Poesía española | Grito evaporado
Grito evaporado: "....Pesa una oscura soledad en el mundo, / peste que nos vences entre el pavor, / y cautivos en encierros / miramos cristales de plasma...".
Algo me pertenece
cuando caen las hojas
en su agonía celeste.
"La ciudad entra en la noche"
Matilde Espinosa
Gritan silencios todas sus carencias,
se retuercen en quiebros de cinturas
vacíos repletos de hambres:
hambres de pan, hambres de caricias,
hambres de abrazos,
famélicas hambres de presencias.
Pesa una oscura soledad en el mundo,
peste que nos vences entre el pavor,
y cautivos en encierros
miramos cristales de plasma.
Nuestra huida se esconde bajo lechos,
junto a motas de polvo,
que guardan lágrimas ocultas.
Cambiamos sueños por papel,
en cuadernos con rayas
donde encarcelar palabras;
mil adioses escapados sin despedidas.
En velas del tiempo sin rumbo,
navegan, navegan sin clemencia
esos besos ahogados, abrazos perdidos,
y el perdón que quedó sin rescate
en aras de dulces corazones.
Mil juicios se parapetan,
entre el martillo que sentencia
y un reloj detenido.
Vacías calles como ríos,
ríos de plata extendidos,
infinitos trazos llevan entre líneas
mapas muertos,
para hallar caracolas ante los pies del mundo.
Asidas a cometas,
ilusiones perdidas entre vientos,
en aires para danzas,
en alas de mariposas gigantes,
que no dan tregua al dolor…
y nos lleva hasta el ayer desde el mañana.
Todo quieto, todo en silencio,
todo lejano, todo con una pizca de esperanza
sobre su doblez de estas partituras
que hoy nos cantan notas como letanías.
¿Tres, cinco?... millones de muertos,
y atónitos, sordos, entre cifras nos dormimos.
Esperamos. No sabemos nada y esperamos.
¿Vivir de nuevo o morir sin más?
Nadie sabe el destino
del tren que arrasó nuestra historia
un mes de marzo del año 2020.
Perderemos nuestros nombres,
refundidos en listas y dígitos,
sin tumba para restos,
ni lugar para memorias.
Tenemos hambre
de nuestros hijos,
de nuestros viejos,
de hermanos,
de ver días bajo el sol,
oler el mar,
hacer caminos de arenas…
Tenemos hambres
de libertades
y hastíos de soledades y lejanías.
El blanco y negro
se ha impuesto,
y en las botas dejamos escritos
los pasos de arqueras.
Nosotras y nuestro silencioso grito evaporado.
Publicado originalmente en la antología Más allá del miedo es mi casa “Mujeres poetas contra la violencia” (Ediciones Deslinde, Madrid, 2021), con selección de Ivonne Sánchez-Barea e Ileana Álvarez, y prólogo de Milena Rodríguez Gutiérrez.
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