Poesía nicaragüense | 8 de marzo
“Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris / Y de los que nos vendaron los pies / Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos y / ayudáramos en la cocina”.
Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres,
¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!
De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
―toda la atropellada ruta de nuestras vidas―
deberían pavimentar de flores para celebrarnos
(que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó
las floridas avenidas postradas de pena de Londres)
Nosotras queremos ver y oler las flores.
Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras
en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
Y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina
Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre dormía
Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado
Y del que nos corrió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos a parir
a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte
Queremos flores de los que nos quemaron por brujas
Y nos encerraron por locas
Flores del que nos pega, del que se emborracha
Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes
Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género
Tantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.
Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
Queremos flores hoy.
Cuanto nos corresponde.
El jardín del que nos expulsaron.
El poema “8 de marzo” es uno de los tantos poemas que Gioconda Belli ha escrito a lo largo de su carrera desde la defensa de la mujer y sus derechos. El debut poético de esta poeta nicaragüense, Sobre la grama (1972), marcó un hito por su tratamiento directo de la sexualidad y el cuerpo femeninos. Otros volúmenes significativos de su poesía incluyen Truenos y arcoiris (1982), La costilla de Eva (1987), y El ojo de la mujer (1991).
La obra pictórica que acompaña este poema pertenece a la serie Arena en la vagina, de la artista mexicana Samara Colina. Samara Colina ha declarado que le interesa “Al ser feminista, militante y activa, tengo mucho interés en los movimientos multitudinarios en el feminismo y me interesa la combinación de colores en las marchas.“
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