Entrevista | Lola Amores: “Todo el tiempo dudo de las palabras”
“Después de su reciente triunfo en el Festival de Málaga, Lola Amores acaba de ser nominada a los Premios Platino como mejor interpretación femenina”.
El reciente triunfo de la destacada actriz cubana Lola Amores en el Festival de Málaga la consolida como una de las intérpretes más sugestivas del momento. El Premio Biznaga de Plata, en ese prestigioso festival cinematográfico (en su vigésimo séptima edición), se le otorgó por su difícil papel en La mujer salvaje, del director Alán González. La mujer salvaje ha venido mereciendo una muy exitosa trayectoria desde su estreno en el Festival Internacional de Cine de Toronto. Con varios premios en el Festival de Cine de Ceará y el Festival de Cine de La Habana. Todavía en proceso esta entrevista, Lola Amores acaba de ser nominada a los Premios Platino como mejor interpretación femenina.
En La mujer salvaje, una actriz de destacado talento interpretativo da vida a un personaje que, a no dudarlo, deberá permanecer entre los rostros femeninos de mayor intensidad y calibre en la indagación de la mujer cubana en su enfrentamiento con una sociedad deformada históricamente por un peculiar machismo. Lola Amores alcanza momentos de una maestría deslumbrante y, tanto como la fotografía, la configuración fílmica del espacio gracias a la inteligente dirección de Alán González, y la edición, convierten en verdadero laberinto sicosocial la desesperada búsqueda del hijo por un barrio habanero.
El filme logra en esa búsqueda una entonación barroca de agudísimo calibre. Una vez más, pero con una nueva originalidad y dramatismo, la mujer cubana es retratada en intensa soledad y angustia, tan en contraste con cualquier visión edulcorada. La complejidad no solo social, sino también individual, sicológica y cultural de los problemas que enfrentan las mujeres cubanas en una sociedad marcada por un profundo machismo, son el reto mayor para una actriz que ha sabido imponer su talento en un filme memorable.
Lola, ¿cuál fue tu primera apreciación ante la posibilidad de trabajar en este filme de Alán González? ¿Tu decisión se apoyó solo en una lectura del guion?
Siempre que me entrevistan pienso antes que todo en el provecho que puede tener para otros y para mí pensar y comunicar mis procesos, mis experiencias. Quisiera poder servirles a otros. A partir de ahí trato de disfrutarlo. Me cuesta un poco hablar de mí o decir frases absolutas porque todo el tiempo dudo de las palabras. Así que les comparto un poco de mi incertidumbre.
A la película llego luego de que le hiciéramos un corto, Los amantes. Este corto propició un primer encuentro entre el director Alán González, la coguionista Nuri Duarte, la productora Claudia Calviño y parte del equipo. Los amantes sirvió para ir explorando el camino hacia la película. Recuerdo que llegando a este encuentro, sin saber yo el nombre de la película futura, dije “yo ando así, salvaje” refiriéndome a mi aspecto personal, porque en ese momento traía encima toda la carga de la vida cotidiana. Nuri y Alán se sonrieron. Él me mostró sus trabajos anteriores, algunos de los cuales ya yo los había visto. Me comentó sobre el personaje de Yolanda y me explicó en general el guion.
Sentí su pasión, su entrega y la de Nuri, a aquel proyecto que iba a ser su opera prima. No quise en ese momento leer el guion, ni siquiera luego de que ellos hubieran terminado la última versión. Le pedí a Alán leérmelo durante los meses más cercanos a la filmación. Por supuesto, ya para entonces yo misma estaba muy involucrada en la pasión que ellos dos sentían por el filme que iban a hacer.
El personaje de Yolanda me pareció una oportunidad maravillosa para disfrutar de mis propios sentimientos, de mi emociones, de jugar conmigo y de salirme de mí misma, que es una de las razones por las que soy actriz. Además, me brindaba la posibilidad de conocer mejor a Alán y a Nuri, así como de volver a trabajar con Claudia y con otros miembros del equipo de filmación.
¿Qué retos mayores tuviste que enfrentar como actriz para interpretar a Yolanda?
El mayor reto fue rodar la película en la época de la pandemia de COVID-19. Pienso que para todos los que estábamos allí fue muy difícil. En mi caso tuve que afrontar problemas familiares graves, que incluso obligaron a detener el rodaje. Todavía recuerdo ese momento y me conmuevo mucho, incluso me pongo muy nerviosa. Y eso que ha pasado ya mucho tiempo.
Después de eso, todos los demás retos fueron menores. La carencia de recursos, por ejemplo, hace que tengas que estar muy concentrada y dispuesta a lograr respuestas afirmativas a toda costa. Un SÍ a toda costa. Podría hablarte también de las avenencias que exigen un esfuerzo particular, como por ejemplo trabajar con diferentes actores, profesionales y no profesionales, o con un niño. O ensayar un baile, o trabajar relaciones diversas con cada personaje que Yolanda iba encontrando en su trayectoria, porque cada uno era diferente. Y, desde luego, el reto de ser dirigida por Alán.
Yolanda es, en cierta medida, un personaje ambivalente y tú lo logras de un modo muy intenso ¿de qué recursos te valiste para lograrlo de una manera tan integral?
Gracias, Luis, por considerarlo así. Siento que Yolanda es muy vulnerable, pero también muy fuerte. Va como un torrente por lo que quiere. Esa calidad de agua-fuerte me emociona. Y también todos los matices en el camino de un punto a otro. La contradicción y la retención me despiertan mi propia fuerza y la de Yolanda. Entre las dos nos ajustamos los cinturones para volar negando hasta el viento para aceptarlo luego como la mejor vía. Nada está dado ni hecho, nada sabido, y a medida que descubro o redescubro, estoy más atenta todo el tiempo. Ella va inconsciente de sus actos, haciendo lo mejor que puede con las herramientas que tiene. Trabajar la inconsciencia me hizo sentir lo visceral que hay en la supervivencia, como una fiera en la jungla luchando por ella y por su cría.
Eres una actriz con una indudable madurez. ¿Cuáles han sido tus otros personajes gratificantes, pero también duros de asumir?
Pensando en esta respuesta me vienen a la mente varios personajes que me ha tocado hacer, así siempre con jóvenes realizadores. He interpretado a la Muerte. He sido una muerta resucitada, enferma de cáncer, hombre que construye bebés… He tenido que nadar en mar abierto, he remado un bote en la bahía de Cienfuegos, he filmado en un frigorífico, en un panteón con muchos nichos y los pies con polvo de restos humanos. Y siempre me he sentido orgullosa de que me llamen para trabajos no convencionales.
No puedo dejar de mencionar a Santa, mi personaje en la película Santa y Andrés, dirigida por Carlos Lechuga, un rol que me trajo muchas alegrías. Ese filme se rodó en momentos en que yo enfrentaba problemas familiares intensos, pero mi situación personal me ayudó a crecerme y a sobrevivir. También está Rita, en la película Una noche con los Rolling Stones, dirigida por Patricia Ramos. Rita es un personaje noble y melancólico, muy concordante con circunstancias de mi propia vida.
¿Qué proyectos inmediatos tienes en mente?
Próximamente debo filmar una producción dirigida por Rosa María Rodríguez: se titula “La levedad de ella”. Me tiene muy entusiasmada esta propuesta. Hay otros proyectos también, pero todavía debo esperar para comentarlos.
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