De lo contemplativo a lo reflexivo, de lo íntimo a lo social, la poesía de Yuleisy Cruz Lezcano es a un tiempo bitácora y destino, meditación y espejo.
Poemas e ilustraciones celebran la importancia espiritual y cultural de la Patrona de Cuba en la vida de los cubanos.
Desafiante y libre, María Emilia Cornejo fue pionera del feminismo y de la poesía erótica femenina en una de las sociedades más conservadoras de América.
La poesía de Pat Parker, arraigada en sus propias traumáticas experiencias, dio voz al dolor y las esperanzas de muchas otras mujeres.
Como un ejercicio de recuperación del pasado, la poesía de Laura Ymayo arraiga en una tradición que privilegia la brevedad y la fuerza expresiva del silencio.
La singular obra de Maria Martins arraiga en la exuberancia de las selvas tropicales tanto como en el erotismo y la vitalidad de sus habitantes.
Marcada por el auge de los movimientos totalitarios en el siglo XX, Ingeborg Bachmann vio en la literatura un camino para la renovación ética de la sociedad.
La poesía de Dulce María Loynaz sobresale por la hondura de una sensibilidad que logra armonizar, sin apagarlos, el dolor y la paz, la fragilidad y la rebeldía.
Más conocida como narradora, Silvina Ocampo logró también en su poesía la hondura y la originalidad que distinguen su obra de ficción.
A través de una antigua mansión familiar abandonada, Dulce María Loynaz muestra en este poema la desintegración de un estilo de vida y la pérdida fatal de su memoria.