Presos políticos cubanos | "Devuélvanme a mi hijo"
Zoila Esther Chávez, madre del escritor y preso político José Gabriel Barrenechea, en estado grave, solo quiere volver a ver a su hijo antes de morir.

Es pura crueldad. Solo los seres más perversos son capaces de hacer sufrir de tal manera a una anciana moribunda.
Zoila Esther Chávez, entre sollozos, ha suplicado que quiere ver a su hijo antes de morir. Es su único deseo, su único pedido: verle, abrazarle, sentirlo. Y nada, el régimen hace lo de siempre: oídos sordos ante el ruego del más necesitado.
José Gabriel Barrenechea Chávez es un intelectual apresado sin delito ni causa desde el 8 de noviembre de 2024. Según los representantes del régimen en Villa Clara, está en La Pendiente (prisión donde «sepultan» a los que esperan juicio y en la que pueden permanecer años sin ser presentados ante los tribunales) porque se unió a la protesta masiva contra los apagones el día 7 de noviembre, en el municipio villaclareño de Encrucijada. Pero todo el mundo sabe que la verdadera causa es otra: José Gabriel es un opositor del régimen y de cualquier totalitarismo; con una clara idea de la libertad y especialmente una persona que ha demostrado amor por la Patria, y que no le teme a las mordazas de la dictadura.
La carta
En la carta que hizo pública desde la prisión, desmentía los presuntos delitos por los que le piden entre 3 y 8 años de prisión:
"Participé en la noche del 7 de noviembre en Encrucijada, donde resido, en una manifestación espontánea, masiva y pacífica que no tuvo otra intención que reclamar la reposición de la corriente eléctrica, tras cuarenta y cinco horas sin ella y una semana en que llegamos a tenerla no más que durante diez o doce horas en total, entre cortos intervalos de dos o tres horas.Me limité en dicha manifestación a estar presente después de haber comenzado y, en todo caso, a ayudar a mantener el orden al evitar algún roce entre manifestantes y autoridades, de lo que ellos mismos, si no faltan a la verdad, podrán dar fe.
Es importante señalar que dicha manifestación se disolvió tan espontáneamente como comenzó al ser respuesta la corriente. También que ni yo ni los manifestantes reclamamos nada más que la vuelta a la normalidad de la corriente eléctrica y, en ningún momento, se pidió nada inconstitucional".En mi caso se me mantiene encerrado para callar a un crítico en sus análisis y publicaciones de la gestión del gobierno y de las posibilidades reales del sistema socio político cubano para sacar al país de la crisis en que se encuentra sumido".
"Barrenechea, era el único apoyo de Zoila, una anciana de ochenta y cuatro años, aquejada de múltiples enfermedades".
Era el único apoyo de Zoila, una anciana de ochenta y cuatro años, aquejada de múltiples enfermedades que derivaron en sangramientos progresivos. En los últimos días ha tenido que ser transfundida más de una vez y, durante todas esas urgencias, solo ha manifestado un deseo: ver a su hijo. ¿Serán tan perversos como para no acceder a su pedido?
La vida de Zoila
La vida de Zoila ha sido un vía crucis. El suicidio de su hijo mayor (víctima de enfermedades nerviosas que se agravaron por la falta de medicamentos), enlazada con la pérdida de su esposo durante la Covid, la sumergieron en terrible depresión.
Aquejada de múltiples enfermedades, operación de la vejiga que le provoca incontinencia urinaria, deterioro en el sistema circulatorio, entre otras, solamente contaba con el apoyo de José Gabriel quien, según ella misma declarara a Cubanet, se ocupaba de conseguir los alimentos y medicamentos básicos para mantenerla viva.
Con José Gabriel en prisión, su equilibrio emocional y físico colapsó. Y, ahora, se está muriendo. No hay por qué suavizar los términos, su desesperación y agonía tiene un máximo culpable: una dictadura que no tiene una gota de empatía. Mucho menos por las madres de los opositores, que se ven sometidas a todo tipo de violencias. Con las pocas fuerzas que le quedan balbucea su último deseo: ver a su hijo.
"¿No es esta la forma más repugnante de asesinar a una mujer? ¿Hiriéndola donde más duele? ¿Arrebatándole lo más preciado?"
"¿Qué ha hecho mi hijo para estar preso?", dice en su súplica de madre en la entrevista realizada por la periodista Camila Acosta.
¿No es esta la forma más repugnante de asesinar a una mujer? ¿Hiriéndola donde más duele? ¿Arrebatándole lo más preciado?
Hasta a los condenados a muerte, en todos los países del mundo se le permite un último deseo: ¿La perversidad de la dictadura cubana será tal que privará a Zoila de ver por última vez a su hijo?
Ella está consciente de que José Gabriel no ha cometido otro delito que el de haber actuado como un hombre digno. Lo ha dicho. En el mundo al derecho su hijo no hubiera cumplido un solo día de encierro. Pero Cuba es el mundo al revés. Reducir a prisión, sin juicio, sin causa y por ende condenar al sufrimiento perpetuo a su madre es un crimen de lesa maldad.
El pasado 21 de abril Zoila recibió una transfusión de sangre en el hospital provincial de Santa Clara y sin ingreso, análisis clínicos o tratamiento para controlar los sangramientos fue enviada de vuelta a su casa. Y allí, en su muy humilde hogar de Encrucijada continúa aferrada a su súplica: "Devuélvanme a mi hijo".
Puede que sobreviva, Dios quiera, todos lo queremos, pero hasta los verdugos que la mantienen en tal situación saben que el único medicamento que le salvará la vida es el de acceder a su único reclamo: abrazar a su hijo en libertad. Un hijo que no debió estar jamás preso.
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