Arte │ Marie Laurencin, una visión alternativa de la modernidad
Con su personal estilo, Marie Laurencin mostró no sólo la belleza femenina, sino también su capacidad para ser felices sin las imposiciones machistas.

Pintora, ilustradora, diseñadora escenográfica e impresora, Marie Laurencin fue una de las artistas más notables de la vanguardia parisina en las primeras décadas del siglo XX y una de las pocas mujeres cubistas y dadaístas. Su primera exposición, en el Salón de los Independientes de 1907, le abrió el camino para vincularse con otros creadores de su tiempo, como Picasso, Apollinaire, Delaunay, Picabia y Gertrude Stein. En 1911 su obra se expuso también en el Salón de Otoño y un año más tarde en la galería Dalmau de Barcelona, en lo que sería recordado como la primera muestra cubista en España.
Justamente en España debió exiliarse poco después, tras el comienzo de la Primera Guerra Mundial. Allí hizo amistad con figuras como los escritores Ramón Gómez de la Serna y Alfonso Reyes, y con pintores como el mexicano Diego Rivera y el catalán Josep Dalmau. Tras un largo período en que vivió por temporadas en Suiza, Alemania e Italia, y siendo ya reconocida como una artista de primer orden, regresó finalmente a París a inicios de los años veinte, donde vivió hasta su muerte en 1953.
Una artista queer
Aunque muy vinculada al cubismo y el dadaísmo, Laurencin desarrolló un estilo único en el cual las formas geométricas y los tonos apagados típicos del la pintura cubista ceden su lugar a líneas curvas y colores claros. Su obra, dedicada casi exclusivamente a exaltar la belleza de la mujer, y donde la figura masculina está ausente, ha llamado la atención de los historiadores y críticos de arte que, desde fines del siglo XX, reconocen en sus temas una visión alternativa de la modernidad, considerándola como la singular creadora de un mundo utópico solo de mujeres donde una artista queer como ella pudiera sentirse cómoda.
Su singular estilo contribuyó a cambiar la percepción dominante sobre el lugar de la mujer en el arte. Con obras que hoy son icónicas como Las jovencitas (1911), Baile en el campo (1913), La Amazona (1923), Retrato de Mademoiselle Chanel (1923) y La vida en el castillo (1925), mostró no sólo la belleza femenina, sino también su independencia y su capacidad para ser felices sin la horma de las imposiciones machistas. Aunque menos conocido que su trabajo como artista visual, Marie Laurencin también escribió y publicó poesía, artículos de crítica de arte y teatro.
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