Mundial de Fútbol Femenino: también goleó al patriarcado
"El Mundial de Fútbol Femenino reflejó las múltiples discriminaciones y violencias que padecemos las mujeres en los distintos ámbitos donde interactuamos".
Cuando el machismo desfile por tus redes sociales, quizás no dirá nada demasiado evidente, pero habrá señales. El pasado 3 de agosto publiqué lo siguiente en mis historias de Instagram y estados de WhatsApp: “Se está viviendo un Mundial de Fútbol Femenino, un hecho totalmente trascendental, y he visto 0 comentarios al respecto. “Ay, la humanidá”.
El motivo de la catarsis era sencillo: me llamaba poderosamente la atención el hecho de no chocar con noticias, debates o polémicas en mis perfiles, sobre un evento deportivo que, cuando acontece en su versión masculina, paraliza el planeta. Y no es que esperara que ocurriera lo mismo con el Mundial Femenino que cuenta con menos años de impacto, debido a un sistema patriarcal que ha asociado históricamente esa práctica a los hombres. La realidad me impide ser tan entusiasta. Sin embargo, no encontrar ningún contenido acerca del suceso, excepto en las cuentas feministas que sigo, me generaba un amargo desconcierto.
La historia en Instagram tuvo más de 200 views y solo cuatro comentarios. “Es que juegan mal”, me respondió “en broma” un amigo argentino. Después me mandó fotos de algún medio digital que le daba cobertura al certamen. “En Argentina no paran de hablar de eso”, enfatizó. “En Argentina que es territorio fértil de feminismo… me refiero a Cuba, donde no he visto nada”, rebatí. “Cuba no tiene equipo en el mundial”. La conversación siguió con mis réplicas de que Cuba tampoco participa en el Masculino, ni en la Champions, ni en el copón divino, no obstante, cuando hay juegos todos se centran en ello. Él usó el recurso de la risa y la charla quedó ahí.
La segunda reacción llegó de otro amigo de mi etapa universitaria: “Que conste que yo no comento del otro tampoco”.
La tercera fue de mi mejor amigo, que responde todas mis historias y siempre me impresiona con su inteligencia emocional: “Es que no les han hecho la publicidad que se merecen y casi nadie sigue ese Mundial porque la gente piensa que el fútbol es de hombres y solo son Messi y Cristiano”.
Al leerlo respiré sonriente. “Al fin alguien (y un hombre, por demás) analiza el asunto desde la coherencia”, pensé aliviada.
El cuarto comentario fue de una amiga que ejerce el Periodismo Deportivo. “Colombia perdió, por cierto”.
Así lucía el panorama: una historia publicada en Instagram sobre un tema controversial con cientos de vistas y 4 comentarios.
Pero vayamos a los orígenes
"En Glascow y Manchester el público invadió el campo e intentó agredir a las futbolistas, que debieron escapar bajo una lluvia de proyectiles."
Si hacemos un levantamiento bibliográfico en internet, encontramos que los primeros registros de partidos de fútbol jugados por mujeres ante público datan de 1881 en Reino Unido.
Luego, en 1894 Nettie Honeyball, una activista feminista británica creó el primer club deportivo llamado British Ladies Football Club (BLFC). Fue esta una manera de hacerle frente a los férreos prejuicios de género latentes en la época victoriana. Tras jugar más de 160 partidos el BLFC se disolvió de forma definitiva en 1897.
Durante la Primera Guerra Mundial la práctica cobró auge en Inglaterra. Como estipulaban las convenciones sociales, el lugar de los hombres era el campo de batalla, por lo que las mujeres irrumpieron masivamente en la fuerza laboral.
En las fábricas se crearon varios equipos de fútbol, lo cual hasta el momento constituía un privilegio varonil. El período bélico significó, por lo tanto, la era dorada para ese deporte femenino. Surgió el Dick, Kerr Ladies Football Club, que conquistó la fama por una calidad que conseguía atraer a miles de espectadores. Y como en el imaginario hegemónico, el éxito femenino era interpretado como una afrenta al orden natural de las cosas, el 5 de diciembre de 1921 la Football Association (FA) aprobó una ley que establecía que el fútbol era un deporte inapropiado para las mujeres.
No fue hasta la década del 80 del siglo pasado que comenzaron los torneos continentales. El primer mundial oficial de la FIFA se efectuó en 1991.
A lo que iba
Volvamos a mi publicación virtual, esta vez desde WhatsApp.
Alrededor de 60 personas observaron el estado. Nuevamente, solo 4 reacciones.
Un amigo muy querido: “Eso no le interesa a nadie, mujer”.
Una compañera de trabajo: “Así es querida… Unfortunatelly…”.
Un periodista deportivo: “Tienes que seguirme en mis redes…”.
"El campeonato ha servido para demostrarnos, una vez más, lo difícil que se nos hace captar la atención de la opinión pública, siempre que no sea para criticarnos, sexualizarnos, compararnos y disminuirnos."
Un chico llamado Pepe, al que sólo he visto en dos ocasiones y con el que compartí durante un espacio de activismo: “Porque parece que a los machitos solo les gusta ver machos corriendo”. “Bueno, no sólo a los machitos, lamentablemente”, contesté. A lo que él asintió.
Si algo ha evidenciado el Mundial de Fútbol Femenino de Australia y Nueva Zelanda, es la pertinencia de las batallas cotidianas del movimiento feminista global. Un hecho particular como este, con una carga simbólica tan fuerte a su alrededor, reflejó las múltiples discriminaciones y violencias que padecemos las mujeres en los distintos ámbitos donde interactuamos.
El campeonato ha servido para demostrarnos, una vez más, lo difícil que se nos hace captar la atención de la opinión pública, siempre que no sea para criticarnos, sexualizarnos, compararnos y disminuirnos. Se nos hace casi imposible robarnos el show gracias a nuestras victorias, sin que delante de los reflectores nos coloquen, centelleante, alguna falla.
Con el evento queda claro que nuestro protagonismo posee una importancia menor en un universo dominado por hombres. El andamiaje de visibilidad en términos mediáticos y de publicidad así lo demuestra. Tanto en la prensa cubana como en la internacional, el tratamiento a la competición es cuantitativa y cualitativamente inferior que el ofrecido a cualquier torneo del mismo deporte en su variante masculina.
Para muestra un botón. El sábado 19 de agosto, un día antes de la gran final entre España e Inglaterra, los dos periódicos deportivos más leídos en la nación ibérica (Marca y AS) mostraban en sus portadas la imagen de hombre de éxito de Jorge Vilda, el seleccionador nacional y director técnico de La Roja. Por si no bastara, Marca acentuaba en letras enormes su titular: Me molestó que se dudara de mi honorabilidad.
El sentido común indicaría que la primera plana de cualquier medio deportivo, en especial de los países que disputaban el trono, estuviera centrada en las jugadoras, las únicas protagonistas. Pero en el mundo que habitamos hoy, el honor del entrenador ostenta más atractivo.
Otras problemáticas no menos importantes se instalaron en el foco de la cita. Por primera vez en la historia la FIFA garantizó el otorgamiento de premios económicos a sus participantes. Los 28 000 euros percibidos por las jugadoras que llegaron a la fase de grupos, duplica los 13 000 que cobran de media por temporada. Una cifra que no roza ni en sueños la de sus pares masculinos.
Es que el fútbol masculino vende más. Alegarán muchos. Y sí, vende muchísimo más. El análisis estaría entonces en los porqués de que vendan más. La breve recapitulación que hemos hecho del devenir femenino en esta práctica resulta más que elocuente.
"El sentido común indicaría que la primera plana de cualquier medio deportivo, (...) estuviera centrada en las jugadoras, las únicas protagonistas. Pero en el mundo que habitamos hoy, el honor del entrenador ostenta más atractivo".
Las condiciones y los contextos enfrentados por las integrantes de las selecciones nacionales en sus respectivos países, son otras de las realidades abordadas al calor del Mundial de Fútbol Femenino. En 2017 las chicas de Argentina hicieron un paro para exigir entrenar sobre césped, dormir en hoteles si viajaban (anteriormente lo habían tenido que hacer en un autobús), y viáticos. Algunas no tenían dinero siquiera para pagarse un pasaje en ómnibus urbano.
Asimismo, algunas de las mujeres que representan a España y hoy son campeonas del mundo, en el 2019 participaron en la primera huelga de fútbol femenino de la nación. Reclamaban, así, sus derechos laborales: salarios mínimos, jornada laboral digna, pago del ciento por ciento del sueldo en momentos de baja, medidas para respaldar la maternidad, así como vacaciones reguladas.
Vemos entonces que lo que pudiera parecer básico para cualquier profesión, o incluso, dentro de otros deportes, las futbolistas han tenido que pelearlo con uñas y dientes. Con la misma garra que exhiben cuando en el campo suena el silbato y echa a rodar el balón.
La joya de la corona de Australia y Nueva Zelanda 2023 ocurrió justo cuando La Roja se alzó con el trofeo ganador en Sídney. En medio de la celebración del triunfo ante Inglaterra, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales le estampó un beso en la boca a la jugadora Jennifer Hermoso. La futbolista manifestó luego no haberle gustado la situación.
"Y ya que el machismo está tan naturalizado en nuestro sistema de vida, lo más probable es que Rubiales ni siquiera haya sido consciente de que su lamentable gesto califica como un ataque dentro de la entidad que él mismo representa".
Como era de esperar, el hecho desencadenó las críticas más diversas. Por un lado, a Rubiales, por perpetrar tal episodio, y por el otro a las feministas “radicales” que recriminan su actitud.
Yo por más que trato, no consigo imaginar una escena similar en los festejos de una copa masculina. No logro proyectar la imagen de una directiva, que en su afán por “halagar” a un jugador, sienta la necesidad de cometer semejante acto.
Ahora bien, la RFEF tiene un protocolo de violencia sexual, que considera dar besos por la fuerza como una forma de agresión. Y ya que el machismo está tan naturalizado en nuestro sistema de vida, lo más probable es que Rubiales ni siquiera haya sido consciente de que su lamentable gesto califica como un ataque dentro de la entidad que él mismo representa.
Esta acción también resulta útil para cuestionar la vulnerabilidad de las figuras feminizadas en la sociedad. Un debate que no es nuevo y que reconoce tal inseguridad frente a la asunción masculina de fácil acceso a nuestros cuerpos. La cultura de violación se ampara en esa creencia.
Pero el beso no fue la única muestra de furor “viril” de Luis Rubiales. Minutos antes del incidente, cuando la selección ganaba el partido, el funcionario agarró sus genitales como signo inequívoco de victoria.
Varios políticos españoles han exigido su dimisión. Aunque ello sería lo justo, que ocurra, como dice el refrán, son otros veinte pesos.
De nuevo el experimento
El pasado viernes 18 de agosto, cuando ya sabía que escribiría este artículo, me propuse a hacer un nuevo experimento en mis historias de Instagram y estados de WhatsApp.
Lancé la siguiente interrogante: ¿Alguien por acá sabe cómo va el Mundial de Fútbol Femenino? La ecuación se repitió una vez más: cientos de vistas en un perfil, y decenas en el otro.
Mi mejor amigo, despistado como es, me preguntó “¿Quién va ganando”?
“Ayer hablaba con unas amigas sobre esto, sobre la poca difusión que ha tenido”, me contaba una chica.
“Nadieeee”, volvió a decirme el amigo muy querido.
Cuatro muchachos más respondieron: “España va a la final contra Inglaterra”. “¿Sabes algo más?”, insistía yo. Y la verdad no conocían mucho más.
Cuando a fuerza de tanta lucha, el feminismo derribe cada milímetro de la inmensa muralla del patriarcado, quizás no dirá nada demasiado evidente, pero habrá señales.
Pepe, fue el quinto hombre en responder mi pregunta: “El domingo es la final, España contra Inglaterra”. Después del “¿Sabes algo más?”, confesó, “pues me mataste… pero me empujó a buscar más información”.
Desde ese día y hasta hoy, me ha enviado varios links de noticias sobre el Mundial, que han sido referencias imprescindibles para la confección de estas reflexiones. “Todo lo que me has mandado me ha servido de mucho, incluso te voy a mencionar en el texto. Gracias”. Así se me ocurrió reconocerle su esfuerzo. “A ti”, se despedía él.
Leí, respiré y sonreí aliviada.
Las dos citas de este texto pertenecen a Tribuna Olímpica.
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Genial articulo! Una mirada muy necesaria para comprender todos los obstaculos y la lucha de las mujeres en esta sociedad tan machista.Las futbolistas merecen todo el reconocimiento que se han ganado.Felicidades a su autora y gracias por tan certeras reflexiones.