Los días que pasan (My Diary)
"Esta circularidad de los pensamientos es lo que me hace sentir que no estoy en el lugar correcto".
A veces suelo despertar un poco reflexivo y sobre todo siento que me pongo muy intenso. Lo cierto es que en mi cabeza todo se encuentra en constante apogeo. Ni siquiera cuando consigo conciliar el sueño dejo de generar ideas.
Aunque para algunos podría parecer algo productivo o tal vez, sin ninguna importancia, para mí resulta muy molesto, porque no suelo descansar ni física ni mentalmente.
Esta situación suele llevarme veces a un agotamiento sistémico, oneroso, que me conduce al insomnio, a la irritación y al nerviosismo.
No sé por qué suelo querer descifrar todo de la vida, algo que me conduce a indagar recurrentemente en ciertos eventos de la cotidianidad o de carácter más trascendental. Una búsqueda y un cuestionamiento que a veces se me hace circular.
Y esta circularidad de los pensamientos es lo que me hace sentir que no estoy en el lugar correcto. Que la vida no está hecha para mí, o mejor dicho, que no estoy preparado para vivir en un mundo como este, donde cualquier situación por muy tonta que sea afecta mis emociones.
Desde que tuve conciencia supe que era una persona que no encajaba socialmente. A veces pensaba que era por ser como soy, una ser humano que no se identifica con ningún género, que no entiende de clasificaciones. Otras veces me gustaba pensar que era algo que estaba por encima de mí (y que quizás ahora puedo llamar Patriarcado).
Sin embargo, pese a las respuestas que intenté dar a mi incomodidad vital, no pude alejarme de las muestras de rechazo por parte de personas cercanas, de vecinos, e incluso de familiares.
Y claro, el contexto represivo, misógino y machista de Cuba, tampoco me hizo la vida más fácil.
Vivir gran parte de mi vida en Cuba fue el primer problema de todos
Por otro lado, en estos últimos años he sabido de personas conocidas y no conocidas que han muerto. Muchas de ellas a muy corta edad. Y cada vez que me llega una noticia de esas me embarga una profunda sensación de tristeza, porque pienso en el tiempo de los vivos y en el tiempo de la muerte. Tiempos que pueden darse muy rápido, como un chasquido de dedos.
En lo personal me parece que fue ayer cuando tenía 15 años. Y al mirar a ese adolescente pienso en el tiempo perdido.
Aunque sin dudas lo digo, vivir gran parte de mi vida en Cuba fue el primer problema de todos. Una situación que me hizo inconsciente del valor del tiempo, pues todos sabemos que en esa isla, el tiempo se dilata, se expande, se ralentiza, nos adormece.
Y a veces nos hace olvidar o posponer todas las cosas que deberíamos hacer en este tiempo en el que estamos aquí, en la Tierra.
Tiempo de "seguir cavando"
Aunque debería intentar hacerme la vida mas fácil, y no pensar tanto, ni darle vueltas a las cosas, creo que ser consciente de mis traumas, mis neuras, y mis desvelos me ayudará a estar mejor conmigo mismo.
Además, como yo también ignoro de dónde vengo y hacia donde voy. Seguiré cavando, como la poeta Damaris Calderón y "ahondando en mí como en un agujero". A lo mejor es lo que me toca hacer en este tiempo.
Nonardo Perea
(La Habana, 1973). Narrador, artista visual y youtuber. Cursó el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso del Ministerio de Cultura de Cuba. Entre sus premios literarios se destacan el “Camello Rojo” (2002), “Ada Elba Pérez” (2004), “XXV Encuentro Debate Nacional de Talleres Literarios” (2003- 2004), y “El Heraldo Negro” (2008), todos en el género de cuento. Su novela Donde el diablo puso la mano (Ed. Montecallado, 2013), obtuvo el premio «Félix Pita Rodríguez» ese mismo año. En el 2017 se alzó con el Premio “Franz Kafka” de novelas de gaveta, por Los amores ejemplares (Ed. Fra, Praga, 2018). Tiene publicado, además, el libro de cuentos Vivir sin Dios (Ed. Extramuros, La Habana, 2009).
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