Namibia Flores, una campeona sin medallas
Mientras el INDER se resistía a oficializar el boxeo femenino en la Isla, Namibia Flores Rodríguez aprendía los golpes, combinaciones, esquivas; dominaba la técnica y entrenaba con disciplina de atleta de alto rendimiento.
Usted no tiene que entender de boxeo, no necesita ni que le guste para que le resulten familiares, como mínimo, nombres como Teófilo Stevenson, Félix Savón, o figuras más jóvenes como Andy Cruz y Robeisy Ramírez (los dos últimos desvinculados hoy de la estatal Federación Cubana de Boxeo). No es para menos. Se trata de cuatro púgiles cubanos ganadores de, al menos, un título olímpico, además de varios cetros mundiales. Durante décadas, Cuba ha sido conocida como una potencia en el boxeo… masculino.
Sin embargo, estoy segura de que si le pido que me mencione un nombre, uno solo, de una boxeadora cubana, se lo estaré poniendo difícil, porque no fue hasta diciembre de 2022 que el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) aprobó la práctica oficial de este deporte para las mujeres en la Isla.
Ah, pero si usted le gusta mucho el boxeo y lo sigue, o vive en el habanero barrio de Santos Suárez, o ha visto el documental Boxeadora, de la estadunidense Meg Smaker; un episodio de la serie documental Ex Aequo (término latín que significa “por igual”), de la española Lucía Valverde; o Guantes sin ring, de Karen Sotolongo (este último exhibido en el cine Charles Chaplin de La Habana), entonces es muy probable que usted pueda saltar en la silla y responderme "Namibia".
"...mientras el INDER se resistía a oficializar el boxeo femenino en la Isla, Namibia Flores Rodríguez aprendía los golpes, combinaciones, esquivas..."
Y es que, mientras el INDER se resistía a oficializar el boxeo femenino en la Isla, Namibia Flores Rodríguez aprendía los golpes, combinaciones, esquivas; dominaba la técnica y entrenaba con disciplina de atleta de alto rendimiento, golpeaba sacos y, a falta de otras mujeres que practicaran este deporte, hacía sparring con hombres.
Namibia es casi una leyenda en el mundo del boxeo femenino
Sin haber ganado una medalla olímpica o mundial, ni siquiera una en eventos regionales; sin haber escalado nunca el ring en una competencia oficial, Namibia es conocida por muchas personas dentro de Cuba, pero sobre todo fuera, donde es casi una leyenda en el mundo del boxeo femenino.
Para dar una idea de cuánto la conocen fuera, poco más de 15 días atrás, estaba dándole consejos a niño en un gimnasio y un brasileño que la vio le preguntó si era entrenadora. Se pusieron a conversar y al cabo de un rato, ella le dijo “tengo que irme, mucho gusto, Namibia”. El hombre no podía creer que hubiera estado conversando con la persona a la que le habían dicho en Brasil que debía tratar de conocer.
“En Brasil, todas las boxeadoras te conocen, todas te alaban”, le dijo.
Es por eso que, cuando a finales de diciembre del año pasado el INDER anunció la oficialización en Cuba del boxeo femenino, busqué su nombre en las noticias de la prensa oficial y me sorprendió no encontrarlo.
El primer cartel de boxeo femenino en Cuba
Es cierto que, aunque no los aparenta, Namibia ya cumplió 47 años, por lo que no debía asombrarme que no estuviera entre las pugilistas que escalarían el ring en el primer cartel de boxeo femenino en Cuba, del que saldrían las representantes de la Isla en los torneos internacionales de este año.
Pero Namibia tampoco es parte del colectivo técnico del equipo de boxeo femenino de la Isla, de lo que deduje que, como tantas personas, había emigrado. Me equivoqué. Esta boxeadora continúa en Cuba, en su barrio de Santos Suárez.
Allí, como en otras ocasiones, se recupera de los golpes que le ha dado la vida, mucho más duros que cualquier gancho al estómago que haya podido recibir en el cuadrilátero, y se lo han propinado las autoridades deportivas cubanas. Pero como la guerrera que es sobre el ring, una fajadora que no les teme a los golpes, se pone en forma y trata de recuperar el peso que ha perdido para volver a montarse en sus 51 kilogramos, y se prepara para lograr su próxima meta.
Namibia: "Me cogieron de bufón de la selección"
“A raíz de que aprueban el boxeo femenino en Cuba, ni yo me enteré el mismo día. Me enteré tres días después por un vecino que me lo comentó. Yo estuve tanto tiempo escuchando que iban a aprobar el boxeo y nunca pasaba, que al vecino decirme eso, pensé que estaba equivocado. Me dijo 'sí, van a venir mujeres’ y yo pensé que serían mujeres de otros países.
"Entonces, yo porfiándole al hombre, porque todo el mundo sabe que yo estoy aquí, que me he mantenido activa de una forma o de otra, voy al gimnasio y eso, o por lo menos pensé que todo el mundo sabía.
“Cuando el vecino me dijo eso llamé a Maikel, un entrenador de boxeo, y me dijo que sí, pero que había ese run run hacía como dos o tres meses. A la sazón, me llama el profesor Santiago, que es el que está al frente del equipo de boxeo femenino.
"Me dice ‘me hace falta que me reúnas a todas las muchachas boxeadoras que tú tenías por ahí entrenando’, porque él estaba consciente de que cuando yo las llamaba para entrenar ellas iban. Ellas nunca iban a entrenar, nada más que cuando yo las llamaba".
Sobre la aprobación del boxeo femenino en Cuba
“Llamé a algunas y él me explicó que iban a hacer una especie de concentrado, el 14 y el 15 de enero. Cuando me entero de eso, fui a ver al comisionado nacional, que conoce mi trayectoria. Él me dijo que había pensado en mí cuando se hizo el anuncio, y que buscara a las muchachas de La Habana y que las asumiera como entrenadora; que después del día 15 se iba a hacer una reunión entre todos y se iba a definir cuál iba a ser mi posición. Pasó ese día y pasaron tres meses. No pasó nada.
“Me llama la señora de la Federación de Mujeres Cubanas y me dice que estaban interesadas en mí, por la aprobación del boxeo. Bla, bla, bla. Me manda con la directora del (Giraldo Córdova) Cardín, el centro de alto rendimiento donde se está entrenando el boxeo femenino. Me manda un audio diciéndome que están interesadas en insertarme como entrenadora, porque soy mujer y la primera, y bla, bla, bla. Cuando llegó el día de la reunión, me dijeron un pero, y otro pero y otro pero.
Namibia Flores: "Como yo soy una boxeadora independiente, no estoy en el sistema, a pesar de ser una licenciada y de ellos saber mi trayectoria"
“Yo pregunté por qué habían buscado a otros entrenadores para el femenino y no pensaron en mí, me dijeron que yo no estoy en el sistema del INDER (Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación). Como yo soy una boxeadora independiente, no estoy en el sistema, a pesar de ser una licenciada y de ellos saber mi trayectoria.
"Pero salí a buscar (introducirme en) el sistema y fui a parar a Guanabacoa. Allí tenía que empezar por el ABC del boxeo enseñando niños, y no era tanto el hecho de enseñar como arreglar a unos niños que ya están deformados técnicamente. Después, el abuso obsesivo del papeleo que hay aquí en Cuba, donde todo es papeles y papeles, y las reuniones a deshoras.
"Mira, perdí como cinco kilogramos de peso; se me cayó el pelo. Se llevaron a las niñas para el ALBA (Los juegos de la Alternativa Bolivariana para las Américas) y nadie me llamó”.
Namibia: “Aquí estoy, pensando irme del país y preparar un equipo de boxeo femenino en Latinoamérica"
Namibia sintió que la habían cogido para ser “el bufón de la selección", entrenar a las muchachas, "darles guanteleta (sostener la mascota para que golpeen) que ellos no les estaban dando.
“Después de ver las condiciones en las que están viviendo ellas me decepcioné más. Después que se fueron al ALBA y regresaron con medallas de bronce mal cogidas, malganadas, porque no tenían una preparación psicológica ni nada, y yo sentir que me estaba perdiendo todo eso, no lo puedo entender, porque yo soy entrenadora también.
"Y estuve mucho tiempo preparándome con el profesor Arnaldo Mestre, como boxeadora, por si tenía que pelear, y como entrenadora, por si tenía que enseñar. Y ellos me dejaron aquí.
“Aquí estoy, pensando irme del país y preparar un equipo de boxeo femenino en Latinoamérica, no en Estados Unidos, cerquita. Y poder traer ese equipo a Cuba y poder decirles ‘no me quisieron como atleta ni como entrenadora, pues miren ahora lo que estoy haciendo”.
"...Namibia se dedica a darle guanteleta a niñas, niños y boxeadores que ya tienen un nivel alto en el boxeo. Pero como de eso no puede vivir en Cuba, también se dedica a la mensajería con una pequeña moto que compró..."
Mientras, Namibia se dedica a darle guanteleta a niñas, niños y boxeadores que ya tienen un nivel alto en el boxeo. Pero como de eso no puede vivir en Cuba, también se dedica a la mensajería con una pequeña moto que compró, cuando pensaba que podría incorporarse como entrenadora al equipo de boxeo femenino cubano y quería llegar temprano a todas las reuniones y entrenamientos.
Namibia: “Me fajé con un varón y me dio un piñazo en un ojo”
¿Pero por qué esta mujer comenzó a practicar boxeo, en primer lugar, habiendo otros deportes de combate que ya practicaban de manera oficial las mujeres en Cuba, como el judo, el karate y el taekwondo e incluso ambos estilos de lucha, libre y grecorromano, cuando la aprobación del boxeo femenino era una quimera?
“Cuando yo era niña, tú sabes que en Cuba los deportes nacionales eran el boxeo y la pelota, y siempre ponían boxeo en la televisión. Cuando llegaban las vacaciones, una niña como yo, que mi abuela no me permitía salir a jugar a la calle, miraba la programación. Siempre había boxeo y me gustaba. Me gustaban los deportes con pelotas, pero también me gustaban las artes marciales, las películas de Bruce Lee.
“Además, tenía un tío que era militar y siempre nos ponía a mí y a mi hermano a aprender a tirar golpes. Me fue gustando un poco, hasta que tuve un problema en Oriente con un muchacho que estaba abusando de mi hermano y le dije que me iba a fajar con él.
"Ya tú sabes, me fajé con el varón y me dio un piñazo en el ojo, pero el primo, que estaba enamorado de mí, me llevó a un área donde se practicaba taekwondo. Es decir, a los 15 o 16 años empecé a practicar taekwondo, hasta que me hice licenciada en deporte, mi especialidad es el taekwondo".
Namibia comenzó a practicar boxeo cuando ya tenía más de 30 años
“Yo tenía que entrar a la una y como vivía aquí en Santos Suárez no iba a regresar desde La Habana Vieja. Un día vi al profesor de boxeo y le pregunté si podía aprender a boxear en el tiempo libre, yo soy la profesora de taekwondo, y me dijo ‘no hay problema’. Así empecé a hacer boxeo; se me fue metiendo por las venas y planché el taekwondo; soy cinturón negro primer Dan.
Namibia Flores: "...Era conocida en el taekwondo y lo dejé por el boxeo”
"Fui una atleta reconocida, le di la primera medalla, de bronce, pero primera medalla a la provincia La Habana. Nunca llegué al equipo nacional porque había una entrenadora que la tenía cogida conmigo, pero siempre cogía bronce porque me ganaba la del equipo nacional por superioridad técnica. Era conocida en el taekwondo y lo dejé por el boxeo”.
Namibia comenzó a practicar boxeo cuando ya tenía más de 30 años, pero el profesor que la entrenaba entonces le decía que no fuera sincera respecto a su edad.
“Recuerdo que un extranjero me pregunta la edad que tengo para llevarme a boxear profesional con él. Entonces, cuando le dije que tenía 33 me dijo ‘ah, no, yo pensé que tenías menos’. ¿Pero cómo le iba a decir que tenía menos edad, si cuando me hicieran los papeles se iban a dar cuenta? En esa época parecía que tenía 17 años".
Namibia: " Hubo un momento que hasta quisieron prohibir que las mujeres entrenaran boxeo"
Aunque cuando Namibia se inició en el boxeo, en Cuba este deporte todavía era visto como cosa de hombres, hubo momentos en los que se habló de extender su práctica a las mujeres y ella tuvo la esperanza de escalar el ring oficialmente.
“En los primeros momentos era un hobby para mí, hasta que se me fue metiendo. Creo que fue como en 2008, cuando yo estaba viviendo con una pareja por Marianao y no estaba yendo a entrenar a El Trébol, el entrenador me llamó y me dijo ‘oye, tienes que venir porque se está hablando de que van a aprobar el boxeo femenino, que va haber competencias, y tú tienes que estar ahí, porque tú eres la tipa, tú eres la única´.
"Entonces, empecé a entrenar más asiduamente. También, creo que, por esa fecha, 2008 o 2010, vino el jefe de la Federación Internacional de Boxeo y estaba diciéndoles a los ejecutivos del deporte para aprobar el boxeo semiprofesional, sin cabecera ni nada. Fue cuando vino lo de los Domadores (de Cuba). Esas cosas las aprobaron. Habló también del boxeo femenino, pero no pasó nada.
"Siempre les preguntaba a los que estaban más cerca de eso y me decían ‘eso está engavetado, tú si quieres sigue entrenando’. Hubo un momento que hasta quisieron prohibir que las mujeres entrenaran boxeo. Este profesor me contó que tuvo que decir que él no iba a impedir que ninguna mujer entrenara en el gimnasio. Cuando eso yo entrenaba en la Kid Chocolate”.
Namibia: "Me crié con el aquello de una medalla de oro para Cuba"
Algo que no puedo evitar preguntarme es por qué Namibia Flores no hizo lo que una gran parte de los cubanos, que desean prosperar, y entre ellos, muchos deportistas: emigrar. En su caso, además de tener una vida mejor, objetivo de todas las personas que salen de Cuba por cualquier vía, ella podía buscarse el futuro como boxeadora que le estaba negado en su país.
“Yo no nací en una familia revolucionaria de ir a la Plaza ni nada. Pero era una persona muy estudiosa. Yo fui una niña que pasó trabajo, tenía los zapatos rotos, no tenía mochila e iba con los libros en una jabita de naylon. A veces no tenía ni lápiz para escribir y cuando comenzaron a costar las meriendas, no tenía dinero para meriendas. Pero yo iba a aprender al aula.
Namibia Flores: "...en nuestros tiempos nosotros nos esforzábamos por tener una carrera, por conseguir un sueño real: ser deportista, ser periodista, ser maestro. Ahora los sueños están todos rotos..."
"Escuchaba todo lo que los profesores decían. Yo miraba el trabajo que pasaban las personas y cómo en nuestros tiempos nosotros nos esforzábamos por tener una carrera, por conseguir un sueño real: ser deportista, ser periodista, ser maestro. Ahora los sueños están todos rotos".
Namibia: "...me crié con el aquello de una medalla de oro para Cuba"
“Aún cuando logro salir de Cuba, sin quererlo, porque yo no soy una persona que quería viajar, yo simplemente quería conocer Brasil, nunca pensé en irme. Cuando salgo en 2015, veo que el mundo es otro, diferente de lo que tenía la cubanía. Lo primero que me dijeron en el aeropuerto fue ‘si ves a alguien que se cae, no ayudes, porque puede decir que lo empujaste y tienes que pagar’.
"Y yo dije ‘¿tan feo es así?’. Porque aquí una tenía sus necesidades, pero el cubano es lindo el uno con el otro. Entonces, me crié con el aquello de una medalla de oro para Cuba.
“Ahora está pasando algo terrible aquí, como dice la gente que está pasando hace muchos años. Yo recuerdo a Fidel Castro, que era un verdadero personaje, que, con sus defectos, como todos tenemos, cuando el pueblo gritaba él resolvía un problema. Él iba a recibir a los deportistas al aeropuerto, él les daba un carro, una casa, valor al sacrificio del deporte, porque ser deportista es un sacrificio. Se atenta contra el organismo.
“Ahora, en la escuela de alto rendimiento eso es una burla. Cuando estaba Fidel vivo, había un comedor para la gente que eran olímpicos y les daban manzanas, le daban esto, lo otro. Ahora lo venden".
Namibia: "Tenía esa ideología, que si era entrenadora que fuera con el equipo de Cuba..."
“Yo me alegro de no pertenecer al equipo de boxeo. Yo tengo unas foticos ahí que las tengo para mi memoria, que mi entrenador me ha pedido y no se las he dado, de cómo viven esas niñas ahí, de cómo está el sistema ese allí. Pero siempre he regresado, porque me decía ‘quiero que sea por Cuba’.
"Tenía esa ideología, que si era entrenadora que fuera con el equipo de Cuba, pero ya todo está olvidado. Aquí ves ese sistema obsoleto. Antes, como no me había dado este golpe grande con mi pasión, que es el boxeo, no me daba cuenta”.
Aunque Namibia Flores opte por no mostrar las fotos de cómo viven las atletas cubanas en la escuela de alto rendimiento, esas condiciones no son un secreto. A inicios de mayo, tres hockeístas cubanas abandonaron el equipo que asistió a un concentrado en Barcelona. Una de ellas, Daylin Suárez Pérez dijo que el INDER las tenía "pasando hambre y cocinando con leña".
"Nos pagan una miseria y pasamos más hambre que un león enjaulado por eso me quedé porque uno amanece con hambre y se acuesta con hambre", precisó la joven hockeísta y compartió una foto en la que se dejaba ver con una compañera mientras cocinaban con leña.
A las boxeadoras cubanas en el ALBA ‘no les quisieron tirar a matar’
Namibia lamenta que ni siquiera le hayan dado la oportunidad de probarse durante un mes entrenando a las boxeadoras y que solo le avisaron para que fuera a despedirlas al aeropuerto cuando fueron a competir en los Juegos del ALBA. Tuvo que despojarse de su orgullo para ir a desearles suerte.
Sobre la labor de las muchachas en la competencia, considera que “entraron guapas”, pero faltó mucho trabajo psicológico, además de preparación y entrenamiento para defenderse de los golpes a los planos inferiores.
“A ellas no les quisieron tirar a matar allí, yo estoy segura de que muchos entrenadores que estaban allí dijeron ‘suave con las cubanas, que están empezando’, pero por abajo sí les dieron; todas se cayeron por abajo. Ninguna salió con el ojo hinchado ni con la nariz rota, que podía haber pasado, todas se poncharon por abajo.
"Ellas no estaban preparadas para eso. Las ropas se las dieron un día antes de salir. El equipamiento que lleva una selección nacional no se lo dieron”.
La esperanza de Río de Janeiro 2016
En 2015, renació la esperanza de que se aprobara el boxeo femenino en Cuba. Para Namibia, a punto de cumplir 40 años en aquel momento, era la última oportunidad de subir al cuadrilátero para buscar la clasificación olímpica y representar a Cuba en la categoría de 51 kilogramos, en Río 2016.
En 2015, unos chilenos la llevaron a Estados Unidos, “para un supuesto Reality Show con diferentes boxeadoras, pero cuando llegamos allí resultó que ellos querían hacerme profesional. Tuve entrevistas con El Nuevo Herald, con Radio Martí, en el Canal 41. Iba a incursionar como profesional. Pero cuando les dijeron la cantidad de dinero que se necesitaba para hacer una atleta, como yo, que no tenía ranking profesional, los chilenos se fueron. Me dejaron por allá sola”.
Cuando regresó a Cuba, continuó entrenando y apareció un entrenador que estaba armando un equipo de mujeres y le dijo que ya iban a aprobar el boxeo femenino. Según ese entrenador, ya habían mandado a hacer los trajes y solo faltaba la firma de alguien para que se concretara la oficialización de la práctica del pugilismo femenino en la Isla.
“Supuestamente, íbamos a Argentina al preolímpico. Pero de momento, vino la directora del lugar (el centro Giraldo Córdoba Cardín, en La Habana de Este, la escuela de alto rendimiento donde ahora entrenan las boxeadoras) y nos dijo que no podíamos seguir entrenando allí, porque el boxeo femenino no se había aprobado, que eso no estaba legal todavía. Después no se hizo más nada, hasta ahora que lo aprobaron”.
¿Por qué no se oficializó antes el boxeo femenino en Cuba?
Sobre las explicaciones para que no se hubiera oficializado hasta ahora el boxeo femenino en Cuba, Namibia dice que existen dos versiones. Una de ellas es incómoda para el Gobierno, pero ella afirma que no la inventó.
Namibia Flores: "...Vilma Espín (...) dijo que no se podía practicar boxeo (femenino). Que era muy fuerte, que desfiguraba..."
“Me lo dijo alguien está ciento por ciento seguro, porque estuvo en esa reunión. Vilma Espín, que era la presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, dijo que no se podía practicar boxeo (femenino). Que era muy fuerte, que desfiguraba, que traía secuelas mentales, porque se estaba viendo que los boxeadores después no podían hablar y tenían problemas en las manos”.
La otra versión es que un doctor, que estuvo quince años haciendo un estudio. Finalmente, cuando ya en el resto del mundo existían torneos de boxeo femenino, determinó que las mujeres sí podían boxear.
“No sé con qué boxeadora hizo el estudio”, dice Namibia. Ella está segura de que su exclusión del colectivo técnico del equipo cubano de boxeo femenino puede haber sido una represalia por sostener la primera versión cuando le han preguntado al respecto.
Namibia nunca se ha sentido expuesta a más peligro para su salud y su integridad física practicando boxeo que practicando taekwondo
Namibia nunca se ha sentido expuesta a más peligro para su salud y su integridad física practicando boxeo que practicando taekwondo. No le tiene miedo al golpe, a pesar "de haber recibido tanto golpe cuando era niña, antes todo era a base de golpes".
“Fíjate que cuando me siento mal conmigo misma, que siento que cometí un error o que me falta algo, entro al gimnasio. Me voy poniendo las vendas y voy mirando, de todos esos niños de 15 y 16 años, quién es el que mejor está, y le digo ‘tírame de aquí para abajo (de la cabeza hacia abajo), porque no quiero que me partas la cara ni nada, pero de aquí para abajo mátame, que yo te voy a matar”.
“Y cuando veo a alguien que más o menos está a mi nivel, le digo ‘cabecera, guantes, dale, papi, que vamos a hacer sparring’”.
La palabra ‘papi’ se debe a que Namibia ha hecho sparring principalmente con varones. Las mujeres con las que ha ejecutado el también llamado Escuela de Combate han sido campeonas del mundo o mujeres boxeadoras que han disputado el título mundial. La edad y la falta de ranking le impidieron a Namibia hacer una carrera en el profesionalismo, “pero tenía que batirme con la que iba para una competencia”. A cambio, recibía un dinero, un par de guantes para llevarse a Cuba.
A Namibia, súbele las manos y tírale fuerte
Pese a ser protagonista de tres documentales, de haber hecho sparring con boxeadoras rankeadas a nivel internacional y de ser tan conocida que justo en estos días unos canadienses han viajado a Cuba para filmarla, Namibia me ha dedicado más de una hora de su tiempo e incluso me agradece esta, que debe ser la enésima entrevista que le hacen en su vida.
Nunca sabré si hubiera podido ser medallista olímpica, mundial o en campeonatos de nuestra área, aunque ya es una “campeona”, como la llama su entrenador. De lo que tengo poca duda es que habría dado pelea y luchado por un buen resultado.
"No soy de esas personas que está dando vueltas y vueltas en el ring con los brazos abajo, esquivando los golpes. Todo el tiempo estoy provocando para que me tiren y yo tirar. Y estar todo el tiempo en contacto, porque de eso se trata el boxeo: dar y que te den".
"Namibia no es la típica boxeadora que puede hacer la pelea en la larga distancia. Es pequeña y de extremidades cortas, por lo que debe trabajar en la media y la corta distancia, y ahí busca los intercambios. Y golpea fuerte"
Namibia no es tampoco la típica boxeadora que puede hacer la pelea en la larga distancia. Es pequeña y de extremidades cortas, por lo que debe trabajar en la media y la corta distancia, y ahí busca los intercambios. Y golpea fuerte.
Namibia: "...sí, soy muy explosiva"
"Estos varones con los que hice sparring, con los que entrenaba todo el tiempo, me decían que pegaba fuerte. Luego, cuando hago sparring fuera de Cuba, las extranjeras me han dicho que pego fuerte y hasta he dado algunos golpecitos que podrían ser RSC (Referee Stops The Contest o el Árbitro Detiene el Combate).
"Pero siempre trato de trabajar las partes bajas del cuerpo y no trabajar a la cara. Como es boxeo, al fin, y una tiene dos o tres combinaciones estereotipadas, a veces se me sale algún golpe a la cara del contrario o la persona con la que estoy haciendo sparring. Pero sí, soy muy explosiva.
“Ayer mismo estaba entrenando y me puse a mirar a todos los atletas que había. Casi todos eran niños, pero había un español, que estaba más fuerte y le dije ‘español, contigo, ven’ y empecé a darme fuerte con él. El entrenador que estaba en ese momento, Balado, le dijo, ‘oye, España, sube las manos y tírale fuerte a Namibia, que cuando a Namibia le dan la oportunidad, ella no para’”.
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