Francia Márquez: el desafío de tornarse un sujeto político

¿Qué relevancia tiene que una mujer negra forme parte del primer gobierno de izquierda de la historia de Colombia?

30/06/2022
Francia Márquez
Francia Márquez, activista medioambiental y vicepresidenta de Colombia. Imagen: Forbes

Mucha tinta ya se ha gastado para hablar de Francia Márquez, de su trayectoria, de su activismo político y de la relevancia que tiene el hecho de que una mujer negra forme parte del primer gobierno de izquierda de la historia de Colombia. Precisamente por eso no voy a dedicarme a una descripción de su trayectoria pues hay suficiente cobertura de la misma en diferentes medios nacionales e internacionales. Mi apuesta en este texto es pensar con Francia Márquez o a propósito de ella, sobre lo que significa, desde el punto de vista político, la presencia de una mujer negra en la vicepresidencia de Colombia. Al final, este texto es y no es, sobre Francia Márquez.

En una columna anterior, destaqué la diferencia entre el uso de la categoría “mujer” en un sentido esencialista y su entendimiento como categoría política. Quiero expandir un poco más esa reflexión tomando como foco de análisis esta vez, la presencia de una mujer negra en el poder. Es obvio que no existe neutralidad en las posiciones sociales que ocupamos. Creo fervientemente que todo lo que producimos y lanzamos al mundo está marcado por las posiciones de privilegios y opresiones que todas las personas ocupamos en el mundo. Tales posiciones intervienen, queriendo o no, en la forma en que pensamos, vivenciamos determinado asunto. Eso no significa que esas posiciones nos condenan. No existe ninguna profecía autocumplida ni determinista asociada a ninguna de esas posiciones, calma ahí.

Ser mujer y negra, no implica directamente y, por obra y gracia del espíritu santo, tener un pensamiento crítico sobre lo que esas cuestiones implican en el contexto de las relaciones de poder en las que ellas se dan.

El punto que quiero subrayar es que habitar esos lugares (como mujer, como negra y otros) apenas es garantía de experiencias singulares (no universales) que nos constituyen subjetivamente (ni siquiera homogéneamente, dicho sea de paso). Ser mujer y negra, no implica directamente y, por obra y gracia del espíritu santo, tener un pensamiento crítico sobre lo que esas cuestiones implican en el contexto de las relaciones de poder en las que ellas se dan. Tampoco define, necesariamente, una implicación activa con las formas de lucha que pueden ser accionadas para derribar las opresiones asociadas a las posiciones subalternizadas.

O sea, habitar estas posiciones sociales, no implica directamente, que nos tornamos “hadas de la deconstrucción”, no se engañen. La trayectoria de Francia Márquez es elocuente en este sentido y por eso vale la pena que reflexionemos a propósito de ella. Francia Márquez es fruto de los movimientos sociales afrocolombianos, de la lucha por la justicia ambiental, entre otros movimientos populares, que han construido sus banderas y disputas colectivamente a lo largo del tiempo. Ella no se convirtió en vicepresidenta en un pase de magia y ese puesto no es un mero emblema identitario sobre ser mujer y ser negra. Al contrario, se trata de una trayectoria que construyó una crítica social sobre esas posiciones, y es por eso que Francia Márquez constituye una fuerza potencializadora de cambios y transformaciones para una Colombia más próxima de la justicia social para todes, incluyendo la defensa ambiental en esa agenda, y no apenas seres humanos subalternizados. En ese sentido la agenda de Francia Márquez es revolucionaria también porque apuesta en una descentralización del Humano, abrazando políticas que tratan al medio ambiente con el mismo estatuto que a las personas. Como diría Ailton Krenak, importante activista y filósofo brasileño “yo no percibo donde hay algo que no sea naturaleza. Todo es naturaleza. El cosmos es naturaleza”. La lucha por la paz ambiental, emprendida por Francia Márquez, honra este principio, pues quiebra ese binarismo ontológico que separa humanos de animales y naturaleza. Al final, la filosofía Ubuntu —“yo soy porque somos”— que defiende Márquez, acoge a una multiplicidad de existencias que no acaban ni comienzan en el ser humano. “Yo soy porque somos” también incluye nuestras existencias en redes y lazos con los ríos, los árboles, la tierra, el agua, los animales. La posibilidad de respirar y, por tanto, de existir, proviene de ese medio ambiente que Francia Márquez se empeña en preservar.

Por ello insisto que su presencia en el poder no es sobre “ser mujer negra” en un sentido ontológico, inclusive porque ambos significantes fueron impuestos como parte de una gramática colonial. La identidad no es garantía de nada, hasta porque “ser mujer”, “ser gay”, “ser heterosexual” son efectos de discursos de poder que históricamente definieron estas categorías (hello Foucault!). Identidades son categorías contingentes y cambiantes a través de las cuales pasamos a definir lo que somos, sabiendo que ese “somos” es una ficción política (junta aquí a Stuart Hall con Preciado y Donna Haraway que ya gastaron bastante tinta para escribir sobre esto).

Pero a lo que iba. Particularmente prefiero pensar en términos de posiciones sociales y no de identidad, aunque reconozca que desde el punto de vista político, ha sido fundamental accionar la idea de identidad para visibilizar existencias que han sido negadas en virtud de sistemas de poder (racismo, heteronorma, androcentrismo, cis-sexismo, etc.) y reivindicar derechos de forma colectiva a través de políticas públicas. Quiero insistir en no asociar la presencia de Francia Márquez a una clave de lectura basada en la insignia de la identidad por los efectos de cristalización, homogeneización, congelamiento de las identidades que se derivan de pensar por esa lógica.

¿Qué significa tornarse un sujeto político?

Pero al final, ¿qué significa tornarse un sujeto político? Para responder esa pregunta yo no preciso inventar el agua tibia. Escojo apenas traer para este diálogo a Paco Vidarte[1] que, antes de morir, nos legó un bellísimo trabajo sobre ética y política desde la perspectiva de un marica, como el mismo decía, y lo cito en las líneas que siguen. Les invito además a que ustedes coloquen el significante “mujer negra”, donde Paco Vidarte dice marica:

La existencia política nace de una posición de sujeto que lucha. Una posición de sujeto que nace de una decisión voluntaria, estratégica, coyuntural a partir de una situación de opresión e injusticia dada. Y basta de alforjas. Injusticia estructural + gente que sufre esa injusticia + voluntad de lucha y de subvertir dicha situación injusta: no hace falta nada más para el surgimiento de un sujeto político capaz de llevar a cabo una pequeña, mediana o gran revolución. Lo crucial es la posición, la toma de posición, el posicionarse, el plantarse como sujetos, fundarse como sujetos maricas. Posición de sujetos maricas, de sujetos lesbianas, de sujetos trans. Posición de sujetos de clase. Posición de sujetos precarios. Posición de sujetos abyectos. Y en frente, el resto. A por ellos. Ya tenemos el conflicto social necesario. No hay que inventarse nada”.

Quiero finalizar con Ángela Davis y su advertencia acerca de alzar a la condición de héroes o heroínas a las personas que se implican en luchas progresistas, como Francia Márquez o la propia Davis que, en su libro “La libertad es una lucha constante” nos recuerda que: “es fundamental resistir a la representación de la historia como el trabajo de individuos heroicos, de manera que las personas reconozcan su potencial como parte de una comunidad de lucha, siempre en expansión”. Ni hadas de la deconstrucción ni heroínas; Francia Márquez nos enseña sobre cómo constituirnos en sujetos políticos, sobre cómo tejer lazos y comunidades que luchan colectivamente.






[1] Francisco Javier Vidarte Fernández, conocido como Paco Vidarte,  fue un filósofo, escritor y activista gay español. Uno de sus trabajos más potentes fue “Ética marica. Proclamas libertarias para una militancia LGBT”, publicado en 2007 por la Editorial Egales de Barcelona.

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Psicóloga por la Universidad de Oriente, Cuba. Máster en Intervención Comunitaria (CENESEX). Doctora en Ciencias Humanas (Universidad Federal de Santa Catarina). Investigadora de Post Doctorado vinculada a la Universidad de São Paulo, Brasil. Feminista, con experiencia en varias organizaciones y movimientos sociales.