Acción afirmativa para las mujeres: una propuesta para Cuba

La acción afirmativa de la Red Feminista Cubana partió de la convicción de que sin cubanas no hay país, y de que toda política de desarrollo micro-económico en Cuba tenía que ser para con las mujeres.

| Opinión | 07/04/2025
Mujer cubana carga un bastidor
Las mujeres cubanas, sin protección del Estado y sin poder ejercer sus derechos, se encuentran cada día en mayor vulnerabilidad. Foto: Comité Ciudadano por la Integración Racial

El cuentapropismo femenino: tres ejemplos

Cuando supimos de Marianela en 2009, ella era una muchacha afro-descendiente de 24 años de edad, natural de Guanabacoa. Completó un técnico medio en laboratorio, y consiguió un trabajo en el Hospital Maternidad Obrera, localizado en Marianao. Como técnico de laboratorio ganaba —en 2009— unos 425 pesos mensuales, aproximadamente $17 dólares. Desde los 20 años había comenzado a suplementar su salario —en CUCs—1 ofreciendo sus servicios como trabajadora sexual, o sea, como jinetera. Cayó presa por primera vez en Varadero. Se le hizo una advertencia que tuvo que firmar en la estación de policía.

La segunda vez que la detuvieron, la internaron durante ocho meses en un centro penitencial de trabajo y reeducación. A pesar de su preparación, no pudo conseguir trabajo. “De las mujeres negras nadie se ocupa en este país”, le dijo a una conocida mía. “Aquí no hay ni peluquería para mujeres de mi raza. Si yo pudiera trabajar en eso, mi vida cambiaría. Pero, ¿con qué lo hago, si no tengo ni donde caerme muerta?”

A Marianela le pagamos las clases de peluquería con una instructora local, y se le suministró el instrumental necesario de peluquería e insumos iniciales, todo por un costo de menos de $600 dólares. Eficiencia de la Red Feminista Cubana.

Clara Luz era otra joven afro-descendiente, de 26 años. En 2010, vivía en Guantánamo, era divorciada y tenía tres hijos de dos matrimonios infructuosos. El primer marido había emigrado para La Habana; el segundo se había ido del país. No sabía de ninguno de los dos.

No era una madre soltera, para nosotras era una madre sola, que no es lo mismo. Había terminado la secundaria y trabajaba en una florería haciendo coronas para las funerarias locales. Cuando el Estado no suministraba flores, que era y es muy frecuente, no podía hacer su trabajo, y entonces cobraba solamente parte de su sueldo de 342 pesos, menos de los $14 dólares mensuales que el sueldo representaba.

Clara Luz descubrió el turismo extranjero en el área de Holguín, donde además había menos vigilancia que en Guantánamo. Un fin de semana al mes, ella y una amiga en similares circunstancias viajaban a Holguín, a "cazar turistas". Docenas de muchachas hacían lo mismo desde Guantánamo, Santiago de Cuba, Granma y Las Tunas. Ella no quería ser jinetera. Cuando oyó hablar del trabajo por cuenta propia, nos dijo que con su madre y una vecina podía preparar almuerzo y café para trabajadores locales que ya no tenían comedores en sus centros de trabajo. Para eso tendría que arreglar su cocina, comprar útiles para ese servicio, abastecerse de comida. El cálculo de inversión fue de $1500.

También en 2010 supimos de Xiomara, de Placetas, una muchacha blanca de 37 años con dos hijos adolescentes, casada con un hombre asmático, y una madre minusválida. Lavaba y planchaba para la calle, pero la lavadora se le había roto, y su vieja plancha ya no funcionaba como antes. Cuando la conocimos, estaba tratando de resolver, sin éxito. Le compramos dos planchas modernas, una tabla de planchar, le facilitamos fondos para conseguir una nueva lavadora y para que arreglara la vieja. Se le compraron percheros, almidón, añil, palitos de tendedera, dos cubos para hervir la ropa y cestos para dividirla.

Su cuñada usaba la segunda plancha para planchar a domicilio. Una prima cuya máquina de coser llevaba rota hacía años, propuso que con una máquina de coser que funcionara, ella podía ofrecer servicios de costura. Mandamos a arreglar la máquina, y le suministramos toda suerte de utilería de costura, desde hilos y zippers, hasta botones, agujas, alfileres y tijeras profesionales. Entre las tres mujeres, armaron prácticamente una tintorería, con una inversión de $1260, o $420 promedio por cuentapropista.

Equiparar las reglas del juego

Mujeres cubanas por una calle de La Habana. Foto: Francis Sánchez.

Podríamos seguir citando ejemplos de lo que fue, en efecto, una iniciativa de fomento de cuentapropismo de género que la Red Feminista Cubana (Redfem) implementó entre 2004 y 2011 con la convicción de que sin cubanas, no hay país, y de que la primera prioridad de toda política de desarrollo micro-económico en Cuba tenía que ser para con las mujeres.

¿Discriminación a la inversa? ¿Privilegios injustificables? No, para nada. Ese problema conceptual está resuelto. En Estados Unidos se le llama “leveling the playing field”—equiparar las reglas del juego, y el juego mismo. El modelo que Redfem implementó en sus ocho años de existencia había sido un modelo cubano, pues ya en Cuba desde la primera década del siglo XX quedó aprobada una ley que protegía y garantizaba los empleos a las cubanas antes de que pudiera emplearse a un hombre extranjero. No obstante, vale la pena repasar las definiciones que tenemos a mano sobre la Acción Afirmativa. Cito de la página web Race, Gender and Affirmative Action (2008):

Las políticas de Acción Afirmativa incluyen aquellas: (1) que pretenden desmontar normas y sistemas culturales institucionalizados o informales, que mantienen a grupos específicos en desventaja y en un estado de inequidad histórica; (2) que tratan de promover un ideal de comunidad incluyente como son los modelos de democracia, integración y multiculturalismo; (3) que clasifican a las personas de acuerdo a una identidad definida (o varias) en términos de raza, género, etnia, orientación sexual, etc., y se rigen por dichas clasificaciones al seleccionar personas para participar en esta o aquella institución, programa o actividad.

Los muchos estudios sobre este tema clasifican los argumentos a favor de la Acción Afirmativa en cuatro categorías: (1) por razones de justicia; (2) de democratización; (3) de utilidad social; (4) de derechos civiles —específicamente libertad de expresión y educación. En el caso de Cuba, hay dos razones ineludibles, que concuerdan con la (2) y la (3). En primer lugar: que para lograr una sociedad verdaderamente democrática, los diversos grupos poblacionales deben tener igualdad de oportunidades y acceso a todos los recursos; y en segundo lugar: la utilidad social que se deriva de apoyar por igual a todos los ciudadanos y ciudadanas, contando con el abanico demográfico total, a favor de un bien común superior.

Hacer de cada proletaria una propietaria

Dije en 1991 en una conferencia en Miami sobre el futuro de la mujer cubana, en el momento en que comenzaron a abrirse las puertas de las licencias por cuenta propia, y parafraseando al difunto presidente de la Fundación Nacional Cubanoamericana Jorge Más Canosa, que había que hacer de cada proletaria una propietaria.

Según las cifras publicadas por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), al cierre del 2020 había 1,854,001 mujeres en la fuerza laboral de Cuba, a pesar de que unos tres millones de cubanas están en edad laboral. Las mujeres son el 39.3% de la fuerza laboral activa, y el 49% de las mujeres ocupadas lo están en el sector estatal civil. Apenas el 35% de los cuentapropistas en el país son mujeres, lo que confirma lo que dije hace muchos años en una conferencia de la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana: en el cuentapropismo cubano impera el cuentapriapismo.

Repito: sin cubanas no hay país. Sin cubanas no hay progreso. Hay más mujeres de la tercera edad que hombres en Cuba. En la educación y la salud pública predominan las mujeres. Entre el 51% y el 55% de los médicos en el país son mujeres. Es irrefutable que:

  • la economía familiar en la Isla recae, en un alto por ciento, sobre los hombros de las mujeres;
  • hay un alto porcentaje de familias encabezadas por madres solas, y en muchas no hay tan siquiera manutención paterna a los hijos;
  • la pobreza en el mundo entero se feminiza a pasos agigantados, y Cuba confirma la regla;
  • las estadísticas demográficas confirman que hay más ancianas que ancianos en la Isla (menos mujeres emigran y en general las mujeres son más longevas).

El mayor reto, sea cual sea el renglón de la economía que se aborde, es que se levante de una vez y por todas la muralla que impide que los cubanos y las cubanas prosperen —sobre todo las cubanas— y contribuyan con su energía y talento al progreso de la sociedad. Y si bien a partir del VI Congreso del PCC en 2011 parecía que se ganaría la batalla contra el inmovilismo —sobre todo con la apertura al cuentapropismo, las diversas ventas particulares que se autorizaron (autos, inmuebles), la tenencia de tierras para la agricultura, por mencionar tres áreas— lo cierto es que el régimen socialista totalitario se mueve a paso de cangrejo respecto a la infraestructura necesaria para que la empresa privada funcione óptimamente y el país salga de su crisis permanente. La prueba de esto nos la da el acoso que el propio régimen sostiene en contra de su más reciente invento, las Mipymes.

Empoderar a las cubanas

Mujer escogiendo tomates.
Las mujeres cubanas son protagonistas en las protestas contra el régimen. Foto: AP

Nuestra experiencia con la Red Feminista Cubana en fomentar el cuentapropismo de género nos confirmó que no había ni recursos propios en la isla, ni insumos disponibles para abastecer o renovar un inventario, o para arreglar o adaptar un local, ni dónde comprar equipos o maquinaria necesarios en el país, ni una política crediticia que favoreciera el micro-crédito. El cuartico está igualito 21 años más tarde.

Tenemos que seguir tratando de influir en el futuro inmediato de Cuba trabajando con el cubano y la cubana de a pie. Lejos de suspender los viajes a Cuba, habría que multiplicarlos. El contacto con familiares y amigos fuera de Cuba, y con extranjeros —específicamente con norteamericanos— sirve de estímulo para un pueblo que siempre ha tenido “lo americano” como obsesión. Los canadienses, los italianos y los españoles no promueven deseos de prosperidad como lo puede hacer “un americano,” o un cubanoamericano. Las feministas de principio de siglo XX fueron las primeras en aplaudir la cultura liberal de Estados Unidos, sus reformas sociales, el voto de la mujer, la igualdad (aunque limitada) de los afrodescendientes, ante la tradición retrógrada de la madre-patria conservadora, racista, sexista y católica.

Nos hemos olvidado de que los primeros treinta años de la República de Cuba vieron la adopción de leyes en pro de las mujeres y los niños, por influencia de un exilio en EEUU durante más de medio siglo que comenzó cien años antes del nuestro actual. En esos primeros treinta años del siglo XX se legalizó —a beneficio de las mujeres— el divorcio, el aborto, la propietariedad y el derecho a heredar, la potestad de los hijos, el derecho al trabajo y a la educación, mucho antes de llegar al derecho al voto en 1934.

Cuba fue precursora de la Acción Afirmativa a favor de las mujeres, y ya en la Constitución de 1940 se mencionaba la igualdad de género, algo que las norteamericanas no han logrado a pesar del Equal Rights Amendment adoptado por el Congreso de Estados Unidos en 1972, y aún por conseguir el voto de 38 estados para ratificarlo.

Sí: hay que empoderar a las cubanas para la democracia y el libre mercado, para los negocios y los micropréstamos, para las inversiones y la generación de riquezas. Y hay que empezar ya, no cuando haya una transición. Red Feminista Cubana lanzó esta estrategia hace 21 años, una estrategia totalmente civilista y no-política. El capítulo de Cuba de la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales, bajo el liderazgo de Magdelivia Hidalgo, también lleva casi treinta años empoderando a las cubanas, sus “guajiras” como ella les llama.

Esto es también un asunto de derechos humanos. En su ensayo “Women’s Human Rights: An Introduction”,2 las académicas Charlotte Bunch, directora del Centro de Liderazgo Global de la Mujer de la Universidad Rutgers, NJ, y Samantha Frost, profesora de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, señalaron lo siguiente:

Los derechos humanos abarcan diversas facetas indivisibles de la existencia humana: lo civil, lo político, lo social, lo económico y lo cultural. La premisa de la indivisibilidad de dichas facetas resalta el hecho que las personas sólo pueden vivir con dignidad y ejercer sus derechos humanos en su totalidad si se reconoce a priori que dichas facetas son inter-dependientes. Que los derechos humanos sean indivisibles es un hecho muy importante para las mujeres, ya que históricamente, los derechos civiles y políticos de las mujeres se han visto bloqueados por la inferioridad económica, por las limitaciones sociales y culturales que se le imponen, y por la sempiterna amenaza de violencia contra ellas. Frecuentemente, estos factores constituyen un obstáculo insuperable para una mujer que quiere participar en la vida pública y política de su país. Las mujeres han reiterado que la estabilidad política de un país no puede alcanzarse si antes no se reconocen sus derechos sociales y económicos; que el desarrollo sostenible es imposible si no existe un respeto simultáneo y no se incluye el papel que desempeñan las mujeres en la reproducción diaria de la vida a los diseños de políticas nacionales; y que no puede generarse una equidad social sin que primero haya justicia económica y sin que las mujeres participen en la toma de decisiones políticas, a todo nivel.

________________________________

1 CUC fue la moneda cubana convertible, equivalente a .93 centavos de dólar estadounidense, desde 1994 hasta inicios de 2021.

2 International Encyclopedia of Women: Global Women’s Issues and Knowledge, Routledge, 2000.

▶ Vuela con nosotras

Nuestro proyecto, incluyendo el Observatorio de Género de Alas Tensas (OGAT), y contenidos como este, son el resultado del esfuerzo de muchas personas. Trabajamos de manera independiente en la búsqueda de la verdad, por la igualdad y la justicia social, por la denuncia y la prevención contra toda forma de violencia de género y otras opresiones. Todos nuestros contenidos son de acceso libre y gratuito en Internet. Necesitamos apoyo para poder continuar. Ayúdanos a mantener el vuelo, colabora con una pequeña donación haciendo clic aquí.

(Para cualquier propuesta, sugerencia u otro tipo de colaboración, escríbenos a: contacto@alastensas.com)