Entrevista | Los sueños de Jenni Taboada tendrán que esperar
«Jenni Taboada nos hace una radiografía de las opciones que tienen las adolescentes en los barrios cubanos y de las razones por las que su hijo, Duannis Dabel, salió a manifestarse el 11 de julio del 2021».
Jenni Taobada daba tremenda guerra desde preescolar. Lloraba muchísimo cuando su abuela la dejaba en el aula y donde único encontraba consuelo era en los brazos de su maestra.
“Mi seño María era una mujer gruesa, negra, con la mirada tan tierna como la de mi Abu. Me abrazaba contra su barrigota y me sentía en casa”, y lo cuenta como si quisiera refugiarse en unos brazos que la abrigaran así, diciéndole que todo estará bien, porque tiene a su hijo Duannis Dabel León Taboada, de 23 años, libre y fuera de peligro.
“Aún tengo en mi mente guardado el olor a plastilina y acuarela con madera. Me gustaba mucho la escuela, lo que no me gustaba era algunas maestras y padres que me miraban como un bicho raro”. En ese entonces ella no lo sabía, pero así miran en el barrio a quienes se salen de los moldes, a quienes patalean defendiendo lo que quieren, a los que dan la guerra.
¿Cómo nacen los guerreros?
“No lo entendía y yo solo buscaba mi espacio. Por lo general andaba sola”. Aunque algunos no lo crean el nacimiento nos condiciona a todos.
Jenni Taboada cuenta que nació en el Hospital Nacional, en Boyeros, y su madre tuvo un parto traumático.
“Usaron fórceps que me dejaron una marca de por vida en mi cuello. Luego sufrí una parálisis facial derecha. Pesé 6 libras y era pelona”. Se ríe pero desde entonces ya estaba luchando por la vida igual que su hijo, que nació pensando 6.10 libras y aunque no tuvo que pasar por lo mismo que ella, dice que “parecía un ratoncito pero luego se puso hermoso” y ríe aún más porque recuerda lo rápido que aprendió a hablar y a caminar.
“Duannis tuvo un desarrollo perfecto. Se adelantaba en todo. Caminó a los 10 meses y decía algunas palabras. Era un niño muy independiente” y ahora es su motivo de orgullo.
Sus sueños de niña no están muy alejados de su vida hoy. No pudo ser abogada pero aún no pierde las esperanzas de ser psicóloga. “Era una justiciera, quería crecer rápido”.
“Cuando me salió mi voz, porque antes era muy callada, traté de usarla muy bien. Sentía muchas ansias de expresar lo que sentía”, se recuerda de adolescente y de cuando la marcó leer Habana Babilonia de Amir Valle.
Los secretos
“Me siento frustrada con los estudios porque es una etapa de mi vida de la que no he podido cerrar página. Los años van pasando, el tiempo no se detiene y no sé si tendré esa oportunidad en algún momento, pero es algo que ansío. Es algo muy mío”. Es una confesión. No lo suele comentar con nadie porque, más allá de que sea su deseo, sobre los que no han estudiado cae un estigma: la gente cree que solo se alcanzan los sueños si se tienen altos estudios o que se tiene algo importante que decir solo si se ha estudiado.
O lo que es peor: "la gente en Cuba no estudia porque no quiere". Y esa imagen se replica sin que se analicen las circunstancias de cada cual, sin medidores de pobreza, sin hablar de capacidad de resiliencia, sin contar que el barrio te traga los sueños.
“Eran sueños míos solamente. No los compartía con nadie. Me crió mi abuela y recuerdo que llegaba tarde y cansada de su trabajo. Mi padre me recogía como un encargo los fines de semana y la pasaba de maravilla. Era como vivir en dos mundos totalmente diferentes. Los fines de semana comía con todos los cubiertos y en casa de mi Abu podía ser Jana de la selva. Yo siempre fui mi propio apoyo” y ahora se sigue viendo batallando sola.
“Después salí embarazada. Solo tenía 16 años. Fue de un amigo y había cariño. Era una adolescente con mucha falta de conocimiento, pero acepté mi embarazo y lo amé”.
Duannis Dabel León Taboada
“Mis hijos fueron llegando y los aceptaba. Nunca los planifiqué. Mi primer parto fue bien doloroso y un poco traumático. Y la última fue cesárea. Siempre me ayudaron las abuelas paternas. Mi mamá se incorporó a mi vida y también ayudó. Empecé a trabajar a los 17 años y ganaba una miseria”.
”Jamás me alcanzó el salario. Siempre estuve buscando variantes para sobrevivir: vendía ajo, chorizo, yogurt, limpiaba una casa. Todo lo que fuera decente” y Taboada nos hace una radiografía de las opciones que tienen las adolescentes en los barrios cubanos y de las razones por las que su hijo salió a manifestarse el 11 de julio del 2021.
La vida que le ha tocado a Jenni, Duannis no la quiere para sus hermanas más pequeñas.
“Duannis tenía una biblioteca personal. Un día se me perdió y lo encontré en el falso techo de la casa. Allí se quedaba hasta dormido leyendo o creando sus propias historias. Era tan ocurrente. Imagínate que Bencomo, un vecino, tenía una rana que hacía como un gato y Duanni le contaba eso a sus hermanas con tremendo asombro”, y siente que el amor a su hijo fue a primera vista.
“El parto de Duannis duró 19 horas con fuente rota. Fue natural pero muy doloroso aunque me dieron solo tres puntos. Nació en un hospital que ya no existe. Ahora es un lugar en ruinas” y lo cuenta cómo si eso significara algo, como si fuera una señal o una metáfora del país.
Solo habla de su hijo aunque la entrevista es sobre ella porque ahora mismo él es el centro de su vida.
“Una vez Duannis se encontró una piedra volcánica y decía que esa piedra lo guió hacia ella para que la encontrara. Que esa piedra sería un nuevo comienzo. Y yo me asombraba de sus cosas” sin pensar que hay herencias intangibles y que si Duannis es así, se lo debe a ella, a verla esforzarse por sacar a todos adelante.
Jenni Taboada
“No me puse limitaciones en mis embarazos. La vida me ha privado antes y después de cosas que quería y que soñaba o de las que no fui capaz de alcanzar. Pero gané unos hijos maravillosos y mucha experiencia. Siempre lo digo, a mí me apoyan mi familia y los amigos están a mi lado”.
Cuando el infierno que es vivir en dictadura acabe y Duannis deje de ser uno de los miles de presos que hay en la isla por manifestarse pacíficamente, quizás Jenni quiera volver a sus ‘niños’ como ella les llama, en el centro psicopedagógico La Castellana. Y además, completar los estudios y empezar la carrera de psicología.
“Eran adultos, pero sentían como si fueran niños de 5 o 10 años y me daban unos abrazos que curaban almas”, y recuerda la ‘colaita de café’ de las mañanas y de la bienvenida que le deban cada vez que le tocaba su turno de trabajo.
“Yo era ‘pantrista’ y pude haberme encargado solo de darles la comida, pero me preocupaba si se deprimían o de servirles más si se quedaban con hambre. Ellos no saben tener malos sentimientos. Eran sinceros todo el tiempo” y lo contrasta con la maldad que vive su hijo entre los guardias de la prisión del Combinado del Este de La Habana.
Ahora Taboada denuncia en live, cuando la conexión se lo permite, para intentar frenar los excesos de la policía política y de los carceleros que se ensañan con su hijo.
Después del 11 de julio Taboada trabaja en lo que aparezca.
“Limpio casas por lo general. Y yo que quería que Duannis sacara sus sueños, que fuera feliz. Y yo que quería crecer y estudiar”, pero esos sueños tendrán que esperar porque su hijo ha sido condenado a 14 años por decir lo que piensa. Ella está en la calle llorando, gritando, pataleando, dando la guerra que aprendió de niña a dar para alcanzar lo que quería.
María Matienzo
La Habana (1979). Escritora. Realiza la columna de opinión «Mujeres de Alas», en la Revista Alas Tensas. Ha colaborado como periodista en medios y revistas como Cubaliteraria, Havana Times, Diario de Cuba, El Tiempo en Colombia, Hypermedia Magazine, Programa Cuba y Connectas. Sus reportajes han sido publicados en una compilación de ediciones Samarcanda, España, bajo el título Apocalipsis La Habana (americans are coming). En el 2020 publicó la novela Elizabeth aún juega a las muñecas (Editorial Hurón Azul) y el libro Orquesta Hermanos Castro: la escuelita, sobre la historia musical olvidada (Unos & Otros Ediciones ). Fue reconocida por la Fundación Internacional para las Mujeres en los Medios (IWMF) como Women Journo Heroes. Sus reportes sobre la vida cotidiana de las cubanas y los cubanos se pueden encontrar en el diario CubanetNews.
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