Cuba trans: entre el reconocimiento legal y la precariedad cotidiana
Yoelkis Torres: “En Cuba, las personas trans solo interesan a los medios en mayo o junio. No estamos en la agenda pública real”.

El rostro de Kiriam Gutiérrez Pérez se asocia desde hace años con el activismo trans en Cuba. Artista, actriz, transformista y mujer trans visible, Kiriam representa una de las voces más valientes de la comunidad LGBTIQ+ cubana. Sin embargo, al cierre de este reportaje, fue imposible entrevistarla directamente. Kiriam se encuentra bajo vigilancia de la policía política, en un contexto de represión generalizada por el aniversario del 11J, protestas masivas ocurridas en 2021. En medio de cortes de internet, inestabilidad eléctrica y carencia de agua, su testimonio quedó en pausa, pero su lucha sigue.
Quien sí accedió a conversar con este medio fue Yoelkis Torres Tápanes, activista cubano que hoy reside en España, donde ha solicitado asilo. Su testimonio evidencia una constante: la brecha entre los avances legales en Cuba y la realidad cotidiana de las personas trans.

“Un reto es vivir sin que te vean como víctima”
Yoelkis comenzó a reconocerse en su orientación sexual a los 15 años. Desde entonces, el camino ha estado marcado por desafíos personales —familiares, afectivos, sociales— y por una violencia estructural que, como él mismo dice, “hace denso e intenso el día a día”. La presión de normas heteronormativas, el bullying, los prejuicios y los estigmas de salud vinculados al tema de las its-vih-sida han sido constantes.
El derecho en el papel, el castigo en la práctica
A pesar de que desde 2015 existe en Cuba la posibilidad legal de cambiar el nombre en documentos oficiales, Yoelkis denuncia que pocas personas acceden a este derecho por las barreras burocráticas y sociales: “Las notarías piden requisitos excesivos, algunas personas que deben firmar son homofóbicas. En vez de ser un alivio, el trámite se vuelve una fuente más de violencia”.
“Las mujeres trans en prisión no tienen acceso a atención especializada”.
Además, señala que no existe aún una ley que permita el cambio legal de sexo/género en los documentos, lo cual deja a las personas trans en un limbo legal.
Salud: centralización, escasez y desconocimiento
El sistema de salud tampoco garantiza un trato digno. “No hay una ley de salud que nos incluya”, afirma. Los servicios de atención especializada están centralizados en pocas ciudades, y la falta de insumos, conocimiento entre endocrinos y condiciones mínimas para un acompañamiento digno, empujan a muchas personas trans a automedicarse sin supervisión.
Esta precariedad se agrava en contextos de encierro: “Las mujeres trans en prisión no tienen acceso a atención especializada. Es urgente una descentralización real del servicio”.
Trabajo, educación, cultura: la exclusión estructural
Yoelkis también denuncia la discriminación laboral: “Te exigen que te vistas según tu sexo biológico. Muchas personas abandonan los estudios porque no encuentran espacios seguros. Otras terminan en la prostitución como única vía de subsistencia”. Incluso, el acceso a espacios culturales como museos les ha sido negado: “Como si la cultura no fuera para nosotres”.
El Código de las Familias: ¿un avance para las personas trans?
Aunque el nuevo Código de las Familias, aprobado en 2022, ha sido celebrado por reconocer el matrimonio igualitario y la adopción, para Yoelkis no representa un avance real para las personas trans: “Muy pocas están casadas. Nuestro reclamo histórico es una Ley de Identidad de Género. Lo demás no responde a nuestras necesidades específicas”.
El diagnóstico es contundente: “Cuba es un país con muchos derechos en el papel, pero sin garantías reales para ejercerlos. Los procesos siguen siendo burocráticos, machistas, y excluyentes”.
¿Y los medios?
Sobre la representación mediática, Yoelkis es claro: “Las personas trans solo interesan a los medios en mayo o junio. No estamos en la agenda pública real. Hacen falta más visibilidades regionales, comprensión, empatía. Y no solo cuando es tendencia”.
Urge una Ley de Identidad de Género
El reclamo de Yoelkis se suma al de muches activistas dentro y fuera de Cuba: una ley específica que garantice el derecho a la identidad de género, con procedimientos claros, accesibles y seguros, que asegure educación inclusiva, acceso real a la salud, al trabajo y a una vida libre de violencia.
“Cuba es un país con muchos derechos en el papel, pero sin garantías reales para ejercerlos”.
La historia de Kiriam, aún silenciada por la represión, y la voz firme de Yoelkis, reflejan lo que muchas personas trans viven en Cuba: derechos reconocidos, pero aún lejanos. Entre la lucha diaria por existir y la promesa de una sociedad más justa, sigue pendiente una deuda histórica con la dignidad de todas las identidades.

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