Crisálida
"...Papá, yo estaba en el jardín, sentada en tu silla. / Y. / Sucedió..."
Mamá está convencida de que soy boba.
Que no me doy cuenta de que papá está enfermo.
Él se ríe, sí. Y me lleva a cazar mariposas como siempre. Pero no como antes.
Cuánto hay que viajar para encontrar mariposas. Ahí en el campo, al lado de la laguna, nos sentábamos a merendar. Mamá por lo general se quedaba en casa. Le disgusta que yo cace mariposas.
Ayer fuimos los tres.
Al regreso manejó ella. Papá se veía muy cansado, aunque la que corría detrás de las mariposas era yo.
Mamá dice que ya tengo suficientes mariposas.
En un álbum, en los cuadros de las paredes de mi cuarto, que me ha hecho papá.
Él sabe los nombres, pero lo que me interesa a mí son los dibujos, los colores de las alas.
De un lado y del otro son iguales.
También me gustan las antenas. Parecen estar buscando algo. Son tan frágiles.
Pero mamá dice que papá tiene mucho trabajo y que eso de cazar mariposas se acabó.
Como si no supiera que papá está mal y que ella detesta manejar.
Finalmente fuimos los tres, manejando ella, pero al llegar se me quitaron las ganas y dije que quería regresar.
Papá agarró un gusano de una rama muy verde y me lo dio.
No te irás con las manos vacías, me dijo.
El gusano ha muerto.
Se ha puesto negro, feísimo.
Era verde con unas rayas amarillas.
No quiero ni mirarlo.
Lo he dejado ahí, sobre la mata de galán de noche.
Devoraba las hojas.
La flor blanca, olorosa.
La obligué a que me llevara a la funeraria.
Escuché el comentario de que eso me iba a marcar para siempre.
Lo peor de los adultos no es la bobería que hablan, sino que, por mucho que se esconden, uno los escucha.
¿Qué quieren decir con eso de que quedaré marcada para siempre porque mi padre ha muerto?
¿Me van a herrar como a un caballo?
Iban a reirse pero no les salió, y entonces me vistieron.
Papá, yo estaba en el jardín, sentada en tu silla.
Y.
Sucedió.
Miré esa cosa fea del gusano, de pura casualidad.
Era como una cáscara que estuviera rompiéndose.
Había algo vivo ahí dentro.
Vi la cabeza, que ya salía.
Las alas.
Tanto color en esas líneas rarísimas.
Las dos alas se separaron, como pestañeando.
Y, entre las flores blancas, voló.
▶ Vuela con nosotras
Nuestro proyecto, incluyendo el Observatorio de Género de Alas Tensas (OGAT), y contenidos como este, son el resultado del esfuerzo de muchas personas. Trabajamos de manera independiente en la búsqueda de la verdad, por la igualdad y la justicia social, por la denuncia y la prevención contra toda forma de violencia de género y otras opresiones. Todos nuestros contenidos son de acceso libre y gratuito en Internet. Necesitamos apoyo para poder continuar. Ayúdanos a mantener el vuelo, colabora con una pequeña donación haciendo clic aquí.
(Para cualquier propuesta, sugerencia u otro tipo de colaboración, escríbenos a: contacto@alastensas.com)
Responder