Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana estima que los fallecidos por la crisis sanitaria son al menos 185 veces más que la cifra oficial
Según estimados del Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana, han ocurrido más de 8000 muertes a causa de la actual epidemia en Cuba.
El Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana (OCAC) estima que el número de fallecidos asociados a la actual crisis epidemiológica en Cuba sería al menos 185 veces superior al reconocido oficialmente por el Gobierno. Según el organismo, habrían ocurrido como mínimo 8.700 muertes, frente a las 47 reportadas por las autoridades hasta mediados de diciembre. La estimación aparece en el Dossier 42: “El colapso sanitario en Cuba”, publicado el 29 de diciembre de 2025.
El informe sostiene que Cuba atraviesa una de las peores crisis sanitarias de su historia reciente y subraya que el colapso del sistema de salud no responde a una emergencia coyuntural. Enmarca el deterioro como resultado de decisiones políticas sostenidas durante años que han debilitado de forma sistemática la capacidad del Estado para proteger la vida y la salud de la población.
Dengue, chikungunya y subregistro de casos y muertes
De acuerdo con el OCAC, la emergencia epidemiológica —marcada por la circulación simultánea de dengue, chikungunya y otros virus— se desarrolla sobre un sistema sanitario previamente devastado: es una crisis que “combina nueve virus diferentes, más enfermedades diarreicas y hepatitis, ha enfermado al menos a dos millones de cubanos, ha provocado numerosas muertes y ha dejado a muchos en un estado prolongado de invalidez”.
El dossier identifica una combinación de desinversión crónica, deterioro de infraestructura hospitalaria, escasez extrema de medicamentos e insumos, emigración del personal sanitario y manipulación de la información epidemiológica como factores centrales del daño: “El sistema de salud cubano —antiguamente presentado como un logro de la Revolución— se encuentra afectado por fallas en infraestructura, abastecimiento de recursos, personal médico y transparencia estadística”, afirma el OCAC en su dosier.
Según el documento, profesionales de la salud entrevistados coinciden en que la mayoría de los casos no se registra, ya sea por la ausencia de reactivos diagnósticos y pruebas de laboratorio o porque pacientes optan por no acudir a instituciones que carecen de recursos para atenderlos. Como resultado, el informe sostiene que se subestiman tanto la morbilidad como la mortalidad asociada a las arbovirosis.
Hospitales y policlínicos: apagones, falta de agua e insumos básicos

El dossier describe centros de salud sin agua corriente, con cortes eléctricos prolongados, equipos médicos fuera de servicio y carencias básicas como guantes, jeringuillas, soluciones intravenosas o medicamentos antipiréticos. Asimismo, cita datos oficiales según los cuales más del 64% de los medicamentos que debía suministrar la industria farmacéutica estatal se encontraban en falta a inicios de 2025. El informe añade que desde entonces no se publican actualizaciones, lo que considera un factor de opacidad.
El OCAC señala que, en los últimos años, decenas de miles de médicos y enfermeros han abandonado el sistema por emigración o cambio de ocupación, debido a salarios insuficientes, sobrecarga laboral y condiciones de trabajo extremas. En paralelo, afirma que el Estado mantiene el envío de profesionales al exterior como fuente de ingresos, mientras el sistema nacional pierde capacidades esenciales.
En este sentido, las estadísticas oficiales citadas por el OCAC son elocuentes: “la cantidad de médicos se redujo en 2024 respecto al año anterior en 5.399, aunque más dramático resulta si se compara con 2021, donde la reducción fue de 30.767”. También en 2024 se contabilizaron 14.623 médicos de la familia menos que en 2023, y el personal de enfermería disminuyó en 15.035 respecto a 2021. Comparado con 2019, el sistema de salud cubano perdió 7.144 camas en sus centros asistenciales, y la cantidad total de ingresos se redujo más de un 43% en solo cinco años.
El colapso del sistema de salud cubano, concluye el OCAC, “antecede y condiciona el estallido de la actual crisis epidemiológica”.
Crisis alimentaria, basura y apagones: un entorno que agrava el riesgo

El informe subraya que la crisis sanitaria se agrava en un contexto de inseguridad alimentaria severa, colapso de la recogida de basura, proliferación de vectores y crisis energética con apagones prolongados. Según un informe anterior del propio OCAC, en las calles de La Habana “se acumulan diariamente algo más de 7,600 metros cúbicos de basura en espacios públicos cercanos a las viviendas y centros que los generaron. Esto es el equivalente a algo más de 3 piscinas olímpicas de basura por día. Como promedio, se recoge solo el 68% de la basura, mientras el resto permanece en las calles creando focos de infección”.
En ese marco, la malnutrición crónica y el estrés sostenido —según el dossier— debilitan la respuesta inmunológica de la población e incrementan el riesgo de complicaciones. “En Cuba la mayor parte de la población está inmunodeprimida por varias razones, pero sobre todo por la pésima nutrición y por la exposición a un entorno altamente estresante”, alertó uno de los médicos cubanos entrevistados por el OCAC.
Otro de los especialistas citados en el dosier señala que “el factor nutricional es uno de los que más influye en los niños. No hablemos ya de la carne, los huevos o la leche, tampoco existen las frutas ni las viandas. Todo es muy difícil de conseguir, además de extremadamente caro”. En este contexto, advierte el OCAC, “solo el 15% de la población logra garantizar tres comidas diarias, mientras el resto reduce raciones, elimina proteínas o depende de remesas y ayudas externas”.
El dossier dedica un apartado al impacto a mediano y largo plazo del chikungunya. Señala que la evidencia internacional indica que entre un 30% y un 60% de los infectados puede desarrollar secuelas crónicas, como dolor articular persistente, fatiga extrema y limitaciones funcionales. En Cuba, sostiene, estas secuelas quedarían prácticamente sin tratamiento por la inexistencia de programas de rehabilitación, la falta de medicamentos y el deterioro del primer nivel de atención, lo que aumenta la carga de discapacidad y afecta la calidad de vida.
Opacidad estadística y cuestionamientos a los registros de defunción

El informe también denuncia la manipulación deliberada de estadísticas de mortalidad y el alcance de la epidemia. Profesionales entrevistados describen prácticas para omitir infecciones virales como causas antecedentes en certificados de defunción, lo que —según el OCAC— busca reducir el costo político del colapso sanitario. El documento añade que esta opacidad se ve reforzada por la aceptación acrítica de cifras oficiales por parte de organismos internacionales.
Para el Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana, el colapso sanitario constituye una forma de violencia estructural ejercida desde el poder. El dossier concluye que la crisis de salud pública es inseparable del deterioro político y económico y que, mientras no se permitan evaluaciones independientes ni se introduzcan cambios estructurales, la población seguirá expuesta a enfermedades evitables, sufrimiento prolongado y pérdida sostenida de calidad de vida.
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