Mi rutina simulada

"A veces, basta con una sonrisa y un poco de juego para hacer que la rutina vuelva a sentirse viva".

30/09/2024
Nonardo leyendo a Madonna
Foto: Yanelys N.

Mis días han dado un giro inesperado. Lo que antes era una rutina fija y predecible, con trabajo nocturno y tiempo de sobra para mis proyectos artísticos, ahora se ha transformado en una danza de horarios inciertos. A veces me toca madrugar y otras, termino el día cuando el sol ya se ha escondido. Ya no hay aquella silenciosa tranquilidad de caminar al trabajo, sino que ahora estoy metido en la vorágine de los metros, haciendo malabares entre uno y otro.

Cada viaje en metro es una pequeña ventana al caos y la diversidad de la ciudad. Gente de todo tipo, y yo, observador, entre cansado y curioso. Las idas y vueltas entre trabajos, el trasiego de vagones llenos y, en el regreso a casa, la extenuación acumulada del día hacen que, en muchas ocasiones, ya no tenga ganas ni de escuchar a los músicos callejeros que llenan el vagón con sus notas errantes.

Hace apenas unos días, cuando el cansancio estaba por vencerme del todo, Yanelys llegó a casa. Traía una petición que en cualquier otra circunstancia me hubiera hecho reír: necesitaba fotos de mi rutina diaria para un trabajo de clases de periodismo. Yo, sin ningún deseo de posar, solo quería hundirme en el sofá y desconectar. Pero ella insistió, y con su risa contagiosa, logró que accediera a su propuesta.

Nonardo comiendo
Foto: Yanelys N.

Así, empecé a "recrear" mi rutina ante la cámara de su móvil. Fue un ejercicio un tanto irónico, ya que me pedía que hiciera cosas que en ese momento era lo último que quería era hacer. Me sentí algo absurdo, pero ahí estaba, escenificando lo cotidiano, disfrazando el cansancio real con poses que intentaban capturar la esencia de mi día a día.

Movíamos muebles, sacábamos libros, revistas, colores, libretas. Fingía que preparaba comida, que tenía fuerzas para avanzar en la hipotética jornada:

Nonardo Perea dibujando
Nonardo Perea dibujando. Foto: Yanelys N.

Cuidarme el cutis con crema facial, tomar café, tirarme las cartas del Tarot, prenderle una vela a mis muertos, a la Virgen; limpiar, dibujar un poco, tomarme selfies, postear en redes, leer, comer, editar, pensar, estar melancólico, estar solo.

Nonardo maquillándose
Foto: Yanelys N.

La sesión culminó con "un vestido de mujer". Yanelys sugirió que lo intentara, y no pude resistirme a su entusiasmo. Hacía mucho tiempo que no me ponía ropa "femenina". Esa etapa de mi vida, en la que jugaba más con mi vestuario, estaba ahora un poco dormida. Y esa ropa había sido relegada a los rincones del armario, cargada de polvo y recuerdos. Sin embargo, esa noche, decidí sacar uno de esos vestidos. Fue divertido, una especie de juego nostálgico. No había luces ni flashes, solo la cámara de su teléfono inmortalizando mi cansancio y ese momento peculiar.

Nonardo se toma una selfie
Nonardo se toma una selfie. Foto: Yanelys N.

No sé si fueron las fotos, su risa o simplemente la compañía de alguien cercano, pero de alguna manera, Yanelys logró levantarme el ánimo. A pesar del agotamiento, me sentí un poco mejor, como si esos instantes me hubieran sacudido el desgaste del día. Quizás no fue una gran producción fotográfica ni un proyecto destinado a ver la luz, pero en esos pequeños momentos, encontré una chispa de alegría.

Nonardo Perea disfrazado de caballo
Foto: Yanelys N.

A veces, basta con una sonrisa y un poco de juego para hacer que la rutina vuelva a sentirse viva, aunque sea solo por un instante.

...

(La Habana, 1973). Narrador, artista visual y youtuber. Cursó el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso del Ministerio de Cultura de Cuba. Entre sus premios literarios se destacan el “Camello Rojo” (2002), “Ada Elba Pérez” (2004), “XXV Encuentro Debate Nacional de Talleres Literarios” (2003- 2004), y “El Heraldo Negro” (2008), todos en el género de cuento. Su novela Donde el diablo puso la mano (Ed. Montecallado, 2013), obtuvo el premio «Félix Pita Rodríguez» ese mismo año. En el 2017 se alzó con el Premio “Franz Kafka” de novelas de gaveta, por Los amores ejemplares (Ed. Fra, Praga, 2018). Tiene publicado, además, el libro de cuentos Vivir sin Dios (Ed. Extramuros, La Habana, 2009).