Muchacha

A Rosy
Una muchacha se acerca al hueco
de su mano que es el mundo y se asoma.
La oquedad la observa escudriñándola
dentro hay un rostro que la invita a entrar.
La muchacha se alienta y camina los bordes del vacío
la bruma le grita que dentro está la luz
que no tema a lo profundo del mutismo
y la incita a convertirse en dueña absoluta de la nada.
Y hela allí flotando en pleno centro
a tientas con su vestido inmaculado ondulante
con los brazos extendidos equilibrando el tiempo.
Una alegría extraña la inunda ya no espera el ruido
ni la señal que vendrá para llevarla en la avalancha.
Ya no le teme a la penumbra ni a los silencios
no más recelo ahora que la soledad se hace añicos
y la náusea humana recobra cordura.
No vale la pena insistir en invocar a la lluvia
para que convierta en ceniza onírica tanta lobreguez.
Ni un diluvio se compara con la voluntad de esta mujer.
Ella es una muchacha resuelta contra un muro
una muchacha que esgrime pétalos mortíferos
y comienza a descender en picada
hacia la mano del hombre que se aferra
a los enmohecidos barrotes de su celda.
Del “Dossier de poetas contemporáneas” en: Alas Tensas, revista feminista cubana, No. 3, marzo 2017.
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