Paulina Chiziane, autora mozambiqueña: La voz multiplicada

La escritura de Chiziane atraviesa los tiempos con su necesidad de hacer que la mujer mozambiqueña hable en sus obras, para compensar así el silencio de una sociedad patriarcal que niega la voz y los derechos a la presencia femenina.

| Escrituras | Mundo | 30/06/2023
Retrato de Paulina Chiziane.
Retrato de Paulina Chiziane. / Imagen: TSF Portugal.

“De vez en cuando digo locuras como ésta: Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza, así que, para mí, Dios es negro. Es una mujer. Así pues, interpretemos los hechos y saquemos conclusiones a partir de ahí. Esta es mi tierra, este es mi terreno, si Dios me hizo así es porque así lo quiso. ¿Por qué tengo que aceptar cambiar mi ser para complacer a otro, como si el otro fuera un nuevo Dios? ¿Qué belleza tendrá el mundo con una sola raza?”. (Paulina Chiziane).

Paulina Chiziane es una referencia de las letras africanas y el pensamiento feminista del continente. Es, además, la primera mujer mozambiqueña en publicar una novela en su país: Balada de amor ao vento (1990).

Dice la autora en El alegre canto de la perdiz que “sin la contribución de los negros, la colonización no habría sido posible”:

“Cuando empecé a escribir, existían prejuicios culturales que consideraban que las mujeres eran seres inferiores. También había prejuicios coloniales, según los cuales las mujeres solo podían escribir pequeños poemas de amor y canciones de cuna y no tenían capacidad para trabajar en lengua portuguesa. Esas fueron algunas de las barreras que tuve que superar. No era fácil y no sabía exactamente lo que estaba haciendo, pero el gusto por contar una historia me hacía escribir y escribir”.

En 2021, Chiziane ganó el galardón más prestigioso de la literatura en lengua portuguesa: el Premio Camões, instituido en 1998. Hasta la actualidad son siete los escritores africanos en lengua portuguesa que lo han conseguido: dos angoleños (Pepetela y José Luandino Vieira), dos caboverdianos (Arménio Vieira y Germano Almeida) y tres mozambiqueños (José Craveirinha, Mia Couto y Paulina Chiziane).

Paulina Chiziane durante la entrega del Premio Camões.
Paulina Chiziane durante la entrega del Premio Camões. / Imagen: SIC Noticias.

El idioma portugués, que Chiziane utiliza en su escritura y que ha propiciado que le concedan este premio, lo aprendió en una misión católica, aunque también habla las lenguas  autóctonas chope y ronga. 

El fuego fue la primera escuela de esta “contadora de historias”

Paulina nació en 1955 al sur de Mozambique, en una familia cristiana. El fuego fue la primera escuela de esta “contadora de historias”, como prefiere que se le llame. Alrededor del fuego, los niños y demás miembros de la comunidad se sentaban para escuchar a su abuela narrar los cuentos de su infancia.

Con la publicación en 1990 de Balada de amor ao Vento, y tras su paso por el Felimo (Frente de Liberación de Mozambique), aquella “niña observadora e introvertida” se convirtió en la primera mujer novelista de su país.

La propia escritora afirmó que durante sus primeros avances literarios casi nadie creía en su trabajo, el cual indagaba en silencios y tabúes:

“Recuerdo una nota en la escuela primaria [católica]. Hicimos una redacción y la profesora, que era monja, dijo que mi texto estaba muy mal escrito en portugués, pero que había elegido palabras con alma”.

La frase persistió en ella, ¿qué es eso de que las palabras tienen alma? Más tarde, en la secundaria, descubrió la poesía de Florbela Espanca (1) y tropezó con un verso que detonó en su espíritu: «El corazón de las piedras que laten».

Chiziane define su relación con el portugués como una “relación de amor” plagada de conflictos:

“Mozambique es un país enorme, con diferentes lenguas locales, y hablar portugués es algo que nos da facilidades para la comunicación y la movilidad. Salgo de Mozambique, viajo por Brasil, Portugal, voy a otros países, me comunico con otras culturas y personas a través de la lengua portuguesa. Sin embargo, desde un punto de vista práctico, hay conflictos. La lengua portuguesa, por venir de Europa, nombra la cultura, la flora y la fauna de Europa. Para nosotros, los escritores africanos, es muy común hablar de los pájaros.

«De vez en cuando, doy unos cuantos gritos, unos cuantos chillidos. Porque utilizamos principalmente los diccionarios que vienen de Portugal, y aún no hemos producido el nuestro.

«En el diccionario de Porto Editora aparece la palabra ´catinga´, que para ellos es más o menos esto: ´Olor nauseabundo propio de la raza negra´. ¿Acaso no es esto un insulto? Mi trabajo me obliga a trastear mucho con los diccionarios, y estas definiciones me despertaron la curiosidad, así que empecé a revisarlas. Y encontré, por ejemplo, ´palhota´, que se describe como ´vivienda rústica propia de los negros´. Eso es mentira: la ´palhota´ está reconocida como vivienda ecológica”. 

«Convencida de la necesidad de descolonizar la propia lengua de vicios y prejuicios, la autora es consciente de que toda descolonización, toda liberación, es un proceso que puede resultar doloroso, traumático, y, en muchas ocasiones, demoledor»

Convencida de la necesidad de descolonizar la propia lengua de vicios y prejuicios, la autora es consciente de que toda descolonización, toda liberación, es un proceso que puede resultar doloroso, traumático, y, en muchas ocasiones, demoledor.

A la publicación de Balada de amor ao vento siguieron otros libros en los que volcó historias y traumas, con la mujer siempre en el centro, hasta convertirse en un referente literario. Hasta hoy, tres de sus novelas están traducidas al castellano: en 1996, Vientos del apocalipsis, centrada en la guerra civil mozambiqueña; en 2002, Niketche, una historia de poligamia; y, en 2008, El alegre canto de la perdiz, sobre la discriminación, la asimilación y el mestizaje. Para completar su andadura literaria habríamos de sumar otros ocho títulos hasta el más reciente, O canto dos escravizados, publicado en 2018:

“Hablando de la trayectoria de la literatura en Mozambique: Los primeros nombres de mujeres que aparecen son de mujeres blancas. Me estoy acordando de Glória de Sant’Anna(2), Clotilde Silva(3), personas a las que admiro, a las que leí mucho y de las que aprendí mucho. Luego vinieron Noémia de Sousa(4), Lília Momplé(5), Lina Magaia(6) y yo. Ahora bien, ¿qué ha pasado para que exista esta jerarquía racial? En primer lugar, durante el periodo colonial, debido a la segregación racial, eran los hombres blancos los que tenían acceso a la educación. Poco a poco, este acceso se abrió a los hijos de blancos con mujeres negras. Los últimos en recibir educación fueron los negros. Esta es la explicación que encuentro”.

“La narrativa de Paulina Chiziane nace directamente de la vida con un vigor cautivante”

Se ha dicho que “la narrativa de Paulina Chiziane nace directamente de la vida con un vigor cautivante”. Lo cierto es que su voz atraviesa los tiempos con su necesidad de hacer que la mujer mozambiqueña hable en sus obras para compensar así el silencio de una sociedad patriarcal que niega la voz y los derechos a la presencia femenina.

Portada de la edición ene español de la novela "Vientos del apocalipsis", de Paulina Chiziane.
Portada de la edición en español de la novela «Vientos del apocalipsis», de Paulina Chiziane. / Imagen: Todo Colección.

En algunas entrevistas, la autora ha comentado que de todos sus libros el que más la ha tocado ha sido Vientos del apocalipsis. Una dura historia sobre la guerra civil mozambiqueña (1977-1992). Aquí Chiziane pinta aterradores cuadros de sinrazón, locura y masacre:

“Estaba trabajando en un campo de refugiados y vi a una anciana. La primera vez que nos vimos cara a cara se fue. Eso ocurrió de nuevo unas cuantas veces. Hasta que fui tras ella, entré en su tienda y le pregunté: ´¿Qué pasa?´.

«Se puso a llorar y me explicó: ´Cuando te vi, imaginé que mi hija volvía de la muerte´.

«Comenzó a relatar que su hija había sido asesinada días antes y que, según ella, era muy parecida a mí: la altura, la voz. Nos abrazamos y lloramos. Fue la primera vez que sentí la profundidad de la guerra. Eso me movió a escribir algunas notas y a seguir la historia de la guerra, para dar un grito colectivo y decir: no más sufrimiento. Escribí el libro, pero al intentar publicarlo me encontré con los obstáculos de una época de diversas carencias, como la falta de papel, de electricidad.

«El editor de la Asociación de Escritores solo tenía papel para un libro más pequeño. Dije: no, no voy a mutilar esta obra, pero voy a escribir otra historia. Así que publiqué Balada de amor en el viento”.

Años más tarde, Chiziane escribe su obra más conocida, Niketche, una historia de poligamia, considerada un clásico de la literatura portuguesa. A través de ella, su protagonista, Rami, una mujer sumisa, descubre con sorpresa la poligamia de su marido. Al principio, su enfado se lanza contra las otras esposas, luego empieza a escucharlas y cambia. El mundo tradicional mozambiqueño emerge con fuerza desde las vidas de este puñado de mujeres que acaban uniéndose frente al opresor:

No busqué este libro, vino a mí. Estaba sentada en el balcón de mi segundo piso en Zambezia cuando vi un lío en la calle.

«Dos mujeres insultando a una tercera con palabrotas muy vulgares.

«Me puse alerta, porque estaba ocurriendo en la casa frente a la mía. La señora que vivía allí tenía un bebé de tres meses. Y las otras le dijeron: ´Hemos venido a informarte de que también somos las esposas de tu marido. Mientras tú estabas en la sala de maternidad, él vivía con nosotras´».

«A través del léxico, se cambian realidades a golpe de estética lingüística para ocultar las continuas atrocidades que han padecido los mozambiqueños…«

En El alegre canto de la perdiz, Chiziane se sumerge en la cuestión identitaria que oscila entre la negritud, la asimilación y el mestizaje. Las mujeres protagonistas sufren las consecuencias de las oleadas que han hurtado su lugar en el mundo. Un ambiente reflexivo e íntimo repasa críticamente la historia de Mozambique.

Paulina Chiziane denuncia como, a través del léxico, se cambian realidades a golpe de estética lingüística para ocultar las continuas atrocidades que han padecido los mozambiqueños.

En su libro, Chiziane pone el dedo en la llaga de las cuestiones raciales. Aquí, el personaje de Delfina quiere tener hijos blancos, «para aliviar al negro de su piel como se alivia la ropa de luto»:

“Esa es otra historia real. Conocí a una señora que era mulata y tenía una criada negra. Un día descubrí que las dos eran hermanas. Me llevé un susto. Lo que ocurría es que la hija negra se quedó con el papel de criada doméstica de la hija mulata, nacida del segundo marido de su madre, un hombre blanco. Esta historia me llevó a querer entender mejor eso que llamamos racismo. Porque a menudo pensamos que el racismo es lo que hace el blanco contra el negro. Pero, en una situación de colonización que duró 400 años en la que el negro perdió su identidad y se niega a sí mismo, es muy normal encontrar casos como este”.

La escritora afirma que Mozambique nunca ha conocido momentos de paz. Y no solo su país: desgraciadamente todo el continente africano, sacudido por atroces conflictos.

Algunos hombres utilizan el nombre de la religión, de los profetas, del proselitismo: “Esto se parece a lo que ocurría durante las invasiones europeas, que venían con todo ese bonito discurso de cristianización, civilización, evangelización…Pero en el mundo no fue nada de eso: fue saqueo, tortura y muerte”, afirma.

Paulina Chiziane: “El proyecto colonial ha tenido éxito porque ha transformado a la persona negra o al hombre negro en algo que reniega de sí mismo constantemente”

Paulina Chiziane agrega:

“Suelo decirle a la gente: Vale, tuvimos una invasión colonial y los llamados civilizadores vinieron con su religión, prometiendo llevarnos al cielo. Pero, ¿cuál fue el precio de ese cielo desde que nos invadieron? Todos los negros han conocido el infierno de la colonización y la esclavitud.

«No siempre me entienden, sobre todo los grupos evangélicos radicales. A ellos les respondo: es bueno conocer la historia, conoce tu pasado y sabrás ver el presente y proyectar el futuro. La nueva colonización, una vez más, llegará al continente africano en forma de religión. La colonización duró muchos siglos, casi 400 años. Y la liberación no tendrá lugar de un día para otro. 400 años de colonización produjeron una forma de ver el mundo, de pensar.

«Lo digo sin rodeos: el proyecto colonial ha tenido éxito porque ha transformado a la persona negra o al hombre negro en algo que reniega de sí mismo constantemente”.

La identidad no es un producto acabado…

Con frecuencia, la autora se detiene a reflexionar acerca de la identidad mozambiqueña. Asegura que la identidad no es un producto acabado, y que es necesario construirla y reconstruirla cada día. Para Chiziane, hablar de identidad es hablar de un proceso de liberación. Es saber convivir con todas las culturas. Es saber de dónde se viene:

“La cultura que viene a destruir la mía tiene que saber que yo tengo valores, valores culturales que tal vez necesita y no tiene. Entonces, en lugar de opresión, ¿por qué no una negociación? Parece muy sencillo.

«En esencia, hay que invertir la colonización mental y de identidad».

Y agrega:

«Hubo mucho sufrimiento, pero no hubo tiempo de pararse y darse cuenta de que este individuo es un ser humano y que tiene sus raíces escondidas en la tierra. Estas raíces, poco a poco, van dando forma a un nuevo árbol, que es una nueva África. Podemos hablar de nuestra fauna, nuestra flora, nuestro subsuelo. Nuestra naturaleza: tenemos todo lo que todo el mundo desea, pero nos bombardean cada día con ideas de la supremacía del otro”.

Para la autora, se hace necesario despertar la conciencia de la nueva generación de africanos para que sigan luchando por su dignidad y su espacio, un espacio que continúa siendo usurpado. Reconoce que este es un tema que la apasiona y que utiliza la literatura para contribuir a este despertar. Paulina Chiziane, como mujer, como africana, como escritora, nos dice que África tiene mucho que aportar al mundo, y que este mundo no sabe nada de los africanos, o sabe bien poco, o considera que “sabe lo que no sabe”:

“Los libros que los europeos escriben sobre nosotros pueden ser incluso buenos libros, pero hablan de lo que ellos creen que somos.

“A veces, cuando las mujeres africanas hablan de cuestiones femeninas, colocamos los prejuicios de los demás sobre nosotras mismas. Las mujeres africanas no conocemos las raíces de nuestra identidad. Y se debería hacer un trabajo muy profundo y de mucha valentía para rescatar nuestra propia historia. La mujer africana tiene un pasado grandioso”.

Sin aspavientos, Chiziane suele citar grandes nombres de la historia africana, desde la reina egipcia Cleopatra, de dimensión intemporal, hasta la reina de Saba, originaria de Abisinia, pasando, entre otras, por la guardia femenina de uno de los últimos monomotapas africano, compuesta por mujeres guerreras que formaban parte de la tradición bantú:

“Cuando llegaron los colonos, tanto  el colonialismo árabe como el europeo, dijeron: pobres mujeres, están siendo utilizadas y maltratadas por estos hombres poderosos.

«Luego vino la cristianización, la islamización y las mujeres empezaron a quedarse en la cocina. La tradición de la mujer guerrera no es nueva en nuestra historia”.

La mujer africana, piedra angular en la construcción del continente

No sin sarcasmo, Paulina Chiziane afirma que desde hace algún tiempo quieren introducir el feminismo en África como si se tratase de algo nuevo.

Con sus reveladoras palabras concluimos nuestro acercamiento a esta autora singular, alma y voz de un pueblo y una literatura que merece revelarse al mundo:

“No hay ningún continente donde se haya derramado tanta sangre como el africano. Los mejores hijos de África fueron vendidos, y las que se quedaron para ocupar este espacio fueron las mujeres. Lloraron, sufrieron, pero no se rindieron. La mujer africana se convirtió en la piedra angular de la construcción de este continente. La construcción de África es femenina. Y, por supuesto que necesitamos conocer la historia de las mujeres de Europa y Estados Unidos, por supuesto que aprendemos de su lucha, esto es cultura, pero si queremos saber cómo luchar y cómo resistir, el mundo tiene que arrodillarse ante las mujeres africanas. Y pedir perdón”.

NOTAS:

(1) Florbela Espanca. https://circulodepoesia.com/2016/08/poesia-portuguesa-florbela-espanca/

(2) Glória de Sant’Anna. https://en.wikipedia.org/wiki/Gl%C3%B3ria_de_Sant%27Anna

(3) Clotilde Silva. https://periodicos.unb.br/index.php/cerrados/article/view/44794

(4) Noemia de Souza. https://en.wikipedia.org/wiki/No%C3%A9mia_de_Sousa

(5) Lília Momplé. https://en.wikipedia.org/wiki/L%C3%ADlia_Mompl%C3%A9

(6) Lina Magaia. https://en.wikipedia.org/wiki/Lina_Magaia

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