Mikaela ya fue 

"Salimos del Espacio Afro y dejamos atrás a una Mikaelah Drullard que para nosotras ya fue. Nos han despojado de nuestra humanidad demasiadas veces en la vida para permitirlo una vez más".

22/09/2025
Collares de la religión Yoruba
Foto: María Matienzo

No es primera vez que Raúl Soublet viene a Madrid. Nosotras le cocinamos, le dejamos dormir en nuestro sofá, le brindamos una buena taza de café como sabemos que le gusta,  le damos la vuelta por la ciudad y lo llevamos a los mejores planes que propone Madrid. 

Soublet comparte con Yanelys Núñez, con mi novia Kirenia Yalit y conmigo un pasado de activismos antirracistas, feministas y por los derechos humanos

En La Habana, antes de que el régimen decidiera darnos a escoger entre la cárcel o el exilio, compartimos alegrías, angustias, persecuciones, interrogatorios, acosos por hablar de racismo institucional, homofobia, misoginia instaurada en el sistema socialista cubano.

Raúl terminó varado en Panamá. Kirenia y yo aquí en España en donde unos años antes había llegado Yanelys pidiendo refugio político

Cada vez que Raúl llega a Madrid es una fiesta. Por eso esta vez era imprescindible que fuéramos a ver juntas a la escritora, pensadora, agitadora y podcaster, Mikaelah Drullard. Nos la merecíamos. Era un acto de reivindicación a nuestra lucha que nos cobra, como mínimo, la distancia y la soledad de no estar junto a la gente que amamos. 

Mikaelah Drullard junto a activistas cubanas.
Foto tomada antes de comenzar la charla de Mikaelah Drullard en Espacio Afro.

Llegamos al Espacio Afro de primeras. Pedimos un Uber porque no podíamos quedar fuera como había pasado en el encuentro del día anterior con algunas amigas. Nos sentamos en la segunda fila para no perdernos nada. Nos reímos y aplaudimos. Nos mirábamos de soslayo porque, quizás habíamos encontrado un lugar de pensamiento lúcido, que no nos obligaba a un binarismo que nos parece obsoleto a los cuatro. 

Y todo estuvo perfecto hasta que a mí se me ocurrió intervenir con mi dolor: “en Cuba hay una dictadura, en Cuba hay presos políticos y la izquierda latinoamericana y europea calla y es cómplice. Nosotros hemos estado viviendo un genocidio silencioso durante más de 60 años y hoy la gente muere en la más absoluta miseria”, más o menos esto fue lo que dije. Unas palabras más, unas palabras menos. 

Intervine pensando que si “el feminismo ya fue”, como se titula el libro de Drullard, justo por haber dejado a tantas afuera, y los Estados, Europa y todo lo que nos perpetúe en un pensamiento colonialista, del amo blanco deberían de dejar de existir, ¿por qué no esa izquierda que nos ignora?

Pero, yo que soy Iyalosha desde hace siete años aun no aprendo la lección que a los únicos que debo venerar es a los orishas. Busqué empatía. 

Dejaron que intervinieran otras asistentes, pero en cuanto Mikaelah Drullard me dijo con el dedo levantado: “En un ratico te digo lo que pienso de Cuba”, ya sabíamos lo que venía. 

Mi novia me miró desde el extremo donde estaba sentada. Sentí un sonido que Yanelys hace con la garganta cuando presiente que lo peor está por llegar y no me atreví a mirar a Raúl. Sentí vergüenza. 

Lo primero que aclaró fue que ella no defendía ningún Estado, pero que no iba a permitir que nadie usara ese calificativo para referirse o definir a la revolución cubana sin antes no condenar enérgicamente (mucho más de lo que ella estaba siéndolo ya) el embargo económico, las relaciones colonialistas a las que es sometida Cuba por el imperio norteamericano. 

La parafraseo. No la cito textualmente. Y justo ahí se rompió la magia. Yo grité desde el público, la interrumpí, le dije que estaba equivocada y que cómo se iba a justificar la violencia de la dictadura cubana con las relaciones con los Estados Unidos y que si se iba a hablar de relaciones coloniales con los imperios también habría que hablar de Rusia, de China. Y volví a hablar de los presos políticos y del hambre y la miseria. Pero mi pensamiento ante los ojos de ella seguía siendo muy “básico”. 

Con Oshún, mi Iyá, yo sostengo conversaciones duras aun sabiendo de todo su poder. Yo he sido interrogada por dos hombres en un cuarto sin ventanas. Entonces ¿por qué quedarme callada ante Mikaelah Drullard? 

En fin, un espectáculo. Preferí quedar de escandalosa antes de tragarme la soledad que se instauró en la cara de Yanelys y en la de Kirenia que inmediatamente me escribieron un “Vámonos”. 

Seguí sin querer mirarle a los ojos a Raúl. 

Llegó una calma aparente. Otras manos estaban levantadas. Se hicieron otras preguntas: “que si la angustia”, “que si tu libro”, “que si que linda eres Mikaela”. Y tomó la palabra Raúl. 

Pensé que se echaría a llorar de un momento a otro. La voz se le sentía temblorosa, pero le recordó a Mikaelah Drullard todo lo que había ocurrido en la UMAP, lo que ocurría en las cárceles cubanas y lo que le ocurría a las personas como nosotras en Cuba y de cómo ella había repetido letra a letra el argumento que usaba la dictadura en contra nuestra para dejarnos sin patria, sin libertad, para deshumanizarnos. Para rematar dijo que se iba, por lo mal que se sentía. 

Mikaelah Drullard no lo dejó irse. De repente volvimos a ser “su gente” y se disculpó con Raúl, conmigo, no. 

Ella que estuvo usando el lenguaje del amo consciente de que no habrá otro para explicar la realidad, me malinterpretó según logramos entender después. Ella que quiere dinamitar el mundo e incluso la humanidad, conmigo se quedó en la dicotomía dictadura-estado. Para mí el mundo debía seguir siendo solo en blanco y negro. 

Mientras la oposición cubana piensa que soy de izquierda o izquierdosa en su variante más despectiva, Mikaelah Drullard me compara con la ultraderecha sin cuestionarse que una facha no iría a reírle la gracia, a aplaudirla. 

No sé qué le molestó más, si mi seguridad a la hora de hablar o mi interpelación directa contra la izquierda complaciente y a la que no quiero pertenecer si se trata de aplaudir dictaduras y descalificar a los demás, como tampoco quiero pertenecer a la derecha.  

Los aplausos cerraron la actividad, pero no le fue suficiente para Mikaelah Drullard. Ella necesitaba asegurarse de que yo había aprendido la lección y me dijo cuando le pedí que me garabateara su libro pese a mi decepción: “Hay estudios que demuestran en cómo el embargo afecta la calidad de vida de los cubanos”. 

Ella que insiste en no citar académicos blancos repite la retórica del embargo de un régimen racista que desde 1959 ha perpetuado como propietarios de la tierra a los mismos terratenientes que vienen de la colonia y que vendió dos Reformas Agrarias al mundo para expropiar a grandes, medianos y pequeños agricultores. Eso para que hoy el Estado sea el propietario del 80% de la tierra en Cuba y así facilitar la inversión extranjera (sin importar la nacionalidad) mientras ahoga a los campesinos cubanos en medidas absurdas y al pueblo en hambre.

Cito a Laritza Diversent, mujer negra, abogada que fue expulsada de Cuba junto a su familia y que ha sostenido, pese a la violencia que sigue viviendo desde el exilio, una organización de acompañamiento, asesoría jurídica y defensora de los derechos humanos como Cubalex. 

“Comparado con el régimen de sanciones internacionales, este entramado jurídico interno presenta una afectación de mayor profundidad. Mientras las sanciones inciden en el entorno económico de manera indirecta —por medio de restricciones al comercio, a la transferencia tecnológica o al acceso a financiamiento externo—, el régimen de tenencia de la tierra incide de manera directa, diaria y estructural sobre la vida de millones de cubanos rurales, condicionando su posibilidad de sembrar, heredar, asociarse, endeudarse o planificar a largo plazo”1 y se refiere al recién aprobado Anteproyecto de Ley de Propiedad, Posesión y Uso de la Tierra.2

Hablemos de estudios serios con Mikaelah Drullard hechos por personas negras, oprimidas, aún cuando ella sabe de primera mano de nuestro trabajo porque a su paso por la organización mexicana Artículo 19, tuvo acceso directo a nuestros esfuerzos por visibilizar la realidad cubana, que incluye la manera extrativista en que el régimen explota a su conveniencia las relaciones con los Estados Unidos, con China y con Rusia, además de la situación de los derechos humanos en Cuba. 

O hablemos de otro escándalo reciente con el que se ha descubierto que GAESA, el monopolio empresarial militar, ostenta activos líquidos por más de 18.000 millones de dólares americanos. No euros, no libras esterlinas, no rublos, no yuanes, no wones, no yens, no pesos mexicanos, no colones. Dólares americanos. Mientras la dictadura cubana, la dueña del monopolio, no invierte en ambulancias ni en equipos médicos, pero sí invirtió en el primer semestre de 2021, 350 mil euros en la compra de material antidisturbios a España3. La nota en El País que habla del informe de Exportaciones españolas de material de defensa no asegura que la entrega a Cuba se haya concretado, pero el 11 de julio vimos desfilar uniformes que no sabíamos que existían en Cuba. 

Estos datos no lo descubrieron gente negra, pero la gente negra ha sido la que más los ha sufrido. Mientras, hay evidencia de cómo el poder blanco cubano invierte lo mismo en Panamá que en los Estados Unidos. Gente vinculada directamente al régimen y para la que pareciera que no existe el embargo. O en la bahía de La Habana ancla el yate de un descendiente de los Castro. Otro tiene un bar al que no se le va la corriente ni carece de insumos y se dedica a ridiculizar a los cubanos de a pie, casi siempre gente negra. Y junto a esto la perfilación racial de la policía fundamentada por estudiosos a los que el régimen cubano cita constantemente en sus documentos oficiales. 

Pero es más simple pensar que lo que sucede en mi país tiene su origen en el diferendo Cuba-Estados Unidos.

Salimos del Espacio Afro y dejamos atrás a una Mikaelah Drullard que para nosotras ya fue. Nos han despojado de nuestra humanidad demasiadas veces en la vida para permitirlo una vez más. Decidimos no hablar más del tema pero a mí el único poder que me ha dado Oshún es el de la palabra. Nos reímos tratando de sanar. Aunque esta vez la risa de Yanelys, la que más alto y claro se carcajea, sonaba a decepción. 

Las luchas nuestras son muy complejas para que alguien desde sus privilegios (viajar sin pedir permiso, decidir salir de su país y poder regresar, hacer activismo en libertad, gritarle a los demás con 54,4 mil seguidores) venga a decirnos qué nos permite hacer o decir, así que, a cuenta y riesgo de ser cancelada por quienes aún no soportan los calificativos que le tocan a la dictadura cubana, yo escribo. 


1 https://diversentido.com/2025/06/05/https-diversentido-com-2025-06-05-impacto-del-embargo-y-control-de-la-tierra-en-cuba/

2 http://media.cubadebate.cu/wp-content/uploads/2025/03/ANTEPROYECTO-LEY-DE-PROPIEDAD-POSESION-Y-USO-DE-LA-TIERRA.pdf

3 https://elpais.com/espana/2021-12-23/las-exportaciones-espanolas-de-armas-rebotan-tras-el-confinamiento-y-crecen-un-37.html

...

La Habana (1979). Escritora. Realiza la columna de opinión «Mujeres de Alas», en la Revista Alas Tensas. Ha colaborado como periodista en medios y revistas como Cubaliteraria, Havana Times, Diario de Cuba, El Tiempo en Colombia, Hypermedia Magazine, Programa Cuba y Connectas. Sus reportajes han sido publicados en una compilación de ediciones Samarcanda, España, bajo el título Apocalipsis La Habana (americans are coming). En el 2020 publicó la novela Elizabeth aún juega a las muñecas (Editorial Hurón Azul) y el libro Orquesta Hermanos Castro: la escuelita, sobre la historia musical olvidada (Unos & Otros Ediciones ). Fue reconocida por la Fundación Internacional para las Mujeres en los Medios (IWMF) como Women Journo Heroes. Sus reportes sobre la vida cotidiana de las cubanas y los cubanos se pueden encontrar en el diario CubanetNews.