El poder terapéutico de la imaginación
¿Sirve la imaginación para algo? A través de la literatura fantástica podemos dar cuerpo a las preguntas que tenemos, nos reafirma la obra de las creadoras de la ficción especulativa.
“La imaginación es el monstruo de ojos dorados que nunca duerme. Hay que alimentarla, no se la puede ignorar”.
Patricia A. McKillip, Las bestias olvidadas de Eld.
Desde dragones, naves espaciales, animales fantásticos, ciudades de ensueños, pócimas y brebajes mágicos que propician la inmortalidad y cumplen los deseos más recónditos hasta un monstruo lovecraftiano, universos paralelos o viajes al inframundo, la imaginación siempre ha caracterizado a los seres humanos. Pero, concretamente, ¿en qué beneficia a los seres humanos?
Margaret Cavendish: La primera referente
Margaret Cavendish (1623-1673), duquesa de Newcastle, es referenciada como una de las primeras escritoras de ciencia ficción y del feminismo. Aristócrata, filósofa, poeta, científica, escritora de ficción y dramaturga, Cavendish era conocida como “Mag Madge” por su carácter excéntrico. Dentro de la sociedad inglesa se le llamaba “la loca Madge”.
Aunque no pudo recibir una educación convencional como los hombres de su época debido a las restricciones impuestas a las mujeres, el acceso a la biblioteca de su hogar y a la de su esposo, el duque William Cavendish, un protector de las artes, le permitió adquirir el conocimiento necesario para desafiar a una sociedad rígida que la consideraba extravagante.
Cavendish escribió numerosas obras que reflejan su pensamiento liberal y su lucha por el reconocimiento de las mujeres y la necesidad de su educación. Su curiosidad e interés por las ciencias la llevaron a estar presente en los principales debates científicos y políticos de la sociedad inglesa del siglo XVII. Fue la primera mujer admitida en la Royal Society de Londres, a pesar de años de desplantes y desprecios. A ella se le atribuye una frase como: "Las mujeres viven como murciélagos o búhos, trabajan como bestias y mueren como gusanos".
En su obra "El Mundo Resplandeciente[1]" (1666), publicada por la editorial Siruela, en España, en el 2017, presenta la única ficción utópica escrita por una mujer en el siglo XVII y es uno de los primeros ejemplos de ciencia ficción. La novela, que combina elementos de romance, aventura y autobiografía, ilustra la creación de una utopía a través de la liberación de la mujer.
En el relato, los lectores pueden notar cómo la escritora plasmaba sus deseos del mundo y, estas ansias, en cierto sentido, le dieron las herramientas para lidiar con las injusticias que vivió en su época. La obra de Cavendish muestra a una joven que viaja a un mundo utópico en donde los problemas sociales, políticos y económicos se han resuelto. La protagonista se vuelve la emperatriz de ese mundo y aprende lo que tiene que hacer para mantener la armonía en el paraíso. La emperatriz intenta implementar las ideas de su mundo de origen (la tierra), pero se da cuenta que está creando un sistema basado en la dominación, no en la cooperación, lo cual, puede llevar a la recién descubierta utopía a una guerra. La protagonista entonces hace una disección del mundo real con una crítica al sistema patriarcal, siendo su deber demostrar que un mundo matriarcal basado en el respeto mutuo y en la inclusión, puede ser un mundo viable para nuestra sociedad. Con gran humildad la emperatriz aprende eso y con gran sabiduría, mejora aún más el maravilloso mundo que encontró.
Cavendish, con su relato fantástico, dio los primeros pasos para que muchas autoras escribieran ficción utópica. La original Margaret murió pacíficamente en su jardín en el año 1673. Su ejemplo de autoformación, sus ideas sobre la libertad de la mujer, y la plasmación de las mismas en la creación fantástica, no sólo ayudaron a la propia Margaret, a encontrar un respiro dentro de la de la férrea sociedad inglesa que la consideraba “loca”, sino también a otras mujeres. Esta adelantada, con su ejemplo, inspiró a lideresas de los movimientos sociales posteriores.
Raquel Mora Cobo: La terapia de una creadora de mundos
En la actualidad hay una gran cantidad de autoras y autores que ponen posibles utopías en sus mundos escritos. Raquel Mora Cobo vivió violencia intrafamiliar en su infancia y se refugió en la literatura de fantasía para imaginar un escenario mejor. Cuando se independizó, creó su obra: Las Crónicas del Orbe[2].
En una entrevista realizada para mi Trabajo Final de Grado (TFG) le pregunté sobre el poder de la imaginación:
“Tener imaginación implica conseguir tus sueños, hacer algo que no puedes lograr, tener ese ímpetu o esa fuerza, ese carisma que te diferencia de otras personas y que te ayuda a mejorar y a acrecentar tus conocimientos y tu ilusión para el mundo que creas”. Con estas palabras Raquel pone de manifiesto su amor por la fantasía. Siendo una persona que creció en un entorno hostil, ve al género fantástico como una gran vía para poder ayudarse a sí misma.
Raquel, que tiene sus cuartos llenos de libros de fantasía, siendo una de sus sagas favoritos la trilogía del Señor del Tiempo[3] de Louise Cooper, expresa su amor por el género. Mientras explica su proceso creativo, teniendo a mano su bloc de notas, vestida con un atuendo medieval que recuerda a la gran Daenerys Targaryen, expresa su amor a la fantasía. “A nivel de entendimiento cultural, eso da la importancia de lo que son y de lo que pueden llegar a ser las personas si pueden realizar sus sueños”, la escritora declaró mientras anota una idea en su libreta.
En esa obra a través de su personaje principal, Dayn, sumergió al lector en un mundo sombrío donde existe la violencia y las injusticias de una sociedad medieval. La autora subraya cómo su personaje fue fortalecido por la esperanza de poder cambiar el mundo y de sembrar las semillas para llegar a una sociedad utópica. En el proceso creativo que Raquel describió como “liberador” dio el mensaje de que la fantasía ayuda a comprender la realidad, y esto a su vez permite ver sus problemas y solucionarlos.
La protagonista femenina principal: la princesa Kainy, resalta la propia fuerza interna de Raquel. “Es una mujer que tiene ese ímpetu, siendo tan joven y con ganas de vivir, puede crear un destino propio, para lograr sus metas”. Raquel sigue escribiendo y espera poder sacar el tercer volumen de la saga.
Clara Fleck: Una docente que usa la imaginación para curar
Clara Fleck es una escritora catalana que hace talleres de escritura creativa con alumnos que fueron víctimas de abuso sexual en Bacerlona. Una amiga librera me puso en contacto con Fleck, con un gran ímpetu, observa cómo el proceso creativo ayuda a sus estudiantes: “un alumno se me acercó y me comentó que dejó de ser sobreviviente y aprendió a vivir”. Clara ha sido testigo del proceso reparador y rejuvenecedor en la mente de sus pupilos. Ella opina que la imaginación es “lo que nos hace seres humanos”.
Fleck pone en relevancia sobre la importancia de poner los recursos necesarios para que cualquier persona con inquietudes personales pueda plasmar sus visiones del mundo: “yo creo que el acceso a la creación es súper necesario para las personas”. Fleck que en la entrevista por zoom se puede observar su amor por los libros en su gran biblioteca. Ahí yacen, parece reafirmarnos, todos los conocimientos necesarios para guiar a las almas heridas.
“La fantasía nos permite dar cuerpo a las preguntas que tenemos”, declaró Fleck a través de sus años de experiencias haciendo talleres. Está convencida que “la fantasía es imprescindible para poder comprender la realidad”. Fleck sigue ayudando a personas en la cooperativa Narrativa Fértil en Barcelona.
Ursula K. Le Guin: la ficción especulativa como alimento del mundo interior
La escritora estadounidense, Ursula K. Le Guin publicó un libro de ensayos llamado El idioma de la noche[4] en donde propuso que la imaginación alimenta el alma. En la obra la autora pone un ejemplo. Hace un análisis de una foto del famoso multimillonario J. Paul Getty y comenta que parece que tiene “hambre”. Le Guin entonces hace una metáfora de cómo el mundo inmaterial tiene que ser alimentado tanto como el material. La autora de La mano izquierda en la oscuridad[5] hace ver al lector la importancia de alimentar al niño soñador que tenemos dentro, porque esa niña o niño es más sabio, sabe ver la felicidad, las injusticias del mundo y también busca cómo encontrar soluciones más allá del individualismo. Nos reafirma cómo un alma "bien alimentada" se traduce en una persona imaginativa, que nunca se siente vacía. Es una persona que está en paz consigo misma.
Le Guin habla de la necesidad de imaginar como una manera de mantener la “niñez”. Con una prosa ágil, por veces nerviosa, la autora plasmó lo siguiente: “Creo que madurar no es dejar atrás tu niñez sino conservarla. Los adultos no son niños muertos, son niños que han sobrevivido”.
La imaginación es necesaria para poder hacer una curación personal que a la larga puede beneficiar a la sociedad. Los seres humanos, como dijo Le Guin, somos en sí mismo “seres fantásticos”, tenemos el poder del racionamiento, el de creación, así como de crear nuestra propia identidad. Como dice el dicho popular “estamos solos en el universo”, que mezclado con las reflexiones de la autora demuestra que la capacidad de soñar es lo que nos hace únicos. Una habilidad que ningún otro ser vivo ha demostrado tener.
El famoso psiquiatra austríaco Viktor Frankl, escritor del ensayo El hombre en busca del sentido[6], afirmó que la imaginación “da herramientas para enfrentarnos al mundo real”. Esto está correlacionado con un artículo publicado por la Universidad de Oviedo llamado Efectos terapéuticos de la lectura[7]. En el mismo, los doctores en farmacia Agustín Hidalgo y Begoña Cantabrana hacen un análisis exhaustivo de cómo la lectura puede ayudar a los pacientes a superar sus traumas. “Aporta distanciamiento, que a su vez consuela la mente y permite buscar soluciones a los problemas”, subrayan en el artículo.
Del poder sin límites de la imaginación nadie puede dudar. Los testimonios son incontables. A través de ella podemos conocer a esa famosa escritora que publica artículos por la lucha social, esa mujer que pisará Marte, o una niña autista que va vivir como ella desee. La imaginación nos permite romper esas barreras, la imaginación es necesaria para superarnos a nosotras mismas. La imaginación, las historias que con ella se crean, extienden su poder sanador sobre todas y todos, nos hace seres mejores. Seres para construir.
[1] Margaret Cavendish, El Mundo Resplandeciente Editorial Siruela, 2017
[2] Raquel Mora Cobo:Las Crónicas del Orbe: El último místico, Ringo Rango, 2022.
[3] Louise Cooper: El Señor del Tiempo: Timun Mas, 1988.
[4] Ursula K. Le Guin: El idioma de la noche, Gigamesh, 2021
[5] Ursula K. Le Guin: La mano izquierda en la oscuridad, Minotauro, 2020.
[6] Viktor Frankl: El hombre en busca del sentido, Herder Editorial, 2015.
[7] Agustin Hidalgo y Begoña Cantabrana Efectos terapéuticos de la lectura, Ediciones Universidad de Salamanca, 2017.
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