Entrevista | Teresa Madiedo: "Estando fuera tienes mayor independencia"
Con una carrera en la música clásica que abarca desde 1980 hasta el 2000, autora de un método innovador para la enseñanza de la guitarra elemental, Teresa Madiedo habla sobre sus experiencias como profesora y guitarrista.
Nos complace presentar una conversación exclusiva con la destacada guitarrista clásica, compositora y maestra cubana Teresa Cristina Madiedo Cabello, conocida cariñosamente como Teté, querida profesora de varias generaciones de guitarristas cubanos.
Con una carrera que abarca desde 1980 hasta el 2000, Teté se desempeñó como solista de guitarra clásica para el Centro Nacional de la Música de Concierto en La Habana. Su pasión, estilo único y virtuosismo han sido reconocidos y elogiados por críticos y audiencias por igual.
Teté ha deleitado con su arte en conciertos y recitales en las principales ciudades de Cuba, México, Costa Rica, Argelia, Ecuador y Estados Unidos. Además, ha compartido su expresión artística ofreciendo clases magistrales a estudiantes de conservatorios en estos países. Ha actuado en conciertos con la Orquesta Sinfónica de Matanzas, y con diversas orquestas de cámara y cuartetos de La Habana y Tijuana. Entre 1972 y 1985, formó parte del dúo Madiedo Pérez Puentes, realizando giras y actuaciones a nivel nacional e internacional, y grabando para la televisión y radio mexicana y cubana bajo el sello EGREM.
Su carrera también trasciende al mundo docente, con más de cuarenta años de experiencia, habiendo escrito, producido y dirigido el programa de radio Sábados de la Guitarra para CMBF Radio Musical Nacional de La Habana. Fue profesora de guitarra en los conservatorios Manuel Saumell y Adolfo Guzmán desde 1980 hasta 1998, así como en la Escuela Nacional de Música (ENA) entre 1994-1996 y 1998-2000.
Teté ha creado un método innovador para la enseñanza de la guitarra elemental basado en la asociación de notas de colores con cuerdas de colores, cuyo prefacio fue escrito por el maestro Leo Brouwer. En 1990, fundó y organizó el evento anual Festival Infantil de Guitarra de La Habana, con el Conservatorio Manuel Saumell. Ha asistido a clases magistrales de maestros como Leo Brouwer, Jesús Ortega, Ichiro Suzuki, Costa Cotsiolis y Shin Ichi Fukuda.
Inició sus estudios de guitarra en 1970 con Francisqueta Vallalta, continuándolos bajo la tutela de Carlos Molina y Efraín Amador en el Instituto Superior de Arte de La Habana y el Conservatorio Amadeo Roldán. Además, participó en el ensamble de guitarras del Conservatorio Amadeo Roldán bajo la dirección del maestro Flores Chaviano y estudió Polifonía, Armonía y Análisis Musical con Sergio Fernández Barroso, Magalis Ruiz y Tamara Martín, respectivamente. Posee un título de Licenciatura en Música, especializándose en Guitarra.
Su experiencia docente se extiende desde 2010 hasta la actualidad como instructora de guitarra en el Miami Dade College, North Campus, y ha enseñado en diversas instituciones internacionales, desarrollando materiales didácticos y repertorios que han enriquecido el mundo de la guitarra clásica.
Entre sus obras más interpretadas se encuentran: Misisoirelami (Notas de colores para cuerdas de colores) I y II, 30 Estudios para Guitarra, Extraños Sueños (para flauta y guitarra), Atardecer l y ll (para guitarra, contrabajo, flauta y clarinete), Son California (para 4 guitarras), Guitar Solos (12 piezas), Mi pequeña guitarra, Preludio y Son para Dos (contrabajo y guitarra).
Cuenta con los CDs Pasajero en el Tiempo y Arenas Tristes, de producción independiente.
En esta entrevista, Teté comparte reflexiones sobre su legado musical, la enseñanza, la composición y su impacto en las futuras generaciones de músicos, marcando un camino inspirador para artistas en Cuba y alrededor del mundo.
La educación musical temprana
¿Cómo ha influenciado tu exilio en tu música e identidad cubana?
No sabría explicarlo exactamente, pero cuando estás lejos de tu país es como si las raíces culturales crecieran dentro de ti, y no es que tomes conciencia de tu identidad, es que es un proceso donde te das cuenta de dónde vienes.
El sistema de enseñanza musical en Cuba tiene un altísimo nivel pero al mismo tiempo es muy selectivo. Está diseñado para gente con condiciones. Eso facilita grandes desarrollos con gente talentosa, pero frena cualquier posibilidad para los que aparentemente no tienen talento o no saquen notas tan buenas en las pruebas de musicalidad para el ingreso a la escuela. Este proceso de selección es bien riguroso, y deja fuera a todos los que se dictaminen sin aptitudes.
Fuera de estos conservatorios oficiales no existen escuelas para los que no quieren ni van a ser profesionales pero que les gustaría aprender un instrumento musical.
“El sistema de enseñanza musical en Cuba tiene un altísimo nivel pero al mismo tiempo es muy selectivo. Está diseñado para gente con condiciones. Eso facilita grandes desarrollos con gente talentosa, pero frena cualquier posibilidad para los que aparentemente no tienen talento.”
O sea, en ese sentido es limitado, pero en si se habla de una educación profesional, tiene un altísimo nivel. Por ejemplo, en otros países, en los conservatorios en los que he podido trabajar, no tenían esas pruebas de ingreso. Sí existen los conservatorios con la misma rigurosidad y exámenes, pero por lo general, todo el mundo se podía inscribir. Gente con y sin talento. Y eso hace una gran diferencia, porque no es lo mismo enseñar a una persona con talento, super inteligente y con tremendo oído musical, que enseñar a gente que simplemente no lo tiene. Y a mí me tocó enseñarles, lo cual no es nada fácil. Pero al mismo tiempo, todo el mundo debería tener derecho a estudiar música, si eso es lo que les gusta.
La mayoría de los egresados de las escuelas de música cubanas son buenos profesionales, ya sea en la música popular o en la clásica. Tienen un gran nivel de educación musical en general.
Un novedoso método de enseñanza
¿Cuál es la importancia de la educación musical temprana y cómo contribuye tu libro Misisolrelami a este objetivo?
El mundo de la música le abre al niño otro universo, un universo sonoro. Y es muy importante. Desde chiquitos se les enseña a cantar, pero es difícil enseñarles un instrumento cuando son tan pequeños. A ellos les gusta y tocan los tamborcitos, y si agarran una guitarra es para rasguear y simular que se acompañan cantando. Lo primero que hacen es cantar. La música le desarrolla al niño la imaginación y por eso es muy importante incluirla desde temprano en su educación.
En el caso de los instrumentos musicales, sobre todo la guitarra, es bien difícil cuando son tan pequeños. Porque es muy específico el movimiento de los dedos en las cuerdas y ellos en ese momento no han desarrollado esa especificidad de los movimientos cortos y precisos o coordinados. Son más de correr y hacer movimientos bruscos, y al principio este movimiento básico es difícil para ellos.
El objetivo de mi libro siempre fue tratar de que se empezara a estudiar la guitarra como el violín, a edades tempranas. Otro problema es el tamaño de la guitarra. No se fabrican pequeñas, y las que se hacen son de juguete y no funcionan. En la actualidad, marcas como Yamaha y Fender hacen guitarras pequeñas para que los estudiantes aprendan a tocar realmente el instrumento.
¿Qué significado tiene para ti Leo Brouwer, especialmente en tu libro? ¿Qué lo inspiró y qué esperas que los lectores obtengan de él?
Leo Brouwer hizo el prólogo de mi libro para niños, cuando se lo pedí, y lo elogió. Leo ha sido una inspiración durante toda mi carrera, y para muchos guitarristas. Su música ha influido mucho en mí y en mi música. Siempre que he podido he tocado música de Leo.
El libro fue inspirado en mi hija Cristina y la idea de los colores surgió de una clase de idioma donde la maestra usaba los colores para las terminaciones de frases. Me di cuenta de cómo ese método podía clarificar la comprensión, y se me ocurrió aplicar los colores a las cuerdas, a las notas aplicadas a las cuerdas.
Creo que eso facilita visualmente que los niños chiquitos, que todavía no saben leer bien, puedan ir identificando las notas y aunque no se las sepan sean capaces de tocarlas. El libro lo usé en México y Ecuador, y los niños pudieron tocar los ejercicios aunque fuese de oído, guiándose por los colores y al mismo tiempo, poquito a poco, se fueron aprendiendo las notas. Considero que es una innovación mía, aunque otros compositores han usado los colores, pero de otra forma, no exactamente como los uso yo aplicados a las cuerdas de la guitarra, y definitivamente ese libro me ayudó mucho a enseñar a los niños más pequeños.
“La música le desarrolla al niño la imaginación y por eso es muy importante incluirla desde temprano en su educación.”
En Cuba usé poco el libro, porque ya Cristina estaba en la escuela. En Colombia se usa bastante. Hay alumnos graduados de Cristi que lo tienen y lo usan. Aquí lo he usado en escuelas elementales, en los programas de after school. La primera versión del libro es más breve, luego creció. En Colombia se convirtió en dos, porque empecé a incluir otras piezas que tenía publicadas en otros libros y, estando aquí en Estados Unidos, hice otra parte que se llama Draw and Play, Dibuja y Toca, que es basado en Misisolrelami, con los colores y todo, pero con más piezas y ejercicios para que los niños empiecen a anotar las notas con el uso de colores, que es la parte atractiva para que no se aburran. Existen muchos métodos que funcionan, mi libro no es el único, pero creo que sí es un aporte importante, pedagógicamente.
Aquí en Estados Unidos, en el Miami Dade College, en las clases grupales, yo usaba el libro y ellos rápidamente captaron la idea y me parece que es muy útil. Es una pena que no se distribuya con más éxito, porque ya estoy retirada de la enseñanza y en un proceso de tratamientos por enfermedad.
Exilio y crecimiento profesional
Con la tecnología cambiando la forma en que aprendemos y enseñamos música, ¿cómo has integrado nuevas herramientas o métodos de enseñanza en tu práctica docente? ¿Crees que la tecnología ha hecho la educación musical más accesible?
Gracias a la tecnología que se ha desarrollado tanto y los nuevos programas, se puede escribir más rápido, porque antiguamente solo se podía escribir música a mano. En mi primer libro pasé mucho trabajo, y es que yo hacía hasta los pentagramas a mano, porque necesitaba que fueran de mayor tamaño para que los niños pudieran leer fácilmente. Es un adelanto tremendo, y también lo es poder grabar y ejemplificar con ayuda de audios y vídeos, y poder dar una clase online, con Internet. En Cuba no existía nada de eso.
¿Cuáles han sido los desafíos y logros más significativos durante tu transición de Cuba hacia otros países?
Entre los desafíos, tuve que enfrentarme a otra cultura y a otro modo de enseñar, porque una está acostumbrada en las clases a trabajar individualmente. Por ejemplo, en México las clases siempre eran de grupos de tres.
Yo traté siempre de separar a los alumnos y prefería trabajar sola, aunque trabajara más horas, pero esas clases grupales no me parece que funcionan. También tuve que enfrentarme a trabajar con alumnos que no tenían tantas condiciones, porque allá no se hacían pruebas de ingreso ni pruebas de musicalidad.
En Cuba uno trabaja con niños seleccionados, con un nivel de inteligencia y musicalidad casi de 100 puntos, y en México todo el que quería matricular, entraba. Y una, que dependía del salario para la supervivencia básica, tenía que darle clases a todos. Puede haber principiantes que sean niños, adolescentes y adultos. Eso fue una nueva experiencia para mí, un reto.
“Tomé conciencia de que todos tienen derecho a estudiar música, aunque no tengan condiciones. Eso requiere de un mayor esfuerzo por parte de uno como profesor.”
Veo como logros que me enfrenté con éxito a trabajar con todo tipo de alumnos. Tomé conciencia de que todos tienen derecho a estudiar música, aunque no tengan condiciones. Eso requiere de un mayor esfuerzo por parte de uno como profesor. Sobre todo la independencia que puedes alcanzar, y como profesional creces, te das cuenta que eres capaz de muchas más cosas de las que estabas acostumbrada a hacer.
Teresa Madiedo compositora
¿Cómo has mantenido viva la cultura musical cubana en el exilio y qué intercambio cultural has experimentado?
La música y cultura cubanas las mantuve en mis programas, cuando tocaba sola en mis recitales. Siempre incluí música cubana, mía y de otros compositores, como Leo Brouwer o Eduardo Martín. Estuvo siempre presente en mis programas, que se componían de música latinoamericana y cubana.
En Ecuador me presenté al festival de Flautistas del Ecuador con la hermana de Cristi. Tocamos allí una obra mía escrita en Cuba para flauta y guitarra. Se llama Extraños sueños y es sobre un tema de Leo Brouwer, que estrenamos en ese momento y gustó mucho.
¿Cómo ha afectado el exilio a tu creatividad y bienestar emocional?
Mi estancia en el extranjero hizo que yo empezara a componer más. Básicamente para niños. Fue una etapa distinta. De Ecuador regresé a Cuba y ahí nacieron las Prelunas, más contemporáneas. Y otras como Contrasueño, Piel, Vals Son, todas con ritmos cubanos. Son piezas cubanas.
Después, cuando fui México, ya estaba decidida a estar contratada fuera más tiempo también y ahí surgieron más de los Estudios para guitarra.
“Cuando descubres que estando fuera tienes mayor independencia, entonces tu personalidad toma otro vuelo, se desarrolla, como profesora y como persona también.”
Ya había hecho mi libro para niños Misisolrelami, y por el mismo trabajo, allí en las clases, en el aula, se me ocurrían los Estudios como ejercicios para los muchachos, y los escribía. En esos Estudios también se mantiene la cultura cubana, porque todos tienen influencia de ritmos y giros melódicos cubanos.
Cuando descubres que estando fuera tienes mayor independencia, entonces tu personalidad toma otro vuelo, se desarrolla, como profesora y como persona también. Eres más independiente, porque estás en un nuevo país. Aunque yo tenía a mi hermano allá al principio, después estuve sola y tomé conciencia de todo lo que estaba haciendo, y eso me ayudó a desarrollarme igual como intérprete.
Tuve muchas experiencias. Teníamos conciertos muy seguidos y tuve la oportunidad de tocar con la orquesta de cámara de Baja California varias veces, lo cual fue un reto para mí, porque tenía solos que debía estudiar en breve tiempo. Todo eso me hizo crecer como persona y concertista.
Teresa Madiedo concertista
¿Cómo ha evolucionado tu relación con las salas de concierto a lo largo de tu carrera?
Mis pasos en las salas de concierto comenzaron desde antes de graduarme de Amadeo Roldán. Con el Conjunto de Guitarra nos presentamos en televisión y teatros, y luego con el dúo Madiedo-Pérez Puentes.
Tuve una trayectoria muy importante con José Ángel Pérez Puentes, Pepe, el papá de Cristina Pérez Madiedo, mi hija. Fueron diez años de mi carrera y de trayectoria artística donde hicimos muchos programas de televisión y conciertos tocando a dúo con él. En 1981 fuimos al festival de México, creo que se llamó Encuentro de Guitarristas Latinoamericanos, y en la Universidad Autónoma de México. Y de regreso a Cuba nos presentamos en el Primer Festival Internacional de Guitarra de La Habana.
Eso fue un desarrollo para mí como intérprete, pues me gustaba tocar más a dúo que sola. Ya cuando nos separamos me enfrenté a tocar sola, estuve con la programación del Centro Nacional de la Música de Conciertos y toqué bastante por toda Cuba. Todos los meses tocaba.
Después hice dúo con Lisette Pérez, la hermana de Cristina, con flauta. Hicimos muchas presentaciones en Ecuador y también fuimos al Festival Internacional de Guitarra de La Habana, en 1993, me parece. En ese año ya tocábamos a dúo con mi hija también, pero ella no se había graduado aún. Luego regresé a Cuba para que Cristi pudiera terminar su carrera.
En México también estuve como concertista, no solo dando clases. Formamos el trío clásico en el Centro Hispanoamericano de Guitarra. Antes te comenté que había alumnos de todo tipo, pero hoy en día hay varios alumnos míos de allí que tienen un PhD (doctorado) en música. Tuve muchos alumnos muy buenos, destacados, en el Centro Hispano.
Luego estuve en Colombia con un contrato en la Universidad del Cauca, donde está Cristina. Trabajé un año con alumnos del conservatorio y del pregrado que se iban a graduar. En la universidad había otro nivel de organización. Luego regresé a México por problemas en la renovación del contrato.
En Tijuana tuve el honor de tocar con el director del Centro Hispano que es Roberto Limón; tocamos con los otros profesores del Centro un cuarteto de Meyer Kupferman, compositor norteamericano, que estaba bien difícil. Nos presentamos en la Embajada de Estados Unidos en Ciudad de Tijuana.
Después de eso le dediqué mi obra para cuatro guitarras Son California a Roberto Limón, inspirada en aquel cuarteto. Esa obra la estrenó Entrequatre en España el año pasado, gracias a la gestión de mi profesor de música de cámara Flores Chaviano, amigo entrañable y director de este cuarteto español.
En México ya estaba tocando como solista y participando en dúos, tríos y cuartetos, haciendo música de cámara, etc. Entonces, después de la presentación con el cuarteto, decidí venir para acá. Siempre me mortificaba que otros profesores venían a tocar a San Diego y yo no podía porque no tenía visa. Pero ya tenía la idea de venir y establecerme en los Estados Unidos si se me daba la oportunidad y creo que ayudó en algo la presentación en la embajada en México.
El legado musical de Teresa Madiedo
Teté, ¿podrías compartir cuántos álbumes has grabado hasta la fecha y cómo ha sido el proceso de grabación en diferentes contextos, especialmente comparando la industria musical cubana con la internacional?
Tengo una grabación hecha en Cuba con el dúo Madiedo-Pérez Puentes. Después grabé sola el disco Pasajero en el Tiempo, con obras de Eduardo Martín, que editó la EGREM, pero la grabación fue hecha en mi casa, con un equipo digital. Pasé mucho trabajo para hacerla, yo sola grabando. También grabé por mi cuenta Arenas Tristes, un disco que no está publicado pero está registrado aquí con mis composiciones. No cuento con otra grabación profesional.
Los vídeos que he grabado se pueden ver en diferentes lugares. En México hice un programa de televisión con el dúo. En Ecuador también fui a la televisión con Cristina. Y en Tijuana me entrevistaron como solista.
En Miami el trabajo se ha concentrado más con la Orquesta de Guitarra, que se fundó con profesores graduados del Instituto Superior de Arte de Cuba y fue muy lindo encontrar compañeros de aquellas épocas de distintas edades y generaciones. Nos llevábamos muy bien. Fueron momentos muy agradables que compartí con ellos. La orquesta sigue presentándose, aunque ha tenido problemas para financiarse, pues no siempre es fácil encontrar apoyos para la cultura. Todos los años hacíamos festivales. Hace ya más de dos años que no toco con la orquesta.
¿Cuánto extrañas las actuaciones en vivo y cómo compensas esa falta en tu vida musical actual?
Aquí en Miami he tocado varias veces. Con Carlos Molina, colega y amigo, tocamos a dúo también en el Centro de Estudios Cubanos de la Universidad de Miami. Y empecé con la Orquesta de Guitarra de Miami cuando se fundó, y tocamos en el campus de Kendall del Miami Dade Collage. También hicimos recitales en algunas iglesias.
Cuando me diagnosticaron el cáncer, con la quimioterapia, me costaba muchísimo trabajo pero me mantuve en la orquesta. Ahora, con la recaída, ya no tengo esa energía. Tengo 71 años y los tratamientos me debilitan mucho, por eso he dejado de tocar. Tengo metástasis en los huesos, me dolía mucho la cintura y los dedos. No es que ahora no pueda tocar, pero he dejado de hacerlo. O sea, no es que no toque, aquí en la casa siempre toco la guitarra, pero es diferente a la preparación requerida para una presentación en público. No me siento con las energías incluso para dar clases, que también las he dejado. No sé si volveré a tocar. Pero no es que lo extraño. Me gustaría tocar a dúo, no ya como solista, no tengo ese deseo.
En esta parte de mi vida estoy concentrada en recuperarme, en que los tratamientos trabajen. Me la paso en el hospital, cuando no es una cosa es la otra. Tampoco es fácil encontrar la motivación. Tengo a mi esposo, que me apoya en todo; gracias a Dios él está conmigo y nos apoyamos mutuamente, porque él también está enfermo y nos acompañamos en los hospitales.
No siento la falta de la música en mi vida porque me la paso revisando mi música, mis cuadernos para niños, tratando de mejorarlos y de publicarlos… Desde que llegué a Miami he ido completando mis Estudios, que ya son 30. De mis piezas escribí en Tijuana el Son California y Atardecer, dedicada al grupo Cuatro para Tango(clarinete, guitarra, flauta y contrabajo). Y escribí el Son para Dos, para contrabajo y guitarra, dedicado a Andrés Martín, que fue el contrabajista que la estrenó conmigo. La mitad de esta obra está grabada en un CD de Cuatro para Tango.
Mujeres en la música
Considerando el rico legado musical que estás construyendo, con una hija guitarrista siguiendo tus pasos y una nieta que recientemente se graduó como clarinetista, ¿cómo ves la influencia de tu carrera y pasión por la música en las generaciones futuras de tu familia?
En mi familia tenemos varios músicos. Empezando por la hermana de Cristina, Lisette Pérez, que es flautista, que no es mi hija, es de Pepe, pero yo la crié y formamos el dúo.
Mi hija Cristina empezó a aprender la guitarra a los tres años conmigo y su papá. Se graduó con todos los honores, tiene su máster y es merecedora de varios premios importantes como el Festival Internacional y Concurso de Guitarra de La Habana en varias ediciones. Su concierto de maestría me lo dedicó a mí y la influencia en mi obra, Y hasta tiene su propio libro de técnica de la guitarra.
Y ahora mi nieta Natalia, Nati, es una excelente clarinetista, graduada también. Creo que la herencia musical es válido reconocerla, porque ahí están los genes que lo prueban. Nati bebió de Cristi toda la perseverancia, el estudio constante, creció en ese ambiente musical, y hasta toca un poquito de guitarra, pero le gustó más el clarinete.
“Siento que les di el ejemplo, y es ahí donde está mi legado.”
¿Qué pueden decirnos las contribuciones de las mujeres a la música cubana sobre su impacto cultural? ¿Cómo se entrelazan el feminismo y la cultura musical en tu experiencia?
Tú me preguntabas si había alguna mujer que me influenciara artísticamente y creo que desde niña, que a mí me llevaban mucho al ballet, pues Alicia Alonso es una figura que siempre he admirado, incluso hice pruebas para entrar al ballet. Me seleccionaron y todo, pero tenía que ir becada a la ENA y tenía 9 o 10 años, y no quise ir sola, pues mi hermana no había clasificado.
A mi madre siempre la admiré mucho, la educación que me dio. Ella también tocaba el piano. Y Cristina, mi hija, es digna de admiración. Los logros que ha tenido, el talento que heredó, todo lo que ha logrado por sí sola en su carrera, con perseverancia. Creo que siempre los hijos nos superan a los padres.
Y Nati, mi nieta, ni hablar, en el sentido de su inteligencia y talento naturales, sumado a la disciplina. Bueno, yo siento que les di el ejemplo, y es ahí donde está mi legado. Tú no solo las educas, ellas aprenden por imitación, están viendo lo que haces y la dedicación que tienes; tú las orientas en un momento determinado, pero son ellas las que deciden cuál será su futuro. Yo me siento orgullosa de ellas.
▶ Vuela con nosotras
Nuestro proyecto, incluyendo el Observatorio de Género de Alas Tensas (OGAT), y contenidos como este, son el resultado del esfuerzo de muchas personas. Trabajamos de manera independiente en la búsqueda de la verdad, por la igualdad y la justicia social, por la denuncia y la prevención contra toda forma de violencia de género y otras opresiones. Todos nuestros contenidos son de acceso libre y gratuito en Internet. Necesitamos apoyo para poder continuar. Ayúdanos a mantener el vuelo, colabora con una pequeña donación haciendo clic aquí.
(Para cualquier propuesta, sugerencia u otro tipo de colaboración, escríbenos a: contacto@alastensas.com)
exelente currículum me siento muy orgulloso de tener una prima tan talentosa