Entrevista | El mundo jodido e imaginado por la ciencia ficción

Desde la ciencia ficción, la escritora cubana conversa sobre migración, identidad y la importancia de imaginar otros mundos posibles.

22/08/2025
Maielis González, escritora cubana
Maielis González, escritora cubana.

Cito a la escritora de ciencia ficción Maielis González Fernández en el café más futurista que me encuentro de la avenida Mediterráneo en Madrid. No hay decoración vintage porque se supone que el futuro sea minimalista. Las paredes no están pintadas de blanco sino de gris metálico y la asimetría con que las mesillas están dispuestas, más los números y el código QR pegado en cada esquina, deben ser alguna señal de que ya estamos en el futuro. 

Sin embargo, nadie espera que dos mujeres negras hablen de ciencia ficción y tenemos que lidiar con el griterío de unos que aún están en la Edad de Piedra, aunque a simple vista parezcan nerds o creaciones de la misma Maielis quien me cuenta que su primera novela iba justo por esos personajes tipo de la ciencia ficción, pero ubicados en Cuba y Latinoamérica donde no debieran de existir, según los cánones europeos o norteamericanos.  

Ese primer libro se titula exactamente “Sobre los nerds y otras criaturas mitológicas” y salió en el 2016 bajo el sello editorial Guantanamera. Sus personajes añoran el lugar donde pasaban las “vacaciones de niño con el montón de primos que corretean descalzos sobre el asfalto caliente e irregular”, y sin quitarles un ápice de capacidad en un futuro lejano donde no se tiene que ser un niño para encajar en los estereotipos del nerd de la ciencia ficción, llamémosle, tradicional. 

“El problema de la identidad siempre ha estado ahí presente en la ciencia ficción. Se supone que no tenemos las herramientas para imaginar sobre el futuro como si no tuviéramos las herramientas para hacer fabulaciones sobre lo que se ve en el futuro. Un futuro, por supuesto, que nunca nos ha contemplado ni tenido en cuenta”.

Manifestación en Madrid
Manifestación en Madrid

La escritora reconoce que con los años “me he ido radicalizando un poco respecto a esa identidad como otredad”, y es que a la migración se le suma lo que ella reconoce son muchas capas que definen esa alteridad con respecto al mundo en que no deja de intentar posicionarse.

“Hay un montón de temas que yo empecé a tratar después de que emigré, como el mismo tema de la racialidad. Y es que claro, cuando uno está en un contexto en el que es el otro, empieza a darse cuenta de todo lo que quizás en un contexto como el cubano, con todo el racismo y con todas las discriminaciones que hay, se tiene más naturalizado” y la migración obliga a ver estas “naturalizaciones” desde un punto de vista diferente.

Argentina, el contacto 

“Siempre me he relacionado con autores y autoras que escribían un tipo de literatura muy politizada y muy volteada, sobre todo al feminismo. Ese fue el primer descubrimiento. Darme cuenta de que este tipo de luchas también me pertenecen” y da una perspectiva del feminismo que muchas veces no entendemos y revela el prisma desde donde se ve y vemos Cuba: “El feminismo que se veía como algo innecesario, como algo que pertenecía a otras luchas que no son las cubanas, que supuestamente teníamos conquistadas todas esas victorias” y da las gracias a quienes desde la diáspora le abrieron nuevos caminos.

“En Argentina tuve mucha suerte. Logré relacionarme con una alteridad menos diferente o menos radical que la española, no con los autores, las autoras argentinas. Y me sentí un poco más cercana y si bien seguía siendo una extranjera, no me sentí una extraña”.

“La Argentina en aquel momento, a pesar de que era Macri el que estaba en el poder y empezaba a recortar programas culturales y demás, era un contexto que le gustaba mucho autogestionar actividades que tenían que ver con la cultura y la literatura. Entonces sí, tuve la suerte de que me invitaran a un montón de lecturas, de conocer incluso a gente que después resultaría bastante notable en el panorama como Agustina Basterrica que en ese momento publicaba “Cadáver exquisito”, que es la novela que la lanzó a la fama internacional, que es una distopía, también de la ciencia ficción. Entonces pude estar en contacto con este tipo de ciencia ficción, una ciencia ficción más del nicho o de la histórica, que Argentina junto con Cuba y México, ya van teniendo una tradición bastante larga”.

“Son países que desde los 60 han cultivado ciencia ficción con bastante asiduidad. En esa oportunidad también pude contactar con esa herencia de ciencia ficción de los ‘60 argentino, que es un tipo de literatura muy comprometida políticamente, que se milita más de lo que se escribe. Estuve en contacto con esos diferentes ecosistemas literarios.”

Maielis González junto a Elaine Vilar.
Maielis González junto a la escritora cubana Elaine Vilar. Foto: Cortesía de la entrevistada

Planeta socialismo

“Desafortunadamente yo estoy ahora alejada por el problema del aislamiento que ya sabemos de Cuba, de lo que se está produciendo en este mismo momento, pero sí la pude conocer bastante en el momento en el que empecé a escribir y anteriormente hice mi tesis de licenciatura para Letras sobre ciencia ficción cubana. Así que la estudié y es cierto, totalmente. Es una militancia, es un sentido de pertenencia muy grande” y se refiere a los escritores de ciencia ficción cubanos de los que creo, se mantienen en un círculo cerrado más restringido que cualquier otra restricción dentro de Cuba.

Maielis tiene una explicación para esa sensación de gueto o nicho que dan cuando se les mira desde afuera. 

“Tiene que ver con los prejuicios que hay desde el canon de Cuba, que aunque no es un canon enteramente realista, sí vamos a decir que los centros de poder se mueven por otras partes. No es ciencia ficción lo que es canónico sino es una literatura más fantástica al estilo Virgilio Piñera o Carpentier.”

“Los escritores de ciencia ficción siempre se sintieron apartados, diferentes. Y, por supuesto, la literatura se condujo por otros caminos aunque hubo un momento en los 70 que fueron bastante aupados por el poder. No se pensó que, como pasó en la Unión Soviética, se iban a convertir en voceros del status quo y que tuvieran que cantar las lindezas del socialismo, es decir, que el futuro iba a pertenecer a ese socialismo, que los problemas, ya estaban prácticamente eliminados. Era un tipo de relato de ciencia ficción muy optimista que se viraba más hacia los problemas teóricos, no físicos, que hacia la crítica social”.

“Esos presupuestos fueron así en algunos autores y por algún tiempo, pero después surgieron otras manifestaciones y al poder en Cuba y en la Unión Soviética dejaron de gustarles y los apartaron, incluso los censuraron en algunos casos, y la ciencia ficción retomó ese camino, que es más natural, que es subterráneamente y paralelamente al cambio”, y someramente hace un recorrido por el género literario en un planeta llamado socialismo.

Maielis González Fernández
Maielis González Fernández junto a la portada de su libro: "De rebaños o de pastores". Ilustración: AT

El gueto

“En el gueto de la ciencia ficción hay dos posturas. Hay quienes dicen: ‘a mí me gusta estar en el gueto porque esto me permite cierta libertad’, que si quizás yo publicara con grandes editoriales o recibiera una atención” y su reticencia da a entender que no comparte ese posicionamiento. 

“Desde aquí yo puedo hacer lo que lo que me dé la gana. Un ejemplo de eso fue durante el Periodo Especial (crisis política, social y económica de la década de 1990 en Cuba), que sabemos que la literatura prácticamente se paralizó por problemas, sobre todo económicos, imagínate mucho menos se iba a publicar ciencia ficción, que no era un género para nada importante. Ese fue un momento en que no se publica prácticamente nada de ciencia ficción, lo que no significó que no se estuviera escribiendo. De hecho, se están escribiendo las cosas que se publicarían después, en los 2000, desde una de las ciencias ficciones más disruptivas, como el ciberpunk y todos sus derivados”.

“Es una literatura súper crítica, una literatura que hablaba del capitalismo, de cómo se frustra ese sueño de la revolución cubana, una literatura que no está publicada hoy por hoy en Cuba por problemas de censura”.

Maielis González junto a escritores cubanos.
Maielis González junto a escritores cubanos.

La otra postura la comparte menos.

“Es llorar miseria y  decir: ‘Ay, nadie nos hace caso, estamos aquí en este gueto y nadie nos comprende. No vamos a ser entendidos en este tiempo’ y bueno, querer también penetrar en ese canon y ser aceptados a pesar de esas rarezas. Yo no sé en qué grupo ponerme”.

“Porque es cierto que desde esa periferia, se pueden hacer muchas cosas y casi toda la literatura que he publicado hasta ahora ha sido bastante marginal, no en el sentido de que han salido por editoriales independientes, editoriales pequeñas.

Eso me ha permitido ciertas libertades, por ejemplo, “De rebaños y de pastores”, que fue un libro que publiqué en 2020 aquí en una editorial de Cádiz que se llama Cazador de ratas, yo en ese libro dije: ‘quiero que sea una novela ilustrada por Duchy Man, que además es una ilustradora que se ha especializado en ilustrar el género en Cuba, que ha trabajado con muchos de los principales escritoras cubanas de ciencia ficción y fantasía’ y lo logré hacer.

O sea, porque era una editorial independiente que le daba un poco igual meterse en ese tipo de problemas. No pensábamos explotar la industria ni lograr mucho con ese libro, pero quizás en otros, en otros predios eso hubiera sido imposible” y a eso se refiere cuando habla de libertades fuera de un gueto y sin intentar colarse en un canon (y en un futuro) que no cuenta con ella ni con sus personajes.  

Futuro

“La realidad se ha vuelto ciencia ficción. Ya es un poco difícil no pensar en esos términos ahora”, y parece lapidaria pero basta con mirar a nuestro alrededor para entender lo que afirma Maielis. 

“El mundo está bien jodido. Una se pone a analizar el futuro inmediato y todo lo que ve es guerra, destrucción, fascismo. Resurgiendo prejuicios, racismo y es muy desesperanzado. Creo que parte de las responsabilidades de la ciencia ficción, lo queramos o no” y cree que estamos viviendo los mundos imaginados. 

“Las personas que estamos en situaciones de cierto privilegio, como yo, que vivo en una sociedad de bienestar, no le puedo exigir esto a un autor cubano de ciencia ficción que vive en Cuba; pero sí, tenemos una especie de responsabilidad de tratar de imaginar también otro tipo de salidas que no sea la destrucción” y recuerda una frase muy citada en el mundo de la ciencia ficción y que en un contexto cubano podría causar indignación porque el socialismo tampoco es la solución. 

“Está adjudicada a Fredric Jameson, pero la dice mucho más Fischer, que ‘es que es más difícil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo’. Es como si el capitalismo o el desastre o la distopía fuera nuestro único horizonte de expectativas. Y entonces, claro, todas las imaginaciones que tengamos sobre el futuro pasan por ahí y esto a veces es inmovilizador”.

“No hay otra salida, esto es a lo que vamos, pues no hacemos nada, no intentamos cambiar las cosas. Pero últimamente en los relatos de ciencia ficción, especialmente la ciencia ficción desde la periferia, la latinoamericana, también está ocurriendo con la africana, se están empezando a romper esos paradigmas”, y habla de utopías, distopías y otros mundos posibles. 

“Yo no pudiera escribir una utopía que no se desvíe hacia la catástrofe, pero si podemos imaginar un tipo de resistencia frente a esa utopía y a ese tipo de sociedades súper lastrantes y avasalladoras que no permitan la realización de los individuos. Podemos imaginar otro tipo de comunidades o tratar de pensar por fuera de esas lógicas capitalistas o socialistas o cualquiera de las organizaciones sociales que hemos tenido hasta ahora”.  

“Se están escribiendo cosas un poco más optimistas, no utopías. No creo que la proyección sea como el mundo perfecto al que debemos aspirar y vamos hacia ahí. Creo que Úrsula K Le Guin, en “Los desposeídos”, que también escribe una utopía entre comillas, y nos da el ejemplo de cómo esas utopías tendrían que ser en todo caso, utopías en transformación constante, no una utopía cerrada, inamovible, completa, porque eso no existe. Los tiempos siguen cambiando, los sujetos y las problemáticas también se siguen modificando.

Y si imaginamos una cosa inamovible, bueno, lo sabemos nosotros los cubanos mejor que nadie. Un proyecto social que se anquilose, acaba en desastre”. Maielis González también asegura que para sostenernos en este futuro al que hemos llegado hay que revisar el pasado, como lo hace en su novela “Palenque” que saldrá próximamente aquí en España y de la que hablamos en el café que nos dimos cita en un barrio aburrido de Madrid, tan aburrido como algunos proyectan su futuro

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La Habana (1979). Escritora. Realiza la columna de opinión «Mujeres de Alas», en la Revista Alas Tensas. Ha colaborado como periodista en medios y revistas como Cubaliteraria, Havana Times, Diario de Cuba, El Tiempo en Colombia, Hypermedia Magazine, Programa Cuba y Connectas. Sus reportajes han sido publicados en una compilación de ediciones Samarcanda, España, bajo el título Apocalipsis La Habana (americans are coming). En el 2020 publicó la novela Elizabeth aún juega a las muñecas (Editorial Hurón Azul) y el libro Orquesta Hermanos Castro: la escuelita, sobre la historia musical olvidada (Unos & Otros Ediciones ). Fue reconocida por la Fundación Internacional para las Mujeres en los Medios (IWMF) como Women Journo Heroes. Sus reportes sobre la vida cotidiana de las cubanas y los cubanos se pueden encontrar en el diario CubanetNews.