Entrevista | Anniet Forte (Luna Magnética): «nuestra reacción ante la desesperanza»

La actriz cubana Anniet Forte convierte las dificultades diarias de la vida en Cuba en inspiración impulsora para disímiles creaciones.

| Vidas | 17/08/2022
Mujer sonriendo.
Anniet Forte (julio, 2022). / Imágenes: cortesía de la entrevistada.

Resulta alentador encontrar gente profesionalmente versátil, y no me refiero a la práctica de un oficio de formación, y otros a guisa de hobby, sino del ejercicio pleno de todos y cada uno de ellos con remuneración incluida.

Mi curiosidad por la obra de mi entrevistada comenzó en cuarto creciente, cuando Luna apareció en la pantalla de mi móvil, Facebook mediante, con sugerentes propuestas fotográficas. Demasiado rápido llegué a la conclusión de que se trataba de una egresada de artes plásticas que desarrollaba un camino conceptual a través de este recurso visual. Luego este cliché se me fue complicando, al descubrir que muchas de esas instantáneas también correspondían a performances, en cuyo caso continuaba clasificando como artista plástica.

Pasado un tiempo, en Luna llena, sobreviene la revelación de que estudió actuación, y no como otros que menguan su entusiasmo prematuramente, sino que tenía un largo y enjundioso trecho recorrido. Obras en escena, telefilmes y largometrajes de reconocido prestigio, que revisito desde las coordenadas de su currículo, me completaron un mapa más fidedigno sobre su trabajo.

Pero siempre quedan dudas, interrogantes de cómo empatar esos territorios que a veces parecen tan distantes en la creación, y que personas como ella pudieran ayudar a desentrañar. Tal vez marcada por algún magnetismo inherente a su idiosincrasia, o al carácter juglaresco de su histrionismo, con este cuestionario quedé igualmente esclarecido sobre sus proyectos de socialización cultural a escala microsocial. Quien quita que sea este el nuevo sentido del arte, que regresa como un búmeran desde el pasado remoto de la civilización, juntando y compartiendo en solo empeño la necesidad de crear, a través, o desde el cuerpo, todo lo que nos hace humanos.

De Matanzas a la actuación y la fotografía…

Me dices que eres matancera. Mis primeros recuerdos tienen ese pedazo de Cuba incorporado en mis vivencias porque, cuando se podía viajar con naturalidad, en mi casa le descargábamos cada vez que podíamos. ¿De qué parte eres tú? ¿Influyó la familia en tu inclinación por el arte?

«Soy de la ciudad, de una calle con nombre de ángel, San Gabriel, pero creo que fue más influyente que mi madre trabajara cerca de la biblioteca provincial y de los teatros. En mi familia materna no existe ningún artista de profesión, pero sí mucho carisma. Mi madre, aunque estudió economía tiene una espinita teatral clavada en el corazón, me subió a un escenario cuando yo tenía dos años para que recitara ´Los zapaticos me aprietan´, supongo que eso influyó porque recité para cuanto matutino tuve cerca durante mi infancia. Vi mucho teatro, leí mucho, escuché mucha radio. Sospecho que la intención real de mi familia era mantenerme entretenida en una realidad tan agreste como la de los 90 en Cuba».

¿Cuándo y cómo decides estudiar actuación?

«Intenté entrar a la ENA a los 14 años, no pude y me fui a estudiar a un preuniversitario de ciencias exactas. Ya había pasado por talleres de teatro y continué en el movimiento de artistas aficionados dentro del ´pre´. Cuando llegaron las carreras opté por Derecho, hice las pruebas de actitud, aprobé, pero… llegó la convocatoria del ISA. Mis amigas más cercanas me amenazaron con no hablarme más si no iba hasta La Habana a intentarlo. No era algo sencillo, dependía de la economía de mi madre que siempre fue madre soltera. Finalmente se pudo. Fueron tres intensos días de pruebas. Después de vencer eso te sientes, más que elegido, destinado».

Me hago una idea, a partir de la información que me has facilitado, de tu acercamiento a la fotografía, pero debido al peso que ha ganado en tu trayectoria profesional, me gustaría saber en detalles cómo fue esa revelación en el camino, al punto de llegar a colaborar en ese sentido con reconocidas publicaciones y participar como expositora en muestras colectivas.

«En mi grupo de la universidad tuvimos una cámara compacta, con ella jugábamos mucho, todavía no habían llegado los teléfonos móviles con cámaras. Gracias a mi compañero de estudios Pedro Flores, su dueño, tenemos muchas fotos de nuestra cotidianidad en el ISA. Esa fue la primera cámara en mis manos, Pedro me la envió desde Argentina después que nos graduamos cuando él se compró una cámara profesional y comenzó su camino como director de cine. Aún la conservo.

Dos personas tumbadas en la yerba.
Anniet Forte (derecha) junto a Pedro Flores (izquierda) en el ISA (2006).

«Años después, en mi cumpleaños 29, me gané otra cámara digital compacta en un sorteo online. ¡Y aquello sí me lo tomé como una señal! Comencé a tratar de aprender en serio, iba a todos lados con ella. Luego me presentaron a John Harden, fotógrafo inglés residente en Cuba, profesional y apasionado pedagogo. Él me enseñó el arte de la fotografía. Lo demás fue llegando a medida que fui mostrando lo que hacía».

Teatro, cine y televisión

Antes de seguir adentrándonos en la visualidad, quisiera que evaluaras ese período en el que comenzaste haciendo teatro, los grupos y espectáculos que te han marcado; luego tu incursión en el cine y la televisión. Y ahora la pregunta del sirope: ¿fue gradual tu interrelación entre artes visuales y escénicas, o puedes definir un punto de viraje en beneficio de esta última?

«Yo lo veo como un enriquecimiento, pero se ha comportado como una ruptura, en los últimos años he actuado muy poco. Quizás el punto de viraje estuvo al asumirlo, al imprimir la primera foto o al hacer el primer fotorreportaje por encargo, un viraje muy íntimo, una alerta de que todo podía cambiar, aunque todo siga siendo lo mismo: exponerse, sensibilizarse, entender y crear.

«Mis oportunidades en el teatro, el cine y la televisión las agradezco todas, actuar es un proceso complejo y maravilloso al mismo tiempo, siempre me deja alegre. En la cajita de los recuerdos más queridos tengo las 101 funciones de ´Noche de Reyes´, bajo la dirección del Maestro Carlos Díaz. Mis teleplays con Elena Palacios y Yaima Pardo. Estar en películas de Fernando Pérez, de Ernesto Daranas, de Arturo Sotto. Trabajar como asistente de dirección para Lizette Silverio. Fundar un grupo, Victoria Teatro, junto a Eric Manero y Marta Victoria Ortega».

  • Mujer sentada mira de frente a la cámara.
  • Dos personas hablan de frente sentados a la mesa.
  • Pesonas bailando en un escenario.

¿Cuánto te han aportado los estudios teóricos sobre humanismo, teología y sociedad al momento de estructurar tus líneas de investigación artísticas y documentales? ¿Cómo se concilian estas directrices conceptuales con los numerosos talleres prácticos de superación actoral que has cursado?

«Siento que todos los saberes están relacionados, que se concilian naturalmente. Sobre los actores pesa con frecuencia el estigma de la superficialidad, incluso somos tratados por algunos como simples instrumentos, pero los actores también estudiamos, nos ´cultivamos´. Lo práctico necesita estar lleno de sentido, para mí no existe otra forma de enfrentarme a la vida ni a la creación«.

Proyectos creativos: Búmeran y «8 onzas»

En lo que estaban sucediendo cosas terribles en diversas plataformas, políticas, socioeconómicas y sanitarias, los períodos de aislamiento por causa de la pandemia fueron terrenos forzados para sacar de cada cual experimentos creativos de insospechada belleza. Mi acercamiento a tu trabajo, a través de las redes, procede de ese trance tan crudo que vivimos desde hace dos años hasta la fecha. ¿Cómo surge el proyecto Búmeran? ¿Quiénes lo conforman? ¿De qué va ese lanzamiento con retorno?

«Búmeran es un dúo creativo, un proyecto multidisciplinar que llevamos Afrodreak y yo. Él es un artista visual muy versátil e intentamos construir un espacio para compartir nuestros recursos, experimentar, crear juntos. Entre otros procesos, hemos materializado estos propósitos a través de la pintura, grabados en diversos soportes, escultura blanda, intervenciones, fotografía, stopmotion”.

«…La inspiración nació de la más cruda necesidad. ¿De qué vive un artista en tiempos de crisis? ¿Cómo se desarrolla y sostiene el arte cuando no hay oportunidad de venderlo?»

¿Qué es “8 onzas”?

´8 Oz´ fue nuestra reacción ante la desesperanza, una acción que comenzamos en el 2021. Ocho onzas de arroz es la cantidad que Afrodreak y yo consumimos en una comida. La inspiración nació de la más cruda necesidad. ¿De qué vive un artista en tiempos de crisis? ¿Cómo se desarrolla y sostiene el arte cuando no hay oportunidad de venderlo?

Torso femenino sosteniendo cofre relleno de arroz.
De la serie «8 Oz».

«Buscamos una alternativa a través del canje. Hicimos grabados, serigrafías sobre telas —específicamente en bolsos— y fotografías. Las personas podían obtener piezas nuestras intercambiándonos comida, artículos, servicios, lo que pudieran ofrecer. El mínimo que aceptábamos era 8 oz de arroz. Además, organizamos encuentros presenciales, tuvimos exposiciones, música en vivo, y se nos fueron uniendo otros artistas sobre la marcha, enriqueciendo el espectro con piezas de cerámica, bisutería y textiles, entre otras cosas.

Personas sosteniendo obras de arte.
Intercambio de un grabado por una pieza del artista Edel Figueredo.

«Nos urgía construir un espacio para reconectar con los otros después de tanto aislamiento forzado. Lo comenzamos en cuarentena y llevábamos las piezas por encargo a domicilio. Luego, en cuanto regresó la movilidad, organizamos estos eventos. Las personas lo agradecían mucho y logramos intercambiar más de 50 piezas. Por este proyecto nos otorgaron una residencia en Arthaus Art Residensy, lo que contribuyó muchísimo a su desarrollo inicial».

Personas sosteniendo una bolsa de arroz y un grabado.
Intercambio de un grabado por insumos.

Incursión en la realización audiovisual

Por lo que he visto, lo que haces junto con Afrodreak ha significado un detonante para propulsarte hacia el audiovisual. Hace diez años, por ejemplo, ¿sospechaste que ibas a incursionar en este terreno? Me dices que estás asumiendo la edición de tus propios videos, ¿me puedes adelantar algo sobre lo que tratan estas obras?

«Hace diez años escribía guiones que nunca se hicieron, pensaba más en hacer ficción, en encarnar un personaje. Ahora coqueteo con el documental.

«Este año nació mi primer corto, es sobre un hijo que quiere reunirse con su padre, un emigrado que salió de Cuba en los años 60. Es una historia que conozco hace años porque su protagonista es mi amigo; el corto se llama ´Búscame´.

«Cuando lo terminé enseguida llegó otra investigación, esta vez sobre una mujer que es poeta, activista, madre. Para filmarlo logré reunir un equipo: un fotógrafo, con sonidista, Afrodreak que se encarga de la producción. En ´Búscame´ asumí casi todas las especialidades, no solo la edición.

«Siento que abrí otra puerta, ya veré a dónde me lleva».

¿Te han dicho que te pareces a Donna Summer, o solo los viejos como yo se dan cuenta?

«Te contesto en clave charanguera:

´Yo no soy Donna Summer,

yo no soy Whitney Houston,

por eso Perucho,

se puso como se puso´».

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