Ajena a poses y estruendos, casi con discreción, Aimée González Bolaños logró esa difícil síntesis entre sensibilidad e inteligencia que define a los grandes poetas.
Sylvia Plath dio un giro radical a la forma de abordar la vida de la mujer contemporánea en la literatura y fue una de las fundadoras de la poesía confesional del siglo XX.
Los barrotes de la cárcel de Leningrado se cubrían de lodo y nieve y fuego y nieve y sangre y nieve… Silencio y nieve.
Introspección honesta de parte de Roxana Sobrino sobre el paso del tiempo y los cambios físicos que conlleva superar los 40 años.
En su poesía, Alice Walker muestra la fuerza, la sensibilidad y el carácter activo de las mujeres negras en la cultura y la historia de su país.
En su poema “El acosador”, López Amaya ahonda en una experiencia atroz compartida por muchas mujeres, y en su profunda huella psicológica.
Rosario Ferré integra con maestría los logros de la tradición literaria con una mirada crítica a los retos que enfrenta la mujer en la actualidad.
La poesía de Dorothy Parker deja ver esa rara mezcla de ligereza y profundidad con que se imponía como una mujer libre y segura de sí.
En la poesía de Sophia de Mello la brevedad se vuelve hondura y las circunstancias vitales de las que nace el poema adquieren una dimensión universal.
Tania Díaz Castro rompió con las normas de la literatura femenina de su tiempo para abrazar un discurso filoso y libre, desafiante, feminista.