Otra vida

El orgullo LGBTIQ+ en Madrid (My Diary)

Desde que llegué a España en el año 2019, he tenido la suerte de haber participado tres veces de las marchas multitudinarias del Orgullo LGBTIQ+. Recuerdo que en el 2020 no se realizó debido a la pandemia del Covid, aunque sí se realizaron distintas iniciativas online con el lema: «Sororidad y feminismo para TRANSformar. ¡Mujeres lesbianas, trans y bisexuales en acción! ¡Por las más vulnerables!».

No obstante, el Orgullo LGBTIQ+ en el espacio público, es verdaderamente lo mejor, si se trata de gesto reivindicativo, por muchas críticas que se le pueda hacer.

Es que en esta fecha, la exigencia de derechos se fusionan con el colorido de la fiesta, la música y las carrozas.

En ella nos manifestamos contra los discursos de odio que denigran a las personas de la comunidad LGBTIQ+, al igual que contra todas aquellas políticas que pretenden invisibilizarnos, limitarnos o suprimir los derechos conquistados.

Orgullo LGBTIQ+ 2023

Este año en Madrid, por suerte no hemos tenido ningún impedimento para marchar, disfrazarnos, agitar banderas, carteles, globos, pelucas… mientras realizamos la extensa caminata, que siempre se inicia en la glorieta de Carlos V, frente a la Estación de Atocha, y termina en la Plaza de Colón.

En esta fiesta no faltó una de las acciones clásicas de estas celebraciones, como es la Carrera de Tacones, aunque este año no pude asistir. Como detalle curioso les comparto que esta competición (que llegó a su vigesimocuarta edición) funciona como una prueba deportivo-festiva, en la que se realiza una vertiginosa carrera por la calle Pelayo, con zapatos de plataformas de hasta 15 centímetros de altura.

Por otro lado, el ambiente que rodeó al desfile de carrozas se mezcló con pancartas donde se llamaba a mantener la lucha con frases como: “Nuestros derechos se quedan” o “Ni PP ni VOX, en este cuerpo mando yo”.

Según he leído en algunas de las noticias relacionadas con el tema, los organizadores del evento calcularon que entre un millón y medio de personas habían participado en el desfile en Madrid y en los conciertos simultáneos que se celebraron después en las plazas de España, Callao, Barceló y Pedro Zerolo.

El lema de este año fue «Abrazando la diversidad familiar: iguales en derechos», en un contexto político bastante peligroso para las personas de la comunidad LGBTIQ+ que residen en España, principalmente aquellas que son migrantes, racializadas, refugiadas…

Paulina Rubio y la multitud

Lo cierto es que este año para mí no fue muy disfrutable porque había demasiada gente. Algo que me dificultó mi quehacer fotográfico. Por lo general siempre busco espacio para estar en el centro del desfile, porque es donde se congrega la mayoría de personas que llevan atuendos llamativos, pero esta vez me fue imposible. Por eso verán que esta galería es un poco más pobre que la de otros años.

Encontrarme con amistades dentro de la marcha también se hizo una misión complicada. Y lo mismo o peor me ocurrió un día antes, cuando decidí aventurarme a asistir al mini concierto gratuito de la cantante Paulina Rubio. Aunque no soy muy fans de ella me hacía ilusión verla en vivo. Sin embargo, estando en las inmediaciones de Plaza de España caí en cuenta de que había sido un error asistir, porque de repente me sentí cercado. La policía tenía todas las entradas intervenidas, y cuando les pregunté por dónde podía acceder al área del concierto me enviaron a un sitio donde había una cola gigantesca.

Allí estuve de pie por dos horas. Nunca nadie entró. O sea, todos los que estábamos en la fila, nos convertimos, de un modo que no pueden ni sospechar, en unos tontos, que erróneamente salimos de casa.

Finalmente, casi rozando la 1 de la madrugada decidí irme. El regreso a casa fue tortuoso porque casi todas las calles estaban bloqueadas por la policía. En fin, pese a que celebro que tantas personas se sumen al Orgullo en Madrid, la experiencia de este año fue más bien agotadora. ¿Me estaré poniendo viejo?