Mujeres periodistas ⎸Cinco corresponsales en el frente de batalla

“A través del proyecto interactivo ‘Mujeres corresponsales de guerra’, hasta 2022 se habían encontrado 228 mujeres que han cubierto algún conflicto en los últimos 106 años.”

| Mundo | 14/12/2023
Foto de la fotorreportera Dickey Chapelle, detrás de su cámara en el campo de batalla, una de las mujeres corresponsales de guerra.
Icónica foto de la reportera estadounidense Dickey Chapelle (1918-1965).

Cuando la periodista norteamericana Helen Kirkpatrick (1909-1997) solicitó un puesto como reportera en el Chicago Daily News, su editor Peter Knox le dijo: “no tenemos mujeres en el personal”. A lo que ella contestó: “no puedo cambiar mi sexo, pero podéis cambiar vuestra política”. Y lo hicieron. Fue contratada y cubrió toda la Segunda Guerra Mundial. Helen Kirkpatrick fue una de las primeras mujeres corresponsales de guerra.

La historia de la corresponsalía de guerra ha estado durante mucho tiempo enfocada desde la narrativa masculina. Hazañas y relatos ocurridos en campos de batalla fueron contados principalmente por hombres. Como norma general, según apunta Gonzalo Jar Couselo, miembro del Centro de Estudios de Derecho Internacional Humanitario de Cruz Roja Española en su artículo “Mujeres corresponsales de guerra”, “hasta bien entrado el primer tercio del siglo XX, los editores fueron muy reacios a aceptar artículos de temas bélicos escritos por mujeres”.

Sin embargo, con el tiempo, un grupo de ellas desafió las normas establecidas. Este texto rinde homenaje a cinco notables corresponsales de guerra que, a pesar de las barreras de género y las expectativas sociales, se convirtieron en figuras destacadas en el mundo del periodismo y aportaron una perspectiva única a la cobertura de este tipo de conflictos. Estas mujeres no solo informaron desde los frentes de batalla, también arrojaron luz sobre otras aristas de la guerra. A través del proyecto interactivo “Mujeres corresponsales de guerra”, hasta 2022 se habían encontrado 228 mujeres que cubrieron algún conflicto en los últimos 106 años.

Carmen de Burgos

Carmen de Burgos, una de las mujeres corresponsales de guerra.
Carmen de Burgos (Almería, 1867 – Madrid, 1932)

A pesar de que firmaba sus artículos como Colombine, a sugerencia de su editor y para evitar que se la reconociera como mujer, Carmen de Burgos fue la primera mujer reconocida como periodista profesional en España y la primera corresponsal de guerra española. Sus trabajos defendieron ideas feministas adelantadas a su tiempo, relacionadas, sobre todo, con el derecho al voto de la mujer y la legalización del divorcio. Por su fuerte campaña al respecto, y tras haber logrado su propia separación legal, la llamaron La divorciada.

Su incursión como corresponsal de guerra durante el conflicto del barranco del Lobo en la guerra de Melilla en 1909, trabajando para el diario El Heraldo de Madrid, demostró su valentía y compromiso con la verdad. “He hecho el periodismo vivo, activo, de batalla” declaró en una de sus últimas entrevistas. Tras regresar a Madrid, publicó el artículo “¡Guerra a la guerra!”, donde dejó clara su posición como defensora incansable de la paz y los derechos humanos. En su novela En la guerra, episodios de Melilla, Carmen apunta: “Lector, he escrito esta novela en el campamento, con el mismo brazo que acababa de curar heridas de verdad... Por eso hay un raro temblor en ella”.

Nellie Bly

Mujeres corresponsales de guerra
Nellie Bly (Pensilvania, 1864 – Nueva York, 1922)

Otra periodista que tuvo que recurrir al seudónimo fue Elizabeth Jane Cochran. Pionera del periodismo de investigación, firmó como Nellie Bly el reportaje que la hizo célebre: “Diez días en un manicomio”, para el cual se internó en un asilo psiquiátrico para mujeres en 1887.

Con este tipo de periodismo encubierto logró denunciar las condiciones deplorables de un psiquiátrico de Nueva York haciéndose internar en él fingiendo estar demente. El récord que batió en dar la vuelta al mundo en menos de 80 días fue otra de sus hazañas, pero sin dudas, la más significativa fue su experiencia como una de las mujeres corresponsales de guerra en la Primera Guerra Mundial.

A raíz de la muerte de su marido y su ruina económica, después de algunos años alejada del periodismo por el matrimonio, Nellie Bly regresó a su labor con el Evening Journal de Nueva York. Desde allí, reportó los eventos de la convención de 1913 a favor del sufragio femenino y cubrió la guerra en el Frente Oriental.

Como corresponsal de guerra, estuvo en Austria, Rusia y Serbia. Algunos de sus colegas americanos la acusaron de “traición”, por supuestamente apoyar a Austria-Hungría, pero sus reportes le devolvieron la fama de sus primeros años como periodista. Tras finalizar la guerra regresó a su país y siguió trabajando como columnista y abordando temas principalmente con perspectiva feminista. Bly fue periodista hasta su muerte, cuando en 1922, a sus 58 años no logró librarse de una neumonía.

Oriana Fallaci

Oriana Fallaci, una de las mujeres corresponsales de guerra.
Oriana Fallaci (Florencia, 1929-2006)

Catalogada por The New York Times como una hipocondríaca y fumadora empedernida, con un estilo de vida que incluía abrir su correo con meses de retraso y tener un cartel en la puerta de su casa que advertía: “Vete”, Oriana Fallaci fue una periodista de carácter fuerte y singular. Su falta de miedo y su actitud contribuyeron a su éxito como corresponsal de guerra. Fallaci cubrió conflictos en Vietnam, la India, Pakistán, Oriente Medio y Latinoamérica, y resultó herida por una bala del ejército mexicano durante la masacre de Tlatelolco en octubre de 1968.

Su papel trascendental continuó después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, cuando escribió artículos provocativos que generaron reacciones intensas y amenazas. En particular, denunció el fanatismo islámico, comparándolo con el nazismo, y desafió convenciones relacionadas, sobre todo, con la libertad de expresión. De sus publicaciones surgieron obras notables como La rabia y el orgullo (2001) y La fuerza de la razón (2004), las que reflejan su incansable búsqueda de la verdad en medio de la compleja situación de la geopolítica y la guerra.

Marie Colvin

Marie Colvin, una de las mujeres corresponsales de guerra.
Marie Colvin (Nueva York, 1956 – Homs, Siria, 2012). Foto de Don McCullin

A pesar de que nació en Nueva York, Marie Colvin terminó siendo una leyenda del periodismo británico. Desde el Sunday Times, dedicó su vida a narrar guerras. Su trabajo la llevó a cubrir los conflictos bélicos de Sierra Leona, Timor Oriental, Kosovo, Zimbabue y Chechenia. También estuvo presente en la Primavera Árabe, que trajo consigo el hecho de que muchos regímenes empezaran a tratar abiertamente a los periodistas como enemigos. Presenció la guerra entre Irán e Irak en la década de 1980, la de Estados Unidos con Irak, y las revoluciones de 2011 en Túnez, Egipto, Libia y Siria.

Lo más significativo de sus textos radicaba en la perspectiva periodística que les daba: no escribía sobre política, sino sobre los efectos de la guerra en los civiles. De este modo increpó a la ONU por el trato a los refugiados durante la guerra de Timor. También se dice que salvó la vida de más de 1.500 mujeres y niños que quedaron atrapados en un complejo de las Naciones Unidas por las fuerzas respaldadas por Indonesia. Se negó a salir sin ellos y desde allí siguió reportando.

Colvin perdió su ojo izquierdo durante la guerra civil de Sri Lanka, de allí el distintivo parche negro con el que se la ve en la mayoría de sus fotos. Murió en 2012, en la ciudad de Homs, mientras informaba sobre la masacre provocada por la guerra civil siria. En su última noticia, denunció la impactante realidad de un bebé fallecido debido a los bombardeos gubernamentales. El entonces Ministro de Exteriores del Reino Unido, William Hague, elogió su valentía junto con la del fotógrafo francés Rémi Ochlik, también fallecido en la misión.

Anna Politkóvskaya

Anna Politkóvskaya, una de las mujeres corresponsales de guerra.
Anna Politkóvskaya (Nueva York, 1958 – Moscú, 2006)

Considerada una de las voces más críticas con el régimen de Putin, la carrera de Anna Politkóvskaya despegó con la cobertura de conflictos en Chechenia. Desde allí documentó abusos políticos y denunció la falta de libertad para informar. Su trabajo para el periódico ruso Novaya Gazeta expuso corrupción, militarismos y violaciones de derechos humanos, lo cual la llevó a enfrentarse a amenazas de muerte y arrestos.

“El exilio no es para mí. De ese modo, ellos ganarían”, dijo al referirse a la persecución de la cual fue objeto. Politkóvskaya adquirió notoriedad por sus reportajes sobre la segunda guerra chechena, donde muchos periodistas y trabajadores humanitarios habían sido secuestrados o asesinados. Fue arrestada y sometida a una ejecución simulada, un acto de tortura perpetrado por las fuerzas militares rusas. En 2004 fue envenenada de camino a Beslán, pero sobrevivió y siguió reportando.

En su libro La Rusia de Putin: la vida en una democracia fallida, criticó la presidencia federal de Putin, su política durante la segunda guerra chechena y acusó al servicio secreto ruso FSB de reprimir todas las libertades civiles para establecer una dictadura al estilo soviético.

El 7 de octubre de 2006 una vecina del edificio donde vivía, en el centro de Moscú, encontró en el ascensor el cuerpo de Politkóvskaya con varios balazos. Había sido asesinada por encargo.

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