Maryse Condé: «sigo siendo negra, mujer y caribeña»

Aunque Condé prefiera no definirse como feminista, es indiscutible que el conjunto de su obra sí lo es: sus personajes y sus argumentos lo corroboran.

| Vidas | 25/04/2023
Retrato de Maryse Condé.
Retrato de Maryse Condé.

“Para mí, la belleza sigue siendo la única respuesta, incluso fluctuante, a las preguntas de la existencia. Ella es mi única búsqueda”.

Maryse Condé

A sus 86 años, la novelista, poeta, ensayista y dramaturga Maryse Condé (11 de febrero de 1937, Pointe-à-Pitre, comuna francesa situada en Guadalupe, isla del Caribe) ha publicado más de 20 libros moldeada por algunas de las convulsiones políticas y culturales más grandes del mundo.

Desde sus andares guadalupeños hasta los años que pasó en África, Europa y América del Norte, Maryse Condé nos ha contado muchas historias de la diáspora negra y afrodescendiente.

“El mundo cambia y el escritor cambia con él, reflexiona Condé desde su casa en Provenza, Francia: “No es una cuestión de edad, sino de sensibilidad al cambio y de ganas de escribir sobre ello”.

La escritora haitiana Edwidge Danticat (1) se refiere a Condé como un “gigante de la literatura”, cuya prolífica obra conecta continentes y generaciones. “Podemos seguir no solo la historia del Caribe, sino también la diáspora africana en su obra. Siempre espero su trabajo para ver cómo aborda lo familiar de nuevo, llevándonos en estos viajes inesperados a través del pasado, el presente y el futuro”.

«…Condé está recibiendo toda la aclamación que merece. Sin embargo, la atención es agridulce y llega un poco tarde, pues la autora apenas puede moverse debido al trastorno neurológico degenerativo que padece»

Una cosa es segura: Condé está recibiendo toda la aclamación que merece. Sin embargo, la atención es agridulce y llega un poco tarde, pues la autora apenas puede moverse debido al trastorno neurológico degenerativo que padece.

Para asombro de todos, esto no le ha impedido dictar sus dos últimos libros a Richard Philcox, su traductor y compañero de vida desde hace más de 40 años.

Maryse Condé, en silla de ruedas, es llevada por Richard Philcox, su traductor y compañero de vida.
Maryse Condé, en silla de ruedas, junto a Richard Philcox, su traductor y compañero de vida. / Imagen: letras.mysite.com

Con sombrero y gafas de sol, Condé cuenta con esfuerzo desde su silla de ruedas que esta misma enfermedad degenerativa se llevó, «siendo aún muy joven», a su hermano Sandrino. La llama “la enfermedad de los Boucolon” (el apellido familiar) porque solo parece afectar a miembros de su familia, como una maldición. «A veces pienso que solo estoy aquí porque he perseguido el sueño de mi hermano. Él quería ser escritor y no pudo. Yo estoy cumpliendo su sueño».

«No escribo en francés, ni escribo en criollo. Escribo en Maryse Condé«

En octubre de 2018 a Maryse Condé le fue entregado el Premio de la Nueva Academia, al no concederse ningún Premio Nobel de Literatura debido a un escándalo sexual dentro del comité (2). Este galardón, una iniciativa de las personalidades de la cultura sueca en la que participaron con su voto más de 3000 bibliotecarios, se otorgó a la autora por ser “prolífica y aún rebelde” y por articular en sus novelas la alegría contenida con poso triste y la pertinaz reflexión sobre la memoria, la raza y la propia condición femenina.

”El Nobel alternativo le dio a Condé un reconocimiento muy atrasado”, dijo Louise Yelin, profesora de literatura jubilada que conoce a la escritora desde fines de la década de 1980: “Pero, ¿por qué no el Premio Nobel de Literatura real?”.

Maryse Condé: «El Nobel suprimido era machista, elitista y blanco. Era una recompensa para el hombre blanco. Que haya sido suprimido por un escándalo sexual demuestra que estamos en otros tiempos, en los que se está pensando la voz y la presencia, el cuerpo femenino, de otra manera…»

La propia Condé reflexionó acerca del Nobel y sus opacidades:

«Estoy muy orgullosa de mi trayectoria literaria y política y muy orgullosa de este premio, le guste o no al Gobierno francés.

«El Nobel suprimido era machista, elitista y blanco. Era una recompensa para el hombre blanco. Que haya sido suprimido por un escándalo sexual demuestra que estamos en otros tiempos, en los que se está pensando la voz y la presencia, el cuerpo femenino, de otra manera. Que se haya puesto en marcha un Nobel alternativo es una buena noticia, significa que las cosas pueden cambiar».

El Evangelio según el Nuevo Mundo, último libro de Maryse Condé

En marzo de este año la autora publicó en inglés su último libro, El Evangelio según el Nuevo Mundo. La novela sigue a una figura mestiza, parecida a Cristo, que viaja por el mundo en busca de significado y pertenencia. En el camino se encuentra con revolucionarios, tiranos, falsos profetas, verdaderos Judas, amantes… Durante mucho tiempo, Condé había soñado con escribir sobre la Biblia y el Nuevo Testamento, al que no veía como un texto religioso en el sentido estricto del término sino como “una serie de historias suntuosas”:

“Son textos muy bonitos que te hacen pensar. La historia, las relaciones entre los seres son increíblemente ricas. La Biblia en general me fascina. El Diluvio, Abraham listo para sacrificar a su hijo… Es una locura poderosa. Cuando vivía en África, pensé por un tiempo en convertirme al Islam. Pero encuentro el Corán, que también he leído, menos hermoso, menos complejo que la Biblia. Y luego, la polifonía de los Evangelios me agrada. Las contradicciones entre ellos no me molestan. Esto probablemente significa que la verdad es difícil de encontrar. Es posible, además, que haya varias verdades. Odio a las personas que tienen respuestas preparadas, que creen, saben, entienden, ven con más claridad que los demás. Me gusta la idea de que todos somos buscadores. A veces nos perdemos, pero buscamos”.

Portada del libro de Maryse Condé, "El evangelio según el Nuevo Mundo".
Portada del libro de Maryse Condé, «El evangelio según el Nuevo Mundo». / Imagen: Twitter de Ana Inés Fernández

La obra ya se siente como una despedida dada la condición de salud de su autora, aunque la académica y traductora Kaiama Glover, editora de Maryse Condé: A Writer for Our Times, bromea con esto: «Ella ha estado escribiendo su última novela durante 20 años”.

En palabras de la propia autora acerca de su particular evangelio: «Estaba dividida entre la burla y lo espiritual. Muy a menudo me imaginaba a Dios como un guadalupeño común y corriente que realizaba sus actividades cotidianas, como jugar a las cartas, beber ron o ir al pozo de gallos”.

El evangelio según el nuevo mundo sigue a los lanzamientos en inglés de La maravillosa y trágica vida de Iván e Ivana (2020) y Esperando que suban las aguas (2021), obras que exploraron aspectos críticos del actual mundo»

El evangelio según el nuevo mundo sigue a los lanzamientos en inglés de La maravillosa y trágica vida de Iván e Ivana (2020) y Esperando que suban las aguas (2021), obras que exploraron aspectos críticos del actual mundo, incluido el radicalismo islámico en Europa y las migraciones en el Caribe y más allá:

“Para una niña negra, querer escribir libros era una idea loca allí donde crecí. Mis padres y algunos de sus amigos no me tomaron en serio. Esto explica por qué empecé tan tarde, pasados ​​los cuarenta. Un buen día, comencé a escribir. Una fuerza que me sobrepasaba y me invadía me empujó hacia ella, sin que yo supiera ni el nombre ni de dónde procedía. Me vi obligada a obedecerle durante mis primeras cuatro o cinco novelas. Después, escribir se convirtió en mi vida. Comprendí que escribir y vivir es mezclar lo real y lo imaginario, lo que Louis Aragon llama ´La mentira real´ (3). A través de mi trabajo como escritora me he convertido en investigadora, tratando de descubrir quién soy y cuál es el sentido de la vida”.

Los libros de Condé, incluida su temprana epopeya histórica Segu, que la colocó en el mapa literario, y Windward Heights, su homenaje a Cumbres borrascosas, una novela ambientada en Cuba y Guadalupe a principios del siglo XX, presentan una visión animada y subversiva que a menudo reinventa el canon literario occidental con la vida caribeña como centro del mundo.

La escritura en la vida de Maryse Condé y las opiniones colonizadas de las mujeres de su familia

Siendo la más pequeña de ocho hermanos, Condé empezó a escribir a los 10 años. Lo primero fue un poema dedicado a su madre. «Me dijo que era horrible, que lo mío no iba a ser escribir», evoca. Mucho más tarde, a punto de cumplir los 40, publicó su primera novela, Hérémakhonon, libro que estuvo a punto de no salir pues su madre y su tía, una vez más, casi le hacen creer que lo suyo no era la literatura por mucho que le gustasen Emily Brönte y hasta el mismísimo Proust…

No obstante, la Maryse perseverante, a la que de niña otra chica rubia con coleta golpeaba constantemente mientras le decía, “Te lo mereces porque eres negra”, desoyó las opiniones colonizadas de las mujeres de su familia —con respecto a su madre llegó a confesar que, aunque amantísima, era en realidad una “personalidad compleja, absorbente y no del todo positiva”—, y siguió adelante con su obstinación literaria, sus ideas y sus palabras, pues la literatura constituye para ella, más que un arma, un bálsamo, “algo capaz de unirnos”:

«La literatura me lo ha enseñado todo sobre las diferencias y la igualdad. Es un lazo entre los seres humanos. Es un sueño que puede llevarte a la revolución o a la simple contemplación de la belleza. Pero, por encima de todo, la literatura es una herramienta de comprensión. Nos ayuda a entender el mundo».

El feminismo en su obra

Segura de que cualquier revolución ha de pasar primero por la oscuridad e intimidad del ser —»Una debe rebelarse contra las mentiras familiares y los mitos de la sociedad a la que pertenece»—, confirma en su vejez que admira las propuestas y reclamos del movimiento MeToo y del nuevo feminismo, aunque afirma sentirse en las antípodas y no ser feminista. «Llevo años casada con el mismo hombre —Richard Philcox, el traductor al inglés de toda su obra; Condé, el apellido que utiliza, es en realidad el de su primer marido, el actor guineano Mamadou Condé— Así que soy una mala candidata para ser militante, pero admiro muchísimo todo lo que se está haciendo por acabar con las relaciones viciadas y los límites de nuestra libertad».

Intelectual rebelde, crítica e insumisa, en sus novelas sí existe la conciencia de género así como una crítica abierta a la óptica colonial patriarcal. Condé, por ejemplo, ha narrado las historias de las mujeres deportadas al nuevo mundo por el sistema negrero:

“Abena, mi madre, fue violada por un marinero inglés en la cubierta del Christ the King un día de 16**, mientras el navío zarpaba rumbo a Barbados. Yo fui fruto de aquella agresión. De aquel despreciable acto de odio”. Así empieza Yo, Tituba, la bruja negra de Salem, una de las novelas más aclamadas de la autora.

En sus libros, Maryse Condé considera que las mujeres no deben imitar a los hombres para ser iguales en derechos y que es toda la sociedad quien se beneficia de la liberación patriarcal. La autora da voz y entidad a mujeres a las que la Historia —y también la historia de la literatura— se las ha negado.

«Existen (en los libros de Maryse Condé) la reivindicación de los derechos reproductivos y del control del propio cuerpo»

En su literatura hay madres sin instinto maternal, madres que abortan, que abandonan a sus hijos… En su narrativa, el aborto, el abandono o el infanticidio no están en ningún caso menos visibilizados que la maternidad o la crianza. En la novela Desirada, Reynalda, de 15 años, trata de ahogarse en el río para poner fin a su embarazo, fruto de una relación incestuosa. También Delphine se suicida tras dar a luz a un hijo indeseado. En Yo, Tituba, la bruja negra de Salem, la protagonista decide matar a su hijo no nato porque no quiere tenerlo en este “mundo de blancos”. Existen en todos estos casos la reivindicación de los derechos reproductivos y del control del propio cuerpo.

Por otro lado, en las novelas de Maryse Condé abundan las figuras femeninas que adoptan un rol maternal, que acogen a criaturas o que ejercen de mentoras. Es el caso de Man Yaya, quien inicia a Tituba en los poderes curativos e intenta prevenirla de las dinámicas de sumisión y subyugación de las relaciones sentimentales heteronormativas: “Los hombres no aman. Los hombres poseen y esclavizan.” También la madre de Tituba, colgada en la horca por haberse rebelado contra un hombre que la quería violar por segunda vez, siendo la primera la concepción de Tituba, se le aparece como un fantasma para acompañarla en su aventura vital…

Así pues, aunque Condé prefiera no definirse como feminista, es indiscutible que el conjunto de su obra sí lo es. Y ahí están sus personajes y sus argumentos para corroborarlo.

De Guadalupe a París

El quehacer literario de Maryse Condé ha sido constante a pesar de llevar una vida nómada e inquieta. Del archipiélago antillano de Guadalupe se fue a estudiar a París en 1953, en donde finalmente obtuvo un doctorado en literatura comparada en la universidad de la Sorbona.

Su vida era errática: se quedaba embarazada de amantes diferentes; intentaba acercarse a sus hermanas mayores que también vivían en Francia, pero estas la eludían. Se casaba con hombres a los que no amaba entrando en espirales de melancolía y mutismo. Salía de noche pero no bailaba porque había sido educada para no hacer las cosas que se suponía que hacían los negros. Era frágil y pobre pero transmitía altivez al mundo.

Más tarde, una beca Fulbright la llevó a los Estados Unidos. Allí enseñó en varias universidades, incluida Columbia. En la década de 1960, siendo una joven marxista, se marchó a África tras un amante de conducta bastante deplorable: «Mi amiga Ama Ata Aidoo, novelista ghanesa, pensaba que el problema venía de mí misma. Creo que estaba en lo cierto. En aquella época yo era demasiado idealista y veía las cosas totalmente blancas o negras, sin considerar la posibilidad de los matices».

Vivió diez años en África. Dio tumbos por países como Senegal, Costa de Marfil, Mali, y por las recién independizadas Ghana y Guinea, en África Occidental. Allí se rodeó de activistas, exiliados caribeños y cineastas, codeándose también con figuras como Malcolm X, Che Guevara y otros líderes denominados “descolonizadores”.

«En su colección de ensayos El viaje de un escritor caribeño, (Maryse Condé) describe el profundo impacto que tuvo África en ella»

La autora cuenta que Conakry, la capital de Guinea, era la ciudad más desangelada de la región, pero que tenía algo que la seducía en sus contradicciones. El tirano Touré recorría la ciudad en un Mercedes descapotable y sus súbditos vitoreaban a su paso.

El idealismo de Condé iba desmoronándose poco a poco ante lo inevitable, aquello imposible de ocultar, la evidencia de las almas totalitarias y dictatoriales imbuidas de sueños de poder…

Finalmente, Maryse Condé fue expulsada de Guinea.

En su colección de ensayos El viaje de un escritor caribeño, describe el profundo impacto que tuvo África en ella:

“Fue África la que me reveló a mí misma, permitiéndome ver con mis propios ojos el mundo en el que vivo y mirar las cosas a mi alrededor a mi manera”.

También revela:

“No fui acogida allí como a una hermana, sino como a una extraña. Mi hijo fue golpeado en la escuela, y fue llamado toubab (término utilizado en África occidental para designar a una persona blanca o que vive como un europeo). Los africanos y los antillanos no están unidos por la misma historia: por un lado, la esclavitud doméstica, por el otro, la esclavitud del comercio de esclavos. Son dos realidades diferentes. De país en país, persistí en la esperanza de encontrar un lugar donde sería bienvenida. Cuando, después de diez años, me di cuenta de que nunca me integraría, me fui. Sin embargo, sigue siendo un hermoso recuerdo. Aprendí mucho sobre mí. Sin África, nunca me habría sentido orgullosa de mis orígenes guadalupeños”.

La vida y los libros de Condé: puentes históricos y culturales

La escritora franco-guadalupeña Sarah-Estelle Bulle (4) autora de Donde los perros ladran con la cola, ve la vida y los libros de Condé como puentes históricos y culturales: “Sus experiencias en el Caribe, África y Europa, así como en los EE. UU., son tan vastas que nos permiten pensar en los vínculos complejos entre esos mundos. Tiene una cultura abierta y está profundamente apegada a la noción de un mundo global y una cultura humana. Esto no es tan común en la literatura francesa”.

Retrato de Maryse Condé.
Maryse Condé en París en 1981. / Imagen: Book Post.

Si bien la perspectiva de Condé puede ser algo rara en las letras francesas, los lectores francófonos se toman en serio su importancia literaria. Sin embargo, la autora posee un número menor de lectores en los Estados Unidos, lo que Malaika Adero, su editora en Atria Books en la década de 2000, atribuye a los gustos de los lectores y editores estadounidenses. “Los estadounidenses a menudo están tristemente desinteresados en las cosas que consideran extranjeras”, dijo Adero. “Me decepcionaron, e incluso me avergonzaron, los representantes de ventas de nuestra propia compañía, quienes declararon en informes de campo que los títulos no se vendían bien porque ‘la gente no está interesada en estas novelas jamaicanas’”.

Sin embargo, Condé se mantiene invulnerable al desprecio, hurgando en nuestros tiempos «problemáticos y traumáticos» con humor y perspicacia. “Mientras tenga algo que decir”, apunta la editora Kaiama Glover, “no ha terminado de contar historias”.

Consultada acerca del ancestro común que comparten antillanos y africanos, la autora deja caer algunas ideas perturbadoras que inquietan a algunos y ponen a reflexionar a muchos:

“Según la pluma de Aimé Césaire (5), todos los negros tienen un origen común. Serían ´dominados´ bajo el dominio de blancos ´dominantes´ que los habrían ´colonizado desde dentro´… Sin embargo, me di cuenta de que la identidad de la raza es un señuelo. Aprendí a cuestionar esta misma noción de raza. Es cierto que la prosa de Césaire es hermosa, conmovedora, casi mágica. Sin embargo, la negritud es solo un sueño, quizás muy hermoso, pero que nunca funcionó. Esta observación y los giros del destino que han marcado mi existencia podrían haberme llevado a la desesperación. Pero sigo creyendo que el hombre es capaz de lo mejor, y que mañana será más hermoso que hoy”.

Notas

(1) https://www.epdlp.com/escritor.php?id=1624

(2) https://cnnespanol.cnn.com/2018/10/04/no-no-habra-nobel-de-literatura-2018-y-la-razon-es-un-escandalo-sexual/

(3) https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/aragon_louis.htm

(4) https://librujula.publico.es/estelle-sarah-bulle-exotismo-y-colonialismo-en-las-antillas/

(5) https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cesaire.htm

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