«¿Por qué cuesta tanto trabajo decir: Yo sí te creo?» Conversación con Sandra Abd´Allah-Álvarez Ramírez

| Opinión | 12/03/2020
Sandra. Fotografías cortesía de la entrevistada.

Mujer, negra, madre soltera, cubana que vive en Alemania. Sandra AbdAllah-Álvarez Ramírez es todo esto y mucho más. Activista destacada en la defensa de los derechos de las mujeres, las personas afrodescendientes y de la comunidad sexodiversa desde su blog Negra cubana tenía que ser, máster en Estudios de Género y una de las voces más autorizadas para hablar sobre la mujer en la sociedad cubana actual. Hoy Alas Tensas tiene el honor de conversar con ella.

Sandra, en una entrevista concedida a la periodista norteamericana Megyn Kelly, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, afirma que «La ideología de género carece de sustento. Me niego a someterme al capricho de unos pocos». ¿Qué podríamos decirle a Putin? ¿Cuán importante y necesario es el enfoque de género y los estudios socioculturales que se realizan desde esta perspectiva?

La “ideología de género”, ese concepto tan traído y llevado, es un invento precisamente de los sectores más conservadores, y se asocia muchísimo con el fundamentalismo religioso que ha tomado gran auge (aunque no exclusivamente) en América Latina. Ellos inventaron el concepto de “ideología de género” para tratar de englobar todo lo que tuviera que ver con la lucha por los derechos de las mujeres, las personas de la comunidad LGTBIQ. Al mismo tiempo, esto no va solamente del matrimonio igualitario (no me gusta llamarlo gay ni homosexual), un matrimonio para todas las personas, con independencia de su orientación sexual e identidad de género, también va más allá de la defensa de los derechos de las mujeres, incluye las ansias que tienen estos grupos de controlar la educación sobre estos temas. Este fundamentalismo religioso intenta posicionarse con este concepto de “ideología de género” para crear una especie de fantasma y que ocurra un retroceso en cuanto a derechos como el aborto, el matrimonio igualitario, la libre anticoncepción, la educación sexual de niñas, niños y adolescentes. La “ideología de género” es un concepto mucho más amplio de lo que la gente cree, aunque yo prefiero hablar en términos de feminismo.

Si seguimos la lógica de Putin en la citada entrevista, el discurso sobre la identidad de género carece de sentido, ya que el género se correspondería forzosamente con el sexo biológico. Dicho más sencillamente: si naces con genitales y fenotipo masculinos serás siempre un hombre y asumirás los roles que las sociedades patriarcales y heteronormativas han establecido para ti y, si tus genitales y fenotipo son femeninos, serás mujer y te tocará igualmente asumir determinadas conductas. Binarismo puro y cero espacio al universo trasgender, queer. Esta línea de pensamiento no es patrimonio exclusivo de Putin, me atrevería a decir que grandes mayorías en el mundo y en Cuba coinciden con él. ¿Qué estrategias sugiere para cambiar esta mentalidad y visibilizar a transexuales, queers, personas no binarias y toda la comunidad sexodiversa que no encaja en la visión del mandatario ruso?

Me llama la atención que tengas a Putin y su discurso como referente en la elaboración de tus preguntas. Sabemos que en Rusia existe una homofobia estructural y gubernamental encabezada por Putin y que, claro, este señor hace caso omiso a lo que considera caprichos de unos pocos y que sabemos bien son derechos humanos de todas las personas, independientemente de su identidad de género y orientación sexual. Es conocido que en Rusia hay activistas que han sido encarcelados, juzgados, golpeados, abochornados públicamente. ¿Qué podemos decir de Putin? Pues es un personaje bastante conservador, para decirlo suavemente. Sin embargo, otros exmandatarios, más liberales en otros aspectos, tienen un discurso tan homofóbico como el de Putin, como es el caso de Rafael Correa y yo diría que el gobierno cubano también es bastante conservador. Dígase lo que se diga, en Cuba no existe hasta hoy matrimonio igualitario, ni Ley integral contra la violencia de género, pese a lo mucho que han sido tratados estos temas en los últimos meses.

Existe falta de información sobre el binarismo de género, una falta de información rotunda, una visión no humanista. Todos nosotros hemos conocido a personas que no encajan en ese binarismo y pareciera que la mente humana sólo puede funcionar con categorías binarias, cuando no es así. Hay ciencias, procederes o prácticas, que históricamente han ayudado muchísimo a ese binarismo. El que el género de un ser humano se determine a partir de sus genitales es una de ellas, una práctica vinculada a la Medicina, ciencia que en su momento ha legitimado procederes como, por ejemplo, el uso de electroshock en el tratamiento a homosexuales o el probar instrumentos ginecológicos en las mujeres esclavizadas. Hay que educar contra el machismo con promoción, campañas de bien público, compartir información fidedigna, veraz y contrastable.

Hay muchos estudios sobre identidad de género, sexo biológico, sexo cromosomal, genitalidad, identidad sexual, orientación sexual. Son muchísimas las investigaciones que deben conocer los decisores de políticas públicas y otorgamiento de derechos. No digo que los políticos tengan que hacer un doctorado en estudios de género para impulsar leyes, para exponer la complejidad del tema se encuentran los académicos y activistas.

Sin discurso de género (sigo con la argumentación de Putin), no habría tampoco una violencia de género, sino violencia a secas o, si se quiere, violencia doméstica o intrafamiliar. En España, figuras del partido de extrema derecha Vox, cercanos a las posiciones de Putin al respecto, también niegan que exista violencia de género y llaman feminazis a las mujeres que lideran la lucha contra este flagelo. Para que quede claro para los que comparten los postulados de Putin, y para todos en general, ¿podría explicarnos qué considera como violencia de género y qué diferencia a esta de otras actitudes violentas?

La violencia de género, que yo prefiero llamar violencia machista o contra las mujeres, es la violencia ejercida contra ellas, teniendo como base únicamente el género, o sea el hecho de que sean mujeres y, por tanto, ser consideradas ciudadanos de segunda dentro del patriarcado. Cualquier manifestación de violencia que incluya estos argumentos es violencia de género. Por ejemplo: la violencia obstétrica. La relación que se establece entre el profesional de la Medicina y la embarazada es vertical, prácticamente unilateral; un ejemplo de ello es que la mujer en cuestión pierde hasta su nombre para convertirse en “la gestante”. El médico o médica decide cuándo y cómo se hacen determinadas pruebas y procederes sin dar explicaciones. La reconocida periodista Elaine Díaz, publicó en El Toque su testimonio sobre el parto de su hija Marina, donde relata cómo no se atrevió a hacer ciertas preguntas por temor a que los médicos se sintieran cuestionados.

Coincidirá conmigo en que una de las manifestaciones extremas de la violencia hacia la mujer es la violación. Pese a estar tipificada como delito en cientos de países, persiste el paradójico criterio de que la víctima del delito deba demostrar que su comportamiento no incitó al agresor. El performance de las mujeres chilenas «El violador eres tú», reproducido en muchos países, enfrenta el absurdo de culpabilizar a las víctimas, pero lo cierto es que persiste en general la creencia de que las víctimas de agresión y abuso sexual propician con sus conductas la violación y prueba de ello es el caso de La Manada del Arandina, cuando en la localidad española de Aranda del Duero se produjeron manifestaciones a favor de los futbolistas del club Arandina, acusados y condenados por la violación de una chica de quince años. En el caso cubano, tampoco fue unánime la condena popular hacia nuestros voleibolistas acusados y condenados en Finlandia por delitos sexuales contra una mujer (“ella se lo buscó”, fue la opinión generalizada, sin tener en cuenta que el hecho de que la mujer accediera a tener sexo con uno o más de los jugadores no implicaba que accediera a hacerlo con todo el equipo). ¿Cómo proteger, apoyar a estas víctimas cuestionadas? ¿La idea de un servicio telefónico para denunciar acosos y agresiones es viable en Cuba?

Tengo que decirte que en Cuba no existen instituciones ni organizaciones de la sociedad civil, ni redes que apoyen de manera inmediata a las mujeres víctimas de violencia de género. Un servicio telefónico es utópico en Cuba, porque haría falta un entendimiento entre las instituciones y organismos. Por eso pedimos la existencia de una Ley integral. En otros países existen observatorios contra la violencia de género, los cuales tienen entre sus funciones denunciar inmediatamente, en el instante de producirse los hechos de violencia contra las mujeres, y establecer una red de protección a la víctima. Para ello, la colaboración de las activistas es de decisiva importancia.

En Cuba una consejería telefónica especializada en violencia contra las mujeres es impensable, entre otras razones, por falta de voluntad política. Estos problemas son enfrentados fundamente por las víctimas y sus familiares y personas allegadas. En la mayoría de las ocasiones el agresor es un familiar o es un conocido y se establece una especie de acuerdo tácito que acalla a las víctimas so pena de desprestigio, de perder a sus hijes y demás.

Recientemente, a raíz de la muerte de Kobe Bryant, quien falleció trágicamente junto a varias personas, entre ellas su hija de 14 años en un accidente en un helicóptero, muchas personas han recordado que este hombre agredió sexualmente a una mujer. Sin embargo, muchas personas consideraron que no debió hablarse de este tema justo cuando ha muerto, a pesar de que Bryant reconociera que existió falta de consenso en la relación y se disculpara con la joven y su familia. A raíz de los comentarios, algunos de los cuáles “santifican” al agresor y cuestionan la credibilidad de la víctima, me pregunto por qué cuesta tanto trabajo decir “Yo sí te creo”, o sea, solidarizarse con la mujer que ha sido agredida.

En mi opinión, el acuerdo que se estableció entre Bryant y con la víctima, por el cual ella recibió 2,5 millones de dólares como compensación a los daños que le produjo la agresión sexual, confirman la culpabilidad del basquetbolista. ¿Por qué se tiende a exonerar al victimario y considerar que las huellas de violación se debilitan con el tiempo? Las secuelas psicológicas, emocionales, etc., permanecen y vuelven a salir a flote. Las personas exoneran a Kobe de ese delito. Es como si no se pudiera tocar a sus “héroes”, a su memoria, mientras al mismo tiempo se revictimiza y culpabiliza a las mujeres.

Usted ha sido parte de un grupo de cuarenta mujeres cubanas que han presentado al parlamento cubano una solicitud para que este órgano legislativo incluya en su cronograma de trabajo para el 2020 la elaboración de una Ley Integral Contra la Violencia de Género. En un país donde la prensa oficial rara vez recoge la ocurrencia de feminicidios, donde la percepción de la violencia hacia la mujer es baja, ¿por qué es necesaria esta Ley? En su muro de Facebook usted manifestaba su miedo a que la Asamblea Nacional del Poder Popular no considerase el petitorio presentado (lo que, en efecto, ocurrió), ¿a qué se debía este temor? ¿Aceptaría algún tipo de participación, ya sea como acompañante o en la redacción de esta Ley? ¿Cree que de crearse una comisión para su redacción, lo primero a tener en cuenta sería la presencia mayoritaria o al menos equitativa de mujeres en la misma?

Mi interés en la temática se evidencia en que no es la primera vez que participo en una iniciativa o acción que se interesa por una norma jurídica contra la violencia machista. Hace aproximadamente cinco años un grupo de intelectuales hicimos pública la necesidad de que Cuba enfrentara eficientemente la violencia de género. Además, desde hace muchos años, como activista y máster en Estudios de Género, he estudiado las leyes contra la violencia de género de varios países.

Tomando en cuenta lo anterior, me gustaría participar en el proceso de redacción de una ley o en la revisión de las ya existentes con el objetivo de lograr la transversalización en género.

Considero que debería existir una comisión amplia, diversa, integrada por profesionales de varias disciplinas, miembros de la sociedad civil, activistas, personas que han vivido experiencias similares en otros países, incluso personas extranjeras que hayan vivido o participado, en sus naciones, de procesos similares de redacción de una normativa de este tipo.

Ya sabemos que se ha designado a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) para que realice la llamada transversalización en género de las normativas que ya existen, pero también es conocido que no habrá una Ley Integral en Cuba, al menos hasta 2028, pues no está programado en el calendario legislativo.

¿Por qué se pide la Ley? Porque solo la existencia de una ley integral podría garantizar la conexión y el trabajo orgánico entre instituciones, organizaciones, sociedad civil, otras leyes, disposiciones y normativas, de manera que se establezcan, además de sanciones efectivas a los agresores, la prevención, la educación de las nuevas generaciones, la promoción de salud —porque la violencia machista impacta la salud física, psicológica y emocional de la víctima—, la realización de campañas de bien público, la atención integral a las víctimas, la formación en temáticas relacionadas con la violencia de género de las autoridades y funcionarios (cuya presunta función es protegernos) como la policía y los especialistas del derecho.

Sandra, junto a otras afrofeministas, en la presentación del libro Afrocubanas.

Dos palabras definen a Sandra: negra y cubana. Hace más de diez años la gran actriz negra Elvira Cervera contaba en un libro, no demasiado difundido, lo duro que resultaba ser mujer, negra y actriz en los medios audiovisuales cubanos (sobre todo los visuales). Aún antes, Georgina Herrera, una de las grandes voces que se dieron a conocer gracias a Ediciones El Puente, había contado sus experiencias de mujer negra creadora discriminada y, más acá en el tiempo aparecía ese formidable testimonio que es Reyita, sencillamente en el que una anciana negra rememora, a petición de su hija, una vida marcada por el doble estigma de su sexo y raza. Resulta llamativo que en los tres casos se hable desde la experiencia vital y que en ninguno estas vivencias recibieran la divulgación necesaria. ¿Qué estrategia propone usted ante esta doble discriminación que muchos no quieren reconocer?

La mujer negra vive una doble discriminación. Eso explica que la poeta Georgina Herrera, a pesar de tener una obra literaria sólida y excepcional, no haya sido aún seleccionada Premio Nacional de Literatura y que Reyita, sencillamente, obra en la que su autora, Daisy Rubiera Castillo, recoge los testimonios de su propia madre, pese a ser un texto muy conocido y estudiado en universidades de otros países, a partir de la cual se han realizado dos documentales, sea un texto casi desconocido en Cuba.

Yo trabajo intensamente en la visibilización de la vida y obra de las mujeres afrodescendientes cubanas. Para eso creé el Directorio de Afrocubanas, una especie de enciclopedia que agrupa fichas de mujeres afrocubanas destacadas en distintas áreas y de esta manera reconocer su obra y legado. Además, es una manera de conectarlas con investigadores, estudiantes, etc., quienes, en muchas ocasiones, buscan información sobre estas mujeres o quieren conectarse directamente con ellas, muchas de las cuales no están presentes en las red de redes, dada las limitaciones que aún tiene Cuba en el uso de Internet.

En diciembre del 2019 impartí en La Habana, en la Casa de África, un taller antirracista. Uno de sus resultados fue convertir fragmentos de la obra de personalidades afrocubanas en referencia internacional, a través de la confección de imágenes que se compartan en las redes, tal y como se divulgan frases de intelectuales como Ángela Davis, bell hooks o Audre Lorde. De esta manera, se ayudaría a divulgar el pensamiento afrocubano y ponerlo al alcance de las nuevas generaciones.

Cubanas de adentro, cubanas de afuera. El presidente Díaz Canel ha hablado de la celebración en el 2020 de un encuentro con la emigración cubana, esa que con sus remesas y recargas telefónicas inyecta dinero duro en la depauperada economía de la isla. ¿Cuál es su posición al respecto? ¿Qué cree que puedan aportar las mujeres cubanas dispersas por el mundo, tengan o no residencia en Cuba?

La migración cubana está feminizada. En el año 2014 tuve acceso a información sobre la cantidad de cubanos residentes en Alemania y de una cifra de poco más de cuatro mil, más de dos mil eran mujeres.

Mi primer pedido sería que se reconozca la contribución sustantiva que realiza la migración cubana al país, la cual debe ser valorada independiente del posicionamiento político que se tenga. Lamentablemente, en la actualidad, las personas migradas tienen más obligaciones y deberes que derechos.

Muchas mujeres migrantes son cabezas de familia y, desde donde viven, siguen gestionando su familia en Cuba, tomando decisiones, haciéndose cargo económicamente de las mismas. Muchas de nosotras continuamos siendo el soporte de muchas mujeres de nuestras familias.

A mí, personalmente, como ciudadana cubana residente en Cuba y también en Alemania, me interesaría poder ejercer el derecho al voto que poseo no sólo en los límites del territorio nacional sino también en la embajada de Cuba en el país que eventualmente me encuentro. Yo tengo ese derecho, ni siquiera estoy pidiendo que me otorguen otros, solo quiero poder ejercerlo fuera del archipiélago, pues viajar para votar no siempre es posible, si tenemos en cuenta que una cifra para nada despreciable de personas se ven obligadas a viajar en fechas determinadas para conservar la residencia cubana o para surtir a la familia de bienes o productos dada la escasez en Cuba.

No tengo idea de cómo sería la participación en el evento que refieres, creo que es el gobierno de Cuba el que escoge a quienes asisten. Tampoco creo que se aborden, o más bien que se solucionen, preocupaciones como el alto costo de los trámites consulares —el del pasaporte y su prórroga por dos años, es tan solo un ejemplo— o que se escuche de manera atenta, respetuosa y sobre todo que se tengan en cuenta posicionamientos críticos sobre la actualidad cubana o la posibilidad de que las personas migradas participen (sin prejuicios políticos de ningún tipo) en el futuro del país.

Sandra Abd´Allah-Álvarez Ramírez.

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