Los derechos y las luchas de las mujeres cubanas frente al desafío de una dictadura
Elena Larrinaga: “No existe ni es viable ningún tipo de feminismo plegado a un sistema patriarcal o a un partido machista como es el caso cubano”
El triunfo de la revolución cubana en los años sesenta coincidió con la revolución sexual que escenificaron las luchas de las mujeres como una reivindicación política y dio esperanzas al movimiento social organizado en aquel entonces, no sólo en América Latina, en el que participaban las mujeres junto a los hombres contra la opresión del sistema capitalista. Para entonces la palabra “feminismo” no tenía la fuerza ni el significado que tiene en la actualidad, no se expresaba con todos sus matices y complejidades la lucha por liberarse de las opresiones de género, en cualquier sistema, sea de izquierda, progresista o capitalista.
Sin embargo, el fiasco que representó para las mujeres la toma del poder de decisión, por parte del “gobierno revolucionario”, no dio paso a lo que se venía discutiendo en el movimiento socialista internacional, del que surge el movimiento de reivindicar a las mujeres del sistema opresor. La célebre frase de Rosa Luxemburgo, “luchamos por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”, no caló en la discusión ideológica de control que hizo el Partido Comunista al crear la Federación de Mujeres Cubanas. Fue el patriarcado el que se instauró en ese grupo, priorizando los intereses del partido y quedando las mujeres atrapadas en la única organización que las representaba desde el Estado.
A pesar de este control, las mujeres cubanas han escenificado determinantes luchas por la libertad de ellas y de su país, que vive una farsa de revolución desde hace más de 60 años y que ha sido palpable durante la última década, a través del testimonio de sus víctimas y debido al auge de las redes sociales. Mujeres de todo el país trabajan por su comunidad, buscando cubrir las necesidades de sus compañeras de manera clandestina y bajo el acoso de la represión gubernamental.
Ellas se han organizado y han iniciado procesos de debates sobre sus derechos desde una visión abierta e inclusiva, propia del significado de ser feministas. Sin embargo, la lucha por la liberación de Cuba del partido único en el poder, ha resultado ser una prioridad para ellas. Aunque no han dejado de lado las presiones por la aprobación de una Ley Integral contra la Violencia de Género, la denuncia de los feminicidios en Cuba, hasta hace poco ocultados; la ayuda a las presas políticas y a sus familias... Estas acciones que llevan a cabo las mujeres de la sociedad civil y de grupos opositores, se han convertido también en procesos de toma de conciencia sobre la opresión de género que viven.
Sobre los derechos y las luchas de las mujeres en un contexto autoritario como el cubano, tengo la oportunidad de conversar con dos activistas de larga trayectoria: Elena Larrinaga, exiliada política y luchadora incansable por la libertad de Cuba en general y de las mujeres en particular; y Dunia Medina, miembro de las Damas de Blanco.
Cuba, como parte del discurso socialista de los años sesenta, se identificaba, desde el Estado, como una sociedad que velaba por los derechos humanos de las mujeres. Dentro de este contexto y discurso oficial, ¿qué significado tuvo para las mujeres las políticas públicas del Estado en la búsqueda de su emancipación?
“Se basó en una burda manipulación. Nunca existió una verdadera emancipación, violaba lo alcanzado con la Constitución de 1940, que garantizaba la pluralidad de partidos y de pensamiento; por el contrario, el gobierno revolucionario totalitario cubano en el poder, impulsó su unipartidismo”, expresa Dunia Medina.
Mientras, Elena considera que “el principio del monopolio ideológico comienza su andadura” con la conformación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), creada por Vilma Espín, esposa de Raúl Castro. Esta organización oficial femenina en 1960 aglutinó a los movimientos feministas preexistentes para fundar una “revolución dentro de la Revolución”. Las que no se unieron a ese núcleo, tuvieron que disolverse.
Aspectos importantes, si los hubo, de la influencia del Socialismo de Estado en la vida de la mujer cubana.
Sobre este tema Medina considera que no hubo una verdadera emancipación, pues las mujeres han sido regidas en su vida socio-cultural y política por un régimen totalitario impuesto bajo la opresión y el abuso de poder, violando los verdaderos derechos de libertad, de reunión y asociación de las mujeres de la verdadera sociedad civil.
Larrinaga considera que el derecho al aborto, el acceso al trabajo igualitario y la creación de los llamados Círculos Infantiles fueron los logros inmediatos. “Sin embargo, esas legislaciones vinieron por decreto, nos las otorgaron sobre todo varones, independientemente de la figura de Vilma Espín y de las mujeres que ella logró nuclear en torno a la FMC. Es importante destacar que el discurso de esta federación era un discurso antifeminista porque posicionaba al feminismo como un rezago del capitalismo, como algo extranjerizante, algo que ya no era necesario porque teníamos todas las conquistas garantizadas, según el discurso oficial.
¿En qué aspectos fue negativo el control del Partido Comunista de Cuba(PCC) sobre la agenda política de las mujeres?
Según Dunia, el control de la agenda política de las mujeres desde el partido ha afectado, por ejemplo, a la solicitud de una Ley Integral Contra la Violencia de Género en Cuba. Esta petición, impulsada por un grupo de activistas y académicas feministas, y a la que se sumó un gran grupo de mujeres de todos los ámbitos ideológicos, luego de ser discutida con miembros del Parlamento cubano, no fue incluida en el cronograma legislativo a ejecutarse en este 2022. Además, “episodios de discriminación, exclusión y violencia ejercida por estado cubano; y la criminalización del activismo feminista es de larga data”, afirma.
“Uno de los ataques más directos a las mujeres feministas en Cuba provino del Partido Comunista Cubano, en 1996. Ese año, el Comité Central ordenó la” desactivación” de la Asociación de Mujeres Comunicadoras Magín, conformado por un grupo de escritoras, cineastas, artistas y científicas feministas algunas de ellas, incluso, afiliadas al Partido, preocupadas por la divulgación de estereotipos machistas en los medios de comunicación. Con esto demostró la intolerancia a la lucha de las mujeres e incluso lo falso de su divulgada línea política. Con eso está dicho todo”, cuestiona Elena.
El patriarcado es parte del sistema, sea este socialista o capitalista, ¿desde sus experiencias, cómo lo viven las mujeres cubanas en su día a día, con sus parejas, colegas de trabajo, e incluso entre las propias mujeres?
Dunia nos comenta que el acoso y la violencia machista en la calle, en los centros laborales y de estudio, en la intimidad, es el diario para las mujeres cubanas. Además de estas violencias, se sufren los feminicidios, la violencia obstétrica, la violencia institucional y política.
Elena lo analiza así: “La violencia contra la mujer, ya sea privada o institucional es derivada del sistema patriarcal. Yo vivo en España, desde hace tiempo, donde el problema existe al igual que en el resto de los países del mundo, la enorme diferencia que constato a diario es la protección institucional, personal, familiar y social que ampara a las víctimas en España, frente a la impunidad con que se ejerce la violencia en Cuba en todos ámbitos, careciendo las víctimas, absolutamente de apoyo y protección. Son muy pocas las que se atreven a denunciar la situación que viven, incluso en sus hogares, por miedo al desprestigio y la revictimización. En Cuba, que sepamos y podamos contabilizar, muere una mujer cada 10 días. Este trabajo lo realizan las activistas de derechos humanos, ya que desde las instituciones no se recibe apoyo alguno, sino acoso institucional por denunciar la verdad”.
A 60 años del discurso socialista sobre la igualdad de las mujeres cubanas ¿Cuáles son las líneas de lucha y de pensamiento, desde una perspectiva feminista, sobre los derechos de las mujeres que más se expresan?
Elena reflexiona: “No existe ni es viable ningún tipo de feminismo plegado a un sistema patriarcal o a un partido machista como es el caso cubano. Desgraciadamente la Federación de Mujeres Cubanas ha sido utilizada como una pantalla de apoyo al gobierno que ha proyectado “una imagen de progresismo”. Sin embargo, hasta hoy, las mujeres activistas, periodistas independientes y opositoras han sufrido formas de violencia política, con matiz de género, que no sufre ningún hombre: son amenazadas con perder la patria potestad de sus hijos, sometidas a acoso sexual e infantilizadas bajo la figura de sus padres o esposos.
La FMC, fiel a su naturaleza fundacional, jamás se ha pronunciado contra los abusos que padecen las mujeres disidentes en Cuba. Las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia, creadas por la Federación en la década de los 90 del pasado siglo, jamás han apoyado, que se sepa, a una mujer víctima de violencia política en la Isla, por el contrario, el régimen ha convocado recurrentemente a sus “brigadas de respuesta rápida” nutridas por mujeres de la FMC, para apalear y arrestar a las Damas de Blanco.
Las activistas antirracistas y feministas del Comité por la Integración Racial (CIR), entre muchas otras, han sido amenazadas con ir a prisión e impedidas de salir de sus casas. Las periodistas, las opositoras y las artistas críticas de la “Revolución” han sido desalojadas de sus viviendas, perseguidas y difamadas.
La FMC es una organización que ha luchado por los derechos de las mujeres totalmente plegada al PCC, un partido macho, no sólo porque está liderado por hombres sino porque ha manifestado expresamente que las cubanas somos ciudadanas de cuarta categoría, al negarnos la posibilidad de tener legislaciones específicas contra la violencia machista y al criminalizar, además, a las mujeres que estamos luchando por que se reconozcan nuestros derechos”.
Por su parte, Dunia Medina nos dice: “Las corrientes de pensamiento sobre feminismo que más se expresan, están relacionadas con las luchas contra el acoso político, y el derecho a que la mujer participe en la vida política del país, en el espacio público. La violencia Institucionalizada contra la mujer en Cuba es ejercida por el Estado y sus agentes de diferentes formas, por ejemplo, a través del uso de expresiones misóginas, sexistas, racistas, violencia sexual; y a través de la discriminación racial, religiosa, económica.
Nosotras desde la oposición, luchamos por la libertad de todos los presos políticos, demandamos una libertad de expresión sin censuras, la instauración de la democracia que beneficie a todas las personas más allá de cualquier diferencia, y el florecimiento de la economía”, concluye Medina.
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