Condenada al ostracismo durante dieciocho años, la obra poética y el legado feminista de Doria Shafik fueron prácticamente borrados de la historia.
Menospreciada en vida, Rosalía de Castro reivindicó el gallego como lengua literaria, defendió los derechos de la mujer y fue una precursora del modernismo español.
Con su literatura y su infatigable activismo, Emma Lazarus contribuyó a definir la identidad y los valores de la sociedad estadounidense en el siglo XX.
Transgresora y diáfana en su manera de abordar la vida y la poesía, Georgina Herrera es una de las voces más fuertes de la poesía antillana contemporánea.
A lo largo de su obra, Han Kang explora desde disímiles perspectivas el tema del silencio y el lenguaje, y cómo nuestra relación con el mundo afecta la comunicación.
La escritura de Georgina Herrera, clara y directa, lleva en sí una fuerza poco habitual: aquella que le dan su origen y las tradiciones culturales de sus antepasados.
Humilde y genuina, pero plena de orgullo, la voz lírica de Georgina Herrera nos conduce por una travesía íntima y continúa solitaria, a la vez que intensa y enérgica.
Ileana Álvarez deja constancia en estos versos, dolorosos pero limpios, de su viaje a través de la noche, un viaje personal que, sin embargo, ilumina el curso de muchas otras mujeres.
Reconocida entre los grandes escritores de su tiempo, Marina Tsvietáeva es una de las poetas más innovadoras en lengua rusa.
A pesar de lo poco que se salvó de su obra, Safo continúa siendo una de las figuras más influyentes e inspiradoras de la literatura universal.