Guisela López: «El feminismo empieza por nosotras mismas»

Guisela López presenta una antología publicada por Judy Gonzalez.

A Guisela López la conocí hace algunos años cuando la amiga común Gladys Tobar nos presentó en la Universidad San Carlos de Guatemala, supe que era una activista feminista y responsable de la Cátedra “Alaíde Foppa”. Recuerdo que, en aquel entonces, y en el marco de un evento literario en que presentaba mis libros a estudiantes y profesores de la Universidad, me explicaron brevemente el trabajo que desarrollaba la Cátedra hacia dentro y fuera del ámbito académico. Pero, dada la fuerza que el feminismo ha tomado en toda Latinoamericana, y el interés que en nuestro país está generando, me interesaba conocer con mayor amplitud cuáles son las características de este movimiento en el contexto específico de Guatemala. Creo que conocer experiencias feministas de otros países, siempre puede enriquecer la experiencia cubana.

Guisela, ¿por qué decides integrarte al movimiento feminista guatemalteco?

Bueno, la historia atraviesa varias latitudes, conocí el feminismo durante mi estancia en México, a través del proceso de creación de la obra de teatro “De oruga a mariposa”, sobre la situación de las centroamericanas en el refugio. Luego integramos colectivos de reflexión feminista con centroamericanas, mexicanas y feministas de otras latitudes. Mi primer espacio fue el colectivo “Otras miradas, otros haceres”. Fui integrante del Comité Organizador del VI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe realizado en Costa del Sol, El Salvador, en 1993. Posteriormente participé en el colectivo “Feminismos próximos”. Cuando regresé a Guatemala, me integré al “Conversatorio feminista” convencida de la necesidad de sumar esfuerzos, desde las mujeres, para transformar un mundo desigual y excluyente. Y posteriormente he participado como fundadora de espacios de reflexión feminista desde el arte como la Colectiva de Mujeres en las Artes (2001); el Seminario de Literatura Feminista y Ciudadanía (2009) y la Cátedra “Alaíde Foppa” (2011).

¿Cómo surge el movimiento feminista en Guatemala y su impacto en la sociedad?

Creo que los primeros antecedentes se asocian a la obra de algunas escritoras que inician el debate en torno al sufragio femenino, que en Guatemala se alcanzó en 1945. Posteriormente las luchas se asocian a la construcción de marcos legales internacionales, desarrollándose la primera conferencia Mundial de la Mujer en 1975 en México, a la que asistió una delegación de mujeres intelectuales, entre ellas la escritora Luz Méndez de la Vega, pionera junto a Alaíde Foppa en la articulación de una propuesta feminista latinoamericana. En las décadas de los años ochenta y noventa, cobra auge la organización de grupos de mujeres que participan activamente en los encuentros feministas, así como en la lucha por la aprobación de políticas públicas a favor de las mujeres. Con la firma de la paz en 1996, es que se fortalece la incidencia de las mujeres en el Estado y se crean espacios de institucionalidad de género y a favor de las mujeres en los espacios locales y nacionales. En la Universidad de San Carlos se crea el Programa Universitario de Investigación en Estudios de Género y el Instituto Universitario de la Mujer, ente rector de la Política de Equidad de Género en la Educación Superior. Surgen, asimismo, iniciativas organizadas desde diversos grupos, étnicos, sociales, etarios, todos ellos encaminados a buscar soluciones al problema de la desigualdad de género en los distintos ámbitos.

Y, ¿quién fue Alaíde Foppa y por qué fundar una cátedra feminista con su nombre? Cuéntame de su surgimiento y cuál es su principal labor.

Alaíde Foppa fue una escritora guatemalteca, pionera del feminismo latinoamericano, creadora de la primera Cátedra de la Mujer en nuestro país, y del programa de radio “Foro de la Mujer” en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y fundadora de la Revista Fem. La Cátedra surge como un espacio de reconocimiento a su trayectoria y ha permitido el desarrollo de investigaciones encaminadas a visibilizar su legado y el de otras mujeres.

Guisela, ¿crees que el movimiento feminista guatemalteco ha ayudado a visibilizar los problemas de las mujeres en un país que tiene costumbres muy arraigadas? ¿Enfocan sus actividades sólo hacia el mundo académico o lo unen con el activismo social? Me gustaría saber más al respecto.

Guatemala presenta una realidad diversa, no solo por ser un país multicultural, plurilingüe y multiétnico, sino por ser escenario de profundas desigualdades de clase, etnia y género. Un país donde predomina la pobreza, y son tan profundas las brechas que separan los ámbitos urbano y rural, que es como si mediaran décadas de distancia entre ambos. Es así como el feminismo también se ha desarrollado de variadas maneras, que van desde las expresiones pioneras del feminismo ilustrado, pasando por las acciones dirigidas a fortalecer la institucionalidad de las mujeres en el Estado y la incursión en la academia, hasta llegar a las luchas de las mujeres indígenas y rurales en defensa de sus territorios y los recursos naturales.

Desde la gestión de la paz se hizo presente con fuerza el sector de mujeres, que ha continuado cobrando auge a través de distintas modalidades de ejercicio ciudadano, que articulan la participación de las mujeres en espacios locales, partidos políticos, medios de comunicación, expresiones artísticas y redes sociales. La radio es un espacio importante, ya que desde Radio Universidad se cuenta con una Franja Feminista, de igual modo se cuenta con el periódico feminista La Cuerda.

Es importante el desarrollo de estudios, publicaciones, así como la realización de Congresos, Foros, Coloquios, espacios de intercambio académico que favorecen la producción de nuevos saberes feministas.

Hiciste un doctorado sobre género y feminismos; por supuesto, eso implicó una investigación a fondo de un tema. ¿Crees que la academia y las universidades pueden ayudar a los movimientos feministas?. Guisela, me gustaría que me hablaras sobre ese tema, partiendo de que muchas investigadoras ven a la academia y el activismo feminista como áreas divorciadas.

Creo que la academia juega un papel clave en el desarrollo del movimiento feminista, ya que los estudios que se realizan contribuyen a develar las profundas desigualdades que rigen las vidas de las mujeres. La incorporación del feminismo transforma el conocimiento, pues identifica a las mujeres como sujetas cognoscentes y cognoscibles, contribuyendo a su reconocimiento epistémico. Un programa clave ha sido el Diplomado de Especialización en Estudios de Género Feministas promovido por la Fundación Guatemala con el aval del Centro de Investigaciones en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),  que ya cuenta con veinte años de recorrido.

La Universidad de San Carlos de Guatemala cuenta con estudios de género a nivel de maestría y cursos acreditados por el Instituto Universitario de la Mujer. También se han creado programas en Estudios de Género en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y la Universidad Mariano Gálvez, que dirige la “Maestría en Género y Justicia”, con apoyo del Organismo Judicial.

Existen también iniciativas individuales y colectivas independientes desde las que se promueve la reflexión y los estudios feministas, una de ellas es el Seminario de Literatura Feminista y Ciudadanía.

Guisela, quiero que las lectoras y los lectores de nuestra revista sepan también que eres escritora y poeta, además de madre y trabajadora. ¿Cómo lo coordinas todo en el contexto social y cultural de la Guatemala de hoy?

Bueno, se habla de que las mujeres en Latinoamérica y otros países tenemos doble o triple jornada, y esto es porque existen sesgos de género profundos. Además de nuestro rol como profesionales, y en otras labores del ámbito público, se nos delegan las tareas de administración del hogar y el cuidado de la familia, por lo que la vida se hace particularmente difícil para las que deciden tener hijos. Esto ha limitado históricamente las posibilidades de desarrollo de las mujeres. A pesar de estos obstáculos, se ha observado un incremento significativo en la matrícula universitaria femenina en las últimas décadas.

Creo que el feminismo empieza por nosotras mismas y por eso nunca renuncié a mis sueños de escritora y artista, por el contrario, mi hija y mi hijo —que actualmente desarrollan estudios universitarios— aprendieron a apreciar el arte y la literatura desde pequeños, y a apreciar la lucha por la igualdad. He defendido mi derecho a la educación y he dedicado esfuerzos para desarrollar una carrera académica coordinando proyectos de investigación y desempeñándome como docente especializada en estudios de género en el ámbito universitario.

La escritura es parte constitutiva de mi vida, mi padre fue un gran narrador y uno de los casos paradigmáticos de intelectuales desaparecidos por su compromiso social. Publiqué mi primer libro En busca del amanecer a los 16 años, con apoyo de mi madre. El segundo poemario Canto nuevo, lo publicó la Editorial de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Posteriormente he realizado varios poemarios motivados por los ideales feministas como Brujas, Mujer de nueva cuenta y Nueva mirada, entre otros. Mi poesía y narrativa ha sido publicada en diversas antologías nacionales e internacionales, y ha sido estudiada en diversas universidades. Me siento honrada porque he recibido varios reconocimientos por mi trabajo académico y mi labor literaria, pero el mejor reconocimiento ha sido la publicación de mis textos en distintos países de Iberoamérica, donde me expreso desde mi condición de mujer que ha asumido el feminismo.

Además de la Cátedra Aleide Foppa existen otros grupos de trabajo feminista actualmente en Guatemala, ¿cuáles son sus dinámicas de labor, se articulan ustedes con esos grupos?

Sí, existen diversas propuestas desde las mujeres, distintos feminismos que enriquecen al movimiento feminista como una fuerza mayor. Desde la Cátedra Alaíde Foppa promovemos la valoración de los aportes de las mujeres en la literatura; en tanto que desde el Seminario de Literatura Feminista y Ciudadanía hemos realizado una labor pionera profundizando en el estudio de las escritoras y sus obras, preparando a las mujeres en el conocimiento de técnicas y criterios para el desarrollo de la escritura.
Es esa producción creativa la que nos vincula al feminismo y al movimiento de mujeres. Ejercemos ciudadanía a través de la palabra, la escritura nos permite nombrar las realidades silenciadas de las mujeres, contar las historias de las mujeres, pero también imaginar nuevos mundos equitativos. Es así como contamos con las publicaciones: “Literatura feminista y ciudadanía” y “Mujeres, discurso y ciudadanía”, que incluye la obra de 24 participantes, publicados en 2010; “Relatos de mujeres nuevas” que incluye 17 autoras, publicado en 2011, y “Mujeres trascendiendo fronteras: poetas de Cuba y Guatemala” que incluye la obra de 15 autoras guatemaltecas y 15 cubanas, publicado en 2015.

Según Guisela López, ¿cuáles son los principales retos que tienen que sortear las mujeres feministas actualmente?

Creo que el reto principal es la lucha contra la violencia, que pone en riesgo la vida de las mujeres y las niñas, al igual que el respeto a sus derechos. En las universidades es necesario equiparar al avance numérico el reconocimiento epistémico de las mujeres. Necesitamos que se incrementen y valoren los estudios sobre las experiencias, necesidades y aportes de las mujeres. Garantizar que existan fondos destinados a los estudios de género y que los resultados se incorporen a los pensum de estudio. Es importante que logremos superar la enemistad histórica entre las mujeres para poder articularnos y fortalecernos como movimiento. Solamente así podremos hacer frente a la misoginia que minimiza nuestras contribuciones en la construcción del conocimiento. Solamente unidas podremos lograr que las mujeres tengamos las mismas oportunidades que los hombres para ocupar puestos de dirección, partidas presupuestarias, becas y reconocimientos.
Como escritora me impongo el reto continuo de mantener una visión crítica sobre la escritura, gestionar espacios propios desde las mujeres y conseguir recursos para la publicación.

Son muchos los sueños y retos, pero unidas podemos avanzar en hacerlos realidad.

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