría la revolución por las mujeres? ¿Cómo incorporarlas al trabajo si no había respaldo institucional? Los círculos infantiles, creados tiempo después, tampoco solucionaron este problema. Y, además, las investigaciones sobre las causas de los problemas de la mujer se han engavetado o no se han realizado adecuadamente.

La mujer nueva

Hoy el panorama es mucho peor. Ni siquiera hacen caso de las mujeres que mueren víctimas de la violencia masculina. Pero, en medio de aquellas circunstancias políticas e ideológicas, se estaba gestando una investigación que terminó como libro acerca de “La mujer nueva. Teoría y práctica de su emancipación”. Entre otros ensayos contenidos en ese libro, destaca el que lleva por título “Trabajo invisible o el suicidio del ama de casa”. Sus autores eran una argentina que trabajaba en el ICAIC y estaba radicada en ese momento en la isla, y su esposo, un antropólogo norteamericano que laboraba en la Academia de Ciencias de Cuba. Aquel importante texto fue publicado, pero las autoridades del país ―y en primer lugar, la Federación de Mujeres Cubanas― hicieron caso omiso de él.

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1 Guilherme Machado: “América Latina y la Federación Democrática Internacional de Mujeres: el materialismo político como estrategia de la Guerra Fría 1947-1957”, en: Antagónica. Revista de Investigación y Crítica Social, no 6, 2022, p. 71.

2 Cfr., ob. cit., p. 82.

3 Manuel Ramírez Chicharro: “El activismo social y político de las mujeres durante la República de Cuba (1902-1959)”, en: Revista Electrónica de ANPHLAC, no. 20, 2016, p. 149.

4 Fidel Castro: Discurso pronunciado el 23 de agosto de 1960 en el Salón-Teatro de la CTC, en el acto de fusión de todas las asociaciones femeninas revolucionarias, en: www.fidelcastro.cu.

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