(Sancti Spíritus, 1954). Crítica literaria e investigadora cubana. Es Doctora en Ciencias (2013) y Doctora en Ciencias Filológicas (1992), ambos por la Universidad de La Habana. Entre sus numerosos libros de ensayo destacan: Aurelia Castillo: una escritura a conciencia (Editorial Ácana, 2002) y Sara Gómez, un cine diferente (Ediciones ICAIC, 2017).
La “Revista de la Asociación Femenina de Camagüey” dio espacio a figuras que abogaban por el feminismo, la ciencia y la cultura de la época.
Debido a la participación de la mujer cubana en la guerra del 68, a la Guerra de los Diez Años se le ha llamado “la guerra de las mujeres”.
Ana Betancourt fue una de las camagüeyanas que apoyó, desde los primeros momentos, la gesta independentista de 1868.
El estudio de sus cartas permite conocer la talla intelectual de Aurelia Castillo, tanto como los valores éticos y humanos de la escritora.
El “Álbum cubano de lo bueno y lo bello” fue la primera revista escrita y dirigida por una mujer en la isla: Gertrudis Gómez de Avellaneda.
El Impresionismo tuvo una significativa participación femenina en el desarrollo de su lenguaje artístico de sello particular.
Berthe Morisot es hoy una figura nueva, redescubierta y viva de un Impresionismo que, sin ella, estaba incompleto y parcialmente mudo.
La obra de la artista de la plástica camagüeyana Aziyadé Ruiz devela la femineidad de la isla a través de la finura de sus trazos.
Renée Méndez-Capote focaliza la escritura de “Hace muchos años…”, en la autoreafirmación de su identidad personal y cultural.
En “Últimos días de una casa”, el último poema de Dulce María Loynaz, la casa es una mujer que sufre el olvido a que ha sido condenada.