László Krasznahorkai: “La lectura nos da fuerza para sobrevivir a estos tiempos tan difíciles”
Entre el absurdo y el realismo psicológico más descarnado, el Premio Nobel reconoce en László Krasznahorkai una de las voces europeas más poderosas.

Con una breve nota de prensa, el Comité del Nobel dio a conocer, el 9 de octubre de 2025, que el tan esperado Premio Nobel de Literatura le había sido otorgado al novelista húngaro László Krasznahorkai, “por su obra cautivadora y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte”. La noticia, recibida por unos con sorpresa e incluso decepción, fue sin embargo motivo de júbilo para quienes han seguido su trabajo desde mediados de los ochenta.
La narrativa de Krasznahorkai
Tras el anuncio, el Comité del Nobel resaltó la profundidad de la mirada crítica con que Krasznahorkai disecciona la sociedad contemporánea, una mirada arraigada en “la tradición centroeuropea que se extiende desde Franz Kafka hasta Thomas Bernhard, y se caracteriza por el absurdo y el exceso grotesco”. Steve Sem-Sandberg, uno de los miembros del Comité del premio, añadió que Krasznahorkai lleva esa actitud crítica a nuevas alturas y que su obra, que algunos han calificado como “apocalíptica”, está muy en sintonía con la realidad de los tiempos que corren, al tiempo que recomendó leer especialmente dos de sus novelas iniciales: Tango Satánico (1985) y La melancolía de la resistencia (1989).
Tango Satánico, la primera novela del autor, fue un éxito inmediato por la agudeza con que retrató el carácter del pueblo húngaro bajo la opresión totalitaria. A partir de un grupo de indigentes en una granja agrícola colectiva, justo antes de la caída del comunismo, el autor construyó una sugerente parábola con la que mostrar, tanto la necesidad de un cambio político que entonces muchos en su país esperaban, como aquella “moral de esclavos” que les impedía hacer realidad ese cambio, y las astucias de un oscuro líder de nombre Irimiás que, mediante promesas y engaños, jugaba con sus esperanzas y su incapacidad para asumir las riendas de su propio destino.
De esa etapa en la historia de su país y en su propia vida, Krasznahorkai ha dicho:
Mi generación fue la primera que no solo no creía en la teoría comunista ni en el marxismo, sino que lo encontraba ridículo y vergonzoso. Cuando viví el fin de este sistema político, fue una maravilla. Nunca olvidaré el sabor de la libertad política.
Sobre La melancolía de la resistencia, que la crítica valora como su obra más importante, el propio Krasznahorkai explicó en una entrevista que ya no se trataba solo de diseccionar el final del período comunista, sino de hacer el examen de una idiosincrasia que se fue enraizando en la sociedad, como una suerte de daño antropológico, y que todavía marca el presente de Hungría: “No quieren solucionar las cosas a través de la comunicación, sino huyendo del problema, hasta que llega el momento en que hay que enfrentarse, y entonces se vuelven violentos”.
A propósito de estas novelas iniciales y del carácter del pueblo húngaro, Krasznahorkai recuerda la importancia de aceptar las opiniones ajenas y reconocer la dignidad de los demás, y advierte que sin esa actitud, “las heridas que se hace la gente [...] no se curan”.
Con Melancolía de la resistencia László Krasznahorkai trascendió las fronteras de su país y alcanzó renombre internacional. Su obra posterior continuó esa línea entre el absurdo y el realismo psicológico más descarnado, sacando a la luz los aspectos más oscuros del espíritu humano.
Al enterarse de que se le había concedido el Premio Nobel, expresó:
Estoy muy feliz y orgulloso, porque pertenecer a una familia que incluye a tantos escritores y poetas realmente grandes me da fuerza para usar mi lengua materna, el húngaro. Estoy realmente orgulloso y feliz de esta pequeña lengua. Agradezco, en primer lugar, a los lectores. Deseo que todos recuperen la capacidad de usar su imaginación, porque sin fantasía la vida es completamente diferente. Que lean libros, disfruten y se enriquezcan, porque la lectura nos da más fuerza para sobrevivir a estos tiempos tan difíciles en la Tierra.
A sus 71 años, Krasznahorkai es reconocido como una de las voces europeas más poderosas. El Premio que ahora se le otorga es una excelente ocasión para adentrarse en una literatura exigente y singular, donde a las novelas más célebres ya mencionadas se suman otras también muy valoradas por la crítica, como Guerra y guerra (1999), Al Norte la montaña, al Sur el lago, al Oeste el camino, al Este el río (2003), y Herscht 07769 (2021).
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