Diálogos In(SUR)gentes

8M | Por un feminismo antinormativo

"Que el 8 de Marzo podamos practicar un feminismo que combata la lesbofobia, la transfobia, el capacitismo, el racismo, etarismo y todas las opresiones que asolan a diversas mujeres hoy".

El legado que está envuelto en la celebración del  Día Internacional de las Mujeres destaca, sobre todo, la necesidad de reivindicar derechos para todas las mujeres, la importancia de la politización de tales derechos a raíz de su negación histórica y de la facilidad con que, aún conquistados, ellos pueden sufrir retrocesos. 

Llegamos a este 8 de Marzo de las manos de inúmeras militantes feministas, colectivos, asociaciones, voces que desde 1910¹, vienen sumando esfuerzos en pro de erradicar todas las formas de discriminación contra las mujeres.

En los tiempos que corren, somos testigos de la apropiación e instrumentalización de la agenda feminista, por parte de algunas mujeres que se empeñan en impedir que mujeres trans, travestis no sean contempladas por las reivindicaciones que esta fecha propone. En este sentido vale la pena recordar que ninguna lucha se sustenta en un vacío. El propio feminismo ha proporcionado las armas para que su agenda sea cada vez más inclusiva y capaz de confrontar las sombras que surgen dentro de sus propias trincheras de lucha. 

Así, en esta fecha vale la pena recordar que los feminismos, en su multiplicidad y radicalidad nos enseñan que:

*Mujer no es sinónimo de útero, vagina ni cromosomas.

*La propia “biología” desmiente el binarismo pues personas intersex (algunas de las cuales pueden identificarse como Mujeres) existen.

* Es preciso incluir las voces de mujeres trans y travestis cuando se habla de opresiones de género. La transfobia es una expresión de género derivada de la supremacía de la cisgeneridad dentro del orden de género imperante

*Sexismo, cis-sexismo, acoso sexual, moral afectan a mujeres cisgénero y a travestis, trans.

*Las políticas sobre derechos sexuales y reproductivos, en tanto agenda feminista, deben incluir no solo a las mujeres cisgénero, pues gestación, parto, acceso a tecnologías reproductivas deben incluir en la misma medida  a travestis y mujeres trans.

Reitero que los feminismos, en su multiplicidad y radicalidad, nos invitan a no omitirnos en este debate. Desde que Simone de Beauvoir invocó que “no se nace mujer”, sino que somos socializadas para convertirnos en mujeres y, por tanto internalizar los mandatos de un orden de género normativo, ya era evidente que no existe ninguna “esencia femenina”; que tal esencia es el mecanismo ideológico que sustenta las opresiones contra aquellas existencias que la norma pretende resumir a un cuerpo, o mejor dicho, un órgano, una vagina, un cromosoma. 

Que el 8 de Marzo podamos practicar un feminismo antinormativo, un feminismo que combata la lesbofobia, la transfobia, el capacitismo, el racismo, etarismo y todas las opresiones que asolan a diversas mujeres hoy. 

¹ En la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas realizada en Copenhague en 1910, Clara Zetkin propuso y se aprobó la celebración del «Día de la Mujer Trabajadora», que se comenzó a celebrar al año siguiente: la primera conmemoración se realizó el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. Desde entonces es una fecha que se celebra internacionalmente.