Maysel Bello: “Los medios deberían tener políticas exigentes contra la discriminación”
Entrevista con el presentador del programa "ConGénero" para quien "el deporte y el arte tienen una capacidad movilizadora mayor que la política".
Más allá de las marcas, los récords, las hazañas, triunfos y fracasos memorables, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 mostraron al mundo un avance en temas de género, identidad sexual y preferencias sexuales entre los deportistas que acudieron a la magna cita de los cinco aros. Al respecto conversamos con Maysel Bello, conductor de ConGénero, un espacio de la cadena televisiva multinacional Telesur que aborda estas temáticas y una cosa queda clara tras nuestro diálogo: entre la mujer-espejo y el hombre-lanza y escudo crece cada día más un universo de opciones válidas.
Maysel, antes de comenzar a hablar del inusitado despliegue informativo en torno a los temas de género e identidad en Tokio 2020, quiero que nos cuentes cómo te vinculas a las problemáticas de género y las relativas a la comunidad sexodiversa y cómo se produce tu llegada a ConGénero.
Cuando era un adolescente fui parte de un grupo de teatro en mi pueblo, Artemisa, y mi directora era y es una mujer homosexual. Mis padres, gracias a Dios, nunca le vieron ningún problema a eso, y se sentían confiados de los cuidados y protección que tendría con esta mujer cuando salíamos a festivales de aficionados en otros municipios distantes, eventos que duraban varios días. Creo que eso fue normalizando mi visión de la homosexualidad no como un “a pesar”. Luego, estudié en el ISA [Instituto Superior de Arte], mi mejor amigo es gay, y comencé a trabajar en el Festival de Cine Pobre. Como parte del comité organizador preparamos durante tres años un evento llamado Muestra Temática, donde unimos cine y problemáticas sociales, principalmente temas de diversidad e identidad de género, feminismo y medioambiente.
Recuerdo muy claramente el día que la profesora Norma Vasallo, psicóloga y presidenta de la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana, nos explicó a Rufo Caballero y a mí, en nuestra oficina del sexto piso del ICAIC, el concepto de feminismo. Ese día me di cuenta de que yo era feminista. Hace años tengo relaciones con la RIAM, la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades y el profesor y escritor Julio Cesar González Pagés, quien era su coordinador, me propone a la directiva de Telesur para hacer el programa Congénero. Ellos estaban buscando a un presentador cubano sensibilizado con la temática. Así que fui invitado a un casting cerrado, donde probaron a dos personas más, y fui escogido. Y ya van dos años y medio de esta historia.
Usualmente el deporte suele ser refugio del machismo y la intransigencia, pero no puede negarse que el Comité Olímpico Internacional (COI) ha hecho un gran esfuerzo para equiparar el número de pruebas olímpicas en que participan hombres y mujeres, e incluyó por primera vez en Tokio eventos mixtos, como las competencias de equipos en el judo y los relevos en la natación y el atletismo. Sin embargo, muchos critican que esta paridad incluya deportes como el boxeo en su rama femenina y, por otra parte, otros se cuestionan la no presencia de competidores masculinos en deportes que a nivel olímpico siguen considerándose exclusivamente femeninos, como la natación artística y la gimnasia rítmica, pero en los que cada vez incursionan más chicos. ¿Cómo ves ambas posiciones?
La Historia es patriarcal, y eso ha codificado el mundo de muchas maneras, pero todas tienen un rasgo común: determinar qué es el hombre y qué es la mujer. Al hombre siempre se le determina por la fuerza, la prestancia a la violencia, la hidalguía, el combate. A la mujer se le depara la belleza, la delicadeza, la corrección, la mesura y la dedicación. Es gracioso como los signos que definen lo masculino y lo femenino están estrechamente vinculados a estos prejuicios: el escudo y la lanza de Ares o Marte, y el espejo de Afrodita o Venus. Guerrero y Belleza, Fuerza y Vanidad.
Partiendo de esta construcción social que es casi un pecado original, llegamos al deporte y a los juegos olímpicos. Cualquier deporte que saque a la mujer de su estereotipo de belleza y delicadeza será enjuiciado, así como cualquier juego que ponga la virilidad, la “masculinidad”, del hombre en entredicho será repudiado. Son cuestiones que en ciertos círculos nos parecen superadas pero que aún permanecen y permanecerán. Aplaudo al COI por poner en perspectiva estas realidades, dinamitar las fronteras, convertir el deporte no solo en un espacio de fraternidad o sororidad, sino también de hermandad (que en español nos sirve para todos). Combinar equipos masculinos y femeninos me parece un paso importante para desdibujar divisiones anquilosadas e injustas. Tiene una carga simbólica grande.
La decisión del COI de admitir a una mujer transexual en las competencias olímpicas de halterofilia, la neozelandesa Laurel Hubbard, desató una de las mayores polémicas en Tokio. Para algunos fue un acto de justicia, para otros, ella partía con ventaja sobre sus rivales y se viciaban los posibles resultados. Finalmente, la halterofilista no llegó a tener levantamientos válidos, pero, ¿crees que sus marcas no deberían cuestionarse?; ¿te parecería justa una posible medalla?
Es un tema complejo. No puedo decir otra cosa. Aquí intervienen muchos factores: la justicia humana y la justicia deportiva. Por otro lado el COI tenía unas regulaciones particulares para admitir o no a atletas trans. Confío en que será un tema con mucha tela todavía, pero, sin dudas, para París existirán más y más claras evidencias.
No binario. Muchos se hacen cruces cuando una persona se define así ante ellos y lo cierto es que, hasta donde tengo noticias, nunca antes en unos Juegos Olímpicos ocurrió que varios deportistas pidiesen evitar el he/she para referirse a ellos, siendo el más sonado caso el de Quinn, que ganó la medalla de oro con el equipo canadiense de fútbol femenino. Teniendo en cuenta que, salvo en muy contados deportes —como la hípica—, la práctica atlética establece un riguroso binarismo: ¿Se enfrentan las autoridades olímpicas a un callejón sin salida? ¿Cómo aceptar que alguien no binario compita por un género y cómo definir este?
Realmente no creo que sea un callejón sin salida. Creo que es un tema con mucha necesidad de desarrollo aún. Y que es cuestión de tiempo para que todo se aclare. Antes me preguntabas que habría pasado si Laurel Hubbard, la atleta neozelandesa, hubiese ganado una medalla. Bueno, ahora mismo la polémica con Quinn puede ser parecida. Quizás en las ediciones de los Juegos de 2032 ya sea un hecho naturalizado. Las dinámicas sociales van a una velocidad mayor a nuestra comprensión. Creo que en el fondo seguimos siendo seres del siglo XX. Pero nuestras dinámicas son del XXI. Y nos cuesta tiempo y sudor llegar a conclusiones. Por eso digo: No creo que el COI esté ante un callejón sin salida, creo que está comenzando un camino al que todavía le queda mucho por andar.
La imagen del clavadista británico Thomas Daley tejiendo en las gradas mientras competían sus compañeras de equipo fue portada en numerosos medios que tampoco se cortaron a la hora de reproducir la palabras de Thomas reivindicando con orgullo su homosexualidad y lanzando un mensaje de aliento a la comunidad sexodiversa. Muchos otros deportistas, como la recordista mundial de triple Yulimar Rojas, el marchista español Marc Tur (cuarto lugar olímpico), jugadoras del equipo francés de balonmano proclamado campeón, la gimnasta rítmica mexicana Ruth Castillo y así, hasta llegar a varias decenas, han competido en Tokio habiendo reconocido previamente su no heterosexualidad. Si tenemos en cuenta que hace algunos años apenas había rumores no confirmados sobre la sexualidad de ciertos deportistas, lo de Tokio parece un destape, una absoluta apertura de las puertas de los closets. Ahora bien, muchas personas que dicen aceptar estas sexualidades fuera del patrón heteronormativo, consideran innecesario que los deportistas hagan declaraciones al respecto, por considerar la sexualidad dentro del marco de lo privado, lo íntimo, en tanto, otros apoyan decididamente el mensaje que dan a esos jóvenes para los cuales son ejemplo. ¿Qué consideraciones tienes al respecto?
La orientación sexual no es privada, es un acto muy público. Las relaciones emocionales nacen siempre en espacios públicos (escuelas, trabajos, bares, clubes nocturnos, transportes, etc.). Se desarrollan en espacios públicos. Esa obsesión por la privacidad está solo reservada al coito. El resto de la relación sexual (entendida no solo como coito) se devela, y se legitima en espacios sociales. Ahora, la argumentación, la excusa, la definición, es un acto privado. Pero es privado no por ser obligatoriamente secreto, sino porque es particular, le pertenece a cada persona. De ahí que sea cuestión de cada cual la decisión de ventilarlo al mundo o no. En el caso de estos atletas que son figuras con alta visibilidad mediática, líderes de opinión, encuentro totalmente lógico que utilicen su influencia para educar, naturalizar y sensibilizar a los públicos acerca del derecho a decidir sin peros ni tapujos, libremente y sin miedos, tu condición sexual. Me parece hipócrita que una persona se pase la vida etiquetando por su orientación sexual a los demás, (“fulano es pájaro”, “fulana es tuerca”, “ciclano es gay”, “esperanceja le descarga a todo”) y luego se escandalice porque una figura hable abiertamente de su preferencia, y el argumento sea que eso no hay que publicarlo ni promoverlo. Lo que se promueve no es la homosexualidad, porque no es un producto que se pueda comprar, ni un curso al que anotarte, ni un partido en el cual se puede militar, lo que se promueve son los derechos.
“La lesbiana no, la otra”. Así se expresó un comentarista belga refiriéndose a dos jugadoras de la selección de baloncesto femenino de este país. ¿Qué puede hacerse ante estos comentarios claramente discriminatorios?
Creo que la opinión pública se encarga de esto. Hace 20 años no, pero ahora esos deslices se amplifican y se critican y deploran hasta la saciedad. No sé en este caso en específico, pero no es raro que quienes cometen estas barrabasadas terminen pidiendo disculpas. Los medios también deberían tener políticas exigentes en cuanto a este o cualquier otro acto de discriminación y muchos, en efecto, son extremadamente celosos con estos temas, pero, ojo, es importante cuidarse de la paranoia.
Como decía, somos seres del siglo XX, y este tipo de comentarios se arrastra de una época donde existía cierto grado de impunidad. Por otra parte, me pregunto, ¿cómo se ve que una atleta es lesbiana? ¿Lo dice su camiseta? ¿Estaba teniendo sexo con otra mujer en el terreno mientras jugaba? Bueno, creo que este comentarista no solo falló humanamente, sino incluso en su deseo de identificar a alguien.
Montones de veces volvimos a ver como la cámara se regodeaba en el rostro particularmente hermoso de una atleta. No vacilaban los comentaristas en destacar sus rasgos físicos y deshacerse en elogios. En cambio, si la cámara se detenía igualmente en un rostro masculino particularmente agraciado, se citaban sus marcas, resultados. ¿Por qué prevalece esta actitud sexista? ¿Por qué siguen existiendo tantas páginas en Internet mostrando a las más bellas de los Juegos y para los competidores hombres parece no importar tener una cara o un cuerpo bonitos? ¿Hasta qué punto crees que pueda afectar competitivamente a las muchachas esta insistencia en sus atributos físicos?
Vuelvo a la primera pregunta. Los hombres estamos signados con el escudo del guerrero y las mujeres con el espejo de la belleza. Esos primeros planos insistentes en mujeres bellas los vi en varias ocasiones. Primero, hay una construcción estética que prima y es la dictadura de la belleza. No estamos en un concurso de Miss Universo, ni de Belleza Latina, sino en un evento deportivo, y, aun así, se premia para las cámaras la belleza, o lo que se entiende occidentalmente por belleza. Se hacen notar las “cualidades estéticas” de la muchacha por encima de las deportivas. Ojo: estoy seguro de que en el 100% de los casos los comentaristas eran hombres. No digo que una mujer no pueda hacerlo, pero en muchos hombres hay una compulsión a este tipo de comentarios. La razón hay que buscarla en la psicología. En el caso de los hombres se habla de sus cualidades deportivas y no se mencionan las estéticas pues eso obedece a dos factores:
1) Resaltar esa condición de guerrero que debe tener y cumplir todo varón (ya sea futbolista, boxeador, esgrimista, medico, profesor, político, cineasta o camionero). El éxito o la victoria es el objetivo final de cada guerrero. A los hombres no nos queda otra que buscar ese éxito, esa victoria.
2) Por otra parte, los hombres podemos hablar bien del guerrero, de su armadura, de su lanza, pero nunca de su pecho fornido o de sus brazos fuertes. Si haces eso en público, corres el riesgo de que tu lanza y tu escudo no estén en buenas condiciones. Este es el otro elemento por el que creo no se hable de lo hermoso que puede ser un atleta por comentaristas hombres, en espacios mediáticos.
Yo creo que lo ideal es hablar, en primer lugar, de los logros de ambos sexos, según corresponda y, luego, si no queda más que decir, se podrían admirar las cualidades estéticas, físicas de cada cual.
Las gimnastas alemanas causaron revuelo al no presentarse con la clásica pieza enteriza de ropa que deja totalmente al descubierto las piernas. Ya antes, en el no olímpico balonmano de playa, las noruegas se habían negado a vestir esa especie de bikini que imponía el reglamento y lo cambiaron por shorts, con los que se sentían más cómodas. Las alemanas no se clasificaron a las finales y poco se les vio en las pantallas, las noruegas fueron multadas y la cantante Pink se declaró dispuesta a asumir el pago de la multa. Si tenemos en cuenta que no se exige por igual a los hombres un determinado vestuario, que ciertas prendas femeninas pueden resultar verdaderamente incómodas para las atletas, que los hombres que han asumido prendas consideradas femeninas, como algún español practicante de la gimnasia rítmica, han recibido durísimas críticas, ¿responde este criterio sobre la vestimenta atlética a la práctica a un sexismo que se resiste a los cambios y la inclusión?, ¿tiene que ver con los intereses de las grandes marcas deportivas que en su día han excluido y cancelado contratos a las deportistas que optan por la maternidad?
Sobre el vestuario. Me pregunto una y otra vez cómo puede ser cómodo para las voleibolistas de playa llevar esos bikinis. No sé si son cómodos o no, pero deberían ser opcionales. Yo creo que cualquier vestuario que no tenga implicaciones técnicas o de seguridad, debería ser flexible. Si un pantalón te vuelve más lento o más pesado para saltar, no puede utilizarse. Es un requerimiento técnico que influye en el rendimiento. El judo se tiene que hacer con un tipo de vestuario en particular. El béisbol lleva cascos y guantes, por seguridad. Pero entre un bikini y un short corto y ancho como usan los atletas del vóley masculino, no veo diferencias. Es probable que se haya concebido ese vestuario, junto a las razones técnicas, con criterios de presentar a las mujeres sexys.
En el caso de hombres con mallas, bueno, ahí la cuestión que levanta ronchas no es la necesidad de verse sexys o la falta de sensualidad sino la feminización del cuerpo masculino. Y ese es el peor de los pecados. Los cuerpos masculinos feminizados siempre serán más escandalosos que cualquier otra cosa, incluso que una mujer masculinizada. ¿La razón? La agresión al estereotipo del guerrero. No se puede venerar públicamente al cuerpo pero es inadmisible el ultraje a este.
Los niveles de testosterona de ciertas atletas africanas les impidieron competir en algunas disciplinas en las que tenían excelentes resultados. Ninguna de ellas aceptó medicarse para reducir la cantidad de esta hormona que naturalmente se produce en sus organismos. Para algunos la decisión de World Athletics fue totalmente justa ya que “ponía a competir a mujeres contra mujeres”, para otros resulta éticamente inaceptable la exigencia realizada. ¿Qué opinión te merece el tema?
Bueno, esto complica bastante el asunto. Pueden competir mujeres trans porque tienen los niveles hormonales adecuados, pero no mujeres cisgénero porque sus niveles están por encima. Creo que esto tiene que revisarse. Y quizás el criterio no sea el hormonal estrictamente. Eso pone en crisis la participación de mujeres trans en competencias para sexo femenino. No sé, como ya dije, la ciencia podría explicarlo, pero es un tema que se debe resolver con prontitud. Hay un problema de justicia de fondo y, además, puede generar una reacción profunda contra la inclusión de personas no binarias en competencias deportivas.
Aunque en cada uno de los canales olímpicos de la televisión cubana hubo una presentadora y desde Tokio reportara la periodista Yisel Filiú el desempeño de nuestros competidores, a los cubanos absolutamente todas las transmisiones deportivas de Tokio, tanto radiales como televisivas, nos llegaron en la voz de comentaristas masculinos. ¿Por qué crees que nuestras periodistas tienen tan limitado acceso en la transmisión de eventos deportivos?
El ámbito del periodismo deportivo, no solo en Cuba, sino mundialmente, ha sido un territorio histórico de hombres. En la isla lo rompió Julia Osendi y por ello cargó con la denominación de lesbiana toda su vida. Es un ámbito que ha comenzado a resquebrajarse con mujeres desde hace unos años, pero aún estamos lejos de lograr una igualdad real. Hasta el momento, la participación de mujeres se limita al reportaje, la noticia, y en muy bajo grado, bajísimo, al análisis. ¿Desconfianza? Quizás. Pero, sobre todo, costumbre, hábitos sociales. Tienen que ser las mujeres las que se comiencen a imponer en esos ámbitos. No conozco los intríngulis del canal Tele Rebelde, no sé si hay voluntad política. Pero si alguna quiere narrar fútbol, voleibol o béisbol, tiene que insistir. Una vez roto el molde, las cosas serán más fáciles para las demás. Ahora, no sé si alguna de las muchachas que se dedican al área deportiva están interesadas en la narración y el comentario. Pero de ser así, deberían imponerse. Nadie les va a preguntar. Quizás tampoco les dirán no. Pero nadie les va a preguntar a menos que baje “de arriba”.
Para París 2024 el COI espera que se alcance definitivamente la paridad competitiva entre ambos sexos. Como alguien vinculado a los temas de género, ¿cuánto crees que esa inclusión pueda repercutir en la situación de la mujer en las sociedades modernas y especialmente en aquellas donde por motivos religiosos se limita aun más su papel? ¿Cómo resumirías en una frase lo visto en Tokio respecto a género y otredades sexuales?
Esto ya te lo he respondido de cierta forma en otras preguntas. Sin dudas son una mezcla de factores. Visibilidad, símbolo, líderes de opinión. Cualquier evento masivo, con personas altamente valoradas y estimadas, en una positiva actitud de cooperación y hermandad, va a generar ideas de cambio, conciencia crítica, nuevos discursos, prácticas, va a rebajar prejuicios, va a servir de ejemplo de vida. El deporte y el arte tienen una capacidad movilizadora mayor que la política. Por eso la responsabilidad social es importante. No son solo atletas, son embajadores de valores, de cambios de actitudes. Tokio fue la olimpiada de la transgresión, del cambio. Es el inicio de un largo pero positivo camino para la equidad y la inclusión.
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